Año 2, número 19
H. Puebla de Zaragoza a 28 de octubre de 1999

Universidad y formación de la conciencia nacional

Por Luis Navarro Rojas

Ignacio Manuel Altamirano, rector del Colegio del Estado y gran impulsor de la Cultura Nacional

 

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esde mediados del siglo XIX la economía capitalista se consolida en todo el orbe mundial y crece su influencia en las regiones periféricas. Se acentúa, con esto, el papel de América latina como proveedor de materias primas de los pujantes centros fabriles de las naciones industrializadas. Los grandes monopolios de los Estados Unidos, principalmente, la United Fruit, la Anaconda o la Texaco, extienden sus redes y se aprestan a expoliar a las naciones latinoamericanas de sus recursos. El café colombiano y brasileño, el nitrato y cobre chilenos, el plátano —"el oro verde"— de las naciones centroamericanas, el petróleo de México y Venezuela o los cereales y la carne de las pampas argentinas son parte de los recursos que, a bajo precio, los países desarrollados tratan de obtener.

Los cambios que sufre América latina a raíz de su incorporación al mercado mundial son significativos, pues éste exige el desarrollo monetario, el mejoramiento de los puertos y las vías de comunicación , en estricta relación con los intereses de los centros industriales. Por otro lado, las diferencias sociales se reflejan aún más, a medida que una oligarquía nacional se ve favorecida al coaligarse con el capital transnacional, y un nuevo actor empieza a reclamar una mayor participación en la vida de los estados latinoamericanos: la clase media. Con una formación socialmente heterogénea las clases medias tienen objetivos comunes, el ascenso social y la búsqueda de mejores condiciones de vida.1

¿De qué forma la Universidad se inserta en esta nueva lógica que viven los pueblos de América latina? Hay que recordar que la Universidad durante mucho tiempo representó el statu quo del antiguo régimen colonial por lo cual las formaciones políticas de carácter liberal-positivistas, que emanaron del proceso de Independencia, vieron en ellas el baluarte del conservadurismo y las disolvieron como en el caso de México, o las pusieron bajo su control como en el de Chile o las dejaron languidecer como ocurrió en Córdoba, Argentina.2

Bajo esta dinámica , las universidades empezaron a experimentar una serie de cambios, particularmente a raíz del ingreso de un número mayor de alumnos procedentes de los grupos medios, consecuencia del crecimiento de las ciudades y el desarrollo económico, fenómeno que se incrementaría en la década de los treinta con el inicio de la industrialización.

Con la irrupción de los grupos medios empieza a vislumbrarse la llamada "revolución de las aspiraciones", lo que se traducía en un ingreso masivo a las instituciones de educación superior alimentando las expectativas de ascenso social, pero sin la realización de una reforma previa de las estructuras de estas instituciones, quienes continuaban conservando prácticas elitistas y aristocratizantes. Sin duda, esto será la causa fundamental que llevará, posteriormente, al enfrentamiento en el seno mismo de las universidades.

A partir de la "revolución de las aspiraciones" los grupos medios se enfrentan, en un primer momento, con las estructuras de las universidades y , en un segundo, con el estado de cosas imperante. Al asumir este papel van a considerarse como reivindicadores del nacionalismo y portadores de los valores patrios y acusarán a las oligarquías locales de estar sometidas a los intereses extranjeros , particularmente norteamericanos, echando mano, para ello, de una retórica incendiaria, antiimperia-lista y antinorteamericana. La influencia del socialismo está presente en esta retórica con mayor fuerza después del triunfo de la Revolución rusa y la instauración del primer Estado soviético. El freno a sus aspiraciones es, en muchos de los casos, el verdadero motivo que impulsa a estos grupos.

Cada una de las naciones latinoamericanas registra particularidades en esta lucha. Así por ejemplo, el antiimperialismo y la construcción del nacionalismo se ven mediatizados en México por el proceso revolucionario de 1910 que moviliza a grupos sociales diversos, entre ellos el de los estudiantes. En Cuba, el papel de los estudiantes es decisivo en este proceso a través de la figura de Julio Antonio Mella, que integra a un amplio sector de la población en contra de la dictadura de Gerardo Machado, condescendiente con la política y los intereses de los Estados Unidos. En el Perú, y desde la Universidad, Víctor Raúl Haya de la Torre se enfrenta en el terreno ideológico a José Carlos Mariátegui en un intento por construir la identidad nacional teniendo como base la convivencia pluriétnica, sosteniendo ambos la tesis de que el principal enemigo de las naciones iberoamericanas son los Estados Unidos, aunque ésta se expresa de manera más persistente en el primero. Su aversión hacia los Estados Unidos le lleva a fundar la Alianza Popular Revolucionaria Americana que buscaba la integración de los estados latinoamericanos; sin embargo, esta organización terminará por tener repercusión solamente en el plano local. En Argentina la Reforma Universitaria de Córdoba suministra elementos que influencian, en distinta medida, las acciones de los grupos medios y universitarios de América latina, aunque es necesario señalar que esta Reforma se ha visto mitificada, sobre todo, cuando se afirma que ésta buscaba una Universidad del pueblo y para el pueblo . En el fondo nunca se trató de esto, sino de insertar a las instituciones de educación superior en un proceso de modernización.3

