Año 2, número 9
H. Puebla de Zaragoza a 13 de mayo de 1999

Génesis del teatro universitario  
(1a. parte) 

*Por María Eugenia Ibarra Pedraza

 

Viñeta de Fernando Ramírez Osorio

 

No pido que seamos alabados en conjunto, ni menospreciados por cosas pequeñas, ni siquiera que seamos absueltos de nuestros errores. Pido un poco menos que justicia.

Jacques Copeau

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uando se habla de teatro en Puebla, es necesario mencionar a Ignacio Ibarra Mazari y, por ende, referirse a su primer maestro: Miguel Flürscheim Tromer. El maestro Flürscheim nació en Coronado, California, EU., el 31 de diciembre de 1905.1 En 1910 sus padres se trasladaron a Berlín, donde su padre murió en 1912. La familia Flürscheim se quedó en esta ciudad hasta 1917, año en que se trasladó a Zurich, donde Miguel hizo su bachillerato en 1924.

Su interés principal era estudiar teatro e historia del teatro. El lugar idóneo para hacerlo parecía ser Viena, y aprovechando que tenía parientes en aquella ciudad que aceptaron acogerlo, se trasladó hacia allá. Cuando se presentó en la Universidad, se enteró de que no existía una sección dedicada al teatro, por lo que estudió literatura alemana para no perder el semestre, dando así inicio a sus estudios en germanística.

Para tener contacto con el teatro, se entrevistó con algunos directores de teatro radicados en Viena, solicitando que le permitiesen observar los ensayos. Con el maestro Josef Jarno del Lustspieltheater aprendió las bases de actuación. A través de sus enseñanzas conoció diferentes aspectos de la dirección escénica.

En 1925 regresó a Berlín y se inscribió en la Academia Superior para Arte Dramático de Reicher. Fue en aquella ciudad donde realizó su primera labor como director artístico y donde fue asistente de director en el Kleines Theater. El maestro que intervino decisivamente en su formación fue Friedrich Moest, famoso lector de textos en prosa, especialidad que también sería la de Flürscheim.

En 1929 sobrevino la crisis económica mundial que tuvo fuertes repercusiones en Alemania. Miguel Flürscheim se vio obligado a trabajar como taxista durante casi dos años. En 1931 se volvió a trasladar a Zürich y logró continuar sus estudios de lengua y literatura alemanas durante tres años en la universidad establecida en esa ciudad, en donde Max Frisch fue su compañero de estudios.

En su época de estudiante, Miguel Flürscheim fundó junto con otros estudiantes un grupo de teatro estudiantil revolucionario. Como no disponían de una sala adecuada, y la única buena disponible pertenecía al Partido Socialdemócrata, un integrante del grupo debía de ingresar a dicho partido para que les prestaran el local. Por voto designaron a Flürscheim para afiliarse al mencionado partido político y representar en él al grupo. Este grupo se llamaba Volksbühne Zürich. En este marco se presentaron varias obras con temas sociales.

Primer programa de mano (1948)

 

Para escribir su tesis, cuyo tema era muy amplio, Miguel Flürscheim se trasladó a España, ya que la vida era más económica en aquel país.2 En el verano de 1936 se desató la Guerra Civil Española y Miguel Flürscheim se vio obligado a trasladarse a Barcelona porque la isla de Ibiza, donde vivía, fue ocupada por los franquistas. Trabajó para el Comité Pro-ejército Nacional. Después se alistó como carabinero de transporte. Este cuerpo —los carabineros— dependía de la Secretaría de Hacienda de la República Española, y sólo españoles podían pertenecer a ella, de manera que fue necesario para Flürscheim nacionalizarse español. En Barcelona escribió la obra Pedro Mari, que se presentó en el Teatro Liceo de Barcelona en honor de los vascos. La logró montar con actores del sindicato socialista U.G.T. La obra fue presentada en tres ciudades más de Cataluña: Tarragona, Lérida y Reus.

