Año 4, número 9
Heroica Puebla de Zaragoza a 31 de mayo de 2001

Rectificaciones históricas 

Por José María Carreto 

José María Carreto, autor del ensayo Noticias históricas del Colegio del Estado de Puebla, 1578-1925, refutó comedidamente algunas rectificaciones históricas hechas por el eminente doctor Izquierdo Raudón. José Joaquín Izquierdo Raudón, eminente fisiólogo e historiador autor entre otros libros Raudón cirujano poblano de 1810 referente al Hospital de San Pedro primera sede de la Escuela de Medicina de Puebla.

n diciembre de 1922, don José María Carreto quien fuera secretario del Colegio del Estado —hoy BUAP—, por 43 años, escribió un texto que llamó rectificaciones históricas al opúsculo que escribió el Sr. Dr. José Joaquín Izquierdo acerca de la historia del Colegio del Estado. A continuación transcribimos el mencionado trabajo por considerarlo de interés para la historia de la vida institucional que el quince de abril cumplió 414 años de haber sido fundada. Veamos lo que dice Carreto:

Hace pocos días que llegó a mis manos un opúsculo que tiene en la portada este título:

El Colegio del Estado de Puebla.

Los Estudios Médicos, por el Doctor J. Joaquín Izquierdo M. S. A. México, 1922.

El opúsculo tiene 9 páginas de texto y 17 buenos fotograbados, está bien presentado y esmeradamente impreso.

Esta publicación está escrita por un inteligente joven doctor, que hizo brillante carrera literaria en el Colegio del Estado de Puebla, donde sustentó sus exámenes parciales y el profesional de Medicina, Cirugía y Obstetricia, mereciendo en los primeros las mejores calificaciones, menciones honoríficas y premios, y en el último aprobación unánime y elogios de sus sinodales. La tesis que presentó desarrolla el tema siguiente: "Investigaciones sobre el paludismo en Puebla".

Tuve la satisfacción de asistir al examen como Secretario del Colegio.

Dados estos antecedentes, con avidez leí el opúsculo esperando encontrar en él nuevos datos históricos del referido establecimiento, que ilustraran el libro, que sobre el mismo Colegio próximamente publicaré: no como su historia, pues esto sería un atrevimiento, sino breves apuntes y copia de documentos que servirán a quien la escriba.

Laboratorio de Historia Natural del Colegio del Estado. Foto perteneciente al acervo de el DIDCAV.

Con pena advertí que el trabajo del autor es sumamente corto, tal vez porque le fue preciso acomodarlo al poco tiempo de que disponía para leerlo o recitarlo en la sesión que celebró la Sociedad Científica "Antonio Alzate" el día 5 de septiembre de 1921; pero mi decepción fue mayor al notar que adolece de varios errores que es preciso rectificar en obsequio de la verdad histórica.

Pondré entre comillas lo escrito en el opúsculo y en seguida mis observaciones.

Fundador y Patrono del Colegio.

Dice el primer párrafo: "Poco tiempo después de la llegada al país de los Jesuitas en 1572 la Ciudad de Puebla que los había agasajado a su paso para México gestionaba que se estableciera un Colegio y lograba que fuera enviado con tal objeto el P. Hernando Suárez de la Concha o de la Cámara, a quien se atribuye la fundación del Colegio del Espíritu Santo, en 1573, según unos, en 1576 ó 1578, según otros, si bien la última fecha es la que parece tener más visos de verdad. Se confió su patronato a San Carlos Borromeo, y de ahí que también se le llamara y aún en nuestros días, a veces se le llama "Colegio Carolino".

Es inexacto todo lo expuesto en este párrafo.

No hay constancia de que poco después de la llegada al país de los P.P. Jesuitas, la ciudad de Puebla gestionara que se estableciera un Colegio, cuando no podían los solicitantes cumplir con los requisitos de la fundación.

El principal era que hubiese fundador y para las ciudades populosas el fundador debía ser rico a fin de que llenara las exigencias consiguientes. Ricos los había, pero no se ofrecían para desempeñar ese cargo. Tal era la dificultad, que en México después de que los jesuitas llevaban 4 años de residencia solo hallaron para fundador a Don Alonso Villaseca, quien aprontó 150 mil pesos además de otros donativos. En Oaxaca fue fundador D. Antonio Santa Cruz que era más rico que Villaseca. Naturalmente que en otras ciudades de menos importancia las fundaciones no fueron difíciles.

Cuadro de Don Melchor de Covarrubias ubicado en el Salón Paraninfo.

Malamente se atribuye la fundación del Colegio del Espíritu Santo al P. Hernando Suárez de la Concha, quien desempeñó otro papel. La escritura de fundación se otorgó el día 15 de abril de 1587, por don Melchor de Covarrubias, quien ordenó que el Colegio se llamara "Colegio del Espíritu Santo". En el archivo de la Secretaría del repetido establecimiento existe copia de esa escritura.

