Año 3, número 2
H. Puebla de Zaragoza a 27 de enero de 2000

Teatro universitario 
(parte 2) 

Antonio Esparza Soriano

El periodo de Ignacio Ibarra Mazari

Símbolo del teatro Universitario de Puebla, este dibujo a línea es una representación del teatro griego.

*Ibarra Pedraza, María Eugenia, "Génesis del Teatro Universitario", Tiempo Universitario, Año2, No.9, H Puebla de Z., a 13 de mayo de 1999.

 

E

n 1942 llegó a Puebla Miguel Flürscheim Tromer quien, sin temor a equivocarnos, establece los cimientos del teatro universitario sobre los cuales, poco tiempo después, Ignacio Ibarra Mazari erige los pilares del mismo. Antes de la llegada de aquél a nuestra entidad, en Puebla sólo se montaban obras intrascendentes, que no tenían más finalidad que entretener a los espectadores.

En este lugar no abordaremos los aspectos biográficos de Tromer, ni sus aportaciones al Teatro Universitario, ya que estas cuestiones ya fueron tratadas ampliamente por la maestra María Eugenia Ibarra Pedraza en su trabajo Génesis del Teatro Universitario, que se publicó en esta misma gaceta (*). Por ello, aquí intentaremos más bien ahondar en el tema del relevante papel que jugó Ignacio Ibarra Mazari en el impulso al teatro universitario.

Tal como señala María Eugenia Ibarra Pedraza, una vez que Ibarra Mazari se vincula con Tromer, ambos unen sus esfuerzos —con el apoyo entusiasta de algunos maestros de la Universidad— para crear un pequeño grupo de actores, intentando montar algunas obras representativas del teatro moderno. Lamentablemente no lograron poner en escena ninguna de ellas empero, sin duda, Ibarra Mazari aprendió todas las técnicas de dirección dramática que dominaba su maestro Tromer.

En 1947, al crearse en la ciudad de México el Departamento de Teatro de la Dirección de Bellas Artes, fue nombrado como jefe del mismo el actor Alfredo Gómez de la Vega, quien invitó a Ibarra Mazari para que ocupara el cargo de subjefe. De este modo participó en el montaje de la obra de Rodolfo Usigli El Gesticulador, en la cual Alfredo Gómez de la Vega interpretó el papel del principal protagonista, esto es, César Rubio.

"Cándida" de George Bernard Shaw. Un ensayo 1959.Ingrid Cederwall y Morell Yerye Beirute.

 

La puesta en escena de dicha obra propició un gran escándalo, dado que la misma exhibía con crudeza los entretelones del sistema político, lo cual condujo a que Gómez de la Vega e Ibarra Mazari tuvieran que renunciar a sus cargos. Así concluyó la fugaz participación del segundo en el teatro oficial. Desde luego tal incidente, lejos de apagarle su sed de impulsar el teatro moderno, por el contrario le llevó a buscar nuevos caminos. De este modo, de vuelta en Puebla, Ibarra Mazari se las ingenió para crear el Teatro de la Universidad de Puebla, contando con el apoyo del entonces rector Horacio Labastida Muñoz.

En 1948 se presenta —en el Cine Teatro Guerrero— por vez primera en la ciudad de Puebla una obra sin que hubiera apuntador y en la que los actores, muy en su papel, hablaban y se movían como en la vida real. La dirección, escenografía e iluminación de esta obra, Topacio, de Marcel Pagnol, estuvieron a cargo de Ignacio Ibarra Mazari.

Pronto se refrendó ese primer éxito con la puesta en escena de Cándida, de George Bernard Shaw, en la que intervinieron universitarios que pasaron a constituir el núcleo de una compañía que hizo historia en Puebla. Nos referimos a Ingrid Cederwal, Enrique Aguirre Carrasco, y Jorge Fernández de Castro.

Desafortunadamente el Teatro Universitario, como tal, desapareció con el cambio de rector, en 1951.

