Dos instituciones educativas Por: Alfredo Toxqui Fernández de Lara* El
Lic. Gustavo Díaz Ordaz y el Dr. Manuel Lara y Parra,
a Escuela de Derecho del Colegio del Estado y el Instituto de Ciencias yArtes de Oaxaca se establecieron el mismo año. En efecto, en nuestra ciudad de Puebla, por decreto del 20 de Mayo de 1826 se reglamentaron por primera vez los estudios de jurisprudencia en tres años de teoría y dos de práctica, en tanto que fue creado por decreto del 26 de agosto de 1826, por el primer Congreso Constitucional del Estado de Oaxaca el Instituto de Ciencias y Artes. Este centro de cultura se estableció al lado norte del exconvento de San Pablo, abriendo sus puertas a la juventud oaxaqueña el 8 de enero de 1827, siendo gobernador el Lic. José Ignacio Morales. Su primer director fue el R. P. Fr. Francisco Aparicio, sabio dominico, y sus primeros catedráticos, los siguientes: de derecho civil y natural, Lic. José María Fernández; de medicina, Dr. Luis Blaquier; de derecho público y de gentes, Lic. Vicente Manero Embides; de derecho canónico e historia eclesiástica, Lic. José Mariano González; cirugía, Dr. Francisco Pontón; economía política, estadística e historia natural, Dr. Juan Nepomuceno Bolaños; física y geografía, don José Flores Márquez; lógica, matemáticas y ética, don Miguel Méndez. Por más de 33 años permaneció este plantel en el ex-convento de San Pablo, hasta que con motivo de la desamortización de los bienes del clero, el gobierno dispuso que el Instituto fuese trasladado al Colegio Seminario que ocupa el lado oriente del Palacio Episcopal, hoy Palacio Federal destinado a los servicios de correo y telégrafo, es decir, en el mismo local que hasta la fecha viene ocupando. En agosto de 1828 ingresó al plantel Benito Juárez, para cursar la carrera de abogado junto con Miguel Méndez, ambos serranos y zapotecas. La carrera de abogado había sido posible hasta esa época sólo en la Universidad de México. Concluidos sus estudios de abogado de los Tribunales de la República, Juárez ocupó la cátedra de física; posteriormente fue designado secretario del plantel, y desempeñó diversas cátedras en la Facultad de Derecho, entre otras la de derecho civil patrio y romano; habiendo cedido sus sueldos en diversas ocasiones. Entre los personajes ilustres del instituto están el licenciado Benito Juárez quien en dos ocasiones fue director del instituto (de mayo a julio de 1838 y de agosto de 1852 a mayo de 1853), los licenciados Manuel Méndez, Félix Romero, Manuel Dublán, José Esperón, Marcos Pérez, Gustavo Díaz Ordaz y el licenciado y coronel José Ma. Díaz Ordaz. La Facultad de Derecho del Colegio del Estado de Puebla Por decreto del 20 de Mayo de 1826 se reglamentó por primera vez el estudio de jurisprudencia; indicándose que deberían realizarse los estudios en tres años de teoría y dos de práctica. Poco después de consumada la Independencia Nacional, se crea la "Academia de Derecho Teórico Práctico", la que da origen a la formación del "Colegio Nacional de Abogados de Puebla"; antecedente de la actual Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. El