En 1938, año en que las tropas de Franco conquistaron la ciudad de Teruel, los extranjeros, naturalizados o no, fueron retirados de sus unidades y transportados por barco a Barcelona ya que el avance del frente franquista era incontenible. Fue aquí donde Flürscheim resultó herido en la cadera al acompañar a un grupo de españoles y alemanes a buscar a sus esposas e hijos alojados en Barcelona. Una de las mujeres pidió que la dejaran ir por su hijo que estaba en un internado, dado que el avance de las tropas enemigas haría imposible un reencuentro posterior. Flürscheim fue comisionado para acompañarla. La caminata fue larga, y las gestiones ante las autoridades del internado tardaron excesivamente, de manera que cuando volvieron al lugar en donde habían dejado a los demás, éstos ya se habían ido con sus vehículos en los que habían llegado también Flürscheim y la madre. Los tres, abandonados, empezaron a caminar en la oscuridad bajo un frío intenso, hasta que finalmente una unidad de cañones antiaéreos los recogió. No había lugar para Flürscheim en la cabina del conductor, de manera que se acomodó en el estribo. El chofer, extremadamente cansado, se durmió al volante, y el vehículo se estrelló contra un árbol, prensando a Flürscheim, lo que le afectó severamente la cadera. En la plataforma del mismo vehículo fue trasladado a un hospital militar en Gerona, sufriendo intensísimos dolores. Un sedante aplicado en este hospital lo liberó del malestar a la vez que lo privó de percatarse de que el hospital fue evacuado en la noche ante la llegada de los franquistas. Al despertar, vio aviones franquistas sobrevolando la ciudad y tomó conciencia de que había sido "olvidado" en el piso superior del edificio. A sus desesperados gritos de auxilio acudieron dos mujeres que habían llegado para llevarse algunos de los cobertores abandonados. Ellas lo bajaron con todo y la cama al patio del hospital. Poco después pasó una ambulancia del frente republicano al patio donde estaba y recogió a Flürscheim, pues por suerte, le quedaba una cama libre. Así cruzó la frontera con Francia.

Los excombatientes republicanos fueron tratados como prisioneros y llevados a la ciudad de Perpiñán. Los heridos fueron hacinados en un viejo gimnasio acondicionado como hospital auxiliar donde, por falta de atención y sanidad, cundió una epidemia de disentería. Para escapar de la epidemia y gracias a la generosidad de los pobladores, logró mandar un telegrama a un amigo, Walter Schnitzler, quien había establecido un comercio de timbres postales en París. Con dinero prestado para un boleto de tren, Schnitzler llegó en motocicleta a Perpiñán —pidiendo dinero de lugar en lugar a las organizaciones políticas para comprar la gasolina— para facilitarle a Flürscheim el traslado a su casa en París.

Ignacio Ibarra y el elenco de la obra Los intereses creados de Jacinto Benavente (1951)

 

Durante todo este tiempo resintió los efectos del accidente; finalmente en París se diagnosticó que no había sufrido una rotura de la cadera sino un severo magullamiento. Tanto él como su amigo Schnitzler solicitaron ahí y recibieron de Gilberto Bosques la visa para México. De París, Michael Flürscheim se trasladó a la Vendée, donde se restableció casi por completo.

En ocasión de una revisión de equipaje durante un viaje en autobús (ya había empezado la Segunda Guerra Mundial), los policías franceses fascistas encontraron un número de la revista Literatura Internacional, que había guardado porque contenía una obra dramática que le gustaba mucho. En este ejemplar de la revista estaba impresa una foto de Stalin, razón más que suficiente para ser detenido y trasladado al campo de concentración de Le Vernet como extranjero indeseable. Permaneció en este campo de octubre de 1939 hasta diciembre de 1941. Logró sobrevivir gracias a que su madre, al enterarse de que estaba preso ahí, le mandó alimentos desde Suiza con cierta regularidad.