Para mayor inteligencia recordaré algunos antecedentes: se encontraba el citado padre Suárez de la Concha, en la Villa de Carrión o Atlixco en el año de 1578, dando una misión cuando recibió orden de pasar a Puebla a predicar la Cuaresma, y tuvo tanto éxito en ella, como en los demás ejercicios de su ministerio, que edificó a los vecinos de la Ciudad, los que vieron una caridad tan oficiosa y tan extremada, consagrada a la utilidad pública, sin ningún interés personal. El Cabildo Eclesiástico, el Ayuntamiento y los principales sujetos trataron con el P. de la Concha importantes asuntos y principalmente el de la fundación del Colegio. Este padre comunicó al Padre Provincial, Pedro Sánchez, la buena disposición en que se encontraba la ciudad para que se estableciera una "residencia" y se adelantara la fundación del Colegio, dando al efecto limosnas bastantes pues ya se confiaba mucho en los PP. Jesuitas, porque en los seis años transcurridos desde que llegaron a México habían alcanzado los resultados más satisfactorios en la enseñanza, en las misiones y en todos los ejercicios a que estaban consagrados. El P. Provincial vino a Puebla acompañado del P. Diego López de Meza a quien dejó de rector en la residencia que se iba a establecer. Vinieron después otros padres, y con las limosnas recibidas y previas las licencias necesarias compraron una casa en 9 mil pesos Don Melchor Covarrubias se ofreció como fundador, prometiendo desde luego entregar 14 mil pesos. La dotación no pareció bastante para fundar un Colegio, en la segunda Ciudad del Reino en que eran necesarios estudios superiores. Don Melchor tomó a desaire que rehusaran su oferta y ya no les dio ninguna limosna: los vecinos redujeron las suyas, porque las daban a otros conventos o iglesias que se estaban edificando, y porque hacían muchas imposiciones piadosas. La "Residencia" tuvo sumas dificultades por falta de protección, al extremo que el P. Provincial iba a clausurarla, hasta que mejorara la situación, pero el P. Pedro Morales, que entonces era el Rector de ella y el Obispo Doctor D. Diego Romano de Govea, excitaron a los vecinos e interpusieron su influencia para que ayudaran a los PP. de la Compañía de Jesús ya que tantos beneficios resultaban a la Ciudad con su permanencia en ella, y contentaron a D. Melchor de Covarrubias, quien mejoró su oferta prometiendo dar 28 mil pesos para la fundación del Colegio y una libranza de 13 mil pesos, y además el remanente de todos sus bienes cuando falleciera. La oferta fue aceptada y entregado el dinero al P. Provincial y los vecinos volvieron a dar bastantes donativos.

Termina el primer párrafo del opúsculo (del doctor Joaquín Izquierdo) diciendo que "se confió su patronato (el del Colegio) a San Carlos Borromeo, y de ahí que también se le llamara y aún se le llama en nuestros días, a veces, Colegio Carolino".

No es exacto que haya sido patrono San Carlos Borromeo. Aún no era santo cuando hizo la fundación Don Melchor de Covarrubias, quien se nombró patrono, él mismo, en uso de la facultad que le daban las disposiciones relativas; y le dio el nombre de "Colegio del Espíritu Santo". Además ordenó en su testamento que cuando falleciera ejercería el patronato la "Serenísima Reina de los Ángeles".

Pudiera decirse que después del fallecimiento de Don Melchor de Covarrubias, por cualquier motivo se hubiera nombrado patrono del Colegio a San Carlos Borromeo, pero esto no sucedió. El coronel Antonio Carrión, autor de la "Historia de la Ciudad de Puebla de los Ángeles", tan fecundo en fantasías y disla-tes , tuvo la ocurrencia de inventar esa especie, pretendiendo aumentar la gloria de San Carlos, atribuyéndole un honor que no le hace falta, pues le sobran sus inmensos merecimientos y las heroicas virtudes que siempre acompañaron al Santo Arzobispo de Milán. Ninguno de los autores antiguos y modernos ha dicho que San Carlos fuera el Patrono del Colegio, con excepción del erudito e inteligente historiador de "Puebla, su territorio y sus habitantes", quien ha tomado en algunas ocasiones, como ciertas, noticias de la citada historia del Sr. Carrión, pero verdaderamente ninguna culpa tiene el autor de la primera obra citada, por que dada la extensión de ella y el poco tiempo de que dispuso para escribirla, no era posible que investigara hasta el ínfimo detalle de los incontables sucesos públicos que ocurrieron en la Ciudad y territorio de Puebla, desde el tiempo de la Conquista hasta la época que escribió dicha historia, la cual es sin duda la mejor y más completa que se conoce.

Grabado del Rey Carlos III.

El nombre del "Colegio Carolino", se le dio por lo siguiente: en repetidas órdenes reales previno el Rey Carlos III, al virrey D. Vicente De Güemes Pacheco, de Padilla Horcasitas y Aguayo, Conde de Revillagigedo, que se dieran aplicación a los edificios que pertenecieron a los Jesuitas y que no se había enajenado. En las sesiones celebradas por la Junta de Aplicaciones de México, en 2 y 9 de enero de 1790, fue aprobado el informe rendido el 16 de agosto de 1788 por el Ilmo. Señor Obispo D. Santiago José Echeverría, y se resolvió por unanimidad que... "en el Colegio del Espíritu Santo se reúnan los de San Jerónimo y San Ignacio bajo el título o advocación de Colegio Carolino". Que el Colegio Carolino queda del inmediato específico Real Patronato de S. M. como lo han sido los de San Jerónimo y San Ignacio...

Que los dos Colegios se reduzcan a casas renteras en beneficio suyo (del Colegio Carolino) y que con testimonio..."de estos autos se dé cuenta a S. M. para que se sirva determinar lo que sea de su Real agrado". La cédula del Rey no existe en el archivo del Colegio, pero sin duda se recibió supuesto que se cumplió todo lo que dispuso la Junta de Aplicaciones.

En consecuencia de tan fausto suceso, se colocaron en el General del Colegio, cuadros con retratos de cuerpo entero del Virrey Revillagigedo, del primer rector, Lic. Don José Mariano Lezama y Camarillo y de otros personajes. En el lugar principal del salón estaba siempre, debajo de un dosel de damasco, el retrato del Rey. En el fondo del salón el del fundador del Colegio D. Melchor de Covarrubias. Estos retratos, con excepción del de Carlos III, se conservan en su sitio. En la escalera principal se colocaron dos cuadros monumentales. El primero representa una alegoría del Espíritu Santo y abajo de él esta inscripción:

"Collegium Spiritus Sancti ab erectione, anno MDLXXVIII Carolini dein Cognomine honestatum Regio, ubi denuo unita" et in se traslata Collegio Sancti Hieronymi, et Ignatii habuit MDCCXC".