Hasta hace unas décadas la Universidad en América latina proporcionó elementos que se incorporaron a las luchas de liberación nacional y en contra de los regímenes militares, característica sintomática de nuestro continente en aquellos años, respondiendo a las expectativas de algunos grupos de la población.

Antiimperialismo estudiantil en México

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n sus primeros años de vida independiente, México se vio asediado por los afanes intervencionistas de algunas naciones. Enfrenta los embates del expansionismo norteamericano que, apoyado en el Destino Manifiesto y la Doctrina James Monroe, no descansará hasta cercenarle más de la mitad de su territorio. Francia es el segundo en enfocar su atención hacia la nación mexicana.

En menos de cincuenta años de vida independiente el país ha sido herido por estas agresiones que, además, han contado con la inestabilidad que reina entre los mexicanos. Sin embargo, desde 1867, y teniendo como marco de referencia el triunfo de la Segunda República, se inicia un proceso para fortalecer al país a través del nacionalismo, nacionalismo auspiciado por el Estado. Ignacio Manuel Altamirano, quien fuera rector del Colegio del Estado de Puebla hoy BUAP, se transforma en uno de sus principales promotores. Basando sus ideas en el terreno cultural convoca a la intelectualidad a emprender esta obra. Altamirano considera que las ciencias, las artes y las letras tendrían que estar impregnadas de nuestros propios temas, de nuestra propia realidad y temperamento. Junto con Altamirano también intervienen Manuel Payno, Guillermo Prieto e Ignacio Ramírez el "Nigromante"1

El proyecto se encuentra enmarcado dentro de la realidad del liberalismo triunfante. Un liberalismo que se yergue vencedor del intervencionismo francés y de los grupos conservadores, y que se erige como el forjador de una nación; sin embargo, tampoco es inmutable y se ve sujeto a los vaivenes de la política nacional .

Tras el triunfo del levantamiento de Tuxtepec se asiste a la última rebelión triunfante del siglo XIX y a la disputa por el poder en el seno mismo del grupo liberal, iniciándose la transición entre un gobierno civil representado por Benito Juárez Maza y Miguel Lerdo de Tejada y un gobierno militar, después convertido en dictadura encabezado por Porfirio Díaz Mori.2

Bajo este esquema se ubica la problemática de la deuda inglesa de 1884, y es aquí en donde el grupo estudiantil comienza a destacar como portavoz de las demandas de otros grupos sociales reivindicadores de la soberanía nacional. La cuestión de la deuda tenía como antecedente la política económica de Juárez al suspender la deuda externa en 1861. Las reclamaciones inglesas giraban en torno a los empréstitos realizados por casas londinenses al gobierno de Maximiliano de Habsburgo y a los reclamos efectuados por súbditos de la corona británica que pugnaban por la reparación de daños ocasionados por las luchas intestinas, sin embargo, nada se había resuelto.

Durante el último año de gobierno de Manuel González, éste envió al Congreso un proyecto de ley para lograr el arreglo de la deuda inglesa, lo que motivó la movilización de un gran número de sectores sociales, encabezados por los estudiantes, quienes se encontraban en contra del reconocimiento de la deuda.

En el mes de noviembre de 1884 la ciudad de México se convirtió en el escenario de los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los estudiantes . Al igual que en las calles en el recinto legislativo se libraba una gran batalla entre los simpatizantes de una y otra causa.3

Finalmente triunfó la causa que desconocía la deuda y las muestras de júbilo no se hicieron esperar. Una gran marcha aglutinó a sectores importantes de la población y durante ésta se lanzaron vítores y se llevaron en hombros a aquellos que "habían sabido defender la soberanía nacional".4

Años después, en 1914 la presencia de la armada norteamericana suscita la incertidumbre entre los mexicanos. El desembarco en Veracruz, en abril del mismo año, provoca la movilización de la población y el engroso de las filas del ejército federal para enfrentar la invasión . Los estudiantes también habrían de tomar parte activa ante esta situación.

