Año 4, número 19
Puebla de Zaragoza a 22 de noviembre de 2001

Recuerdos del Aula

Melchor de Covarrubias

esde tiempos inmemoriales los poetas han sido los principales encargados de trasmitir a las generaciones venideras la grandeza de su tiempo y de sus instituciones. No hay, por ejemplo, mejor forma de compenetrarnos con la gran vitalidad que alcanzó Grecia en su época clásica leyendo a Homero, Arquíloco o a Píndaro. Del mismo modo, si deseamos evocar el esplendor de Roma tenemos que leer a Virgilio. Si queremos adentrarnos en la grandeza del México precortesiano, tendríamos que leer los poemas de Nezahualcóyotl.

De igual forma, sólo la poesía nos permite ahondar en la decadencia de las sociedades, o en la pérdida de sus valores más preciados. Así, por ejemplo, poemas como "Tierra Baldía" de T.S. Eliot, o "la Edad de la Ansiedad" de W.H. Auden serán —sin duda— en un futuro no muy lejano, los testimonios más profundos de los problemas que enfrentamos en nuestra época.

Hacemos esta breve reflexión a raíz de los poemas que presentamos en este número de Tiempo Universitario: los mismos reflejan nítidamente el espíritu que imperó en determinadas etapas de nuestra actual Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) —en los tiempos en que ésta era Colegio del Estado, Universidad de Puebla, y Universidad Autónoma de Puebla—, y nos describen de magistral algunos de sus hitos históricos y culturales más importantes.

El devenir ha transformado la faz de nuestra institución, empero permanece inmutable el amor y veneración que ha engendrado en quienes han cursado por sus aulas. Estos poemas son un testimonio inequívoco de ello y forman parte de una antología que viene haciendo Alfonso Yáñez Delgado para ser publicada en los cuadernos del Archivo Histórico Universitario.

 

MELCHOR DE COVARRUBIAS 1

Capitán D. Melchor de Covarrubias:
tú le diste a mi Puebla
este insigne Colegio Carolino,
del Espíritu Santo o del Estado,
hoy Universidad,
pero al mirar, mirando las miradas
de los que por tu ser han transcurrido,
renacen, en tropel, tus ideales
que se vuelven protesta indescriptible
en el fondo del alma,
y contemplo tu empeño
tu deseo de prender
luces de meridiano en las conciencias,
fuego de inspiración en los cerebros.

1 Fragmento del poema dedicado a Melchor de Covarrubias y Cervantes, fundador de la casa de estudios, tomado del opúsculo Canto a mi Universidad, editado en 1989 por su autora, Amapola Fenochio Furlong quién nació en la Ciudad de Puebla; hizo estudios en el Colegio del Estado y en la Instituto Normal del Estado. Ha Obtenido varios diplomas en reconocimiento a su labor poética y magisterial. Ha publicado varias obras de contenido académico y poético.

 

A LA JUVENTUD 2

Árbol de gigantescas ramazones
que al asombrado porvenir asoma,
como un haz de vibrantes corazones,
de vivos aleteos de paloma,
eres, altiva juventud guerrera,
de la lucha en la cúspide altanera.

Vasto horizonte ante tus ojos se abre,
tembloroso de amor y de inquietudes,
en donde siempre tu pujanza labre
un futuro de luz excelsitudes,
más gigante que todas las edades
envueltas en furiosas tempestades.

De siglo en siglo tu palabra canta
las estrofas de un himno prepotente,
y tu egregia figura se levanta,
porque llevas en medio de la frente
un huracán de concepciones bellas
que resplandecen con fulgor de estrellas.

Tu corazón es crátera encendida
donde rebosa de la sangre el vino
que se derrama en floración de vida
y refleja la luz de lo divino,
en que se inflaman todos tus anhelos
de conquistar más cielos y más cielos.