día 21 de Mayo de 1833 se estableció por decreto la "Academia de Derecho" para la instrucción teórico práctica de los que habían de recibirse de abogados en el Estado. El día primero de enero de 1834, en el Salón de Actos del Colegio del Estado, se integró la Academia, de la siguiente forma: Presidente: Lic. D. Juan Nepomuceno Estévez Ravanillo. Catedrático de Elocuencia: Lic. Mariano Ortiz de Montellano, juez primero de letras en el ramo civil. Secretario: D. José María Lafragua, entonces pasante. Socios honorarios: D. Miguel Ramos Arizpe, hoy héroe nacional; Luis de Mendizábal y Zubialde, y Manuel Payno, el célebre novelista. En el año de 1834, el 13 de diciembre, el H. Congreso local decreta la creación del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de Puebla, que funcionaría según los estatutos dictados por la Academia. Una semana más tarde se eligen sus miembros; resultando electas las siguientes personas: Rector: D. Mariano Marín; Conciliarios: Luis Mendizábal, Camilo L. Zamacona, Juan N. Estévez Ravanillo, Mariano Ortiz de Montellano y D. Mariano J. Pinedo; Secretario: Francisco Villegas; Pre Secretario: Miguel M. de la Rosa; Tesorero: Alberto Herrera; Sinodales: Cayetano M. Pérez de León, Miguel Ramos Arizpe, Narciso Barragán, Miguel Sánchez Oropeza, José María Inclán, Manuel Ruiz Sotomayor, Miguel Tagle, Juan B. Dondé, Juan Lliufriu, José M. Mora y Manuel Loaiza. El primer examen concedido para obtener título de abogado fue a D. José María Lafragua, hombre público extraordinario. Hasta el año de 1899 se habían graduado en la Facultad de Derecho 114 abogados. Personajes ilustres del Colegio del Estado, hoy Universidad de Puebla Gral. Castulo Alatriste; Lic. Pascual Almazan; Lic. Manuel Arrioja; Lic. Manuel Aspiroz; Dr. Gabino Barreda; D. Ignacio Blazquez; D. Rafael Cabrera; D. Mariano Cal; Lic. Luis G. Calderon; Dr. Manuel Carpio; D. José María Carreto; Lic. Atenogenes Castillero; D. José María Del Castillo Urizar; Gral. Ignacio Comonfort; D. Mariano Dávila y Altamirano; D. Felipe Neri del Castillo; D. Manuel M. Flores; D. Eduardo Gómez Haro; Dr. Joaquín Ibañez; Lic. José María Lafragua; Lic. Fernando Carlos Lavalle; Lic. Joaquín J. Loaiza; Dr. Francisco Marín; D. Francisco Javier Miranda; Dr. Fernando Orozco y Berra; Lic. Francisco Ortega; Prof. Enrique Juan Palacios; Lic. Francisco Pérez Salazar; Prof. Manuel Rivadeneyra y Palacios; Lic. José MaríaTroncoso; Dr. Manuel Toussaint; Lic. Manuel M. Zamacona; Lic. Gustavo Díaz Ordaz
Directores del Colegio del Estado 1826 P.Basilio de Arriaga 1826 P.Antonio de la Rosa 1834-1836 P.Ildefonso Gutiérrez del Corral 1838-1841 D.Pedro Azue Zalvide 1841-1844 D.José Mariano Castillero 1844-1849 D.Joaquín Ma. del Castillo Quintero 1850-1851 D.José María Saenz Herosa 1852 D.Francisco Gómez Gil (Vice-Rector) 1853 D.José María Saenz Herosa 1853-1856 D. José María Guadalupe Pavón 1857-1859 D. José Antonio Encinas 1860 D.Félix Béistegui 1861-1862 D. Juan N. Ortiz de Montellano 1863-1864 D.Manuel Pérez de Salazar y Venegas 1865 D.Miguel Marchena 1865 D.Pedro Torres y L. 1867-1868 D. José Mariano Bautista 