Año 3, número 20
H. Puebla de Zaragoza a 7 de diciembre de 2000

Estudiantes y revolución

Por Luis Navarro Rojas

Mural de Salvador Ortega Salazar que muestra la planeación del movimiento revolucionario. Museo Regional de la Revolución Mexicana. Foto de Armando López V.

 

L

as acciones colectivas, intempestivas y sin claridad en la participación política caracterizan a los grupos estudiantiles a finales del siglo XIX y principios del XX. Tales fueron los elementos que acompañaron a la organización estudiantil, en Puebla, que afloró a finales del siglo anterior y que se encontró motivada por algo que a simple vista pareció ajena a los intereses de los estudiantes, la independencia de Cuba.

Efectivamente, desde mediados del siglo XIX la isla mayor de las antillas se debatía por obtener su independencia del otrora poderoso imperio español y ya para la década de los noventa la lucha había entrado en su fase final. La presencia del elemento ibérico, elemento apoyado por el régimen porfirista, era considerable en la ciudad, y contra este se encaminaron las actividades de los estudiantes poblanos. La juventud estudiosa pugnaba por la libertad aunque fuera la ajena, volcándose a la manifestación pública, lanzando catilinarias frente al círculo español, entonando elegías y en cada plaza se lanzaron denuestas, en contra de "España la opresora", estos mismos grupos habían salido del colegio gritando, ¡Viva Cuba libre!, ¡Viva Maceo!, ¡Mueran los españoles!. El estudiante Francisco L. Casián se encontró lanzando arengas a la gente, y su compañero, Alfredo Ortega, "el chinaco", enardeció a la multitud, congregando en el edificio de la Aduana Vieja a un buen número de personas. Poco después los estudiantes celebraron una sesión en el Teatro Principal, en donde se efectuaron acaloradas discusiones, exigiendo de manera tajante, la libertad inmediata de la isla, la pena de muerte para el general Valeriano Wegler y la instauración del régimen republicano, las demandas cuan más descabelladas empezaron a adoptar mayores dimensiones, hasta llegar a exigir la supresión de todos los tronos del mundo, a los que aplicaron distintos adjetivos, entre ellos el de tiranos, además de acusarles los esclavizadores de la libertad de los pueblos y asesinos de la conciencia humana. La oratoria efervescente del "chinaco" suscitó también la animadversión de los afectos a la causa hispana, a lo que siguieron los gritos de algunos de los concurrentes y el levantamiento de barricadas en los palcos y el tinglado, terminando la sesión en una batalla campal a cojinazos entre los seguidores de uno y otro bando.1

Otro de los momentos de descontento y rebeldía estudiantil, lo constituyeron los hechos acaecidos en el mes de abril de 1904, en los cuales los alumnos pensionados Enrique Yañez y Miguel Cabrera, encontrándose en el refectorio, "empezaron a protestar arguyendo que la carne servida en un platillo se hallaba descompuesta. Otros alumnos simultáneamente arrojaron por el suelo cubiertos, pedazos de pan y tortillas, manifestando su desagrado. Mientras otros alumnos de cuatro mesas con insistencia y "gritos subversivos" pedían que les cambiaran los frijoles. Todos ellos recibieron la negativa del subprefecto y obrando casi todos de común acuerdo prorrumpieron en gritos desaforados y después de azotar los cubiertos, arrojaron el pan y tortillas por el suelo, hicieron pedazos 18 sillas y salieron luego en tumulto".2

Al ser informado de lo sucedido, el gobernador Martínez, tomó la determinación de que los alumnos, Yañez, Casián y Cabrera, además de Gilberto Revilla y Lauro González perdieran la pensión.3

Francisco L. Casián. Director del Colegio del Estado (1917-20)

 

Tanto en el primer caso, en donde los estudiantes pugnaron por la Independencia de Cuba, como en el segundo se pueden vislumbrar algunos elementos que definen la participación de los estudiantes poblanos. En primer lugar su participación gira en contra de las disposiciones de las autoridades del Colegio, o bien de las externas a éste, además de esto la organización es meramente coyuntural, sin ningún intento por tratar de que las actividades sean permanentes, de súbito como hicieron su aparición de esa misma manera se extinguieron, aún más, acontecimientos como el segundo eran frecuentes, sin embargo, es importante señalar que en estos se encontraron involucrados individuos, que posteriormente habrían de desempeñar papeles destacados dentro de la administración local, el caso más claro es el de Casián. Por otra parte existen factores que merecen ser considerados para ubicar la problemática en otra perspectiva. Bajo estos lineamientos se encuentra que los dos ejemplos, constituyeron solamente unos cuantos capítulos de la escuela política de los estudiantes.

