Año 2, número 12
H. Puebla de Zaragoza a 24 de junio de 1999

Primera agrupación de estudiantes

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n agosto de 1884, a lo largo y ancho del país imperaba un ambiente de júbilo ante la inminencia del 74 aniversario del inicio de la Revolución de Independencia. Sin duda, tal estado de ánimo era una expresión inequívoca del optimismo que rezumaba el pueblo mexicano en ese periodo: finalmente, tras varias décadas de inestabilidad política, de guerras intestinas, de luchas fratricidas y de invasiones extranjeras, el país arribaba a una etapa de paz social en la que parecían existir condiciones idóneas para emprender la reconstrucción política y económica de la nación.

Ante esa situación, las autoridades federales y estatales se aprestaron a celebrar dicho acontecimiento histórico de manera quasi apoteósica, iniciativa en la que decidió involucrarse con entusiasmo la mayoría de los sectores sociales, principalmente la grey estudiantil. En Puebla, los estudiantes del Colegio del Estado —que por esas fechas se disponían a celebrar el quincuagésimo noveno aniversario de la fecha en que se constituyó esa institución, antes Colegio Carolino— no tardaron en encontrarse entre los principales promotores de los festejos patrios.

En ese contexto surje la primera Agrupación Estudiantil del Colegio que, si bien al principio fue concebida con el propósito de organizar adecuadamente la participación de los estudiantes en los festejos mencionados, no tardaron aquellos en percatarse de que dicha instancia podía convertirse en un instrumento eficaz para encauzar sus demandas y reivindicaciones como sector, tanto hacia las autoridades escolares como hacia las autoridades municipales y estatales. En el periódico estudiantil Don Quijote se describía esta situación en los términos siguientes: "...Se pensó en que organizada la Agrupación Estudiantil sus iniciativas, sus peticiones, sus actividades todas (de los estudiantes) serían más observadas, más escuchadas y mejor atendidas, así por las autoridades escolares, municipales, del Estado y las de la Federación como por todas las demás personas morales y gremios existentes en Puebla..." (Vid."Fundación de la Primera Agrupación de Estudiantes", revista Don Quijote, Tomo III, agosto 1934. Número 27).

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De esta forma el 30 de agosto de 1884, en el tercer patio del Edificio Carolino, se verificó la asamblea que habría de conducir a la creación de la Agrupación Estudiantil del Colegio del Estado.

Ahí mismo se decidió nombrar a la primera Junta Directiva. En esa ocasión los estudiantes decidieron nombrar como Presidente de la misma al prefecto del Colegio, don Miguel Bernal. Como Vice-presidente fue electo el alumno de preparatoria Juan Crisóstomo Bonilla. Como Secretario y tesorero se eligieron, respectivamente, a los alumnos Gabriel Castillo y Rafael Marín Beristain.

Don Miguel Bernal —hombre sumamente respetado por los estudiantes— declinó el cargo que se le ofrecía, señalando que "no estimaba regular que las autoridades del Colegio integraran las juntas de los alumnos..", no sin antes externar su agradecimiento por la distinción de que era objeto (Ibid.). De esta forma el Vice-presidente de la Agrupación, o sea Juan Crisóstomo Bonilla, pasó a convertirse en el Presidente de la misma.

Una vez constituida la organización estudiantil, se procedió de inmediato a elaborar un programa de actividades destinado a participar en las fiestas patrias, en el que destacó la organización de una gran marcha estudiantil-popular el 15 de septiembre. Es de subrayar que los estudiantes del Colegio, aparte de involucrar en dicho programa a los diversos establecimientos educativos y a las autoridades políticas y militares de la entidad, se afanaron también por incorporar a las principales organizaciones sociales de Puebla —como la Junta Popular de Obreros— y al pueblo en general.