1872-1873 D. Manuel Marchena 1874 D.Pedro J. Senties 1877 D.Manuel Marchena 1877-1881 D.Carlos Báez 1881 D. Ignacio Manuel Altamirano 1881 D. Emilio Alvarez 1881-1883 D.Agustín M. Fernández 1883-1884 D.Fernando Ferrari 1884 D. Miguel Serrano 1884 D. Manuel Bernal 1893-1894 D.Francisco Sánchez 1894-1910 D.Rafael Isunza 1910 D. Francisco Béistegui 1914 D. Joaquín Blazquez 1915-1916 D.Francisco Barrientos y Barrientos 1916 D. Eduardo Velez 1916 D. Joaquín Carreño 1916-1917 D.Felipe T. Contreras 1917 D.Ernesto Solis 1917-1920 D. Francisco L. Casián 1921-1924 D.Rafael Serrano 1924 D.Luis G. Quintana 1924-1925 D.Ernesto Solis 1926-1928 D.Arturo Fernández Aguirre 1928-1929 D.Manuel Vergara 1929-1932 D.Raymundo Ruíz 1933-1937 D.Juan Crisóstomo Bonilla 1937 Lic. Manuel L. Márquez Universidad de Puebla (Rectores) 1937-1938 Lic. Manuel L. Márquez 1938-1941 Dr. Alfonso G. Alarcón Dr. Eduardo Vélez (Vice- Rector) Lic. Gustavo Díaz Ordaz (Vice-Rector) Prof. Francisco de P. Tenorio (Vice-Rector) 1941-1943 Dr. Raymundo Ruíz Rosete 1943-1946 Dr. Roberto Larragoiti Howard 1947-1951 Lic. Horacio Labastida Muñoz 1951-1952 Lic. Armando Vergara Soto 1952-1953 Lic. José Guillermo Borja Osorno 1953-1954 Dr. Gonzalo Bautista O'farril 1954 Lic. Armando Porra y López 1954-1956 Dr. Rafael Artasánchez Romero 1956 Lic. Armando Guerra Fernández Universidad Autónoma de Puebla 1956-1959 Dr. Manuel S. Santillana 1960-1961 Lic. Armando Guerra Fernández 1961 Dr. Julio Glockner Lozada 1961 Lic. Arturo Fernández Aguirre 1961-1962 Lic. Amado Camarillo Sánchez 1962 Lic. Arturo Fernández Aguirre 1962 Dr. Alberto Guerrero Covarrubias 1962-1965 Dr. Manuel Lara y Parra 1965-1967 Dr. José F. Garibay Avalos 1967-1971 Dr. Rolando Revilla Ibarra 1967-1971 Lic. Joaquín Sánchez McGregor 1967-1971 Lic. Amado Camarillo Sánchez 1967-1971 Ing. Antonio Osorio García 1971 Lic. Ignacio Flores Rojas 1971-1972 Lic. Martín Carbajal Caro 1972-1975 Quím. Sergio Flores Suárez 1975-1981 Ing. Luis Rivera Terrazas 1981-1987 Lic. Alfonso Vélez Pliego 1987-1989 Mtro. Samuel Malpica Uribe 1989-1990 Ing. Mónico Juvencio Monroy Ponce 1990 C.P. Eduardo Jean Pandal 1990-1997 Mtro. José Doger Corte 1997-2001 Mtro. Enrique Doger Guerrero La
academia de profesores del Por: Miguel Marín Hirschmann*
e mi tío y de mi abuelo materno don Carlos y don Enrique T. Hirschmann, catedráticos que fueron de alemán en el Colegio del Estado por los ya remotos años del setenta y tantos al noventa y tantos del pasado siglo, he heredado dos fotografías bastante bien conservadas de los profesores del mismo Colegio, tomadas por los años de 1883 y 1886, según creé un viejo alumno que sobrevive, y que en unión de otros dos viejos poblanos me han hablado con cariño de aquellos maestros, casi todos distinguidos por su ciencia, que en aquellos días hacían resonar con voz autorizada las bóvedas de nuestra querida Casa de Estudios. Estos recuerdos que deseo conservar con las fotografías que entregaré a nuestra hoy Universidad, los debo a los también distinguidos maestros abogados don Antonio Pérez Marín , Rafael García, y profesor don José Miguel Sarmiento.