Aunque en la primera parte la participación sea eminentemente coyuntural y en la segunda no constituye un acontecimiento, la participación de Casián le dio un sesgo distinto; Casián habría de asimilar esta enseñanza y la emplearía en su futura participación política, aunque esta se encontraría naturalmente matizada por la presencia de nuevos actores y se desarrollaría en circunstancias igualmente disímiles.


1 Casián, Francisco L. "Una remembranza del Colegio del Estado" en El Colegio del Estado de Puebla, Puebla, Gobierno del Estado, 1931, p.114.
2 Huerta Jaramillo, Ana María D., Los estudiantes poblanos en 1910, Op. cit., p. 7.
3 Huerta Jaramillo, Ana María D., Los estudiantes poblanos en 1910, Op. cit., p. 8.

La integración de una élite

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n la formación de los grupos estudiantiles influirían diversos factores, como la búsqueda y la consecución de objetivos comunes, la situación económica en la que los integrantes se hallaron inmersos y el terreno profesional en el que desarrollaban sus actividades, además de que su influencia se sintió en distintos aspectos de la vida de la ciudad y estudiantil. Uno de los espacios donde se reflejó la presencia estudiantil y su participación, lo constituyó la Agrupación de Estudiantes del Colegio del Estado, fundada en las postrimerías del siglo XIX.

Desde la dirección de la Agrupación, los estudiantes pudieron desarrollar acciones en el terreno político, que de otra forma no hubieran podido desarrollar, o quizás no con la misma fuerza e intensidad.

Así pues, a través del arribo del estudiante de medicina. Alfonso G. Alarcón a la presidencia de la Agrupación en agosto de 1905, comenzó a estructurarse un grupo compacto de estudiantes, que incidieron en la vida del Colegio y en el contexto político de la localidad. Luis G. Quintana, Alfonso G. Alarcón, Gil Jiménez y Luis Sánchez Pontón, integrantes de este grupo, empezaron a descollar en una serie de actividades, que a la postre les haría saltar a la palestra política.1

Así por ejemplo, Luis G. Quintana ocupó la vicepresidencia de la Agrupación de Estudiantes en 1907, y en ese mismo año, Gil Jiménez y Alfonso G. Alarcón, alegando estar imposibilitados para realizar los pagos de los derechos de la matrícula, obtuvieron la dispensa en el pago de dichos cargos, situación peculiar lo constituye el hecho de que en ese mismo año de cuatro dispensas otorgadas en el pago de los derechos de matrícula, dos correspondieron a los casos de Alarcón y de Jiménez.2

Nuevamente en 1908, alegando "carecer de los recursos necesarios", Gil Jiménez recibió los beneficios de la dispensa en el pago de los derechos de la matrícula en la carrera de medicina.3

Ya para 1909, Luis G. Quintana, Alfonso G. Alarcón, Gil Jiménez y Luis Sánchez Pontón, se vieron dispensados en el pago de los derechos de matrícula y asistencia a sus estudios.4

Cuerpo de redacción y administración de Don Quijote, primera época: Aurelio M. Aja, Alfonso G. Alarcón, Rafael Cabrera y Gil Giménez. Foto tomada de El Colegio del Estado de Puebla de Alberto Pérez Peña.

 

La explicación a esta serie de logros por parte de este grupo estudiantil, no solamente puede ser explicada por la influencia que estos pudieron tener a través de la Agrupación de Estudiantes, sino también por su arribo a los puestos directivos de la publicación estudiantil Don Quijote. Igualmente la participación del grupo se vio reflejada en actividades, tales como la inserción de Luis Sánchez Pontón, en el programa de festejos con el que se celebró la instalación del reloj ecuatorial en el plantel.5

Es necesario hacer hincapié en que a pesar de los privilegios relativos, que el aparato administrativo les ofreció éstos mantuvieron una posición independiente, pues inclusive constituyeron algunos de los elementos más representativos de oposición al régimen y en miembros de la militancia maderista. La explicación puede encontrarse en su condición de grupo económico y social, ya que como integrantes de grupos intermedios, tendieron a la búsqueda de mejores condiciones para su desarrollo, y la oportunidad que el maderismo les brindó, resultaba harto atractiva para dejarla pasar de largo.