Traducción: "Se llamó Colegio del Espíritu Santo desde su erección verificada el año de 1578. Después, fue honrado con el sobrenombre Regio de Carolino y al cual se trasladaron unidos en 1790, los colegios de San Jerónimo y San Ignacio. El segundo cuadro representa a San José cubriendo con su capa a doce colegiales y tiene esta inscripción:

"Joseph alter eras Carolo pro rege patronus Carli nunc Aulae regius ipse pater".

Traducción: "San José, primer Patrono, fue substituido por el rey Carlos. Ahora, él mismo es el Patrono regio del Aula de Carlos".

"Ad S. Joseph Patronum dominiorum regis Catholici electum a Carolo II apund XI 1680".

Traducción: A San José, electo por Carlos II, en XI de junio de 1680, Patrono de los dominios del Rey Católico.

Los dos cuadros han permanecido a la vista de todos, 132 años tiempo suficiente para que se supiera quién fue el segundo patrono, supuesto que se extinguió el Colegio llamado Espíritu Santo, en 1767.

Queda suficientemente probado en mi concepto.

Primero: Que el fundador del Colegio fue D. Melchor de Covarrubias, y no el P. D. Hernando Suárez de la Concha, y

Segundo: Que nunca fue patrono del mismo Colegio San Carlos Borromeo, aunque muy digno de serlo, y que sólo ha tenido por patronos a D. Melchor de Covarrubias, desde la erección del Colegio en 1587, hasta su fallecimiento en 1592; y desde este año hasta el de 1767 (en que fueron expatriados los Jesuitas) a la "Serenísima Reina de los Ángeles". Expulsados los Jesuitas siguió como Seminario, a cargo del Obispo de Puebla hasta su nueva erección de Colegio Carolino.

Estatua para el fundador del Colegio

Me he extendido en esta relación para probar la verdad histórica, y también para evitar que por falta de datos ciertos y precisos, deje de ponerse un monumento conmemorativo, destinado a demostrar la gratitud de la Ciudad de Puebla en favor de uno de sus más eminentes hijos.

Laboratorio de Historia Natural del Colegio del Estado. Foto perteneciente al acervo de el DIDCAV.

Es el caso, que está en el Colegio estudiando para la carrera de abogado, un alumno inteligente y de carácter firme, que a la vez reúne afabilidad y energía. Se llama Roberto Ochoa, y se ha propuesto eregir una estatua a D. Melchor de Covarrubias fundador del Colegio que es hoy del Estado, en la Plazuela que está frente, al Templo de la Compañía; (tal vez por subscripción de los que son o han sido alumnos de este plantel, o de otro modo, pues no conozco el proyecto) y si leyere la "Historia de la Ciudad de Puebla de los Ángeles", la de "Puebla, su territorio y sus habitantes" y el opúsculo "El Colegio del Estado", "Los Estudios Médicos", tal vez ya no se ocuparía en que se levantase esa estatua, sino que mandaría colocar la del P. Hernando Suárez de la Concha como fundador del Colegio, y la de San Carlos Borromeo como patrono del mismo.

 

Construcción del Colegio y de la Iglesia de la Compañía
El Hermano Juan Gómez

Dice así el segundo párrafo del opúsculo referido:

Obispo Francisco Fabián y Fuero. Foto tomada del libro 450 Aniversario de la erección de la Arquidiócesis de Puebla.

"Para sufragar los primeros gastos, abrieron sus arcas D. Melchor Covarrubias, cuyo retrato puede verse en el salón de actos del Colegio del Estado y D. Alfonso Escobar y Llamas. Pero la magna obra del edificio actual no fue emprendida sino hasta el siglo siguiente, bajo la habilísima dirección del P. Juan Gómez, que también construyó la Iglesia, el acueducto y las obras subterráneas que conducen el agua desde la hacienda de Amalucan, entonces propiedad de los Jesuitas, hasta el plantel. Murió el P. Gómez, según sucede con frecuencia, sin ver completa su obra, que no fue terminada sino 19 años después de su muerte, en 1767. El sábado 28 de septiembre de ese año, el Obispo de la Diócesis, D. Francisco Fabián y Fuero, bendijo solemnemente el Colegio y la Iglesia".

No es de creer que D. Melchor Covarrubias, cuando fundó el Colegio del Espíritu Santo el año de 1587, abriera sus arcas para que se hicieran los primeros gastos de construcción del edificio e Iglesia de la Compañía y subsistencia de los Padres Jesuitas, pues desde el año de 1578, en que establecieron su "residencia" los mismos Padres, hasta el año de 1587 citado en que se hizo la escritura de fundación del Colegio transcurrieron 9 años, y en este brevísimo tiempo, ya habían comprado los Padres la manzana entera para establecer sus viviendas, el Colegio y la Iglesia. Además, adquirieron también por compra, una casa en la que pusieron un Colegio para la enseñanza de Gramática y Retórica, dependiente del Colegio del Espíritu Santo, que designaron con el nombre de San Jerónimo; ya los primeros gastos se habían hecho, y de tal manera se hallaban adelantadas las obras que en 1600, 13 años después de la fundación del Colegio del Espíritu Santo el Sr. Obispo D. Diego Romano de Govea, hizo la dedicación del primer templo de la Compañía, el cual costó 80 mil pesos y además 18 mil pesos, el retablo del Altar Mayor. Los 28 mil pesos que dio el fundador se emplearon en constituir censos hipotecarios, para que los réditos que debían pagarse en el año siguiente, se destinaran a los gastos del Colegio.

Tampoco abrió sus arcas el Sr. Obispo Don Alfonso de la Mota Escobar y Llamas, para que se hicieran los primeros gastos de la fundación del Colegio, porque ésta se verificó en el año de 1587, y dicho Sr. vino a Puebla el año de 1606, es decir, 19 años después de efectuada.

