Antonio Barranco Tenorio, universitario ejemplar Por Manuel Vega Duarte *
nda consternación causó en la ciudad de Puebla el fallecimiento, el 30 de junio de 2001, del doctor Antonio Barranco Tenorio, tesorero vitalicio de la Sociedad Médica de Beneficencia de Puebla, maestro universitario por muchos años, director de la Escuela de Medicina y de los hospitales Francisco Marín (hoy Universitario) y del Sagrado Corazón de Jesús; hombre generoso y propositivo. En este espacio haremos una breve semblanza de ese gran poblano, quien dio prestigio con el ejercicio de su profesión de médico a nuestro Estado y a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, su Alma Mater, a la que amó y sirvió con veneración. Antonio Barranco Tenorio fue originario de esta muy noble y leal ciudad de Puebla de los Ángeles. Nació en el barrio de la Soledad, precisamente en la calle del Camarín de la Soledad, hoy 13 oriente entre 2 y 4 sur. Fueron sus padres los señores Antonio Barranco Escobar y doña Carlota Tenorio Marín. Cursó la instrucción primaria en la escuela oficial licenciado José María Lafragua, de la que guardó un recuerdo muy grato, convirtiéndose en su benefactor años después. Al terminar la primaria bajo la tutela de su tío, el profesor Francisco de Paula Tenorio ingresa al Colegio del Estado para cursar la preparatoria, que en ese entonces era de cinco años. Más adelante se inscribe en la facultad de química, pero al percatarse de que esta carrera no llenaba sus aspiraciones decide inscribirse en la Facultad de Medicina, en donde tuvo como compañeros a personajes como Julio Glockner, Octavio Ajuría, Armando Moctezuma Aquino, quienes al igual que él habrían de convertirse en médicos destacados. Andanzas juveniles En 1935 es electo presidente de la Agrupación de Estudiantes del Colegio del Estado, precisamente el mismo año en que el general Lázaro Cárdenas asciende a la Presidencia de la República impulsando, entre sus primeras iniciativas, la educación socialista, lo cual provocó una oleada de protestas a lo largo y ancho del país. Entre las reacciones más dramáticas que suscitó tal medida tenemos la renuncia del entonces rector de la UNAM, Fernando Ocaraza Carmona.
El Secretario de Agricultura de Cárdenas, Tomás Garrido Canabal, imbuido en las doctrinas socialistas y marxistas, era uno de los más fervientes impulsores de la educación socialista. En aras de que los estudiantes mexicanos adoptasen una postura respecto al problema de referencia, la Confederación Nacional de Estudiantes convocó en 1935 a un Congreso en Monterrey, en un conocido Teatro de esa ciudad. De Puebla partieron dos grupos, uno al mando de Manuel Frías Olvera, Antonio Esperón Unzueta, Reynaldo Torres y Manuel González "La Loba", y el otro, encabezado por Antonio Barranco Tenorio, Guillermo Borja Osorno, e Ignacio Flores Rojas. A ellos se sumaron Rafael López "El Burro", Raymundo Ruiz Reyes, Gabriel Jara, Agustín Aguilar, Fernando García Balcázar y Francisco Sánchez Aguilar. La bandera universitaria tenía como lema: "La libertad de cátedra y una verdadera autonomía universitaria." En el acto de inauguración, representando a Puebla, hicieron uso de la palabra Manuel Frías Olvera y Manuel González, "La Loba". El discurso del primero fue catalogado como "moderado", y el del segundo como "apasionado" y "fustigador".