Ignacio Ibarra Mazari emprendió, entonces, la más importante aventura de su vida, gracias a la cual Puebla tuvo acceso, durante casi un año, al mejor teatro del mundo. Aquél decidió rentar, por cuenta propia, una casona en la calle 2 norte y, con permiso de los dueños, modificó la sala y el comedor del segundo piso para hacer un pequeño teatro, tal como los que estaban de moda en ese tiempo en la ciudad de México, que tenía sólo ocho butacas, pero con un foro dotado de todos los adelantos técnicos de la época.

Así nació el Teatro Estudio Odiseo, que se propuso representar lo más selecto del teatro europeo, estadounidense y mexicano, para dar a conocer las escuelas de vanguardia con las obras selectas de Jean Paul Sartre, Eugene O'Neill, Bertol Brecht, William Saroyan, Anton Chejov, Patrick Hamilton, Rodolfo Usigli, Xavier Villaurrutia, Juan José Arreola, Emilio Carballido y Humberto Robles. La compañía de Ibarra Mazari creció notablemente, logrando formar actores que estaban a la altura de los más famosos profesionales. Entre los actores y actrices que formó —todos ellos universitarios poblanos— tenemos a Alejandra Mora, Yerye Beirute, Camile Eisering, Alejandro Soto Rojas, José Soto Rojas, Clavel del Carmen Recek Saade, Ivonne Recek Saade, Ángeles Pedraza, y otros más que sería muy largo enumerar.

Las obras de mayor éxito presentadas en el Teatro Estudio Odiseo fueron: La Hermosa Gente, de Saroyan; Luz de Gas, de Hamilton, y A Puerta Cerrada, de Sartre.

No obstante el éxito artístico de tal proyecto teatral, Ignacio Ibarra Mazari se vio obligado a concluirlo debido a que los gastos eran muy superiores a los ingresos.

Ignacio Ibarra Mazari, director del Departamento de Arte Dramático y del Teatro Universitario

 

Afortunamente el rector Gonzalo Bautista O'Farril logró, en 1953, convencer al Consejo Universitario de que aprobara su propuesta de creación del Teatro Universitario, bajo la dirección de Ignacio Ibarra Mazari quien, por fin, logró cristalizar su sueño dorado de contar con una compañía estable, y sin apremios económicos. Ese proyecto logró permanecer durante 20 años. Fue así como se abrieron a los poblanos las puertas del teatro universal.

Uno a uno se sucedieron los éxitos del Teatro Universitario: El Oso, de Chejov ; Antígona, de Jean Anohuil; Un Fénix Demasiado Frecuente, de Cristopher Fry; Los Días Felices, de Samuel Beckett; Auto de Fé, de Tennesse Williams; La Hora de Todos, de Juan José Arreola, con la que el Teatro Universitario obtuvo todos los premios: mejor grupo, mejor dirección, las mejores dos actuaciones femeninas, en el Festival organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes en la Ciudad de México. Por cierto, los premios en efectivo que recibieron el director y los actores fueron donados a la Universidad, para que se concluyeran las obras del teatro.

Por desgracia, después de dos décadas de entrega plena a sus actividades, Ibarra Mazari fue víctima de las turbulencias ideológicas y políticas que cimbraron a la Universidad Autónoma de Puebla en la década de los setenta, viéndose orillado a dejar su cargo en el Teatro Universitario.

Pocos años después, en 1976, falleció. Sin embargo, queda viva su obra, que nuevamente empieza a recobrar el impulso que le dio su fundador.

Para la Universidad Autónoma de Puebla, lo mismo que para la ciudad y para nuestro estado, la obra de Ignacio Ibarra Mazari representa un esfuerzo único, imposible de igualar.

Unos años después de su muerte, el Gobierno del Estado reconoció los méritos de tan ilustre poblano, otorgándole el Congreso local la más alta distinción que se confiere a nuestros conciudadanos: la medalla Ignacio Zaragoza.