La construcción del edificio del Colegio del Espíritu Santo y de la segunda Iglesia que hicieron los Padres, en el mismo sitio de la primera, que fue demolida, estuvo muy bien dispuesta y comenzada poco más o menos en 1700, y está fuera de duda que las obras no se emprendieron, como dice el autor del opúsculo, bajo la habilísima dirección del P. Juan Gómez.

Este sujeto no fue padre, pues nunca recibió las Ordenes Sacerdotales: era el hombre más estimable, virtuoso, activo y diligente que pueda existir, en este valle de lágrimas, pero no pasó de ser un pobre Hermano Coadjutor temporal, y ya se sabe que entre los Jesuitas, los Hermanos Coadjutores temporales, son los encargados de la cocina, del jardín y de todos los servicios interiores y exteriores de las casas y Colegios de los Padres.

¿Qué conocimientos de formación de bóvedas, de resistencia de materiales y de todas las construcciones esmeradas que corresponden a un buen arquitecto o por lo menos a un práctico maestro de obras, podía tener un joven que entró de novicio a la Compañía de Jesús, a la edad de 21 años, habiendo sido antes un dependiente de casa de comercio?.

Que arquitecto insigne había de ser dicho hermano, como se le llama en la Historia de "Puebla, su territorio y sus habitantes" y como se le había de encomendar la dirección y ejecución de una obra tan difícil y suntuosa como es la del Colegio y la de la Iglesia de la Compañía.

El Hermano Juan Gómez (q. e. p. d.) aprendió los trabajos del campo durante 7 u 8 años que estuvo en las Haciendas de los Padres de Tepozotlán, y 54 años en las de los Padres de Puebla, dándole estos durante este tiempo el empleo del Procurador del Colegio del Espíritu Santo. Esas eran muchas ocupaciones, pero siempre procuró desempeñarlas con buena voluntad, actividad e inmaculada honradez.

Don Mariano Fernández de Echeverría y Veytia, historiador, autor de la obra Fundación e Historia de la Ciudad de Puebla. Foto tomada de Historia compendiada del Estado de Puebla, tomo III de Enrique Cordero Y Torres, pág. 423.

 

Existe en la Biblioteca de la Sociedad Científica "Antonio Alzate", copia del manuscrito que escribió el historiador D. Mariano Fernández de Echeverría y Veytia, intitulado "Fundación e Historia de la Ciudad de Puebla", y recordará el Sr. autor del opúsculo, por haberlo tenido en sus manos, que el capítulo del tomo segundo se expresa así: "Dirigió esta obra (la de la Iglesia) desde sacarla de cimientos hasta concluirla el Maestro Arquitecto José Miguel de Santa María, natural de esta ciudad, Maestro Mayor de arquitectura en ella, y fue el primero que se enterró en esta Iglesia, por haber muerto pocos meses después de dedicada. Concluida esta Iglesia la bendijo solemnemente el Ilmo. Sr. D. Francisco Fabián y Fuero, el día 28 de febrero de 1767; el siguiente domingo de Carnestolendas, se celebró la dedicación con asistencia del mismo Sr. Obispo y la N. C. y predicó el Sr. Doctor D. Andrés de Uriarte y Larrasquito..."

El retrato de cuerpo entero de este Sr. se conserva en el Colegio del Estado.

Agua del Colegio

En el mismo capítulo citado en el párrafo anterior, se trata extensamente de la agua y acueducto del Colegio, y se dice que a solicitud del P. Arriola, se le concedió licencia en el Cabildo celebrado el día 10 de abril de 1719, para conducirla por los ejidos, haciendo zanjas para fabricar las atarjeas, y levantando las alcantarillas necesarias en los sitios oportunos, dentro de la Ciudad: Como se ve, se habla sencillamente de lo que pasó, y nada de obras subterráneas, etc., etc. ni una sola vez se hace mención del H. Juan Gómez, quien, como es de suponerse solo podría vigilar a los trabajadores, pues era imposible que tuviera conocimientos sobre nivelación, presión del agua, y todos aquellos que exigen las obras hidráulicas. El tal acueducto esta formado simplemente de un caño con encortinados de ladrillos de 30 centímetros de alto y otro tanto de fondo: la mayor parte del tramo, que es de legua y media, está casi a flor de tierra, salvo el de uno que otro lugar, en que por el desnivel del suelo, la profundidad alcanza hasta dos metros; pero el agua puede venir por si sola al Colegio, porque la Hacienda de Amalucan está a una altura aproximada de 169 metros. Hace algunos años que el Colegio no utiliza el agua del acueducto, ni tampoco éste, porque la reconstrucción del mismo exige un gasto considerable.

Se conserva también en el Colegio el retrato de cuerpo entero del P. Rector Arriola, al que se refiere el párrafo anterior.

El Sr. Veytia que con justicia está considerado como escritor serio y verídico, dice en el manuscrito que...

"El principal Colegio y el primero que se fundó, fue el del Espíritu Santo, y que existe un libro en su archivo, que tiene el título de "Libro de la Fundación del Colegio de la Compañía de Jesús" por desgracia este libro se ha perdido, y no solo nos quedan las noticias que constan en el manuscrito; y añade el mismo historiador, que puede dar las noticias "con individualidad", por haberlas sacado de los archivos, que por razón de su empleo llegaron a sus manos. En efecto, el Rey Carlos III, despachó real orden para que se le franquearan todos los manuscritos y archivos de las Universidades, Colegios, Cabildos y Monasterios".

Casa de Ejercicios

Creo conveniente para terminar la narración de lo que hizo en el Colegio del Espíritu Santo el Hermano Juan Gómez, manifestar lo que paso a exponer, ya que en el opúsculo tantas veces citado, no se vuelve a hablar de la Historia antigua del Colegio, ni tampoco se consignan nuevos datos en la obra de "Puebla, su territorio y sus habitantes".