La participación de los grupos estudiantiles en muchos de los casos es meramente coyuntural, sin embargo, es innegable que sus acciones tienen un carácter propio en cuanto a su organización, sus métodos de lucha, la intensidad de ésta y sus objetivos.

Bibliografía

1. José Luis Martínez "México en busca de su expresión" en Historia General de México, México, Colmex, 1981, p. 1054.
2. Ignacio Márquez Rodiles, Orden y Progreso; Siglo XIX: De la Reforma liberal a la dictadura, Puebla, SEP, 1996, p. 105.
3. Gilberto Guevara Niebla, Las luchas estudiantiles en México, México, Línea, Vol. II, 1983, p. 124.
4. Gilberto Guevara Niebla, Op. Cit., p. 146

La intervención norteamericana en 1914

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na vez que los Estados Unidos había contribuido a derrocar al régimen de Francisco I. Madero, con la complicidad de Victoriano Huerta, la política norteamericana viró el rumbo. Efectivamente, ya para los primeros meses de 1914 el huertismo sufrió las presiones del vecino país para abandonar la presidencia y convocar a elecciones libres.

En el mes de abril la flota norteamericana se encontraba al acecho de los puertos de Tampico y Veracruz. El propósito era impedir que el vapor Ypiranga desembarcara un cargamento de armas comprado por Huerta.

El esfuerzo resultó inútil, sin embargo, suscitó un acontecimiento que contribuiría a redoblar las presiones estadounidenses. El 20 de abril marineros del crucero Dolphin desembarcaron en Tampico para adquirir combustible siendo apresados por la guarnición destacada en el puerto. A pesar de que los prisioneros quedaron libres poco después, el almirante de la flota Mayo exigió la reparación inmediata de la ofensa que consistía en: la presentación de las disculpas correspondientes, la detención del oficial que había llevado a cabo el arresto y la salutación a la bandera norteamericana con una salva de veintiún cañonazos. En los primeros puntos parecía no existir inconveniente, pero en lo tocante al último, el jefe de la guarnición argumentó que la salutación la decidiría el propio Huerta quien se negó a que se realizara; con el fin de darle a su régimen el carácter de patriótico.

La respuesta del presidente Lane Wilson no se hizo esperar e inmediatamente ordenó que los puertos de Tampico y Veracruz fueran ocupados por la tripulación de la flota. Tal como lo había supuesto "el chacal" (apodo que el pueblo mexicano otorgó al general Victoriano Huerta), el desembarco de los marines movilizó a importantes sectores de la población y varios miles de mexicanos se alistaron en las filas del ejército federal.1

Esta agresión tiene como marco la exacerbación de un sentimiento antinorteamericano en todo México. Así por ejemplo, en 1910 el diario católico El País publicó un artículo titulado Los Malditos escrito por su director, Trinidad Sánchez Santos, en contra de los Estados Unidos, lo que provocó olas de patriotismo entre los mexicanos. Por otra parte, al iniciar el gobierno de Madero, el argentino Manuel Ugarte dictó una serie de conferencias en la ciudad de México y su libro El porvenir de América latina, que contribuyó, junto con el periódico Ariel de Enrique Rodó, a formar en la juventud ideas latinoamericanistas.2 Aún más, el plan subversivo de Pascual Orozco acusaba al régimen maderista de contar con el apoyo norteamericano.

Así pues, en todo el país se presentaron muestras de repudio hacia la política norteamericana; los grupos estudiantiles hicieron eco de las protestas de todos los mexicanos llevando a cabo una marcha en donde los alumnos de las escuelas oficiales de instrucción primaria, junto con alumnos de otros colegios, desfilaron por las principales avenidas de la ciudad de México, lanzando "vivas" a la patria y "mueras" a los gringos. Asimismo, establecieron una junta patriótica que tendría como objetivo la defensa de la soberanía; dicha junta recibió la solidaridad internacional de los estudiantes chilenos quienes expresaron sus simpatías por la causa mostrándose dispuestos a acompañar a los estudiantes mexicanos en aquellos momentos.3

Fuentes y bibliografía.

1. Friedrich Katz, La guerra secreta en México, México, Era, Vol. I, 1983, p. 228.
2. Jesús Silva Herzog, Trayectoria ideológica de la revolución mexicana, México, SEP,
Col. Sep-setentas, No. 68, 1973, p. 70.
3. El Amigo de la Verdad, 23 de abril de 1914, p. 1, El Amigo de la Verdad, 23 de mayo de 1914, p. 1.