El llamado de los estudiantes fue asumido con gran entusiasmo por la población —principalmente por las clases populares— tal como lo puso de relieve el impresionante desfile que se realizó el 15 de septiembre el cual, según registran las crónicas, fue calificado como "un acto hasta entonces no visto". Limitaciones de espacio nos impiden dar cuenta detallada del entusiasmo febril que rodeó dicha celebración, la cual culminó en un apoteótico acto festivo en el Teatro Guerrero.

De esta forma triunfal se iniciaron las primeras actividades de la Agrupación Estudiantil del Colegio, la cual en años sucesivos continuó promoviendo la participación del alumnado en la problemática interna de la institución, y en la vida cívica de la entidad.

La Agrupación Estudiantil del Colegio, a lo largo de varias décadas, desempeñó un papel crucial en los grandes debates y confrontaciones que tuvieron lugar —a nivel nacional y estatal— en las décadas de los veinte y los treinta, en torno al camino que debía seguir la educación en el México posrrevolucionario. Se distinguió, sobre todo, por su férrea defensa de la libertad de cátedra, oponiéndose tenazmente a todo tipo de dogmatismo. Así, aunque en una primera etapa, en los años veinte —tal como señala Isaac Wolfson en este mismo número de Tiempo Universitario— se manifestó a favor de la educación socialista, más adelante, en la década de los treinta, luchó enconadamente contra las pretensiones del régimen de imponer arbitrariamente dicho modelo. Es de advertir, sin embargo, que a diferencia de lo que sucedió en la Universidad Nacional y en otras instituciones educativas de nivel superior —en las cuales la impugnación al proyecto de educación socialista fue abanderado por grupos conservadores— en el Colegio del Estado tal rechazo tuvo un sesgo distinto: obedeció más bien, reiteramos, a la sólida convicción de que la verdad y el conocimiento sólo pueden obtenerse a través de la libertad. Véase, al respecto, la declaración pública que formuló la Agrupación de Estudiantes el 15 de septiembre de 1934, en donde acordó por voto unánime defender la libertad de cátedra: "Si como dice el proyecto de reforma al Artículo Tercero Constitucional lo que se trata es de llevar a la Juventud Mexicana al conocimiento de la verdad, eso precisamente consideramos que exige la más amplia libertad, puesto que la verdad se impone por sí misma" (Vid. Don Quijote, Tomo III, septiembre de 1934. Número 28). Empero, en ese mismo documento la Agrupación se deslindaba de las posturas que rechazaban la educación socialista como una forma de oponerse al gobierno emanado de la Revolución Mexicana: "....Es absolutamente falso —expresaba el presidente de la Agrupación de Estudiantes, Melito Valerdi— que esa organización estuviera contra las Instituciones legalmente constituidas, puesto que su actitud para la consolidación de ellas está ampliamente identificada con la ideología revolucionaria".

Hasta hoy, lamentablemente, carecemos de estudios e investigaciones que den cuenta de las enormes aportaciones que realizó dicho organismo, el cual no sólo trajo beneficios para los estudiantes sino para toda la institución, tanto en lo relativo a su nivel académico y cultural, como en lo que concierne a los vínculos de la misma con las clases populares, cuestión que habría de reflejarse unas décadas más adelante en el estallido de la Revolución de 1910, cuando los estudiantes del Colegio desempeñaron un brillante papel en el impulso al movimiento antirreeleccionista que destruyó la dictadura de Porfirio Díaz.

II Congreso Nacional
de Estudiantes (1921)

Por: Isaac Wolfson*

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rece años antes de la reforma al artículo 3º constitucional en 1934 que estableció la educación socialista, con exclusión de toda doctrina religiosa, a fin de imbuir a la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social, el II Congreso Nacional de Estudiantes, efectuado en Puebla (1921) en el Colegio del Estado, había acordado "procurar el establecimiento de la enseñanza de la doctrina socialista en las escuelas". Para ello invitaba a las legislaturas de la Unión y de los Estados a reglamentar el artículo 3º. de la Constitución de modo que en la escuela primaria la enseñanza dogmática fuese sustituida por la enseñanza racional.