Tu fantasía, musa creadora,
nuevos palacios de ilusión levanta,
y hace que brille con fulgor de aurora
todo lo que se encumbra y lo que canta
los vuelos de la idea omnipotente
en las hondas alturas de la mente.

Llevas la fuerte agilidad del viento
que sacude las selvas seculares,
horada la inquietud del firmamento
con el ritmo triunfal de sus cantares,
y recorre la bóveda infinita
donde la vida sin cesar palpita.

Tu verbo es luz que hacia el futuro alumbra
con vívidos destellos de esperanza,
y por la escala del saber te encumbra
a más alta región, que sólo alcanza
quien por la senda terrenal camina
sin llevar de pecado ni una espina.

En este siglo de inquietud que arrasa
y en que todo se agrieta y se derrumba,
sé el valuarte inmortal de nuestra raza
próxima a hundirse en deleznable tumba;
y convierte los cardos punzadores
en un vergel de perfumadas flores.

Alza la frente de laurel ceñida,
mostrando tu valer y tu prestigio
en los rudos combates de la vida,
y ostentarás, por singular prodigio,
relámpagos de fuego en la mirada
y un haz de rayos en tu hiriente espada.

Emprende tu camino vencedora
con los ojos cargados de infinito;
lanza al espacio tu canción sonora,
y que se escuche tu potente grito,
desde el Popocatépetl a los Andes,
hoy que tus alas de ilusión expandes.

Abren las aulas para ti sus puertas;
penetra en ellas con segura planta;
están las arcas del saber abiertas,
cuyo magno tesoro se agiganta
en los hondos abismos de la mente
con limpidez de oro reluciente.

Surge del polvo; la maldad desprecia
en las encrucijadas mundanales,
y harás tuyos los mármoles de Grecia
que deslumbran aún como fanales
de otro tiempo mejor, siempre fecundo,
¡oh, eterna juventud, alma del mundo!  

2 Delfino C. Moreno. El autor, poeta, literato y humanista nació en Huejotzingo, Pue., el 8 de diciembre de 1888. Catedrático del Instituto Normal del Estado y del Colegio del Estado que lo nombró director de la biblioteca José María Lafragua. En diciembre de 1936, la Academia Mexicana de la Lengua, le otorgó la "Flor Natural" por su poema "A mi musa". Autor de los libros: "Hombres ilustres del Colegio del Estado"; "Semblanzas literarias", "Poetas clásicos poblanos", "Poetas románticos poblanos". 

 

ODA 3

...Colegio del Estado! Tú, el santuario
Donde los sacerdotes de la Ciencia
El pan de la vida ofrecen a nuestra alma:
Colegio del Estado, tú el nectario
De las flores del alma inteligencia
Que la miel del saber gustosa brindan;
Tú, copa de topacio y filigrana
Donde los sabios beben;
Tú la dulce esperanza del mañana
Que a nuestro pueblo abriga;
Tú, reguero de luz que a Puebla alumbras,
Que la ignorancia y el error repudian;
Arco de triunfo por do solo pasan
Los que tienen talento y los que estudian:
Mi corazón te ama. Agradecido
Mi labio te saluda.
Desde el hogar humilde donde moro
Y muchas noches en vigilia paso,
Te contemplo feliz, te miro grande,
Tan grande como el mundo,
Y con afán prolijo,
Con entusiasmo sin igual, profundo,
Ambiciono laureles, quiero gloria
Para darlos a ti con regocijo,
Porque quiero dejar, como buen hijo,
Un recuerdo de amor en tu memoria.

Mis maestros ilustres, mis mentores,
Los que tanto por mí, tanto habéis hecho,
Y vosotros, Señores Profesores;
Vos, Señor Presidente: aquí en mi pecho
Palpita un corazón, pobre, tan pobre,
Que sólo tiene una virtud, y es ella,
Con la que está contento,
Por más que ni un momento
Alguna otra le sobre,
Ser el bien que recibo, agradecido;
Nunca olvidar a los que me han querido.
Vuestro es mi corazón: si el labio torpe,
Como quisiera yo, decir no puede
Cuanto el hablaros hoy me satisface,
Disculpadme y creed que bien os quiero,
Sin ser adulador ni lisonjero.