 

Estudiantes poblanos
en defensa del país

A

l igual que ocurría en otros puntos del país la amenaza norteamericana provocó que en Puebla se iniciaran los preparativos para enfrentar la situación. De esta manera se formaron cuerpos de voluntarios que se apresuraron a jurar bandera y a apegarse a la disciplina militar. Los estudiantes se encontraron formando parte de estos cuerpos desarrollando los ejercicios militares . Así pues, la Universidad Católica de Puebla suspendió sus cursos y clausuró su establecimiento en espera de lo que pudiera ocurrir y muchos de sus alumnos se presentaron para instruirse en el manejo de las armas.1

La Agrupación de Estudiantes del Colegio del Estado, ante la situación que prevalecía, convocó a sus miembros exhortándoles a llevar a cabo un juramento en el que comprometían a "ofrendar sus vidas en aras de la patria y a combatir al enemigo hasta las últimas consecuencias quedando libres hasta que haya pasado la amenaza internacional".2

En los días siguientes la ciudad de Puebla fue escenario de los preparativos y los ejercicios militares. Los estudiantes del Colegio, máuser en mano, se adiestraron en el Paseo de San Francisco y obtuvieron quinientos pesos de la Tesorería municipal para la compra de uniformes.3

Los preparativos incluyeron la impartición de clases de topografía militar a los cuerpos de defensa que lo solicitaran, clases que serían impartidas en el Colegio del Estado.4

Sin embargo, a medida que avanzaban las negociaciones el fantasma de la guerra se iba disipando y Huerta terminó finalmente por abandonar el país buscando el refugio ultramarino. Los estudiantes habían mostrado en estos momentos su capacidad de organización, su rapidez y coordinación, el idealismo y la acción presentes en cada una de las medidas emprendidas.

Fuentes y bibliografía.

1. El Amigo de la Verdad, 30 de abril de 1914, p. 1
2. Archivo Histórico Universitario-FCE, Sección administrativa, exp. 22, 26 de abril de 1914.
3. El Amigo de la Verdad, 5 de junio de 1914, p. 1.
4.El Amigo de la Verdad, 30 de abril de 1914, p. 1.

 

Con Cuba y otros países de América Latina

L

os destinos de la mayor de las Antillas han estado ligados a la participación de los estudiantes poblanos, primero del Colegio del Estado y posteriormente de la Universidad Autónoma de Puebla.

Así, durante la segunda guerra de independencia que libró la isla en 1898, en contra del otrora poderoso imperio español , los estudiantes del Colegio del Estado realizaron una serie de protestas en contra del elemento ibérico, que era considerable en la ciudad, apoyando la lucha de Antonio Maceo, Máximo Gómez y Calixto García. Además convocaron a una gran manifestación lanzando catilinarias frente al círculo español y gritando ¡Viva Cuba libre! ¡Mueran los españoles!, en el teatro principal tuvieron lugar las discusiones que exigían la libertad inmediata de la isla y la pena de muerte al general Valeriano Wegler, culminando por exigir la supresión inmediata de todos los tronos del mundo por considerarlos los "asesinos de la conciencia humana". Finalmente el evento terminaría en una batalla campal a cojinazos entre los seguidores de la causa independentista y los del bando ibérico.1

Esta serie de manifestaciones reflejaban la situación predominante en Puebla. Según un periodista de la época "…En la actualidad aunque ya va descendiendo puede decirse que los españoles son en Puebla decisivos: Ellos han conquistado, como sea, cuanto de valor tiene la entidad". Hay que señalar que los intereses hispanos se encontraban en estrecha unión con el régimen porfirista y la oposición en su contra iba creciendo día con día, las protestas estudiantiles se ubican en esta lógica.2

Años más tarde, tras el ascenso de Batista, los profesores y los estudiantes de la Universidad Autónoma de Puebla en 1948, al cumplirse medio siglo de la renuncia de España al domino sobre Cuba, evocaron ese hito histórico, solidarizándose con los afanes libertarios de ese país, dado que los mismos son expresión inequívoca de los anhelos de soberanía y de libertad de todo el hemisferio latinoamericano frente a la cada vez más incontenible voluntad expansionista de los Estados Unidos.3

