Año 5, número 19
H. Puebla de Zaragoza a 10 de octubre de 2002

Apuntes para la historia de la facultad

de Estomatología de la BUAP*

Por F. Humberto Sotelo Mendoza

Al iniciarse el siglo xx la práctica de la odontología ya tenía un prestigio cimentado tanto en Europa como en los Estados Unidos, país que hacia 1900 ya contaba con cerca de cincuenta escuelas dentales. Fue en la ciudad de Baltimore donde se estableció la primera escuela de odontología en América.1

En México, a diferencia de lo que sucedía en otras naciones del hemisferio latinoamericano —vgr., en Brasil se establece la primera escuela de odontología en 1884, en Chile en 1888, y en Argentina en 1891— no había ninguna institución de enseñanza dental al iniciarse el siglo xx, debido a que las autoridades consideraban que la misma podía implicar una sangría al erario público.2 Las disposiciones sanitarias vigentes se limitaban a exigir, para ejercer legalmente la profesión, un título que extendía la Escuela Nacional de Medicina mediante un examen a título de suficiencia. Hacia 1900 existían sólo 170 dentistas con título oficial, algunos de los cuales se habían organizado para formar la Sociedad Dental Mexicana. Siete dentistas de dicho núcleo —los doctores Ricardo Crombé, Juan Falero, Ricardo Figueroa, Carlos Ocelli, Alfonso Reguera, José J. Rojo y Teófilo Valdés— se propusieron convencer al Ministerio de Instrucción Pública acerca de la necesidad de crear una Escuela de Enseñanza Dental, pero los funcionarios de dicha dependencia no vieron con buenos ojos el proyecto.3 Sin embargo, los esfuerzos de aquéllos no fueron inútiles: poco tiempo después el doctor Eduardo Liceaga, director de la Facultad de Medicina, retomó la iniciativa de las personalidades mencionadas logrando que el entonces presidente de la República, Porfirio Díaz, emitiese un acuerdo —que más tarde se convirtió en decreto— mediante el cual se creaba el plan de estudios para la enseñanza de la odontología, y en el que se señalaban los requisitos para el ejercicio de la profesión. El decreto de referencia —fechado el 11 de enero de 1902— se publicó en el Diario Oficial del Supremo Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos del 21 de septiembre del mismo año.4 En dicho ordenamiento se establecía lo siguiente: "Artículo 1º. En la Escuela Nacional de Medicina, en el Hospital General, en los Hospitales de Enfermedades Mentales, en el Almacén Central de Beneficiencia, en el Consultorio Nacional de Enseñanza Dental y en el Instituto Patológico se harán los estudios profesionales y de perfeccionamiento para las carreras de Medicina, Farmacia, Obstetricia y Cirugía Dental".

Tal iniciativa fue, sin duda, uno de los logros más notables de Díaz en materia de salud pública. No es de ningún modo casual que éste se interesara por la creación de una escuela de odontología: padecía de fuertes dolores dentales. Sin duda esa fue la razón que lo llevó a percatarse de la necesidad de que el país contase con profesionistas en la materia. Según la historiadora Martha Victoria Díaz de Kuri, el viejo dictador partió al exilio, en 1911, sufriendo de un agudo dolor provocado por una extracción dental.5 Como puede verse, no sólo fue el estallido de la Revolución de 1910 lo que amargó la vida de Díaz en ese periodo: a este hecho se agregaron sus padecimientos dentales.

La nueva escuela llevó el nombre de Consultorio de Enseñanza Dental. Fue inaugurada por el presidente Díaz el 19 de abril de 1904.6 Otra importante realización del gobierno porfirista en el terreno de la salud fue la construcción del Hospital General, el cual fue inaugurado en febrero de 1905. Tales logros, desde luego, fueron opacados por la injusticia social que imperó durante el régimen porfirista, lo cual se reflejaba en la alta tasa de mortalidad que existía en el país. Según datos proporcionados por la Secretaría de Gobernación, el promedio de vida era de 24 años y medio, ocupando un lugar importante entre las causas de la mortalidad las enfermedades infecciosas, contagiosas y virulentas. El segundo lugar lo ocupaban las afecciones del aparato respiratorio y digestivo, expresión inequívoca de la pobreza que padecían los mexicanos en esa época.7

En la década de los treinta, una vez que el país retorna a la estabilidad política, la odontología se consolida como profesión independiente. La carrera era ya respetada en los ámbitos médico y científico del país y su desarrollo ya no dependía únicamente de las instituciones universitarias, pues se habían formado varias asociaciones profesionales, siendo la de más prestigio en esos años la Asociación Mexicana de Ortodoncia, fundada por el doctor Samuel Fastlicht, uno de los más destacados exponentes de la odontología mexicana, a quien mucho debe esa especialidad.8

Los antecedentes de la carrera de odontología de nuestra institución se remontan a 1879, cuando el gobierno del Estado emite una nueva Ley de Instrucción Pública, en la cual se establece dicha carrera como área especial de la escuela de medicina.9

En las décadas anteriores, ante la inexistencia de profesionales titulados en la materia, eran los barberos y los flebótomos (o sea los expertos en el arte del sangrado) quienes ejercían el oficio de dentista. Como es de comprender, no disponían de conocimientos científicos ni del instrumental adecuado.10

Hacia los inicios de la década de los ochenta del siglo xix llegan a Puebla algunos de los dentistas que se habían titulado en la Escuela de Medicina quienes, de consuno con los dentistas extranjeros que llegaron a nuestro país en esos años, comenzaron a instituir las bases de tal profesión en la entidad.11

Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió en la capital de la república, pasaron muchos años para que se estableciese la carrera de odontología como profesión independiente. Una vez que el Colegio del Estado se transforma en Universidad de Puebla, en 1937, las autoridades universitarias aprueban la creación de la escuela de Odontología, pero no es sino hasta 1938 que se inician las actividades de la misma.