Del 30 de septiembre al 10 de octubre de 1921 el Colegio del Estado albergó al II Congreso Nacional de Estudiantes

 

Cabe recordar, sin embargo, que cuando el presidente Lázaro Cárdenas en 1935 recomendó al rector de la UNAM, Dr. Fernando Ocaranza, implantar la educación socialista, provocó inconformidad en la mayoría de maestros y alumnos, quienes invocando una verdadera autonomía universitaria proclamaban la libertad de cátedra. También en Puebla los estudiantes del Colegio del Estado manifestaron su oposición a la reforma del artículo tercero enarbolando el principio de la libertad de cátedra, emanado del más grande los principios con que cuenta la humanidad y que no es otro que el de la libertad de pensamiento.

Ante la repulsa, el presidente Cárdenas desistió de su empeño y la enseñanza socialista quedó circunscrita a las escuelas primarias y secundarias, hasta que fue suprimida en 1946.

Rafael Serrano (1857-1927).- Médico poblano, con estudios de Leyes, se hizo cargo de la Dirección del Colegio del Estado pocas semanas antes del II Congreso Nacional de Estudiantes en 1921.

Especializado en psiquiatría y criminología, participó activamente en la conducción de los hospitales de dementes de Santa Rosa (hombres) y San Roque (mujeres). El Gobierno del Estado le otorgó la Palma de Oro como decano de Medicina. En 1924 dejó la dirección del Colegio del Estado y tres años después falleció. 10 mil volúmenes de su gran biblioteca formaron el Fondo Serrano de la Biblioteca Lafragua.

 

Pero volvamos al segundo congreso nacional estudiantil de 1921, con el cual los estudiantes celebraron el centenario de la consumación de la Independencia Nacional. Curiosamente, el primer congreso habíase realizado en la ciudad de México en 1910 para celebrar los cien años del inicio de la lucha por la independencia, y en él la delegación poblana obtuvo la sede del II Congreso para llevarlo al cabo un año después en el Colegio del Estado. Pero el estallido de la Revolución y las turbulencias políticas que conmovieron al país durante la segunda década del siglo fueron posponiendo la cita que se había dado la grey estudiantil, de modo que fue ya otra generación de estudiantes a la que tocó efectuar por fin el congreso once años después.

Durante la velada de inauguración ocurrió un incidente que fue muy comentado y que por un momento hizo temer por la cancelación del congreso, pero que sólo quedó en una protesta contra el C. Gobernador José María Sánchez.

Transcurría la ceremonia en el salón de actos (a la cual había sido invitado el licenciado José Vasconcelos, rector de la Universidad Nacional de México y quien unos cuantos días después sería designado Secretario de Educación Pública Federal por el presidente Obregón. Vasconcelos se disculpó por no poder asistir, tocándole entonces a Gonzalo Bautista, presidente de la delegación poblana, pronunciar el discurso oficial), números musicales, presentación de los presidentes de las delegaciones de los estados asistentes al Congreso, una poesía declamada por el estudiante Germán List Arzubide, palabras del Dr. Ignacio Chávez, rector de la Universidad de Michoacán e invitado de honor, quien dijo que aunque ya había abandonado las aulas se sentía todavía estudiante y aconsejó a la juventud abandonar la rutina odiosa y los hábitos y prácticas retardatarias. De pronto, el gobernador Sánchez, quien presidía la ceremonia acompañado por el Dr. Rafael Serrano, director del Colegio, ordenó tocar el himno nacional y se retiró.