Lo que puede apreciarse, es que a través de este conjunto de acciones, tendientes a la consecución de objetivos de carácter inmediatista, fueron gestándose formas de organización y cohesión estudiantil, y la llegada a posiciones de un privilegio relativo, en la cuestión de la toma de decisiones, constituyeron los cimientos de actividades de mayor envergadura, precisamente en el año del Centenario.


1 BLFCE, Sección Administrativa, exp. 46, 29 de agosto de 1905.
2 BLFCE, Sección Administrativa, exp. 7, 19 de marzo de 1907; BLFCE, Sección Administrativa, exp. 45, 30 de diciembre de 1907; BLFCE, Sección Administrativa, exp. 49, 21 de diciembre de 1907.
3 BLFCE, Sección Administrativa, exp. 33, 6 de octubre de 1908.
4 BLFCE, Sección Administrativa, exp. 10, 5 de enero de 1909; BLFCE, Sección Administrativa, exp. 12, 9 de enero de 1909; BLFCE, Sección Administrativa, exp. 43, 2 de diciembre de 1909; BLFCE, Sección Administrativa, exp. 57, 23 de diciembre de 1909.
5 BLFCE, Sección Administrativa, exp. 28, 27 de abril de 1909.

 

Los estudiantes y la sucesión presidencial
La hora de la acción

Portada de la revista Don Quijote (1910)

 

C

omo se mencionó, diferentes logros habíanse alcanzado en la cuestión académica en el Colegio del Estado, la institución respondió a los intereses que el engranaje porfirista le impuso, por tanto no es de extrañar el impulso que había recibido. Sin embargo, la existencia de grupos que habían permanecido al margen de los beneficios era un hecho insoslayable. De esta manera; el régimen se había transformado en el garante de una paz relativa, —matizada por los levantamientos indígenas del noroeste y sureste de la república— y del crecimiento económico, siguiendo un modelo de desarrollo que, particularmente en la entidad, concedía privilegios a una elite nativa y extranjera, mientras que la mayoría de los poblanos veían empeorar día con día su situación.1

La marginación política, social y económica, constituyeron rasgos característicos del porfiriato, aunado a ello, la crisis económica de 1907 vino a dar al traste con el proyecto económico implementado por el régimen. Es obvio que estas circunstancias hubieron de reflejarse en el tejido social y en el proceso electoral de 1910, pues brindó una buena oportunidad de manifestarse a todos los grupos relegados, de ahí que la convocatoria lanzada primeramente por Bernardo Reyes y posteriormente por Francisco I. Madero, permitieran abrir los espacios necesarios, para que esas fuerzas sociales, pudieran expresarse en el escenario político y permanecer de manera latente.

Como representante de Díaz, Martínez se encargó de que las arbitrariedades y los abusos se convirtieran en las características de su gobierno. Los intentos por transformar el estado de cosas fueron reprimidos por los elementos martinistas, como ocurrió en Tehuitzingo, población situada en el sudoeste del estado, y que a la postre se transformaría en uno de los reductos principales de la insurgencia zapatista, pues "una elección municipal alterada provocó una rebelión en contra de los líderes del poblado, lo que dejó un saldo de varios protestantes muertos o heridos".2

Es necesario hacer hincapié en el papel que los grupos intermedios o "clases medias", habían desarrollado en el tejido social. Éstos se habían beneficiado por la estabilidad política y el crecimiento económico, sin embargo, la etapa de recesión en la que entró el modelo a raíz de la crisis de 1907 afectó sobremanera a estos grupos, frenando con ello sus expectativas de continuar en la búsqueda de mejores condiciones dentro de la escala social, esto también les llevó a abrazar la causa oposicionista, aunque es pertinente señalar que esto solamente lo harían de manera coyuntural.