En este campo Michael Flürscheim encontró al actor Günter Ruschin, a quien había conocido en Suiza y a quien volvería a encontrar en México (al igual que a Paul Merker). También trató en su sección del Campo a Heiner Rau, Hans Dahlem, Gerhard Eisler y a otros comunistas famosos.

Al terminar el año de 1942, Flürscheim fue trasladado al campo de concentración de Les Milles en donde permanecería recluído por dos meses. Fue gracias a que el Cónsul General de México, don Gilberto Bosques, le había extendido un visado para México y que el Comité judío de ayuda a los refugiados pagó la diferencia del costo del pasaje que había resultado por los aumentos de precio del mismo desde que su madre (que murió precisamente en estos días) había pagado al Comité, que logró salir de Europa rumbo a nuestro país a principios de 1942.

Viajó en el barco portugués llamado Santo Tomé. Atracó en Veracruz y fue recibido por una comisión de españoles "socialistas" que autorizó la entrada sólo a españoles de nacimiento. Quienes no fueron reconocidos como tales, tuvieron que quedarse en el barco, ignorando cuál sería su destino. Entre las 36 personas que se encontraban en esta situación, figuraba Michael Flürscheim, quien estaba nacionalizado español y además tenía una visa para México. Otras personas de este desafortunado grupo eran la actriz Brígida Alexander, madre de Susana Alexander, Günter Ruschin, el fotógrafo Walter Reuter, y tal vez el actor cómico fino Charles Rooner, aunque Michael Flürscheim no recuerda con exactitud quiénes formaban este grupo. Fue el Comité judío el que vino nuevamente al rescate: pagó una fianza de cinco mil pesos por cada uno de ellos para que finalmente, después de diez días de zozobra e incertidumbre, pudieran desembarcar. Pero a los rescatados se les prohibió instalarse en la capital del país; sólo podían hacerlo en provincia. Es así como Miguel Flürscheim llegó a Puebla en la primavera de 1942 durante el gobierno del Presidente Manuel Avila Camacho. Junto con él llegaron para instalarse en Puebla el Dr. Cohn, el Dr. Salomon, el matrimonio Heller, dos rumanos y un polaco. Los demás pagaron cohecho para trasladarse a la capital del país.


1.Fue el último hijo del matrimonio Flürscheim-Tromer quienes tuvieron este hijo y dos hijas. Los datos referentes a la vida de Miguel Flürscheim en este trabajo se basan en conversaciones que la autora sostuvo con él durante el año de 1993.

2.El título de su disertación, la cual nunca concluyó, es Die Pointe im Theaterstück des 19. Jahrhunderts (La puntada en las obras dramáticas del siglo XIX).

Flürscheim e Ibarra Mazari

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iguel Flürscheim se instaló en la misma vecindad en la que vivía la familia de Ignacio Ibarra Mazari, con quien trabó amistad al darse cuenta que coincidían en ideología e intereses culturales. Se decidieron a crear un Teatro de la Ciudad. Así un joven inquieto que siempre había gustado del teatro no español y un hombre con experiencia teatral unieron sus esfuerzos.

El 26 de octubre de 1942 en un periódico local de Puebla aparecieron los objetivos de la fundación. Entre ellos se menciona que a falta de una Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad (esta Escuela se creó apenas en 1965 con los Colegios de Psicología, Historia, Letras Españolas y Filosofía, convirtiéndose en Facultad en 1992), debería de ser el Teatro de la Ciudad el que se ocupara de ampliar la vida cultural de la ciudad. Con estos fines, las actividades del teatro se organizarían de la siguiente manera:

- Lugar de las presentaciones: El Teatro de la Ciudad ofrecería sus representaciones en el Teatro Principal con el fin de acostumbrar a la población ansiosa de cultivarse a considerar este sitio como centro cultural de Puebla.

- Economía del teatro: Para garantizar la economía del teatro se crearía una suscripción de boletos: cada suscriptor se comprometería a comprar mensualmente cierto número de boletos. En esta forma y contando con el gran número de personas cultas —profesionistas, industriales y otros interesados— se podría representar mensualmente cada obra cuatro veces, por lo menos, con la sala llena.