Al término del acto, poco después de las 21 horas, un nutrido grupo de los congresistas alrededor de 100 abandonó el Teatro, con la intención de dirigirse al lugar donde cenarían. Caminaban tranquilos, cantando y echando porras a sus respectivas universidades y a la libertad de cátedra. De pronto, en una de las calles, se toparon con cinco individuos, uno de los cuales se puso a insultarlos y a amenazarlos. "La Loba" le reclamó su proceder al agresor, al tiempo que sacaba una pistola española. El desconocido, por su parte, sacó un tremendo pistolón. En el momento menos pensado se escucharon varios disparos, provocando que los estudiantes corrieran a buscar refugio. "La Loba" y un estudiante de Monterrey cayeron heridos. Antonio Esperón Unzueta corrió tras el agresor, logrando detenerlo tras ponerle una zancadilla con sus largas piernas. Los muchachos lo golpearon y lo entregaron a las autoridades, quienes descubrieron en el pecho del homicida una multitud de escapularios. "La Loba" murió en el sanatorio Muguerza. Barranco y Frías Olvera acudieron a la comandancia militar de Monterrey a pedir garantías y ayuda. Dicha comandancia estaba a cargo del general Juan Andrew Almazán, ex alumno del Colegio del Estado, quien ayudó a los poblanos pagando el traslado del cuerpo y los gastos de transporte de todos los estudiantes poblanos. Al llegar a Puebla el cadáver de "La Loba" fue velado en el Paraninfo del Colegio del Estado. Fue sepultado en el panteón de La Piedad. Todos los estudiantes acudieron a despedir al compañero. Ésta fue una de las vivencias más dramáticas de Antonio Barranco en su época de estudiante. En el ejercicio de la medicina Barranco Tenorio sustentó su examen profesional para alcanzar el título de médico cirujano y partero en el año de 1938, siendo aprobado por unanimidad y felicitado por sus sinodales. Al ingresar como médico interno del Hospital General, se dedicó con ahínco a la cirugía. En aquella época dicha institución llevaba el nombre de "Jesús Carranza", hermano del ex presidente de la república Venustiano Carranza. En más de una ocasión nuestro personaje de consuno con otros estudiantes de medicina, entre ellos los hermanos Lara y Parra, Jesús y Manuel Espinosa Vera protestó por ese hecho, arguyendo que en lugar del nombre mencionado debería llevar el de un ilustre sabio y médico poblano: doctor Francisco Marín, propuesta que hizo llegar a las autoridades del Estado. Al recibirse como profesional, Barranco Tenorio continuó trabajando en la institución de referencia, pero decidió también instalar un consultorio en Tepeaca, Puebla, en donde se limitaba a la consulta externa. Poco tiempo después se instaló definitivamente en la ciudad de Puebla, sin duda a instancia de su tío, quien le ofreció una casa ubicada en la 2 surpara que dedicara a sus actividades. Era una casa modesta, en el interior de una vecindad, pero en buenas condiciones. Ahí instaló su consultorio médico. De este modo nuestro personaje comenzó a trabajar en nuestra ciudad capital con mucho éxito. Aparte de realizar operaciones quirúrgicas en el Hospital General, más adelante hizo lo mismo en los hospitales Francisco Marín y del Sagrado Corazón de Jesús, en donde atendía a tantos pacientes que se vio ante la necesidad de formar un buen equipo de auxiliares. Su interés por la cirugía le llevó a visitar con frecuencia al Hospital General y al Juárez de la ciudad de México, tanto con el objeto de ponerse al día en los nuevos conocimientos médicos con el propósito de relacionarse con los cirujanos destacados que laboraban en dichos nosocomios. Así fue como aprendió las nuevas técnicas y prácticas quirúrgicas, y como se puso en contacto con no pocos de los cirujanos más destacados del país. No tardó en ingresar a la Academia Nacional de Cirugía, presentando numerosos trabajos en sus diferentes sesiones, lo cual le dio prestigio estatal y nacional. Al morir su tío, el profesor Francisco de P. Tenorio, probablemente heredó el predio, decidiendo abrir un pequeño sanatorio llamado desde entonces "Guadalupe", asociándose con los doctores Carlos Vergara Soto, y Héctor Labastida Muñoz, logrando tener éxito. En 1940 compra su primer auto, con él logra desplazarse para la atención de sus numerosos pacientes, dándose además a la tarea de atender gratuitamente a muchas personas