Bajo esta serie de premisas, se ubica la participación estudiantil dentro de la campaña maderista. Es pues conveniente considerar la relevancia de los estudiantes en el ámbito político de la entidad, Madero mismo, había mostrado su inclinación a que los estudiantes se sumaran al esfuerzo que el se encontraba dirigiendo, pues encontraba en ellos elementos que podrían ser aprovechados en favor de la causa, entre ellos su entusiasmo y patriotismo.3

En Puebla los esfuerzos de los antirreleccionistas por atraer a los grupos estudiantiles durante los primeros meses de la campaña maderista habían sido infructuosos, sin embargo, a medida que el proceso electoral continuaba su curso, el panorama sufrió serias transformaciones. Numerosos alumnos de los centros de educación superior se sumaron a la causa y "... a principios de mayo estudiantes del Colegio del Estado, la Escuela Normal y la Universidad Católica anunciaron la creación de un club alineado con los serdanistas".4

Es destacable la labor de la Agrupación de Estudiantes del Colegio del Estado, pues esta se convirtió en una de las puntas de lanza del antigobiernismo y en propagador de las ideas maderistas. Buena parte de los alumnos del Colegio del Estado se declararon maderistas, no así serdanistas, e hicieron otro tanto para que alumnos de otras instituciones abrazaran la causa. Pero particularmente, los primeros demostraron mayor participación, participación reconocida en su valía por el propio Serdán.5

Así las cosas, la visita de Madero a la ciudad de Puebla constituyó uno de los acontecimientos más relevantes en la historia política de la entidad. Los diferentes grupos sociales que habían influido en torno al maderismo se mantuvieron a la expectativa para el desarrollo de la jornada cívica. Es conveniente señalar que el maderismo no se constituyó en una corriente homogénea sino que coexistían en su seno grupos con características e intereses diferentes, pero prevaleciendo dos vertientes principales, la primera heredera de las ideas magonistas del PLM, y que agrupaba a obreros y artesanos del ferrocarril Interoceánico, obreros textiles, empleados particulares, alumnos del Colegio del Estado y otras instituciones encabezadas por Aquiles Serdán, la segunda integrada por los grupos medios, y con una marcada aversión al programa radical del PLM, y por consiguiente hacia la jefatura de Aquiles Serdán.6

Luis G. Quintana. Vicepresidente de la Agrupación de Estudiantes del Colegio del Estado en 1907 y posteriormente abogado. Foto tomada de El Colegio del Estado de Puebla de Alberto Pérez Peña.

 

En aquellos momentos en que la efervescencia política crecía como la espuma, los alumnos del Colegio del Estado se enfrascaron en una serie de discusiones sobre la importancia de asistir al mitin maderista, portando el estandarte del plantel y llevando la representación de la institución. Sin embargo existieron elementos que impidieron que esto pudiera efectuarse. Primeramente, pesaba sobre los alumnos la prohibición expresa de las autoridades del plantel de participar en cualquier actividad política opuesta al régimen bajo la pena de severos castigos, y por otra parte, la presencia de elementos estudiantiles afines al martinismo quienes se opusieron rotundamente a las actividades de los maderistas, delatando a la mayoría y llevando información hacia los círculos oficiales, quienes tomando represalias, cesaron en los puestos públicos que ocupaban a algunos de los participantes, así por ejemplo, Gil Jiménez fue cesado en el puesto de practicante en el Hospital General del Estado y en el de auxiliar de Laboratorio Químico del Ayuntamiento.7

Ante la imposibilidad de acudir al mitin releccionista con la representación del Colegio, los estudiantes optaron por acudir a título personal. De esta manera numerosos contingentes se dieron cita en la estación del ferrocarril, con el fin de recibir a Madero. Los agentes del régimen hicieron todo cuanto fue posible para desalentar la asistencia de la gente, impidiendo, por un lado, que la concentración se efectuara en un lugar cercano al centro de la ciudad, y por otro, organizando una contramanifestación con el propósito de sembrar la confusión entre los manifestantes. La primera medida orilló al conglomerado a desfilar a un sitio ubicado en el barrio de Santiago, en los suburbios de la ciudad, en donde fue levantada una plataforma donde se desarrolló el programa...8

Los oradores pusieron especial empeño en denunciar las arbitrariedades de que eran objeto los poblanos por parte de las autoridades, y aún más, el país entero. Sobresalió entre estos, el presidente de la Agrupación de Estudiantes del Colegio del Estado, Alfonso G. Alarcón, quien en su discurso manifestó la necesidad de implementar nuevas prácticas en la elección de gobierno, haciendo a un lado el mito de que el país aún no se encontraba apto para el ejercicio de la democracia, resaltando el hecho de que tal cuestión tendría que lograrse sin el más mínimo derramamiento de sangre.9