Hermanos míos, mis compañeros dignos,
Mis amigos, mis émulos, mi norte
En la difícil senda del estudio:
También para vosotros mi cariño,
También para vosotros mi ternura,
También para vosotros mis saludos.
Vosotros sois las esperanzas dulces
En que su porvenir la patria cifra;
Vosotros, la alegría de vuestros padres;
La dicha del hogar, los escogidos
Del Hombre – Dios para salvar al mundo
Y en el bautismo del saber bañarlo.
Mis plácemes oíd, me congratulo
Con vosotros del premio merecido,
Y que a vuestros afanes y talentos
Era sin duda y con razón debido.
No me olvidéis: me duele despedirme:
Bien sabe Dios lo mucho que me apena
Ya no volver como antes a las aulas
Y deciros adiós, y a este Colegio,
Que yo he mirado cual mi propia casa,
Que yo he querido con amor tan puro
Como el del hijo a su adorada madre.
No me olvidéis: adiós; y sed testigos,
Vosotros mis hermanos, mis amigos,
De la dulce emoción que me enajena,
De que al decirlo el corazón vacila
Y este adiós me entristece...
Sea el mejor testimonio de mi pena
La lágrima que tiembla en mi pupila.

3 Composición pronunciada por su autor, el licenciado Miguel Jiménez Labora, en la solemne distribución de premios que se verificó en el Colegio del Estado, hoy Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el día 29 de enero de 1887. El trabajo fue editado por la Imprenta del Hospicio del Estado de Puebla. Jiménez Labora fue ameritado profesor del Colegio del Estado y poeta distinguido.

 

CANTO A LA UNIVERSIDAD DE PUEBLA 4

Colegio de mis púdicos empeños,
me diste luz y amor aquí en tus aulas
y fuiste para mí, crisol de sueños.

¿Dónde estarán mis noches fugitivas
que velaron tus aulas centenarias
y tus prados de eternas siemprevivas?

¿Dónde estará mi libro y el risueño
sol de mi juventud, con que en tus claustros
aprendí la lección con loco empeño?

Remota soledad del primer verso,
dónde se amó la estrella trashumante
y el frágil corazón latió disperso.

Luz de mi amanecer porque la vida
abrió en tus aulas mi inquietud naciente
en mis ojos de niña sorprendida.

Escuela fiel, testigo de mis ansias
por llegar al misterio de la Ciencia...
¡Hoy vengo a que me embriaguen tus fragancias!

Por tus patios en noches rumorosas
caminé con fervor hacia el Barroco
escuchando campanas cadenciosas.

En pasillos la alegre adolescencia
se desborda en la ingenua travesura
del ingenio sutil, la consecuencia.

Tus ilustres Maestros me enseñaron
los valores eternos que una vida
sin temores ni angustias me forjaron.

Acaecer de la vida - luz y sombra -
Aprendí sus consejos doctorales
Y hasta hoy mi gratitud, siempre los nombra.

Y al buscar en las aulas la sonrisa
que ahuyentó juveniles timideces
una lágrima en fuga se desliza.

Ya la muerte truncó su pensamiento
esmeriló en sus ojos la mirada
y amortajó sus voces en el viento.

En cruciales momentos de la vida
se engalana el soberbio Paraninfo,
para dar la solemne despedida.

¡Cuántas horas sin luz y sinsabores,
al perderme en violetas lejanías,
añoré tus vetustos corredores!

¡Cuántas tardes mi sueño pensativo
se acodó en la ventana del recuerdo
mirando tu paisaje fugitivo!

Me alejé de tus noches zodiacales
y llevé en los latidos de mi pecho
el amor de tus aulas musicales.