En la fotografía más antigua, sentado en el centro del grupo y entre los señores abogados don Félix Béiztegui y Manuel Azpiros, aparece el señor Ingeniero Fernando Ferrari y Pérez, director entonces del Colegio, muy culto y competente en su profesión. Fue jefe de la Comisión Geográfica Exploradora que, como es sabido, llevó a cabo después de muchos años de trabajo la formación del mapa general de la República y los particulares de cada Estado, a gran tamaño y con gran riqueza de detalles. En Puebla instaló el señor Ferrari las oficinas de la Comisión en el Colegio del Estado, y atendió al mismo tiempo la dirección del Plantel. En 1884 pasó a México y trabajó después en el Observatorio Nacional de Tacubaya; habiendo fallecido no hace muchos años. Sus discípulos recuerdan un día nefasto durante su dirección. Era el 3 de mayo, día de la Santa Cruz, y los alumnos internos entonces había pupilaje en el Colegio solicitaron permiso para ir a las paradas de la Cruz, más o menos rumbosas, pero el director no tuvo a bien concedérselos. Despechados iniciaron una gran algazara, y con no pocas dificultades se intentó reducirlos al orden, encerrándolos en los calabozos y hasta en las clases porque no bastaron los primeros. Por alguna ventana de la espalda del Colegio, alguien introdujo alcohol y proveyó a los castigados, y el escándalo arreció entonces, pues éstos quemaron o destruyeron en parte las puertas de sus encierros, escapando después; los mozos y aún el personal de la Comisión Geográfica tuvieron que intervenir luchando con los amotinados. Se abrió una averiguación y pocos días después en el aula máxima, en presencia de la Academia y de los alumnos, fueron expulsados algunos, y otros más de cincuenta, sólo del pupilaje, pudiendo continuar sus estudios como externos. Los expulsados venidos casi todos de diversos lugares del Estado y de fuera de él, arreglaron su alojamiento en una parte del antiguo convento de San Agustín, por no residir sus familias en Puebla; hospedaje que se convirtió muy pronto en un centro estudiantil muy poco disciplinado como es fácil de suponer. Don Félix Béiztegui, verdadera gloria poblana por su talento y su erudición notable, autor del Código de Procedimientos Civiles de 1874, modelo en su género y maestro de varias generaciones de abogados. Fue Ministro de México en España, y contaba de aquel pobre hombre don Francisco de Asís de Borbón, sufrido consorte de la Reina doña Isabel II, que en una reunión en palacio le había preguntado: "Don Félix, cuantos días hace la diligencia de Veracruz a La Habana?" El buen señor olvidaba la insularidad de Cuba, entonces posesión española. Don Félix, ya hombre maduro y notable maestro de derecho, consultado y respetado por todos, no tenía título de abogado, y al fin se hizo examinar para lograrlo. Sus examinadores eran o habían sido sus discípulos y, cohibidos por el respeto al sabio maestro, después de hacerle unas cuantas preguntas, le rogaron que disertara sobre el tema que él escogiese. Constituyó pues el examen una nueva y brillante cátedra, en la que el examinado demostró una vez más su erudición, exponiendo elocuentemente sus ideas acerca de la evolución del derecho a través de los tiempos y en los principales países del mundo. Quedan de él unos cuantos notables trabajos de carácter jurídico. Desempeñó en diversas épocas las clases de Derecho Romano Canónico, Civil y Procedimientos. Don Manuel Aspiroz, también distinguido abogado, daba entonces la clase de segundo curso de derecho civil, y se especializó después en el derecho internacional. Muy joven fue Fiscal del Tribunal que condenó en Querétaro a Maximiliano; después residió en Puebla de donde era originario, desempeñando en el Colegio la cátedra del segundo curso de Derecho Civil. Más tarde fue en México subsecretario de Relaciones, y por último ministro y primer Embajador en Washington, donde murió a principios de este siglo. Buscando la ortografía de sus apellidos, Aspiroz, un lugar probablemente de las Provincias Vascongadas, me encontré con satisfacción en una pequeña enciclopedia española, su nombre y algunos datos biográficos: "Abogado, diplomático e historiador. Nació en Puebla en 1836 y murió en 1913". Esta última fecha está equivocada, y es algunos años anterior. Recuerdo siendo niño haber presenciado el imponente desembarco de sus restos en Veracruz, traídos por un enorme acorazado y a los que, ya en tierra, hicieron honores los marinos yankees y las fuerzas mexicanas. El señor licenciado don Emilio Alvarez, a quien conocí anciano, Procurador General de la República y culto maestro.