Sin embargo, la participación estudiantil tuvo un costo y éste habría de ser elevado, pues la incrustación de elementos oficialistas en todos los círculos, llevo a cabo una eficaz labor de espionaje, detectando y denunciando a los estudiantes que habían tomado parte en la manifestación, no solamente en el caso de los del Colegio del Estado, en donde los elementos martinistas, Manuel L. Márquez, Abel Vivas, Conrado Lezama, Miguel E. Sarmiento, Rodolfo Sarmiento, José Monterde y Arturo Fernández Aguirre, suscribieron un documento intitulado "Los estudiantes del Colegio del Estado" en el cual hacían recriminación a todos los estudiantes que habían asistido al mitin, sino también en el de otras instituciones, como la Escuela Normal, en donde los profesores Luis Casarrubias Ibarra, quien además era secretario particular de Agustín M. Fernández, Secretario General de Gobierno, y Manuel M. Herrero, director de la Escuela Normal se encargaron de realizar esta labor.10

J. Mariano Pontón. Abogado, escritor, poeta, sociólogo y jurista. Foto tomada de El Colegio del Estado de Puebla de Alberto Pérez Peña.

 

Al conocerse los hechos la solidaridad estudiantil se puso de manifiesto, pues algunas de las alumnas normalistas se dieron a la tarea de emprender una colecta pública con el propósito de ayudar a sus compañeros.11

Pasados los primeros momentos de participación, el proceso se efectuó, y la maquinaria electoral del régimen fue puesta en marcha. Las características de éste fueron las irregularidades, por ejemplo; el padrón fue distorsionado con el propósito de evitar el sufragio de los opositores, además de ello las mesas de votación se abrieron en distintos horarios y en sitios de difícil acceso para los votantes, de esta manera los resultados eran fácil de preveerse, un triunfo rotundo y contundente de Díaz.12

La seguridad de que los comicios habían sido un fraude hizo avivar los ánimos de la población, aprovechando esta situación, los estudiantes del Colegio del Estado convocaron a una manifestación multitudinaria, con el fin de que los diferentes grupos pudieran expresar su descontento. Al tener conocimiento de ello las autoridades prohibieron la concentración bajo la pena de disolverla con el uso de la fuerza, ante tal medida los estudiantes suspendieron el llamado, sin embargo, Serdán mantuvo la convocatoria, su postura era opuesta a la de los estudiantes, dadas las tendencias y los intereses que seguían, los segundos actuaban como ciudadanos, y por tanto respetuosos de la ley, Serdán tenía la necesidad de actuar como el líder político encauzador del descontento, llevando los hombres a la acción.13

Juan Andreu Almazán fue candidato a la presidencia de la República como contrincante del gral. Manuel Avila Camacho. Foto tomada de El Colegio del Estado de Puebla de Alberto Pérez Peña.

 

La manifestación se efectuó el día 7 de julio, acudiendo a ella varios miles de personas, sin embargo, la advertencia previa, hecha por el régimen de Martínez no habría de ser en balde y cuando la multitud comenzó a marchar hacia la plaza principal, después de haberse reunido en la plaza de San José la policía montada comandada por Miguel Cabrera con el apoyo de elementos de tropa arremetieron contra el contingente, sable en ristre, dejando en el choque un saldo de un muerto y varios heridos.14

El régimen, como era de esperarse, culpó de los acontecimientos a la Junta Directiva, y tres de sus integrantes fueron encarcelados, Gil Jiménez, Alfonso G. Alarcón y Luis Sánchez Pontón, pues a pesar de haber retirado la convocatoria, el empuje de los grupos, incentivado por Serdán, les hizo imposible permanecer al margen. Ante este hecho Isunza renunció a la dirección del Colegio del Estado, y los abogados Francisco Beíztegui y Mariano Pontón asumieron la defensa de los detenidos. Luis G. Quintana, Manuel Beíztegui y Emilio Contreras ocuparon interinamente la Mesa Directiva de la Agrupación de Estudiantes. Las medidas emprendidas por el régimen con el propósito de desalentar cualquier intento de subversión empezaron a rayar en la paranoia. A manera de ejemplo, varios estudiantes entre los que se encontraban Ricardo Cabrera, Wenceslao Téllez y Saltiel Martínez, fueron expulsados del plantel y encarcelados cuando rehusaron saludar a Martínez durante la visita de éste al Colegio. Estos acontecimientos no hicieron más que exacerbar la animadversión de algunos grupos en contra del aparato martinista.15

Manuel L. Márquez, Director del Colegio del Estado y primer rector de la Universidad de Puebla. Foto tomada de Don Quijote revista estudiantil del Colegio del Estado, tomo II, núm. 18, 1933.