Por eso hoy vengo a disfrutar la euforia
por atisbar por tus regios ventanales
que proyectan la luz de la victoria.

4 La autora Josefina Esparza Soriano, poblana, hizo sus estudios profesionales en el Instituto Normal del Estado, Universidad Autónoma de Puebla, Universidad de las Américas. Ha colaborado en diferentes revistas y periódicos. Catedrática en instituciones educativas privadas y en la Universidad Autónoma de Puebla. Obtuvo la Flor Natural de poesía en Aguascalientes, y en otros certámenes nacionales ha obtenido los primeros lugares.

 

LA VIEJA CASA 5

La Ciencia nunca tiene
ni fronteras ni patria.
Va en pos de la Verdad,
y en su afán de alcanzarla
desmenuza la Vida fríamente,
a la celdilla arranca
su secreto tenaz; convierte al rayo
en dócil instrumento de su magia;
hunde sus telescopios en la oscura
inmensidad arcana,
y surgen las estrellas,
y se miran rodar las luminarias
en invisibles órbitas gigantes,
por inmutables leyes impulsadas.

Con el atrevimiento de los rieles
las alturas escala;
por sobre la hoquedad de los barrancos
el desafío de los puentes lanza,
y llega hasta el azul, osadamente,
de sus aves de acero con las alas.

En la quietud de los laboratorios
investiga las causas
de todos los fenómenos. Ahonda
en todos los misterios y desgarra
con mano firme el velo
con que a la inteligencia se ocultaban.

Pacientemente hurga,
y paso a paso marcha
por todos los caminos.
A veces se detiene, luego salta
con potencia de mar embravecido
y firmemente avanza...

5 Fragmento de la composición declamada por su autor, Salvador Fidel Ibarra en la inauguración del laboratorio de fisiología de la Escuela de Medicina del Colegio del Estado. El autor fue médico y poeta. Nació en Izúcar de Matamoros, Pue., en 1903. Estudió en el Colegio del Estado. Director del Museo Bello, de la escuela de la Penitenciaria, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Puebla. En 1929 obtuvo Flor Natural con su poema "El milagro de la fe", en los juegos florales del Colegio del Estado. En 1937 publicó un tomo de versos intitulados "Joyel". Murió en Puebla, Pue., el 23 de agosto de 1958. 

 

EGREGIO PLANTEL 6

III

Sí dejad que esa palma, que esa gloria
científica tan pura y tan honesta
llegue a ensalzar mi cítara modesta
y evoque a un tiempo mismo la memoria

del egregio Plantel a honrar se apresta,
y en nuestra alegre y jubilosa fiesta
son de honra y prez brillante ejecutoria
de los preclaros hombres que la historia

¡En pié, ante aquellos númenes sagrados
que en fraternal cariño aquí latieron,
del estudio al calor, y unimismados,
alumnos y mentores, convivieron.......
y eleve nuestro culto himnos alados
por los que viven y ¡ay! por los que fueron

IV

Los Béiztegui, Fernández y Serranos,
Morales y Carrascos, singulares
maestros, los Ibañez, luminares
y guías de la ciencia en los arcanos........

González y Domínguez, soberanos
didactas, y otros muchos ejemplares........
Lobatos y Fenochios......Y escolares
mil de alma y cuerpo límpidos y sanos.

¡En pié a mi voz, alumnos y mentores!
Que esas sombras augustas que aletean,
siempre aquí consagrar dignos loores
a su talento y su virtud nos vean,
y en este templo, amor de sus amores,
alzarles un altar!........¡Benditas sean!