Es importante recordar que, al margen de su labor como director y actor de teatro, Ignacio Ibarra Mazari fue también un notable escritor cuya obra, casi inédita, requiere ser recuperada y difundida. Publicó tres obras dramáticas, El Busto, Diferentes, La Última Tarde, y un libro de prosa poética, El Barandal y los Gatos.

Nuestra máxima casa de estudios, la BUAP, ha reconocido también las aportaciones de Ibarra Mazari al Teatro Universitario, el cual, otra vez ya en funciones, lleva su nombre.

El nuevo Teatro Universitario*

Ricardo Pérez Quitt

Marko Castillo, en "Tan renegada pero tan conforme" con textos de Pita Amor

 

C

on la muerte del maestro Ignacio Ibarra Mazari en 1976, el Teatro Universitario de la Universidad Autónoma de Puebla cae en un vacío. Proseguir o mantener la labor desarrollada por aquél parecía no importar a nadie en el buró de la Universidad.

Los intentos que se impulsaron por revivir al teatro universitario no lograron prosperar, debido principalmente a los prejuicios ideológicos que imperaron en la institución en la década de los setentas y parte de los ochenta, entre los que destacaba la inefable idea de que una universidad crítica y progresista tenía el deber de abrirle paso a un teatro revolucionario, basado en las tesis del marxismo-leninismo.

A) El nuevo Teatro Universitario

Sin embargo, no podemos soslayar los intentos de aquellos universitarios que —exitosamente o no— desplegaron toda una cauda de esfuerzos encaminados a retomar el tirso enarbolado por Ibarra Mazari.

Tenemos, así, el Taller de Teatro Universitario que surgió en 1978, coordinado por Tomás Amaya Aquino. La propuesta de este taller, se fundamentaba en hacer teatro a partir de la ideología marxista entonces imperante en la UAP. Condicionado por esta circunstancia el taller llevó a escena La Agonía del Difunto, de Esteban Navajas Cortés, un autor colombiano que se consideraba a sí mismo como "un profesional del teatro político". En dicha obra se representa la lucha de unos campesinos por acabar con el terrateniente, cacique y tirano del pueblo. El montaje tuvo más entusiasmo por su temática que por su relevancia.

En el ciclo 1978-1982, el Taller Universitario de Teatro llevó a escena obras como Historias para ser Contadas, de Oswaldo Dragún (argentino que radicó en Cuba y después en México), y Los Daños que Causa el Tabaco; Trágico a la Fuerza, y El Aniversario de Antón Chéjov.

Ya en 1985, debido tal vez a las transformaciones políticas que experimenta la Universidad —que comienza paulatinamente a abandonar el sectarismo que la caracterizó en años anteriores— el Taller reconsidera nuevas propuestas, y Amaya estrena La Señora en su Balcón, de la poblana Elena Garro, interpretada por Ruth Lira, quien tuvo un trabajo actoral sobresaliente, a pesar de las limitaciones del espacio de la Casa Presno, en que se realizó la presentación de dicha obra.

Grupo Salvador Novo. Puesta en escena de "Medea" de Jean Anohuil. En la imagen Víctor Torres y Amancio Orta.

 

El Taller de Teatro Universitario fue revitalizado con la llegada de dos de los integrantes del Grupo Salvador Novo: Marko Castillo y Víctor Puebla (Víctor Torres), que intentaron abrirle paso, de consuno con Amaya, a una nueva compañía de teatro, sobre todo porque en 1984 la UAP deseaba abrir la licenciatura en arte dramático. Aquéllos habían tomado un primer curso al respecto con Marta Luna, Ignacio Merino Lanzilotti, y el polaco Lech Hellwin-Gorzynsky. Este último llevó a escena —con los integrantes del taller— El Rey Lear de William Shakespeare, montaje que estuvo presente en la VIII Muestra Nacional de Teatro en Monterrey, en 1986.