- El elenco artístico se formaría de la manera siguiente: se solicitaría a la población que todo aquel que se creyera capacitado para el teatro o desease dedicarse a él, se sometiera a un examen imparcial. Los elegidos serían instruidos en todo cuanto precisasen para su carrera, garantizando así el progreso sistemático de las funciones, de tal modo que al término de un año, la ciudad contaría con un elenco de valiosos artistas arraigados en el ambiente.

- Repertorio: Este se integraría con obras de categoría, teniendo en cuenta el desarrollo progresivo de los artistas. La dirección se encargaría de presentar al público los grandes autores del teatro mundial, tales como G.B. Shaw, Marcel Pagnol, Constantin Fedin, Eugenio O´Neill, Jacques Deval, Alejandro Casona, Somerset Maugham, Curt Goetz y otros. Por lo que se refería al teatro clásico, durante el primer año no podría presentarse más de una obra debido a las dificultades escénicas y artísticas que implica su montaje. Esta obra sería con toda seguridad Tartufo de Molière.

- Departamento de Traducción: El Teatro de la Ciudad tendría un Departamento de Traducción para proveer al público con aquellas obras no accesibles a otros teatros. Este departamento trabajaría en íntima colaboración con el director artístico del teatro.

- Nueva técnica: abandonando los caminos seguidos hasta ese momento por la inmensa mayoría de los teatros del mundo latino, se emplearían en la medida de sus posibilidades, todos los grandes progresos técnicos que en otros países ya eran cosa común, dedicando una buena parte de los ingresos para proveer de maquinaria y utensilios técnicos necesarios para el mejoramiento de su escenario (reflectores, resistencias, luces, etc.)

- El Comité Directivo estaría constituido por dos grupos: uno honorario y el otro ejecutivo. El Comité Honorario se compondría de un presidente (el Lic. Noé Licona), un vicepresidente (Sr. Elías Hanan), un secretario (Lic. Lozano Cardoso), un primer vocal (Dr. Pláceres), un segundo vocal (Dr. Carlos I. Meléndez) y un tercer vocal (Prof. Gregorio de Gante). El Comité Ejecutivo estaría compuesto por un director artístico, un secretario de organización y un consejero literario.

- El Director Artístico: El director artístico en cuestión, sería el profesor Miguel Flürscheim Tromer, co-creador y director del Teatro Popular de Zurich, quien había trabajado en el teatro con carácter de director desde 18 años antes. El director artístico elegiría a sus colaboradores.3

- Boletín mensual: Una vez en buena marcha el desarrollo del teatro, se editaría un boletín de carácter crítico y técnico sobre asuntos teatrales.

- Conferencias: La Dirección se encargaría además de organizar conferencias que serían sustentadas por personalidades nacionales y extranjeras cuya solvencia artística o científica estaría fuera de cualquier duda.4

Con respecto a cada uno de los puntos mencionados, nos encontramos que cuando el Teatro de la Ciudad comenzó a funcionar, los integrantes tropezaron con una serie de obstáculos debidos sobre todo a la incomprensión y la desidia de las autoridades locales, pero también a las intrigas de algunos poblanos.

El Ayuntamiento de Puebla arrendó el Teatro Principal a partir del 9 de noviembre de 1942 por dos años al clérigo Manuel Teyssier, quien dirigía un grupo de aficionados de teatro llamado Cuadro Juventud que debía presentar en el local sólo las obras que ellos ensayaban, aún cuando se estipulaba en el contrato que debía promover y/o estimular también otros tipos de eventos culturales. Además, debía mantener en buen estado las instalaciones eléctricas y el mobiliario. No obstante, en el teatro había focos fundidos, vidrios rotos, butacas sin brazos. Asimismo, aunque le correspondía la responsabilidad de la limpieza del lugar, pagaban por que ésta se hiciera. Además, este grupo del clérigo Teyssier cobraba por el uso que cualquier otra persona hiciera del local, aún cuando esto no se había estipulado en la transacción de renta. Como si lo anterior no fuera suficiente, para el 3 de julio de 1943, el grupo no había presentado obra alguna, como lo exigía el compromiso firmado.