6 Fragmento del poema pronunciado por su autor, Atenedoro Monroy, en el homenaje del Colegio del Estado de Puebla por la Corona Olímpica discernida en Bélgica al Sr. Don Alfonso G. Alarcón, hijo ilustre del plantel. Abogado y escritor. Nació en Puebla, Pue., en 1867.Estudió en el Seminario Conciliar y en el Colegio del Estado.Fue catedrático de la UNAM y Decano de la Facultad de Derecho. En octubre de 1902, tomó parte en los juegos Florales de Puebla, que por primera vez efectuó el Colegio del Estado. Concediéndole el primer premio. Murió en México, D.F., en 1952 .

 

CANTO A LA UNIVERSIDAD DE PUEBLA 7

Casona de vetustas
grises paredes y salones graves:
tus bóvedas augustas
tienen declives suaves
en donde pueden anidar las aves.

La humanidad escucha
latir tu corazón. Fértil semilla
arrojas a la lucha
de tu existir; sencilla
flor nacerá en constante maravilla.

Con tus limpios blasones
la excelsa gloria inmarcesible escalas;
preclaron, tus varones
pusieron dobles galas
a su genio inmortal: potentes alas.

La juventud que sueña
mira en tu signo el ideal fecundo.
Creará si domeña
el arcano profundo.
el pensamiento luminar del mundo.

¡Oh! Los instantes bellos
bajo tu sombra tutelar vividos;
¡oh! Tus áureos destellos
para siempre perdidos...
¡Sálvalos de asechanzas y de olvidos!

La emoción pone un velo
que oscurecer mis ojos quiere en vano;
mirar ansían un cielo
donde reviva ufano
el dulce fuego del ayer lejano.

¡Oh! Casona querida,
cuna de mis quimeras y mis sueños.
en tus arcos anida
con sus locos empeños,
la parvada fugaz de mis ensueños.

7 El autor Antonio Esparza Soriano. Nació en la ciudad de Aguascalientes, Ags., en 1922. Radica en Puebla desde 1925. Profesor de la Universidad de Puebla, Instituto Normal del Estado, Normal Superior y Universidad Realística de México. Autor de varios libros de poesía, historia y narrativa. Es dilecto colaborador del Archivo Histórico Universitario.

 

A LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS 8

Iban sin armas al encuentro enhiesto,
de las balas mortales que silvaban
mas... al caer, de corazón gritaban
a morir por el pueblo estamos prestos

Y cayeron sus cuerpos mal heridos
pero no los espíritus joviales
que excelsos cuales espacios siderales:
no serían nunca, nunca reprimidos

Sean por ello, mis versos su homenaje,
héroes caídos en la lucha aquella,
que ya en el cielo nacerá una estrella
por cada corazón de tal linaje.

Y que sean para aquellos victoria
que recoja para siempre la historia
con el oro del sol entre mil flores.

Mientras tanto que el pueblo enternecido
les recuerde con íntimo cariño
a esas almas tan puras cual armiño,
y bendiga por siempre agradecido.

Porque aquí, esa sangre derramada,
que empapó las capas del asfalto;
supo elevar hacia el confín más alto
el recuerdo de aquella muchachada.

Fue aquí, al igual que en las edades idas,
donde el pueblo sediento aquí llegara,
y tu seno bendito le brindara,
el consuelo a todas sus heridas.

Por ello seas de la injusticia bruna,
y el campo de batalla escuela heróica,
y que nazca en tus hijos alma estoica
mientras ellos dormían en la cuna.

Que tú, universidad, sagrado alero,
madre amorosa y sacrosanto templo;
inculques a tus hijos este ejemplo:
"morir por el pueblo, es lo primero"!

8 Poema Leído por su autor, Marco Tulio Orduña, en aquel entonces estudiante Medicina, el 14 de diciembre de 1964, en la inauguración de la Plaza de la Democracia, ubicada frente al edifico Carolino y con la cual se celebraba el triunfo de la comunidad universitaria en contra del gobierno del general Antonio Nava Castillo.