de condición humilde, principalmente a los niños de los orfanatos. Pasan los años y el Sanatorio Guadalupe comienza a ser insuficiente para atender a su basta clientela, por lo cual nuestro personaje y sus socios deciden construir uno nuevo, con más amplitud y con todos los servicios necesarios, laboratorios, Rayos X, etcétera. El nuevo sanatorio se inaugura en el año de 1951, en donde tienen cabida muchos médicos poblanos, egresados de nuestra máxima casa de estudios. En febrero del 2001 se celebró el 50 aniversario de dicho acontecimiento. Para conmemorar la ocasión, se llevaron a cabo unas jornadas médicas que tuvieron mucho éxito en el ambiente médico de Puebla. ¡Qué feliz vimos al doctor Barranco! Ya para entonces habían muerto sus socios, el doctor Carlos Vergara Soto y el doctor Héctor Labastida Muñoz. En la docencia, en la UAP El doctor Barranco fue invitado por el entonces director de la Escuela de Medicina, doctor Gil Jiménez Aguilar, a cubrir la plaza como maestro de Técnica Quirúrgica en Animales que anteriormente impartiera el doctor Ángel Díaz, mismo que fue despedido de la Universidad por asuntos políticos (fue un ferviente partidario del general Almazán, candidato a la Presidencia de la República). Más adelante fue también catedrático del tercer año de Clínica Quirúrgica. Pronto se ganó el respeto de los alumnos y profesores de la Escuela, no sólo por sus méritos académicos sino, sobre todo, por sus virtudes como ser humano. Siempre fue un excelente maestro y amigo, dispuesto en todo momento a respaldar a quienes acudiesen a pedirle ayuda. Fue director de la escuela de Medicina de la UAP, director del Hospital General del Estado Francisco Marín, y del Hospital del Sagrado Corazón de Jesús. ¡Cómo recuerdo cuando nuestra generación 39-44 cumplió 50 años de haber egresado de las aulas universitarias! En esa ocasión invitamos al doctor Barranco a que nos acompañara a una ceremonia que se realizó en el edificio Carolino, donde se colocó una placa conmemorativa de agradecimiento a nuestra Alma Mater. En el primer patio, cerca del aula Manuel Lobato, nuestro amigo pronunció un emotivo discurso en el que felicitó a todos sus alumnos que cumplían medio siglo de haber terminado su carrera. Hizo también una semblanza de la historia de nuestra máxima casa de estudios. ¡Qué feliz vimos al maestro en aquella ocasión! (27 de noviembre de 1994). Brindó con todos nosotros, nuestras esposas, hijos y nietos, y ratificó allí que con nuestro grupo se inició como catedrático, teniendo entre nosotros a muchos amigos con los que se hablaba de tú y que lo acompañó como siempre su esposa la señora Virginia Solana. Miembro emérito de la Sociedad Médica de Beneficencia de Puebla El doctor Antonio Barranco Tenorio ingresó a esta sociedad el día 20 de agosto de 1938, desempeñando varios cargos dentro de las diversas directivas (entre ellos el de Procurador) pero, por sus múltiples ocupaciones, estuvo alejado transitoriamente. Hasta 1981 decidió dedicarse de lleno a la Sociedad, al concluir el periodo del doctor Miguel Oropeza Libreros (que en paz descanse) como presidente de la misma.
En la sesión de aniversario el 20 de agosto de 1981 se llevó a cabo una asamblea para abordar lo concerniente al cambio de la Mesa Directiva. El doctor Fernando Macías Contreras propuso como presidente al doctor Barranco quien no se encontraba en el evento sugerencia que fue aceptada por los miembros de la Sociedad. Al día siguiente de la sesión se le comunicó la noticia, pero sin ocultar su disgusto informó que no aceptaba el cargo. Sin embargo como lo había hecho en otras ocasiones se dio a la tarea de "consultar con la almohada", decidiendo cambiar de parecer. Al respecto nos comentó a sus amigos que se convenció a sí mismo de que era necesario ayudar a la Sociedad, la cual atravesaba por una situación muy crítica debido a los problemas financieros a un grado tal que estuvo a punto de desaparecer. La nueva junta directiva quedó integrada de la siguiente manera: Presidente, doctor Antonio Barranco Tenorio; Vicepresidente, doctor Fernando Macías Contreras; Secretario, doctor Fernando Avendaño Domínguez; Tesorero, C. D. Miguel Leyva Orihuela; Pro Tesorera, doctora Isabel Santos Rincón; Procurador, doctor Armando Pliego Pastor y, Vocal de Acción Científica, doctor Manuel Vega Duarte.