El Teatro de la Ciudad logró obtener la autorización para efectuar actos culturales y ensayos en dicho lugar, pero el señor Teyssier impedía continuamente su realización.

En septiembre de 1943, el Teatro de la Ciudad tenía 64 alumnos inscritos, de los cuales Miguel Flürscheim escogió a 25 para formarlos en el arte escénico a pesar de todas las eventualidades que se habían presentado, tales como la falta de local, -ya que el Teatro Principal no había sido cedido, ni para ensayos ni para presentaciones de otra índole- la falta de recursos financieros y la total incomprensión de las autoridades. A pesar de estos tropiezos, Miguel Flürscheim escribe cómo le embargaba "(...) un profundo sentimiento de responsabilidad hacia el arte como tal y hacia el público que, según mi entender, durante décadas de depresión teatral no ha tenido la oportunidad de educar su sentido artístico y que merece, por lo tanto, más que ningún otro, que se le presente lo mejor que se pueda lograr (...)"5

El 7 de marzo de 1944, ensayando por fin en el Teatro Principal, se suscita un hecho provocado por la profesora Martínez Cacho, miembro del Cuadro Juvenil. El grupo de Teatro de la Ciudad tenía un oficio en el cual se le autorizaba el uso del edificio para ensayos de las 20 a las 23 horas todos los días laborables. Esta persona se presentó cuando el grupo estaba ensayando, exigiendo que todos salieran del local. El maestro Flürscheim Tromer le mostró el permiso que ella no aceptó y además se enojó porque la llamó "señora" (ya que era una persona mayor) en lugar de "señorita". Exige que se le dé su lugar: "¡Soy señorita!" y amenaza con traer a la autoridad. Salió un momento para regresar con un señor vestido de civil que amagó a Michael Flürscheim con una pistola y sin más se llevó al maestro y al alumno Alberto Bustos a la cárcel, lugar en el que permanecieron por dos horas hasta que el Lic. Licona logró liberarlos. En el momento de los hechos, el grupo ensayaba la obra de Xavier Villaurrutia ¿En qué piensas?6

Todas estas acciones motivaron que el Secretario General de Gobierno, el Lic. Gustavo Díaz Ordaz, suspendiera la autorización para usar el Teatro Principal, con lo cual los integrantes del grupo se vieron impedidos de presentarse ante Louis Jouvet con un ensayo para que éste conociera su labor, al igual que el señor Nelson Rockefeller. Para mitigar el efecto de lo sucedido, se les facilitó el teatro de la escuela Aquiles Serdán, pero indudablemente el infundio, la intriga, el dolo y la difamación habían sido más fuertes que el trabajo honesto.

Respecto a la economía del teatro, se había logrado una lista de suscriptores entre los que figuraban: Dr. Salvador Rosales, Carlos García Diez, Dr. Julio Glockner, Manuel García Balari, Fernando Gómez Alvear, Manuel Frías Olivera, Dr. Héctor Labastida Muñoz, Miguel Marín Hirschman, y otros.


3.Eligió a Ignacio Ibarra Mazari como Secretario de Organización y a Enrique Aguirre Carrasco como Consejero Literario.

4.Archivo personal de Ignacio Ibarra Mazari. Documento a máquina, f.s.

5.Archivo personal de Ignacio Ibarra Mazari. Carta de Miguel Flürscheim Tromer del 29 de febrero de 1944, enviada al gobernador del Estado de Puebla, Lic. Gonzalo Bautista.

6.Fueron liberados de la cárcel, de donde salieron para ser trasladados a sus casas en el coche particular del gobernador del Estado.