 

Los estudiantes afectos a Serdán empezaron a redoblar esfuerzos, organizando la resistencia de los trabajadores manteniendo la confrontación directa con el régimen, las prácticas radicales de los serdanistas difería en mucho con los miembros de la Junta, que continuaron la lucha por las cauces de la legalidad porfiriana.16

La huida de Madero al extranjero y la proclamación del plan de San Luis dejaba para sus seguidores de tendencia radical, como en el caso de Serdán, un solo camino: el de las armas. Los estudiantes serdanistas tuvieron la oportunidad de participar en los proyectos de insurrección, así por ejemplo, el estudiante de medicina Juan Andrew Almazán, estaría encargado de organizar la rebelión de los presos en la penitenciaría de San Juan de Dios, donde prestaba sus servicios.17

Los planes del levantamiento programado para el 20 de noviembre fueron descubiertos y la fuerza pública irrumpió en la casa de Serdán, suscitándose un enfrentamiento, que reportó un saldo de veinte muertos, cuatro heridos y siete prisioneros.18

Con la muerte de Serdán el proyecto radical en Puebla quedó abortado, la causa oposicionista en la entidad quedó en manos de aquellos que habían manifestado una actitud moderada para con el régimen, sin embargo, este proceso de recomposición de fuerzas adoptaría nuevas caras.


1 LaFrance, David G. "Madero y el maderismo en Puebla" en Puebla de la colonia a la revolución, México, CIHS-ICUAP, 1987, p. 327.
2 LaFrance, David G. Madero y la Revolución Mexicana en Puebla, México, UAP, 1987, p. 19.
3 LaFrance, David G. Madero y la Revolución Mexicana en Puebla, Op. cit., p. 24.
4 LaFrance, David G. Madero y la Revolución Mexicana en Puebla, Op. cit. p. 43.
5 Gámez, Atenedoro, Monografía histórica sobre la génesis de la revolución en el estado de Puebla, México, INEHRM, 1960, p. 77.
6 Márquez, Carrillo Jesús, La generación de 1910 y la Revolución Maderista, Ponencia presentada en el Congreso Internacional de Ciencias Sociales, San Luis Potosí, julio de 1996, p. 24.
7 Frías Olvera, Manuel, Historia de la Revolución Mexicana en el Estado de Puebla, México, INEHRM, 1980, pp. 105-106.
8 Castillo, Porfirio del, Puebla y Tlaxcala en los días de la revolución, México, Zavala, 1953, p. 35.
9 Márquez Carrillo, Jesús, Las aguas profundas; Política y Krausismo en Puebla, 1880-1910, Puebla, Ayuntamiento del municipio de Puebla, Col. Crónica de Puebla, No. 4, 1995, p. 52; Porras y López Armando. "El Colegio del Estado y la Universidad Autónoma de Puebla" en Puebla azulejo mexicano, Puebla, Ayuntamiento de Puebla, 1971, p. 337.
10 Romano Moreno, Armando, Anecdotario Estudiantil, México, UAP, Col. Crónicas y testimonios, No. 3, V. I, 1985, p. 179., Porfirio del Castillo. Op. cit., 36.
11 Castillo, Porfirio del, Op.cit, p. 36.
12 Tecuanhuey Sandoval, Alicia, Cronología Política del Estado de Puebla, 1910-1991, Puebla, BUAP, 1994, p. 11.
13 Gámez, Atenedoro, Op. cit., p. 156.
14 LaFrance, David G., Madero y la Revolución Mexicana en Puebla, Op. cit., p. 53.
15 LaFrance, David G., Madero y la Revolución Mexicana en Puebla, Op. cit., p. 58.
16 Márquez Carrillo, Jesús, La generación de 1910 y la Revolución Maderista Op, Cit., p. 10.
17 LaFrance, David G., Madero y la Revolución Mexicana en Puebla, Op. cit., p. 63.
18 Márquez Carrillo, Jesús, La generación de 1910 y la Revolución Mexicana, Op. cit., p. 11
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El asesinato de Cabrera