El P. D. José Mariano Dávila y Arrillaga en la página 96, tomo 1º de su obra intitulada: "Continuación de la Historia de la Compañía de Jesús en Nueva España", del P. Francisco Javier Alegre, refiriéndose al H. Juan Gómez, dice: "Hizo la casa de ejercicios de Puebla, auxiliado mucho con las limosnas del Ilmo. Lardizábal."

El P. Andrés Velázquez, Rector del Colegio del Espíritu Santo, en la carta que dirigió el día 28 de septiembre de 1748, a los Padres Superiores de los Colegios de la Compañía de Jesús de esta Provincia, para comunicarles el fallecimiento del H. Juan Gómez, refiere... "Que emprendió la fábrica de la casa de ejercicios, a la que llama suntuosísima, y la primera que ha habido en toda esta Nueva España." Esto no es más que una figura hiperbólica de la que tanto usa el P. Velázquez en este hecho y en todos los que se refieren al apreciable Hermano. Ya es fatigoso hablar tanto de este asunto, y solo diré que ni el mismo P. Rector se atreve a llamar al Hermano Juan, autor ni director de las obras materiales, y sólo dice que edificó, fabricó, que tuvo celo, diligencia, empeño, etc. etc. Esta importante carta fue impresa en el año de 1748, y circuló bastante: hace la biografía del mismo Hermano, ocultando, El mal estado en que entregó el Colegio y las haciendas, a su sucesor el P. Mozárabe, según lo expresan las cuentas que están en los libros de aquella época: datos tan curiosos los publicaré al pie de la letra cuando imprima mi libro sobre la Historia del Colegio.

Estreno del alumbrado eléctrico en Puebla

Ing. Joaquín Mendizabal y Tamborrél. Foto tomada de Revista de exalumnos del Colegio del Estado, Año2,núm. 5, 1953, pág. 23.

El párrafo 6º del opúsculo dice: "Es bueno dejar consignado que en diciembre de 1871, con motivo de la distribución de premios, nuestro hoy distinguido consocio el Sr. Ingeniero Don Joaquín Mendizábal y Tamborrél, entonces preparador de la clase de física, iluminó la fachada del Establecimiento con luz eléctrica, de arco, por vez primera en la República, para lo cual empleó el Regulador de Serrín y 100 pares Bunsen, del modelo mayor, y que así mismo gracias a sus esfuerzos, se practicaron en el Gabinete de Física del Colegio del Estado, algunos experimentos antes no ejecutados en el País.

El Sr. Dr. Joaquín Mendizábal y Tamborrél cursó en el Colegio del Estado en el año de 1871 la Cátedra de Física, y fue nombrado preparador de la misa el día 13 de noviembre de ese año, y la distribución de premios se efectuó en el diciembre.

En el archivo de la Secretaría del Establecimiento, no hay constancia de las personas que se encargaron de manejar el aparato de la luz eléctrica que se puso en el Colegio. No la dirigió el Sr. D. Simón Aguirre que fue Profesor de Física, por que estuvo todo el tiempo de la fiesta en el salón en que se efectuó, y dijo el discurso en representación de la Academia de Profesores.

Aún cuando han pasado 51 años desde que se verificó esa distribución de premios, sobreviven algunas personas que asistieron a la misma, entre ellas varios profesores y empleados, que recuerdan perfectamente que por primera vez se puso en Puebla la iluminación eléctrica en el lugar mencionado. Entre estas personas, una no olvida que el Sr. Mendizábal y Tamborrél atendía las pilas Bunsen y manejaba el aparato, y otra hace memoria de haber visto al Sr. Dr. Don Joaquín Ibáñez manejando y vigilando el funcionamiento de ese aparato y de dichas pilas. Yo era alumno del Colegio y recuerdo también que estuve viendo la fiesta de los premios desde la ventana de una de las piezas que dan al patio, convertido en Salón para la velada, y a la misma pieza entró el Sr. Ibáñez y dijo que iba a ver la distribución de los premios un momento, pues estaba ocupado con el aparato eléctrico. En el Colegio se conserva la tradición de que, quien por primera vez dio a conocer la luz eléctrica en Puebla, fue el Sr. Ibáñez, y de que tal vez por su reconocida modestia se excusaba de dirigir personalmente la iluminación eléctrica hasta que aceptó hacer ese trabajo por obsequiar las súplicas que al efecto se le hicieron sobre el particular. El Sr. Lic. D. Emilio Álvarez, en carta que me dirigió de México, el día 25 de noviembre último, me dice lo siguiente: "Respecto de los datos que Ud. me pide le diré: que en los premios del Colegio que se verificaron en el año de 1871, siendo yo Director del Establecimiento, logré que el Sr. Ibáñez, ayudado como Ud. dice del preparador de Química, (debe ser de Física, pues por equivocación se puso Química), se estableciera un alumbrado eléctrico que en cierto instante alumbró el patio donde tenía lugar el reparto de premios, estableciendo corrientes por el local que ocupaba la Dirección, para alumbrar no solamente el patio en que tenía lugar dicho acto sino también la calle y plazuelita de la Compañía que sirvió para atraer la atención del pueblo, y aún de las mismas personas que asistieron a la fiesta, entre las cuales se contó a mi hermana Soledad Alvarez y a la Señorita Concepción Bautista que fueron aplaudidas por la forma en que tocaron las piezas que llevaron preparadas". Creo que esta carta aclara perfectamente los hechos.

Méritos del Sr. Dr. D. Joaquín Ibáñez

Doctor Joaquín Ibáñez. Foto tomada de El Colegio del Estado de Puebla de Alberto Pérez Peña.

En el informe que el Director del Colegio rindió en el mes de Marzo de 1872, de los trabajos escolares del mismo Establecimiento, hace mención especial del Sr. Doctor Ibáñez por su dedicación y buen éxito en la enseñanza.