El señor ingeniero don Angel W. Cabrera, catedrático de álgebra, fue padre de nuestro gran poeta doctor Rafael Cabrera, y murió cuando éste era muy niño. Lo recordaban con afecto los que fueron sus discípulos, de los cuales no sé si alguno sobreviva. Don Miguel Palma, buen latinista, padre y abuelo de los abogados Julio Palma y Campos y Julio Palma Isita. El señor licenciado Rafael Aguilar catedrático de filosofía del derecho, fue elegante orador a quien todavía rememoran con entusiasmo los que oyeron sus rotundas cláusulas castelarianas; hábil y culto abogado que viajó por Europa, diputado al Congreso Local y al General; defensor en los jurados populares, donde su talento y su elocuencia lo hicieron distinguirse y alcanzar sonados triunfos. De él, se me refirió lo que sigue: Se examinaba de literatura un alumno que muy poco sabía del arte de hablar en prosa y en verso del señor Hermosilla o de la más moderna retórica y poética de Campillo y Correa; y don Rafael, después de hacerle diversas preguntas sin resultado, lo interrogó acerca de las cualidades del orador. El orador, maestro, debe tener facilidad de palabra, amplia cultura, buena presencia, elegancia en sus actitudes y ademanes, en fin, como usted, maestro... Ya supondrán los lectores que el alumno fue aprobado. Y para demostrar una vez más la banalidad de las glorias humanas, a que tan bellamente aludió Manrique en sus coplas famosas, este hombre justamente triunfador en la lucha por la vida, antes de llegar a la vejez, se vio atacado por un terrible cáncer en la garganta, que enmudeció su sonora voz y le quitó bien pronto la existencia. Don Miguel Bernal, por muchos años subdirector y después director del Colegio, de 1884 a 1893. Prudente y justiciero, se hizo estimar de profesores y estudiantes. Don Gustavo Pedro Mahr, alemán, notable pedagogo que modernizó la enseñanza en nuestro medio. Tuvo un colegio particular en el segundo piso de lo que fue el Hotel Magloire, muy concurrido entonces; y desempeñó diversas cátedras en el Colegio y en la Escuela Normal. En 1833 daba la de francés. Estuvo casado con la señora Carolina B. De la Colina, que vivió y escribió en Puebla en la segunda mitad del siglo pasado.
El señor licenciado don Juan B. Carrasco, secretario de Justicia, en un interinato del gobernador Mucio Martínez y después durante la presidencia del señor Madero, gobernador a su vez del Estado. Durante su corta administración se distinguió como siempre por su capacidad y cortesanía. Recibía en su casa al público con la llaneza de un simple ciudadano. Fue catedrático del primer curso de derecho civil. El señor licenciado Emilio Carlos Morales, abogado y literato, buen orador, se distinguió en los jurados populares. Su hermano, el ingeniero Salvador Morales, que no aparece en los retratos, sustentaba por aquella época y por varios años después la cátedra de geografía y topografía. Había ideado un ingenioso método nemotécnico que consistía en poner en verso los nombres de los lugares y divisiones territoriales, para que fácilmente fuesen recordados por los alumnos, aprendiendo de memoria los tales versos. Uno de sus discípulos, el licenciado Rodolfo Sarmiento, recita después de cerca de cincuenta años algunos como los que transcribo: Del centro de Oajaca De don Carlos Hirshmann, alemán originario de Hamburgo, puedo decir que llegó a sentirse tan a gusto en Puebla, que habiendo regresado a su país todavía joven, donde tenía una posición desahogada, sin ligas en ésta, volvió pronto diciendo que el cielo y el clima de Puebla eran ya para él imprescindibles. Aquí murió en 1884. Don Miguel Espino fue ingeniero de la ciudad y levantó la clásica fachada del cementerio del Agua Azul. El licenciado Agustín Fernández, buen civilista, funcionario probo y recto, que fue por muchos años secretario general del Estado. Es su hijo el licenciado Arturo Fernández Aguirre. Juan Herrasti, de talento esclarecido y airosa figura, catedrático de geografía y cosmografía, fue protagonista de una sonada historia de amor que tuvo un trágico desenlace.