De improviso y ante el desconcierto general subió a la tribuna el presidente de la Federación de Estudiantes de México y también presidente del Congreso Internacional de Estudiantes que días antes se había celebrado en la capital del país, Daniel Cosío Villegas, a pronunciar vibrante discurso adornado con algunas consideraciones psicológicas: "Los humanos tenemos en nuestra psicología dos personalidades, una que va en pos del ideal, del ensueño y que hace cosas buenas; la otra, egoísta, mala, perversa... Los compañeros que han ocupado antes esta tribuna tuvieron la personalidad del Príncipe, pero yo no... yo tengo un gran dolor porque este congreso que tantos ideales alentara y que con tantos

Leonides Andrew Almazán nació en Olinalá, Gro. (1896), estudió medicina en el Colegio del Estado de Puebla donde se graduó de Médico Cirujano en 1923. Tuvo una destacada participación en el II Congreso Nacional de Estudiantes. Tras obtener un diploma de Higienista en la Universidad de París, retornó a México para ocupar altos cargos políticos: gobernador de Puebla (1929-1933), embajador de México en Alemania e Inglaterra y Jefe del Departamento de Salubridad Pública en el sexenio de Lázaro Cárdenas. También fue Jefe del Departamento de farmacias del IMSS y del servicio de Urología del Hospital Militar de México, institución de la cual era consejero consultivo cuando falleció en 1963.

 

trabajos se ha preparado, después de once años de celebrado el primero, ha tenido un mal principio, porque comienza enfermo. ¡Sí, enfermo de encefalitis letárgica!" y dejó la tribuna en medio de la expectación general.

El eminente Dr. Serrano, director del Colegio, comprendiendo la ironía del discurso de Cosío Villegas, disculpó al gobernador explicando que su violenta salida se había debido a una enfermedad, sin embargo, los estudiantes, molestos por la actitud de la autoridad, abandonaron el salón y al día siguiente le dirigieron una "enérgica protesta por su conducta descortés".1

Asistieron al congreso delegaciones del Distrito Federal y de los estados de Coahuila, Guanajuato, Veracruz, Zacatecas, Michoacán, San Luis Potosí, Hidalgo, Oaxaca, Aguscalientes, Estado de México y por supuesto Puebla. Los delegados poblanos fueron Gonzalo Bautista, Leonides Andrew Almazán, Alberto Pérez Peña, Julio Palma Isita y Arturo Vandrell, quien presidió la comisión organizadora del evento.

Muy reñida resultó la elección de la Mesa Directiva del Congreso. Rafael Corrales Ayala, de Guanajuato, le ganó la presidencia a Cosío Villegas por 16 votos contra 15, en tanto que el futuro gobernador de Puebla, Andrew Almazán, logró una de las tres vicepresidencias.

Inquietudes políticas estudiantiles

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i en el primer Congreso Nacional de Estudiantes (ciudad de México, 1910) los temas y asuntos a discusión fueron de índole estudiantil y académica, en el segundo (Puebla, 1921) los estudiantes acordaron participar de lleno en la lucha política.

En efecto, según el informe rendido por los delegados del Colegio del Estado de Puebla al I Congreso Nacional, Alfonso G. Alarcón, Luis Sánchez Pontón, Rafael Ibáñez y Luis G. Quintana, los temas abordados giraron en torno a los medios de comprobar el aprovechamiento de los alumnos en las escuelas superiores; el problema de los alumnos "oyentes"; la cátedra por oposición —procedimiento que se consideró como más conveniente para la integración del profesorado que el que entonces se seguía, donde gobernadores y ministros hacían los nombramientos—; la necesidad de que los alumnos de las escuelas superiores participaran en la elaboración de leyes y reglamentos escolares; la formación de sociedades de alumnos; el fomento de la educación física y de toda clase de deportes en las escuelas; la adjudicación de becas y pensiones y de cargos retribuidos como ayudantías, puestos de adjuntos, practicantes, etc., exclusivamente por oposición o concursos especiales. Y ante la preocupación de los estudiantes provincianos por la tendencia que se observaba hacia la centralización de la enseñanza (pocos días antes el Ministro de Instrucción, Justo Sierra, había fundado la Universidad Nacional y la Escuela de Altos Estudios), se determinó que debía fomentarse en el país el establecimiento de escuelas preparatorias, profesionales, normales, rurales, de agricultura, altos estudios y universidades, y fijarse la equivalencia de los estudios.