Es de agradecer al autor del opúsculo, que haga justicia al Señor Doctor Ibáñez, refiriendo lo siguiente que consta en el párrafo 7º:

"La clase de Química fue fundada en 1868 por el profesor D. Joaquín Ibáñez y como los útiles y aparatos que podían conseguirse eran muy escasos, hizo que los tubos, matraces, retortas y demás utensilios de vidriería fueran construidos en la ciudad. Con ayuda de alfareros de la ciudad, también se construyeron hornillos para crisoles y un horno de copelación. En su época se prepararon por primera vez, en Puebla, y quizá en el País Potasio y Sodio Metálicos."

El Sr. Doctor Don Joaquín Ibáñez, tuvo un admirable talento y constancia en cuanto emprendía; dio singular predilección a la instrucción de la juventud: de su peculio proveyó no pocas veces, de útiles a los Gabinetes de Física y Química. Nunca cobró sueldo en los años que fue profesor del Colegio. Cuando fue director de la Escuela de Medicina mejoró mucho dicha escuela, tanto por la organización interior como por el empeño que puso en que los profesores fueran pagados liberal y puntualmente, a lo que algunas veces ayudó prestando fondos.

Hace pocos días que me refirió el Señor Director del Colegio del Estado que en cierta ocasión platicando el Sr. Ibáñez con el Sr. Obispo de Puebla, Don Carlos María de la Colina y Rubio con quien cultivaba buena amistad, le manifestó la conveniencia de que en el Seminario Clerical se establecieran las Cátedras de Física con aparatos, Química y de Ciencias Naturales, y el Sr. Obispo le contestó que aún no podía establecerlas por falta de fondos: El Sr. Ibáñez le ofreció desde luego arreglar que sin gravamen para el Seminario proporcionaría los Profesores necesarios, lo cual no aceptó el Sr. Obispo.

Varios casos semejantes, relativos al mismo Sr. Ibáñez referiré en el libro que voy a publicar sobre la Historia del Colegio del Estado de Puebla, debiendo agregar que ayudó moral y pecuniariamente a la fundación del Hospital de Niños de esta Ciudad hecha por el Señor Doctor Don Samuel Morales Pereyra y Don Mariano Vargas.

El Sr. Dr. Izquierdo dice que en la época del Sr. Dr. Ibáñez se prepararon por primer vez en Puebla y quizá en el País, Potasio y Sodio Metálicos: a esto hay que agregar que él personalmente hizo esta preparación y que uno de los experimentos pudo haberle costado la vida: trataba de preparar Potasio.

En una herrería de la antigua calle de Chito Cohetero, consiguió el Dr. Ibáñez que le alquilaran una fragua que le serviría como horno; improvisó un aparato destilatorio con una de esas botellas de hierro de paredes muy resistentes que se usan para transportar mercurio metálico o azogue y después de muchas horas de calentar, encontró que la pequeña cantidad de Potasio que había destilado, había quedado adherida a las paredes de dicho recipiente. En la referida herrería, improvisada como laboratorio químico, no encontró otro instrumento a propósito para desprender el potasio que una antigua baqueta de escopeta. Con esta trató de desprender los fragmentos de potasio adheridos al recipiente cuando repentinamente se produjo un estallido dentro de la botella y la baqueta fue a clavarse en las vigas no obstante que no tenía punta. Ya se comprende el peligro inminente en que estuvo el Sr. Dr. Ibáñez de que la referida baqueta le hubiera matado o por lo menos herido gravemente.

Perjuicios que causó al Colegio la Ley de 7 de septiembre de 1889

El párrafo 8º del opúsculo dice:

Tercer patio, foto perteneciente al acervo del DIDCAV.

"Después, gracias a la pensión sobre herencias directas que asignó al Colegio del Estado, la Ley de 7 de septiembre de 1889, se han podido formar gabinetes de primera orden de Física, de Química, de Bacteriología e Historia Natural... un salón de rayos X, y un observatorio Bacteriológico y una estación sismológica". Esta ley en vez de beneficiar al Colegio lo ha perjudiciado notablemente. Desde el año de 1843 se le ha consignado al mismo establecimiento, la pensión de herencias, la que le bastaba para llenar todas las necesidades de su institución e imponer capitales que progresivamente iban aumentado su fondo dotal, pero la Ley de 7 de septiembre de 1889 ordenó que la pensión de herencias se distribuyera entre el Colegio la Escuela de Artes y Oficios y el Hospicio, y ya no alcanzaron los ingresos del Establecimiento para cubrir todas sus exigencias, y debido a que los Directores que ha tenido el plantel han sido personas honorables, que trabajaron bastante en bien del Colegio, se consiguió que éste progresara, principalmente en el tiempo de más de 20 años, en que el Sr. Lic. Dn. J. Rafael Isunza, tuvo a su cargo la Dirección del Plantel, pues se decoró el Salón de Actos y se le pasó muy buena alfombra y cortinas de seda; se estableció un Salón para Conferencias sobre Historia de la Industria, del Arte y de las Ciencias, provisto de una linterna construida especialmente en París y de muchas colecciones de vistas cinematográficas para la enseñanza; se construyó desde cimientos un Gimnasio que tiene una superficie de 400 metros cuadrados y aparatos, vestidores y baños. Se fomentaron los Gabinetes de Física, Química e Historia Natural y se hicieron nuevos Gabinetes de Rayos X, de Anatomía y Bacteriología; un Observatorio Meteorológico, que entre otros aparatos tiene un magnífico Ecuatorial y otra mejoras que sería largo detallar. Después el actual director Sr. Dr. D. Rafael Serrano mandó decorar toda la planta del edificio y poner en la misma pavimento de mosaico; compró aparatos y útiles para el nuevo Gabinete de Química, que llegaron de Europa en 75 grandes cajones que importaron una fuerte cantidad; estableció una Estación Sismológica con aparatos modernos y otras interesantes mejoras.