El modesto señor doctor Luis Zaragoza, catedrático de historia natural y también de otras materias en la Facultad de Medicina, muerto no hace muchos años, de edad avanzada, daba tan bien sus clases que sus discípulos le interrumpían a veces con sus aplausos. Los últimos en desaparecer, muy ancianos también, y a quienes alcanzamos los contemporáneos, fueron los ameritados maestros ingenieros Carlos Revilla, catedrático de matemáticas superiores, y don Antonio Vega, de gimnasia. A éste, a los noventa años, aún lo vi ejercer con éxito su arte de componer huesos. En el grupo que suponemos fue tomado por el año de 1886, aparecen casi todos los del anterior, aunque ya para entonces era presidente de la Academia Miguel Bernal, que había sustituido a Fernando Ferrari, y además los siguientes: Dr. Benigno González, catedrático de física, Pedro Rojano, de astronomía, Abraham García, de geometría, Enrique T. Hirschmann, de alemán, Jesús Soto, de música, el de veras ilustre Abogado Francisco Béistegui, uno de los más brillantes maestros que haya tenido el Colegio en cualquier tiempo, de psicología, que recuerdan aún no pocos de sus discípulos, y por último el también muy viejo secretario José Ma. Carreto. Se extrañará no encontrar en los grupos sino sólo a dos médicos, lo que se debe a que en aquellos días la Escuela de Medicina era independiente del Colegio, y tenía su sede en el antiguo Hospital de San Pedro. Después fue incorporada a aquel, y así, posteriormente ha llegado a integrarse nuestra actual Universidad, casi cuatro veces centenaria y, en sus diversas etapas, alma mater de tantos y tan esclarecidos genios. Estudiantes Universitarios* Por: Armando Romano Moreno
n febrero de 1908, "El Imparcial" publicó la entrevista que tuvieron don Porfirio Díaz, presidente de la Républica, y el periodista norteamericano James Creelman, en la que el viejo dictador tuxtepecano manifestó su deseo de que surgieran otros partidos políticos en las próximas elecciones. Las declaraciones del presidente Díaz movieron a don Francisco I. Madero a escribir La Sucesión Presidencial de 1910. En 1909, Madero consiguió que se fundara en México el partido Antirreleccionista, estableciendo como uno de sus principios el lema, que hasta la fecha sigue impreso en la correspondencia oficial, pero no cumplido, de "Sufragio Efectivo. No Reelección". La Convención Nacional Independiente de los Partidos aliados, Nacional Antirreleccionista y Nacional Democrático, designó a Madero candidato a la presidencia de la República y al doctor Francisco Vázquez Gómez a la vicepresidencia. Por el descontento que existía en Puebla de los gobiernos federal y local, como dice el doctor Gil Jiménez, gran número de ciudadanos poblanos se adhirieron a la candidatura de Madero, entre ellos los que no podían faltar dado su cariño a la patria, la mayoría de los estudiantes del Colegio del Estado, encabezados por los integrantes de la Mesa Directiva de su Agrupación: como presidente Alfonso G. Alarcón, como vicepresidente Luis Sánchez Pontón y como Tesorero Gil Jiménez, los tres también de la Revista Don Quijote. Anunciada la visita de Madero a Puebla, los de la Mesa Directiva de la Agrupación anunciaron su propósito de acudir a la recepción llevando la bandera de la agrupación, lo que provocó el disgusto de los estudiantes adictos al régimen de don Porfirio. El licenciado José Rafael Isunza, que entonces era director del Colegio del Estado, llamó a los miembros de la Directiva y les hizo ver la inconveniencia de que a la recepción de Madero llevaran la bandera de la Agrupación. Los estudiantes adictos a don Porfirio Díaz, de quienes era cabeza Manuel L. Márquez "El Roto Márquez"como le decían posiblemente por su atuendo elegante, se opusieron no sólo a que llevaran los estudiantes la bandera de la Agrupación, sino a que acudieran sus compañeros al mitin. Como el asunto en cuestión era de carácter político, los estudiantes celebraron sus asambleas en el local de la fotografía de los hermanos Roussell (Rafael, Benito y Antonio), que estuvo en la calle de "Los Loros" (9 sur número 100) y en el salón de sesiones de los ferrocarrileros en la calle del Solar de Castro (8 poniente número 500). Por mayoría, se acordó que como no todos los estudiantes eran partidarios de Madero, no llevaran el estandarte de la Agrupación, pero que fueran a la recepción de Madero los estudiantes que quisieran. El mítin de la recepción a Madero se llevó a cabo en el barrio de Santiago. Uno de los oradores fue Alfonso G. Alarcón. La participación sobresaliente del estudiante Alarcón, hizo que la dictadura lo considerara como el príncipe intelectual del grupo estudiantil y enemigo político de peligro. Celebradas las elecciones fue declarado triunfador el entonces caduco Porfirio Díaz con el consiguiente disgusto de los antirreleccionistas. *Tomado del Anecdotario Estudiantil. Volumen II
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