Debemos recalcar el hecho de que el doctor Barranco vino a salvar a la Sociedad. Lo primero que hizo fue trasladar todos los enseres y muebles así como el archivo del local al Sanatorio Guadalupe. Se reorganizó la Sociedad, y se actualizaron las sesiones científicas y culturales que habían permanecido sin efectuarse después de un período de más de 80 años. Desde entonces se vienen realizando las sesiones sin interrupción. Asimismo, se legalizó la Sociedad como Asociación Civil. Se creó el lema de la Sociedad: "Fraternidad, Ciencia y Honor", y se reorganizó la Tesorería, que andaba "por la calle de la amargura". Al aproximarse el centenario de la fundación de la Sociedad, comenzó a pensar el doctor Barranco en celebrar tan fausto acontecimiento con algo digno de nuestra Ciudad. Así, se organizaron jornadas médicas con la participación de todas las diversas sociedades de las especialidades médicas, y se escogió como sede el lugar donde había sido fundada en el año de 1883, esto es, el ex Hospital de San Pedro, el cual había sido rescatado por la administración del entonces gobernador del Estado, doctor Alfredo Toxqui Fernández de Lara. Los que vivimos todos estos acontecimientos no los podemos olvidar. Fueron actividades científicas, culturales, artísticas y sociales que culminaron con una ceremonia en nuestra bella e histórica Catedral, y con una cena baile en el Centro Mexicano Libanés. Todo esto gracias al entusiasmo y entrega del doctor Barranco. Este mismo mandó hacer ex profeso el estandarte de nuestra Sociedad, a su entero gusto, pagándolo con su propio dinero. En una sesión de aniversario fue elegido como Tesorero Vitalicio, cargo que desempeñó con mucho celo, cuidando siempre e incrementando el capital de la Sociedad. Inició una cuenta bancaria que denominó capital inamovible, la cual hasta la fecha se sigue incrementando. No obstante, todo empezó a fraguarse en su mente al llevar a cabo algo que parecía un sueño, una quimera, algo de lo que se había pensado en otras juntas directivas pero que nunca se pudieron realizar: la Casa de la Sociedad; por ese amor se dio a la tarea de realizar esa gran obra por algunos años se empezó a construir lo que se llamaría "La Casa del Médico", la casa de la sociedad. Y fue el 20 de agosto del año de 1990 cuando se inaugura "La Casa del Médico", la casa que todos ustedes conocen. ¡Qué feliz vimos al doctor Barranco Tenorio! Veía realizada una obra por él muchas veces soñada. Debemos mencionar que con motivo del Centenario de la Sociedad el doctor Barranco escribió y publicó una Monografía muy interesante de la historia de la Sociedad con el acta constitutiva (misma que está a disposición de quien se interese por ella) y con opiniones desde que se fundó por los doctores Leonardo Cardona, Secundino E. Sosa y Guillermo Dávila. Antonio Barranco fue un hijo ejemplar con su madre a la cual amó y respetó siempre y con la cual convivió por muchos años hasta que Dios la recibió. De sus hermanos, Carlos murió siendo muy joven y su hermana Josefina madre de nuestro compañero doctor Alfonso Domínguez Barranco vivió muy cerca de su hermano. El doctor se casó con la señora Virginia Solana; tuvo tres hijos, dos varones y una niña que ahora son jóvenes. Fue un hombre culto. En todas las sesiones científicas y culturales solía hacer comentarios, que ponían de relieve su buen gusto. Este fue el doctor Antonio Barranco Tenorio, egresado de nuestra prestigiosa y querida Facultad de Medicina que en este 2001 cumplió 172 años de haber sido fundada. * Ex Catedrático de la Escuela de Enfermería y Obstetricia en la catédra de obstetricia teórica y subterapeútica, en la escuela de Medicina, obstetricia teórica y subterapeutica, actualmente médico jubilado del IMSS y de la Universidad.
Historia de un gabinete de Fisiología que nunca llegó
n febrero de 1924, siendo gobernador del Estado Vicente Lombardo Toledano, se solicita al diputado local Gonzalo Bautista Castillo que informara sobre el destino de seis mil pesos que había recibido desde el 7 de abril de 1922 para la compra de un gabinete de fisiología que el gobernador interino, Froylán C. Manjarrez, había obsequiado al Colegio del Estado, hoy Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. El gabinete nunca llegó al centro de estudios; el diputado, en una carta publicada el 22 de febrero de 1924,en el diario Excélsior se comprometió a exhibir parte del monto mencionado, asegurando que "por conducto del señor doctor Leonides Andrew Almazán, que salió a París en viaje de estudios, situé (la otra) parte de la cantidad destinada... para que procediera a la compra de algunos de los instrumentos necesarios".
Por los constantes cambios políticos de esa época ( de 1920 a 1925 hubo diez gobernadores: Rafael Rojas, Claudio N. Tirado, José María Sánchez, Froylán C. Manjarrez, Vicente Lombardo Toledano, Alberto Guerrero Covarrubias, Juan Crisóstomo Bonilla, Enrique Moreno, Claudio N. Tirado y Arturo Osorio), la donación del gabinete pasó al olvido; para el 14 de febrero de 1925, Gonzalo Bautista Castillo con el apoyo de Leonides, con el cual tendría quince años después, fuertes divergencias, se convierte en presidente municipal de Puebla. Así es la historia, que documentada se reproduce. El primer documento es la póliza de crédito de seis mil pesos que recibió el diputado Bautista. El documento dos, es el informe que sobre el gabinete dio el rector del Colegio del Estado, Rafael Serrano.
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