Biblioteca del Colegio

El párrafo 10º dice:

"El Colegio tiene una Biblioteca que lleva el nombre del Ilustre José María Lafragua y que cuenta con 24 mil volúmenes, y gran número de valiosos pergaminos. Posee el proceso de Morelos...Los procesos de Mina y del P. Mier... y la obra Botánica de Fernández, (debe ser Hernández....)"

La Biblioteca del Colegio tiene el siguiente número de volúmenes.

En el salón principal al que tiene acceso el público 21 mil 234.

En el departamento especial de teología 8 mil 133.

En los tres salones en que se guardan los libros procedentes de los conventos suprimidos, los duplicados y truncos 16 mil 713.

Suman 46 mil 080.

En la Biblioteca nunca han existido los procesos de los Héroes Mina y Morelos; sólo está incompleta la causa del P. Mier: hay varios autógrafos de los caudillos de la Insurrección. La obra de Botánica de Hernández (no Fernández) no está en la Biblioteca sino en el Gabinete de Historia Natural. La edición es en Latín, hecha en Madrid el año de 1790, en tres volúmenes 4º mayor pasta.

Historia del Colegio del Estado de Puebla

Es muy difícil escribir la Historia del Colegio por falta de datos: tal parece que un hado adverso se propone ocultarlos.

En el Archivo Municipal faltan los tomos 1º y 2º de las actas del Ayuntamiento.

En el Archivo del Gobierno no dan razón del lugar en que se encuentran los documentos oficiales en la época Colonial.

La "Crónica e Historia Religiosa de la Provincia de la Compañía de Jesús de México en Nueva España, fundación de sus Colegios y casas..." la escribió el P. Andrés Pérez de Rivas en el año de 1654, y se imprimió en México 242 años después, en 1896, sirviendo para la impresión una mala copia, que parece fue propiedad del P. Pichardo, a la que le faltan los capítulos IV, V, VII y VIII, precisamente son los que tratan del Colegio del Espíritu Santo y de la Iglesia de la Compañía.

Aunque es muy importante la obra, pocos datos se pueden aprovechar para la Historia del Colegio. Además solo comprende un periodo de poco más de ochenta años.

La "Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús de Nueva España," por el P. Francisco Florencia, está incompleta, sólo se publicó el primer tomo; los manuscritos del segundo y el tercero, según dice el P. Joaquín Antonio de Villalobos en su obra "Honroso Obelisco", quedaron en poder del Colegio de San Pedro y San Pablo en México. En estos dos tomos se hablaba de los Colegios de los Padres Jesuitas; así es que del primer tomo muy poco puede aprovecharse.

La "Historia de la Compañía de Jesús en Nueva España", por el P. Francisco Javier Alegre, quedó incompleta a causa de la expulsión de los Padres Jesuitas y la publicó en tres tomos D. Carlos María de Bustamante el año de 1841, 74 años después de escrita. No sólo está incompleta la obra sino que los tres tomos carecen de índice, por que se siguió el antiguo sistema de postillar: en los tomos segundo y tercero hay postillas que se refieren al Colegio del Espíritu Santo y no existe el texto correspondiente.

Clase de Arte en el Colegio del Estado: Foto del acervo del DIDCAV.

La "Continuación de la Historia de la Compañía de Jesús en Nueva España" del Padre Francisco Javier Alegre por el presbítero José Mariano Dávila y Arrillaga" tiene datos para la Historia del Colegio; pero en algunos se nota inexactitud y descuido. El P. Decorme, que vive en Guadalajara, en su obra intitulada "Historia de la Compañía de Jesús en la República Mexicana durante el siglo XIX" dice en la primera plana de la introducción, tomo 1º: "En ambas obras (la de Alegre y la de Dávila) pero especialmente en la de Dávila, hallaría la crítica moderna no poco que corregir y notables vacíos que llenar. Nosotros concretaremos nuestro estudio al siglo XIX, que vio renacer en México la extinguida Provincia; solo ligeramente tocaremos los comprendidos entre el año de 1767 y el de 1816 que requieren mayor luz y apenas han sido esbozados por Dávila. Desde aquella fecha hasta el año de 1865 hemos creído necesario rehacer del todo el trabajo del continuador de Alegre".

La "Fundación e Historia de la Ciudad de Puebla, (1533 – 1787), por Mariano Veytia", aún no se publica pero existe copia del segundo tomo en la Biblioteca del Museo Nacional de México, y otra copia muy bien sacada del primero y segundo tomo, con lo que está completa toda la obra, en la Biblioteca de la Sociedad Científica "Antonio Alzate". En mi concepto es lo mejor que se ha escrito para describir las Iglesias y Colegios de la ciudad de Puebla. Veytia refiere con fidelidad todo lo que escribió, pues personalmente registró los Archivos, provisto de la real cédula que le fue concedida por el Rey Carlos III".

En la época de la expatriación de los PP. Jesuitas de Puebla, los Archivos de sus Colegios se guardaron en el Colegio de San Jerónimo. En el año de 1790, se trasladó este Colegio al del Espíritu Santo, y el edificio desocupado pasó, en seguida a ser Oficina de la renta del tabaco. Se olvidó recoger los Archivos de los Colegios. Suprimido el estanco del tabaco ocupó el edificio la Tesorería General del Estado, hasta el año de 1886 en que se trasladó al lugar que hoy ocupa en los bajos del Palacio de Gobierno. De manera que desde 1790 a 1886 transcurrieron 96 años, en que estuvieron los repetidos Archivos de los Colegios, en el edificio del Antiguo Colegio de San Jerónimo y necesariamente se fueron revolviendo éstos con el de la renta del tabaco y el de la Tesorería General del Estado. No poco trabajo nos costó al Sr. D. Miguel Bernal, Director del Colegio del Estado, y a mí, como Secretario del mismo plantel poner en orden los Archivos de los Jesuitas. Empastamos seis tomos de documentos antiguos, arreglamos bastantes papeles que consideramos útiles para la Historia antigua del Colegio y quitamos los que eran completamente inútiles.