Once años después, los representantes estudiantiles de universidades y colegios de una docena de estados de la República, reunidos en Puebla, instaban al Poder Legislativo a reglamentar la enseñanza de la doctrina socialista en las escuelas para contrarrestar la influencia de la religión en la vida nacional, y se proponían trabajar por la multiplicación de sindicatos obreros socialistas.

Siendo dirigente estudiantil, Alberto Pérez Peña organizó en el Colegio del Estado el II Congreso Nacional de Estudiantes en 1921. Años más tarde se graduó de médico, fue integrante de varias brigadas sanitarias y prestó sus servicios en el Hospital General del Estado. Al retornar a Puebla tras una estancia en Córdoba donde fundó y dirigió la Asistencia Pública de dicha entidad, se desempeñó como Jefe del Laboratorio Clínico del IMSS e impartió las cátedras de Patología Quirúrgica y Microbiología en la escuela de Medicina de la Universidad de Puebla. Con motivo del primer centenario del Colegio del Estado (1925), el Dr. Pérez Peña logró publicar en 1931 El Colegio del Estado en Puebla que reunió muy valiosos testimonios de destacados profesores de la institución. Quede constancia también que en sus años de estudiante fue un distinguido deportista, y en 1914 fundó un equipo de beisbol en el Colegio del Estado.

 

Sumamente debatida y discutida fue esta última iniciativa, propuesta por Manuel Gudiño, de la Delegación de estudiantes del Distrito Federal que comandaba Daniel Cosío Villegas. Por mayoría de votos quedó aprobada en estos términos: "Trabájese activamente por la multiplicación de los sindicatos obreros y de campesinos, de verdaderas tendencias socialistas y empréndase una enérgica campaña contra los llamados sindicatos organizados por asociaciones religiosas o patrocinados por éstas, y en general contra los explotadores y mixtificadores de las ideas sindicalistas".

Asimismo: "Procúrese la creación de sociedades de resistencia, y cooperativas de producción y consumo, en los campos y en las fábricas". "Establézcanse escuelas nocturnas atendidas por estudiantes, salas de lectura y pequeñas bibliotecas". Y "Fórmense sociedades de estudiantes y obreros unidos, en las cuales haya intercambio de ideas y mutua compenetración de sentimientos por medio de conferencias, controversias, etc".2

Por supuesto, estos propósitos de los estudiantes de intervenir en las organizaciones de trabajadores y darles forma a sus sociedades fueron inmediatamente criticados y rechazados por la prensa derechista. El periódico El Amigo de la Verdad (diario católico bendecido por el Papa Pío X)3 expresó: "¡Bravo por la iniciativa! Los pensadores han demostrado que el socialismo sólo puede prosperar en los pueblos analfabetas. ¡Tal vez por este motivo encontró prosperidad en el seno del Congreso Estudiantil de Puebla!", y con respecto a la intención de los estudiantes de tomar parte activa en la política, señaló: "La experiencia demuestra que las agitaciones de la política se oponen abiertamente al reposo que demanda el estudio. Por lo que sería de aplaudir que los estudiantes, en vez de echarse a navegar por el provechoso mar de la política, se dedicasen con decidido empeño al estudio. Además, enseña también la experiencia que el estudiante metido en política pierde el deseo y el entusiasmo de continuar su carrera, haciendo de la política su profesión y haciendo de los puestos públicos una especie de garito para enriquecerse pronto".

En la velada de clausura, presidida solamente por el director del Colegio del Estado ya que, obviamente, no asistió el señor gobernador, el presidente de la Mesa Directiva, Rafael Corrales Ayala, informó sintéticamente sobre las labores del congreso augurando la realización del ideal común a que aspiran todos los estudiantes...

  »Gacetas 1999

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