Propósitos compartidos

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l repertorio que pretendía manejar el Teatro de la Ciudad incluía a dramaturgos como Ermilo Abreu Gómez, Noel Coward, Henrik Ibsen, Normand, O`Neill, Chejov, Usigli y Wilde, entre otros.

Una serie de conferencias que se habían planeado y que originalmente se iban a llevar a cabo en el Teatro Principal, fueron patrocinadas por el rector de la Universidad de Puebla, que era el Dr. Roberto Larragoiti. Se efectuaron en junio y julio de 1944 en el salón de proyecciones de la Universidad. Se presentó Rodolfo Usigli con el tema "Problemas fundamentales del teatro en México".

En el Departamento de Traducción se habían logrado terminar las versiones al castellano de El Oso y La petición de mano de Antón Chejov, El cántaro roto de Heinrich von Kleist, La bestia de Marius Riollet. Flürscheim Tromer hizo la traducción de una pieza teatral de Erwin Sylvanus, llamada Dr. Korczak y los niños con la autorización del autor. Esta obra fue puesta en escena más tarde en la ciudad de México por la colonia judía. El director fue Ludvik Margules.

El grupo se disgregó poco a poco ya que no había lugar en dónde ensayar, ni recursos económicos. Finalmente desapareció del todo. De esta manera, la intención de dar a Puebla por primera vez un teatro digno, quedó truncada.

Previendo la adversidad, Miguel Flürscheim Tromer había creado en 1943 una escuela que denominó Lenguas y Letras (posiblemente el antecedente de lo que más tarde sería la escuela de Filosofía y Letras de la Universidad). En ella pretendía dar enseñanza de, alemán, italiano, portugués, catalán, ruso, mexicano, árabe, yiddish, latín y griego clásico, se impartía historia universal, historia de México y de los Estados Unidos, historia del arte, de la arquitectura, de la música y del teatro. Además de la historia de las invenciones y de las ciencias. Se ofrecían cursos de filosofía, de literatura universal, literatura española y latinoamericana, y lengua y literaturas inglesa y alemana. Además se ofrecía la carrera de periodismo (dos años).

La planta docente estaba integrada por: Ramón Díaz Ordaz, Gregorio de Gante, Enrique Aguirre Carrasco, Ponciano Bringas, Salvador Rosales, Alejandro Soto, Armando H. Ruffini, Adrián García, José Soler Vidal, María Cristina L. de Garay, Abrascha Heikin, Mauro Abascal, Rafael Ibáñez, Carlos María Ibarra Vargas, Carlos García Diez, Ignacio Ibarra Mazari, Manuel García Balari, Armando Molina, Enrique Cruz, Dr. Salvador Ibarra, Dr. Julio Glockner, Jorge Soto Rojas, Augusto Moreno. Esta escuela tuvo también sólo una existencia breve y casi ningún curso pudo realizarse.

Miguel Flürscheim Tromer e Ignacio Ibarra eran tan inquietos que al no poder poner en escena obra alguna, transmitieron por radio El oso de Antón Chejov, con la intervención de Lidia Vergara. Fue ésta probablemente la primera y única vez que se ha dado a conocer una obra de esta calidad por radio.

Cabe mencionar que aparte de dar clases de teatro para el grupo Teatro de la Ciudad, el Lic. Carlos María Ibarra Vargas quien era director de la escuela Venustiano Carranza, le pidió a Miguel Flürscheim que impartiera clases en esta institución para ir educando a los jóvenes en el arte dramático. Al organizar una fiesta de fin de cursos, se rompió con los esquemas establecidos al hacer que una de sus alumnas dijera un breve poema sin ademanes y sentada en una silla, solamente dando la entonación adecuada a la voz. Esta novísima forma de decir poesía no gustó a los profesores normalistas.

Asimismo, Flürscheim Tromer dio clases de latín, francés y etimologías en la preparatoria del Colegio Militar Zaragoza, hasta que ésta fue cerrada.