En 1985 Marko Castillo dirigió La Apassionata de Héctor Azar, con buen tino en la dirección escénica, logrando los caracteres internos de los personajes trágicos de esta obra. En 1988, con Víctor Puebla, hace temporada el Teatro Universitario con Voces en el Umbral, de Víctor Rascón Banda. Sobreviene en la misma tónica La Casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca.

Sin duda, uno de los mejores éxitos del tándem Castillo-Puebla fue El Monje, del poblano Juan Tovar, melodrama en tres episodios basado en la novela homónima de Matthew Gregory Lewis.

B) Teatro Universitario de Atlixco

En 1985, el autor de este ensayo funda el Taller de Teatro Universitario de Atlixco de la Universidad Autónoma de Puebla, con estudiantes de esa ciudad. El taller trabajó en el espacio bautizado como el "Carolinito", en honor al Edificio Carolino de Puebla. Se trataba de un edificio de traza colonial, ubicado en el corazón de Atlixco, que fue rentado por la Universidad a través de la preparatoria regional Simón Bolívar.

El taller realizó su primer trabajo apadrinado por Emilio Carballido, quien personalmente inauguró la Semana Carballido, una programación con siete obras del mencionado autor que se presentaron a lo largo de la segunda semana de septiembre, en el año del sismo de 1985. Por siete días la comunidad universitaria de Atlixco abarrotó el Teatro Salón Pío XI del exconvento de Santa Clara. El foro, que cayéndose de viejo debido al total abandono, volvió a sus fueros.

Portada de la publicación: Sacrilegio de Ricardo Pérez Quitt,Edit. UAP 1989. Director de la colección: mtro. Vicente Leñero

 

Durante cinco años el taller, dirigido por su fundador, representó las obras: La Muerte de Alfredo Gris, de Rodolfo Santana; El Caso de Beltrán Santos, de César Rengifo; La Daga, de Víctor Hugo Rascón Banda, y De Acá de este Lado, de Guillermo Alanís, y el repertorio de la Semana Carballido. Estos montajes fueron diseñados para representarse, además de los espacios preparatorianos de la UAP, en las cárceles, el centro de rehabilitación para discapacitados del IMSS-Metepec, y en diversos mercados.

El entonces coordinador de Difusión Cultural de la UAP, Armando Mena Martínez, retoma la idea de este taller y proporciona a las preparatorias de la Universidad orientadores de teatro para que cuenten con sus propios talleres, presentando sus trabajos en dos festivales de teatro universitario. Empero, lamentablemente, debido a la inestabilidad política que enfrentaba la institución en esa época, los festivales sólo llegaron a su segunda edición.

En 1987, el Taller de Teatro Universitario, el Teatro Universitario de Atlixco, y el Taller de Ópera y Teatro de la Escuela de Música de la UAP obtienen el Primer Premio en el concurso de Leyendas, en el recién restaurado atrio de la iglesia de Santo Domingo de Puebla, con la obra El Canto del Cencuate, de Ricardo Pérez Quitt. Al año siguiente refrendan el premio con Auto de Fé, del mismo autor, obra que trata de un proceso inquisitorial a un indio cholulteca, acusado de robar el sonido de la campana de la iglesia de Santa María Tonanzintla. La pieza despertó severas polémicas, a un grado tal que la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material la calificó como "obra subversiva", prohibiendo en 1988 de manera tajante los concursos de teatro de leyendas poblanas, que tanto contribuyeron al rescate de historias olvidadas.

El Taller de Teatro Universitario de Atlixco organizó en 1990, con los auspicios de la UAP, el Primer Festival Nacional de Monólogo, en el Teatro del IMSS-Metepec. El programa estuvo integrado, entre otros, por los trabajos: La Última Madrugada, de Miko Viya, con Felipe Galván; Alicia (La Puta en el Manicomio) de Darío Fo, con Teresa Rábago; Una Mujer en Tres Tiempos, de Simone de Beavoir, con Helvia Luna; Bandera Negra, de Horacio Ruiz de la Fuente, con Jesús Ramírez; y La Noche de Oscar Wilde, de José Bertonasco, con Guillermo Murray.