Con el triunfo de la revolución cubana el apoyo de los universitarios poblanos se puso de manifiesto en repetidas ocasiones. La sociedad se encontró polarizada entre los opositores al régimen de Castro y los simpatizantes con dicha causa. A raíz del fracaso de la "Operación Plutón" en Playa Girón, los estudiantes organizaron muestras de apoyo hacia la revolución triunfante. Así , el 17 de abril de 1961, impulsaron una manifestación en favor de la isla que desembocó en el ataque al edificio que ocupaba El Sol de Puebla, publicación que seguía una línea anticastrista. En los días subsecuentes las acciones pro-Cuba se hicieron más frecuentes repudiando las acciones del gobierno norteamericano.4

Desde luego esas acciones en diversas etapas del Colegio del Estado y de la hoy Universidad Autónoma de Puebla, se han repetido baste citar algunas: Durante la guerra civil española, un grupo de universitarios organizó varios actos académico-políticos en contra de la rebelión organizada, entre otros, por Francisco Franco. Este mismo grupo, meses después, recibió a un reducido grupo de profesores españoles que durante muchos años impartieron sus conocimientos a estudiantes poblanos.

Recientemente, el 24 de septiembre de 1981 el Consejo Universitario otorga el doctorado honoris causa al comandante sandinista Tomás Borges y da una distinción al ministro de cultura de la República de Nicaragua Ernesto Cardenal. En este año la institución se expresa en contra de la maniobra roedex 81 de la marina de guerra norteamericana en ejercicios conjuntos con efectivos militares de Argentina, Haití, y Dominicana que amenazaba, con el pretexto de combatir el comunismo, a Nicaragua y El Salvador que afrontaban conflictos internos.

Más tarde, para contribuir a la reconstrucción de la Patria de Rubén Darío, afectada por la guerra antisomosista, la UAP envió a ese país más de mil médicos, enfermeras, ingenieros y arquitectos cuyos trabajos fueron reconocidos. En febrero de 1982, Fernando Guatemala representante de los Frentes Democrático Revolucionario (FDR) y Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) agradeció la impresión que hizo la UAP de dos libros referentes a la historia salvadoreña.

En el año anteriormente señalado el Taller de Antropología de la Mujer organizó con bastante éxito el Foro Internacional de la Mujer Alaide Foppa, donde se analizó la situación de las mujeres guatemaltecas y en especial de las indígenas de ese país. El 29 de octubre de 1983 el ingeniero Félix Ulloa representante de la Universidad de El Salvador recibió un millón 800 mil pesos producto de una contribución especial que durante la inscripción hicieron todos los estudiantes universitarios. En este año el representante universitario Alfonso Yáñez Delgado viaja a la isla de Contadora para participar en los trabajos preparatorios que el gobierno federal mexicano impulsaba para obtener un acuerdo de paz en Centroamérica.

Acciones solidarias como las anteriores hay muchísimas, eventos académicos en solidaridad con Uruguay, recepción y contratación de decenas de profesores argentinos y chilenos exiliados, todo esto corresponde en parte a la generosidad del pueblo mexicano que según Pablo Neruda, visitante del Colegio del Estado y objeto de un homenaje en la UAP, escribió en 1943 el poema "Los muros de México" (6) del cual se transcribe lo siguiente:

México, has abierto las puertas y las manos
al errante, al herido,
al desterrado, al héroe.
Siento que esto no puede decirse en otra forma
y quiero que se paguen mis palabras
otra vez como besos en tus muros.
De par en par abriste tu puerta combatiente
y se llenó de extraños hijos tu cabellera
y tú tocaste con tus duras manos
las mejillas del hijo
que te parió con lágrimas de tormenta
del mundo.

 

Notas.

1. Francisco L. Casián. "Una remembranza del Colegio del Estado" en El Colegio del Estado de Puebla" Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, 1931, p. 114.
2. Alfonso Vélez Pliego. "La sucesión rectoral, las lecciones de la historia y las tareas actuales del movimiento universitario democrático" en Crítica, Puebla, UAP, Año I, No. 1, octubre-diciembre de 1978, p. 45.
3. Humberto Sotelo Mendoza "Cuba 1898" en Tiempo universitario, Puebla, BUAP, Año I, No. 3 , 13 de febrero de 1998, p. 8.
4.Wil Pansters, Política y poder en México; Formación y ocaso del cacicazgo avilacamachista, 1937-1987, Puebla, CEU-BUAP, 1992, p. 161.
5. Jesús Márquez Carrillo, El tiempo y su sombra; Política y oposición conservadora en Puebla, 1932-1940, Puebla, Secretaria de Cultura, 1997, p. 68.
6. Gaceta Universidad, No. 1981

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