 

PUEBLA – 1961 9

Por Renato Leduc

El señor obispo predica en el atrio
La gente le escucha este día domingo
bajo la amenaza de Jenkins el gringo.
Exhibe el obispo un fervor tan patrio...
tan patrio... tan patrio...
que ni el padre Hidalgo jamás exhibió...
¡Cristianismo sí! — ¡Comunismo no!

Lanza monseñor bombas incendiarias
contra las impías reformas agrarias...
¡Comunismo no! — ¡Cristianismo sí!
Y en Chihuahua, Puebla y San Luis Potosí
los santos varones
realizan acciones,
piadosas acciones bancarias...

Seráfica ayuda al módico diez
al menesteroso y buen feligrés.
Diezmos y primicias a cargo del mismo...
¡Viva Cristo Rey! — ¡Muera el comunismo...!

Beatíficamente
- bien nutrido el cuerpo, serena la mente -
el señor obispo guarda sus millones
en la caja fuerte...
No es que tenga suerte...
Son sus oraciones
que dios escuchó...
¡Cristianismo sí! — ¡Comunismo no! 2 4

9 Renato Leduc. (1897-1986). El trabajo literario se refiere a los sucesos de 1961 cuando se organizó en Puebla una manifestación de más de 50 mil personas que escucharon a su obispo Octaviano Marquéz y Toríz. En ese año, la comunidad universitaria se dividió en carolinos que defendían el laicismo del artículo tercero constitucional y fuas, organismo estudiantil anticomunista financiado en parte por la embajada norteamericana.

 

PUEBLA ENDEMONIADA 10

Por Efraín Huerta

Los asesinos llegan, asesinan –y se van.
Pongo como testigos a los ángeles de Catedral.
Llegan los gobernadores, los pequeños obispos,
los desmadrados párrocos y sacristanes –y se van.
Llegan los halcones, matan –y se van.
Los gobernadores no son asesinados:
asesinan, y allí se quedan para siempre jamás.
Los gobernadores ordenan la matanza:
la policía dispara, mata –y se va.
Los banqueros ordenan, roban los ahorros,
y allí se quedan: nadie los moverá.
El espectro de William Jenkins aúlla y maúlla:
los espectros no matan, pero ya matarán.
Ah, pero entonces, a la Universidad
llega la sucia muerte,
y la muerte no muere, pero da.

Lo miraron los ángeles, los ángeles andróginos.
Lo vieron los santitos, los santotes,
las beatas, los monaguillos.
Lo vio la hermosa sangre
de un altísimo mártir como Aquiles Serdán.

Puebla –Primero-de- Mayo.
La Puebla asesinada –y ya.
El pueblo dolorido –y nada más.
El asesino en la embriaguez -¿y qué?
Los asesinos se largan,
los procuradores procuran no procurar
los micos que dicen informar informan
que nunca vieron lo que los ángeles
- mis únicos testigos – vieron ese día.

¿Quién carajos vio nunca cómo matan
los cochinos matones? ¿Cómo disparan a sueldo suelto
los asesinos de la asesina puntería?

Puebla enlutada, Puebla
de mi corazón como un azulejo hecho polvo:
te doy mi ennegrecida tristeza,
mi Dos de Octubre,
mi personal y angustioso Diez de Junio;
te entrego mi duro y encolerizado pésame
y la bestial impotencia de mi rabia.

Pero por esta patria, oh Puebla,
que es a pesar de todo nuestra patria,
te envío un poco de mi amarga alegría.

10 Efraín Huerta. ( 1914-1982). El poema hace referencia a los sucesos de 1973 en los cuales fueron asesinados los universitarios: Josafat Tenorio Pacheco (19 de enero); Norberto Juárez Lara, Víctor Manuel Medina, Alfonso Calderón Moreno, Ignacio Enrique González Romano (1 de mayo); crímenes que tuvieron como antecedentes, otros: Joel Arriaga Navarro (20 de junio de 1972), Enrique Cabrera Barroso (20 de diciembre de 1972).

 

 

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