Folleto de mano

 

El Taller mermó sus actividades a raíz de que la preparatoria Simón Bolívar recuperó, para sus actividades académicas, el espacio donde aquél trabajaba. No obstante, el grupo intentó buscar espacios alternos y, junto con Lisette Maurer, planearon abrir el Teatro La Troje, en una capilla del siglo XIX, inserta en la Hacienda de San Mateo en Atlixco, cerrada por la Ley de Cultos que se impulsó durante el gobierno de Plutarco Elías Calles. Pablo Maurer, dueño del inmueble, realizó con su arquitecto el diseño para dar pronto paso al proyecto. Algunos problemas financieros afectaron a la empresa, y el Teatro La Troje quedó latente hasta la fecha, en espera de mejor futuro.

C) Grupo La Cuchara

Otro grupo teatral importante surge en 1981, cuando Alejandro Ferrero, dramaturgo, ex alumno de la Escuela de Arte Teatral de Puebla y discípulo de Hugo Argüelles, funda el grupo "La Cuchara" en el seno de la Casa de las Comunidades Agraristas, foro en el cual ensayaron por un largo periodo. El grupo inicial se integró con el propio Alejandro, y con Jorge Luis Vargas, Nicolás Estrella, Antonieta Rueda, Judith Ramos y Lilia Pérez —la mayoría surgidos de la Escuela de Arte Teatral de Puebla— quienes dan su premier con Un Hogar Sólido, de Elena Garro, en el marco de la Primera Muestra de Teatro de Puebla, organizada por el Ateneo de Puebla, en el patio del Ayuntamiento.

Posteriormente, el grupo de Ferrero encuentra en la Universidad Autónoma de Puebla un espacio idóneo para el desarrollo de sus actividades, dado que la institución le permite mantener su independencia como proyecto artístico.

En un manifiesto en el que se dan a conocer sus objetivos como grupo teatral, se señalan que persiguen el propósito "de hacer teatro para el público o contra el público, dos maneras muy distintas una de la otra de emprender el quehacer teatral". Y se agrega: "Para el Grupo de Teatro La Cuchara es más importante la segunda ya que no queremos espectadores satisfechos o complacientes; nuestra intención es que aquéllos que nos miran y escuchan, ustedes, nuestro público proteste airadamente, piensen y actúen".

Entre las obras que presenta dicho grupo destacan Yvonne, Princesa de Borgoña; de Witold Gombrowicz, El Fichero, de Tadeuz Rosewicz, El Rastro, de Elena Garro, y Océano Interno, escrita y dirigido por el director del grupo "La Cuchara".

En 1993 Ferrero monta su obra El Último Viaje de Simbad, con Mayra Luna, Carmen Verdín, Elvira Ruiz, Maribel Santos y Jorge Luis Vargas, con mediano éxito, y en 1995, País de Prueba.

En "La Cuchara", Ferrero ha desarrollado una dramaturgia donde la situación y las figuras trágicas de sus personajes se definen por sus reacciones ante determinadas situaciones límite.

D) Compañía Libre de Teatro

Jorge Pérez Zurita, Olivia Zacarías Yeverino, Andrea Sandoval y Benjamín Sandoval en "Chicles, Joven" de Felipe Galván. Compañía Libre de Teatro 1987.

 

Hace ya varios años que Felipe Galván, dramaturgo capitalino avecindado en Puebla, creó la "Compañía Libre de Teatro". Entre las primeras obras que presenta se encuentran Los Herederos de Segismundo, de Guillermo Schmidhuber de la Mora, y Los Cofrades, escrita en colaboración con Emilio Salceda, Olivia Zacarías e Ylia Cazés.