En el mes de Agosto de 1833, se estableció en el primer patio del Colegio del Estado, una fábrica de pólvora, y estaba guardada una gran cantidad, que repentinamente estalló destruyendo una parte considerable del patio, y causando la muerte a más de 100 personas. Desgraciadamente se quemó el Archivo de la Secretaría del Colegio, pues esta Oficina se encontraba en la parte alta del patio y toda se destruyó, al extremo de que uno de los Directores del plantel en, un informe que remitió al Gobierno, le dijo que sólo habían quedado "reliquias de ese Archivo".

La "Historia de la Ciudad de Puebla de los Ángeles" escrita por el coronel D. Antonio Carrión, consta de dos tomos impresos en los años de 1896 y 1897; son muy frecuentes los errores y omisiones en que incurre y debe leerse con mucha desconfianza procurando rectificar cuanto escribió: se advierte desde luego que consultó brevemente el Archivo del Ayuntamiento, y que vio muy pocos libros y documentos acerca de la Ciudad de Puebla. Se nota además que procedió con poca aptitud para las investigaciones, no leyó el manuscrito de la "Historia de la Ciudad de Puebla por Veytia." Ciertamente que no era conocido, sino de pocas personas, porque estaba casi olvidado en la Biblioteca del Museo Nacional de México, y la Sociedad Científica "Antonio Alzate" aún no poseía la copia que hoy tiene, pero en el año de 1887 se publicó la obra intitulada "México a través de los Siglos", nueve años antes de la de Carrión y allí se dice en la "Introducción" en la página LVII, "escribió otras obras Veytia, sin importancia para la Historia, con excepción de la de Puebla, que manuscrita en dos volúmenes existen en el Museo".

No he visto las obras del Coronel D. José María Durán, ni la del Doctor D. Manuel Berganzo (citadas por Carrión) sólo conozco algunos artículos que el Sr. Berganzo publicó en el Diccionario Geográfico de Andrade.

Dice el Sr. Carrión en la página 176, tomo 1º de su "Historia de la ciudad de Puebla de los Ángeles", que "El Sr. Dr. Berganzo escribió en 1854, teniendo a la vista además de las obras impresas y publicadas, muchos manuscritos, que a su restablecimiento en 1853 recogieron los Jesuitas, y que habían dejado guardados en poder de una o dos familias desde el año de 1821, en que fueron suprimidos tranquilamente en virtud del decreto de las Cortes Españolas de 25 de octubre de 1820, ejecutado el 23 de enero de 1821".

Por lo expuesto se notará la falta de documentos auténticos y de libros serios que traten de la fundación de los Colegios de los Jesuitas en la Ciudad de Puebla.

Poca veracidad del Sr. Coronel D. Antonio Carrión

La inmaculada concepción. Diego de Borgraf, 210 x 147 cm, actualmente en el Museo Poblano de Arte Virreinal en custodia.

En comprobación de lo que yo he referido en estos breves apuntes, y antes de terminarlos, como una muestra de la poca veracidad del Sr. Coronel Carrión, en muchos de los conceptos que expresó acerca del Colegio en su muy citada "Historia de la Ciudad de Puebla de los Ángeles" copiaré lo siguiente, que dice en el tomo 1º página 430:, "Hubo en este Colegio Carolino, un cuadro muy notable de Diego Borgraff que mandó valuar el General Tranconis a causa de que pretendió comprarlo el Sr. D. Lorenzo Ceballos: lo valuaron dos o tres peritos, y todos lo estimaron en el precio de más de $2 mil 500 pesos por lo que no lo compró dicho señor Ceballos; representaba esta pintura la Concepción de la Virgen, tenía la firma de Borgraf y de fecha de 1635 (debe ser 1685), estaba maltratada, las ropas blancas se habían puesto amarillas, pero era de un mérito indisputable."

El cuadro a que se refiere el párrafo anterior, siempre ha estado en el Colegio y puede verlo la persona que guste. Es una pintura muy bonita, tiene muy poco maltrato y está valuada en 300 pesos. Pronto se publicará un hermoso fotograbado de ella.

Conclusión

Al hablar de las leyes de Instrucción profesional que se han expedido en Puebla, se olvidó citar en el opúsculo, la decretada el 20 de junio de 1918, que es la que rige en la actualidad, y ésta ya establece la carrera de Químico Farmacéutico; algunas de sus cátedras se cursaron en el presente año en el Colegio.

No me detendré a examinar lo que en dicho opúsculo se refiere acerca de la Historia de la Medicina en Puebla, porque es seguro que se han de haber tomado con exactitud los datos relativos del discurso que pronunció el Sr. Dr. D. Francisco L. Casián (Director que fue del Colegio del Estado de Puebla) ante el V Congreso Médico Nacional, celebrado en la misma Ciudad el año de 1918, y el Sr. Casián además de sus buenos conocimientos sobre la Historia de la Medicina, tuvo a la vista el Archivo de esa extinguida Escuela, el cual obra en la Secretaría del Colegio, del mencionado Estado.

Puebla, Diciembre de 1922

 

 

  »Gacetas 2001

| Comentarios y Sugerencias: df e-mail: tiempo@siu.buap.mx |

Tiempo Universitario es una publicación del Archivo Histórico Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Aparece quincenalmente. Esta publicación se puede adquirir en la Casa de la Memoria Universitaria,
Archivo Histórico Universitario, Avenida Reforma 531, Puebla, Puebla, Tel. (01 222)  2 32 74 79.
Se aceptan colaboraciones de investigación sobre la vida universitaria.

 

Ir a página principal

Copyright 1998 |©Tiempo Universitario | All rights reserved |
Director: Alfonso Yáñez Delgado
Gaceta Histórica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
México
gh