Sólo podemos esperar que las buenas amistades que hiciera en Puebla le hayan compensado por sus numerosos reveses. El círculo de amigos estaba formado por —además de Ignacio Ibarra y Enrique Aguirre— Gastón García Cantú, Esteban González, Saturnino Téllez, Rafael Villegas y el Lic. Manuel Popoca.

En el periódico El Sol de Puebla, Flürscheim escribió también una columna que se llamaba "El ratón Miguelito", nombre ideado por Ignacio Ibarra. En ella publicaba crítica de cine.

Miguel Flürscheim Tromer permaneció tres años en la ciudad de Puebla, desde 1942 hasta 1945.

Desde los años ochenta Miguel Flürscheim vive retirado cerca de Oaxtepec en el Estado de Morelos.

La labor que realizara en Puebla demostró su gran inquietud en el campo cultural. Su amistad con Ignacio Ibarra Mazari permitió que éste conociera la técnica de teatro de Stanislavski y aprendiera métodos para la dirección escénica. Durante los años de 1944 a 1947, Ibarra Mazari trabó amistad con Rodolfo Usigli y Alfredo Gómez de la Vega, la cual duraría hasta su muerte.

Cuando el Instituto Nacional de Bellas Artes creó el Departamento de Teatro en 1947, Alfredo Gómez de la Vega llamó a colaborar con él a Ignacio Ibarra Mazari. debido a que sabía que sus conocimientos en el arte escénico llenaban las necesidades de la subjefatura del departamento, y allí le comisionó para vigilar los trabajos de educación escolar por medio del teatro, para inspeccionar los trabajos del teatro guiñol, para seleccionar y organizar el grupo dramático correspondiente a las escuelas técnicas (politécnicos), así como para realizar los exámenes preliminares de la Escuela de Arte Teatral. Gómez de la Vega se había planteado objetivos muy claros, que consistían en la creación de una Escuela de Arte Teatral, que comprendía al Teatro para Niños y al Teatro Nacional de la Comedia.

Asimismo, se preocupó en llevar al escenario la obra El Gesticulador de Rodolfo Usigli, en la cual él mismo representó a César Rubio. Esta puesta en escena recibió severas críticas por parte del gobierno de Miguel Alemán, que se sintió aludido. A raíz del fuerte hostigamiento hacia Gómez de la Vega y su equipo de trabajo, optaron por renunciar en grupo, truncando de este modo el proyecto del Departamento de Teatro del INBA.

Por segunda ocasión Ignacio Ibarra Mazari se quedó con las manos vacías, por lo que al regresar a Puebla y después de platicar con el Dr. Arturo Alonso, joven aficionado al teatro, en marzo de 1948 se propusieron la creación del Teatro Universitario, el primero en el país con el patrocinio nominal de la Universidad de Puebla.

El 13 de noviembre de 1948 Ignacio Ibarra debutó como director teatral al estrenar una comedia de Marcel Pagnol llamada Topacio en el cine-teatro Guerrero, ya que la Universidad aún no tenía un local adecuado para estas presentaciones.

Es así como se cumplieron las enseñanzas de Miguel Flürscheim Tromer, enriquecidas con las pláticas y los consejos de Alfredo Gómez de la Vega y Rodolfo Usigli, personas que con su experiencia permitieron el desarrollo de las aptitudes de Ignacio Ibarra Mazari, promotor del buen teatro en Puebla.

*Mtra. María Eugenia Ibarra Pedraza, nacida en 1951, es originaria de Puebla, donde realizó sus estudios en el Colegio de Historia de la Universidad Autónoma de Puebla para complementarlos con estudios de posgrado en la UNAM. Intervino en investigaciones de campo en Tabasco, Hidalgo y Puebla-Tlaxcala. Fue coordinadora del Colegio de Historia de la Universidad Autónoma de Puebla y ha realizado importantes publicaciones sobre la Ciudad de Puebla y el teatro universitario de Puebla, ha sido docente del colegio de Historia desde 1978.

 

 

  »Gacetas 1999

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