Por Cuahutémoc Cárdenas

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l 20 de diciembre de 1972 a las 21: 45 aproximadamente fue asesinado el director del Servicio Social de la UAP, Enrique Cabrera Barroso. Los autores del crimen nunca fueron encarcelados y los directores intelectuales han permanecido en el anonimato. En ese tiempo era gobernador del Estado el doctor Gonzalo Bautista O’Farrill y procurador de justicia el licenciado Raymundo Zamudio. Este nuevo crimen (el 20 de julio del mismo año y con los mismo métodos se había dado muerte a Joel Arriaga Navarro, director de la Librería Universitaria) indignó a sectores sociales sensibles, que en el caso del ingeniero Cuahutémoc Cárdenas expresó lo que a continuación transcribimos, publicado en la revista Siempre! el 3 de enero de 1973, a 17 días del tercer asesinato político, el de Josafath Tenorio Pacheco.

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Con profunda pena e indignación queremos llamar la atención de los mexicanos conscientes, retos y preocupados por el desarrollo del país en todos los órdenes, sobre los hechos de violencia que se vienen sucediendo en distintas partes de la República, particularmente en Puebla, donde el más reciente de estos hechos ha sido el cobarde asesinato de Enrique Cabrera, jefe de los Servicios Sociales de la Universidad Autónoma de Puebla.

"Pretendemos y aspiramos a vivir en un régimen constitucional, con normas a observar por todos los ciudadanos, tanto en su actividad individual como colectiva, con ejercicio pleno de derechos, obligaciones y garantías. Observando la ley, rigiéndose por ella, son válidas en cualquier terreno coincidencias y discrepancias, sea entre individuos, sea entre agrupaciones.

"Auspiciar la violencia, pretender que recurrieron a ella pueden resolverse problemas que trascienden a la colectividad, ocultar o proteger a quienes han delinquido, es sólo abonar el campo para más violencia, es propiciar la descomposición de la organización social y es hacerse cómplice de acciones que la ley castiga. Pero más grave aún, es que con ello se atenta contra la integridad misma del país y de su régimen de gobierno.

"Podemos discrepar o coincidir con las posiciones asumidas por Enrique Cabrera a lo largo de su actuación política. Tenemos derecho a ello. Pero no podemos admitir que un luchador más, que un mexicano más, cualquiera que sea su actitud política y cualquiera que sea nuestra adhesión u oposición al respecto, que un ciudadano que actúa con apego a la ley, caiga como ha caído Enrique Cabrera.

"La aplicación estricta de la ley, el castigo de todos los culpables, cualquiera que sea su jerarquía y por mínima que pudiera parecer su participación en los delitos cometidos, es lo único que puede impedir que la violencia aumente y que el país retroceda y se vea envuelto en situaciones graves, tanto en lo que hace a la construcción de una sociedad democrática, como a la protección y defensa de la soberanía nacional.

"Ahora bien, ¿quién se beneficia con la violencia, qué fuerzas o sectores se aprovechan y benefician de la inestabilidad, de la inseguridad, de una vida social al margen de la ley? No son ciertamente los mexicanos que se esfuerzan por desarrollar una sociedad democrática y justa, por lograr el pleno ejercicio de la soberanía nacional, para ser cabalmente independientes en lo económico, lo cultural y lo político.

"Se benefician el imperialismo y la reacción interna que le sirve a cambio de los despojos que le deja.

"Contra el imperialismo actuará la cohesión social que logremos en torno a acciones de independencia y soberanía, que como nación y como pueblo ejerzamos. Contra la reacción interna, que alienta la violencia y la descomposición, actuará además, y debe hacerse ya, sin contemplaciones y con firme decisión, la aplicación estricta de la ley.

"Apegarse a ella es la mejor defensa de un régimen revolucionario. Eludir o retardar su observancia y aplicación es la mejor manera de propiciar la dependencia del exterior y el mantenimiento de privilegios injustos, asentados en la explotación y el crimen, en nuestra vida interna.

"Por Enrique Cabrera, por los que han caído antes que él en condiciones semejantes y por el futuro de México, debe responsable y patrióticamente hacerse justicia."

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