Después Galván —quien por cierto se formó en el taller de dramaturgia de Emilio Carballido en el Politécnico— pone énfasis en el teatro para niños, y produce su obra Cazadores de Cuentos (Guillermo y Jacobo), en la que actúan Jorge Pérez Zurita e Iván Dich. Más adelante sobrevienen los montajes de ¿Chicles, Joven?, y Érase una vez Ernesto.

En 1988 Galván, siendo presidente de la Asociación Internacional de Teatro Amateur (ATA-México), promueve la organización del II Festival Internacional de Teatro Amateur, en las ciudades de Puebla y Atlixco, con el respaldo de instituciones como la Secretaría de Cultura, el IMSS, y el Teatro Universitario de Atlixco. Participaron, entre otros, el Grupo NVKT, de Bélgica, con La Broma del Manzano, de Herman Teirlincck; el Grupo Ciclorama, de Sonora, con Sol, Coyote, Venado, Luna, de Tomás Urtusástegui; el Grupo Avante Miami, con Una Caja de Zapatos Vacía, de Virgilio Piñeira, y la Compañía Libre de Teatro de Puebla, con Pasajes de Amor y Desamor, de Felipe Galván.

Años más tarde Felipe Galván escribe la obra Colorín Colorado, para niños, con la cual gana en 1983 el Premio Nacional de Teatro para Niños promovido por el INBA. El trabajo fue publicado por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Colorín Colorado basa su historia en el origen de la Compañía de Autómatas de los hermanos Rosete Aranda, famosos titiriteros de Huamantla, Tlaxcala.

Como premio a su incesante labor en el campo del teatro universitario, Galván obtuvo una beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte en el trienio 1993-1996. Durante su primer año como becario editó, de consuno con Tomás Urtusástegui, la colección de Teatro Iberoamericano (TIA), que editó 20 obras, 18 de dramaturgos mexicanos, y dos de autores extranjeros.

En síntesis, pues, a partir de los esfuerzos que despliega Ignacio Ibarra Mazari en los cincuentas, el teatro universitario se ha convertido en una actividad permanente. Cierto: estamos muy lejos del esplendor que alcanzó en la época de aquel, empero no menos verdad es que está muy lejos de apagarse el anhelo por abrirle paso a un teatro universitario a la altura de la vida cultural que hoy caracteriza a la BUAP, y en general al estado de Puebla.

Señores socios benefactores
del Teatro Universitario en 1959

D. José Abascal P.
D. Raymond G. Adams
D. Lorenzo Aizpuro
D. Mario Alvírez
D. Luis Artasánchez Romero
D. Roberto Cañedo
Centro Mexicano de Escritores
Compañía Eléctrica Mexicana del Sureste, S.A.
D. Luis Cue Merlo
D. Virgilio Cuétara
D. Joaquín Díaz Loredo.
>Editora de Puebla, S.A.
D. Manuel Gancedo
D. William O. Jenkins
D. Carlos Joseph
D. Francisco Rodríguez Pacheco
D. Ricardo Villario

 

Señoras socias patrocinadoras
del Teatro Universitario en 1959

Sra. Mimí Fernández de Alvírez
Sra. Gloria Ortíz de Bautista
Sra. Meche Trueba de Bautista
Sra. Gloria Veraza de Galina
Sra. Clara Luz de Ibarra
Sra. Anita Salazar de Lastra
Sra. Minerva Sierra de Olivares
Sra. Georgina Naude de Ponce
Sra. Blanca Arenas de Ruiz
Sra. Norma Naude de Yunes.

  »Gacetas 2000

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Tiempo Universitario es una publicación del Archivo Histórico Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Aparece quincenalmente. Esta publicación se puede adquirir en la Casa de la Memoria Universitaria,
Archivo Histórico Universitario, Avenida Reforma 531, Puebla, Puebla, Tel. (01 222)  2 32 74 79.
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