En su primer año la escuela se instaló en una casa ubicada en la avenida Maximino Ávila Camacho No. 214 ( hoy avenida Palafox y Mendoza), al lado de la Farmacia del Pueblo. Al año siguiente se trasladó al tercer patio del edificio Carolino, en el sitio conocido como "catacumbas", y poco después se ubicó en el segundo patio, donde actualmente se encuentran la Biblioteca Lafragua y el Centro de Restauración de Material Gráfico.12

En esa etapa enfrentó todo tipo de carencias y privaciones, ya que no disponía de las aulas y del equipo suficiente para la realización de sus actividades. Al principio sólo contaba con un esterilizador, una mesa con cristal y un sillón con brazos de porcelana.13

Los profesores fundadores de la escuela fueron los cirujanos dentistas Juan Carlos Calderón y Caso y Carlos Roca Sentíes, y los doctores Jesús Lara y Parra, Gilberto Espinoza Vera, Guillermo Ajuria Sandoval, Salvador Esperón Unzueta, y Juan Andraca Malda. Como puede verse, predominaban los médicos, hecho que no es de extrañar si tomamos en cuenta que por esos años escaseaban los dentistas en nuestra entidad, debido a que no existían instituciones que los preparasen.

Habría que subrayar el hecho de que las remuneraciones de los maestros eran muy modestas: al principio se les pagaba $1.50 pesos por hora clase, aumentando a $3.00 pesos unos años después. Había ocasiones en que la institución no disponía de recursos y se les dejaba de pagar hasta por dos o tres meses, sin que se les recuperasen sus honorarios al cierre del ejercicio anual. Pero los profesores fundadores no acostumbraban protestar por esta situación, dado que les interesaba sobre todo trasmitir sus conocimientos.14

Los primeros directores fueron los dentistas Carlos Roca Sentíes (1938-1940), Juan Calderón y Caso (1940-1942), Homero López Sánchez (1942-1944), y Rodolfo Reyes Burgos (1944-1946). (Véase el recuadro en el que se encuentra la lista de los directores de la escuela).

El doctor Homero López Sánchez se distinguió por su afán de mejorar las instalaciones de la escuela, y por adquirir equipo y aparatos para las prácticas de los alumnos, entre ellas dos unidades dentales, una Ritter y otra White. El esfuerzo de aquél fue respaldado por el entonces rector, Roberto Larragoiti.

Durante sus primeros años de existencia la escuela tuvo muy pocos estudiantes, situación que estuvo a punto de propiciar su cierre ya que el H. Consejo Universitario estableció la condición de que la escuela funcionase como mínimo con ¡dos alumnos! En 1938 sólo se inscribieron tres, en 1939 cuatro, en 1940 trece, y en 1941 cuatro (ver recuadro a la derecha). En 1942 la población se redujo a dos alumnos —el mínimo que exigía el Consejo Universitario—, en 1943 se inscribieron siete y en 1944, once.15

Enmedio de vicisitudes se

fortalece la escuela de odontología

Al iniciarse la década de los sesenta la Escuela de Odontología ya contaba con una planta de profesores constituida principalmente por cirujanos dentistas. Hacia esos años, asimismo, ya había logrado alcanzar un notable prestigio, tanto a nivel regional como nacional, hecho que le permitía participar e influir en los congresos que organizaban las diversas escuelas y facultades de odontología del país, convocados principalmente con el objetivo de unificar su currícula. Uno de esos eventos —que eran denominados "congresos de provincia"— se llevó a cabo en la Universidad de Puebla, en 1955.16

El movimiento de reforma universitaria que estalló en mayo de 1961, si bien generó un ambiente de transformación académica en el conjunto de la universidad, no menos cierto es que también impactó de manera negativa a algunas escuelas, entre ellas a Odontología. Como resultado de las contradicciones políticas e ideológicas que suscitó dicho movimiento se desmembró su planta de profesores, ora por presiones directas de algunos líderes del mismo, ora por la inconformidad que este hecho generó en algunos de sus catedráticos más brillantes, como en los casos de Luis Villaseñor Morales, Alfonso Reta Flores, y José Herrera y Álvarez. De esa forma la escuela se vio privada de no pocos de sus mejores maestros.

Lamentablemente las organizaciones políticas que encabezaban el movimiento no lograron frenar a tiempo los excesos y arbitrariedades de algunos grupos e individuos que, amparándose en los ideales de la reforma universitaria, aprovecharon la ocasión para descargar sus ansias de revancha contra determinados profesores a quienes se tildaba de "reaccionarios" tan sólo por el hecho de ser estrictos en su cátedra.

Entre 1960 y 1970 la población de la escuela de odontología comienza a experimentar un crecimiento notable, a un grado tal que hacia finales de la década ya existían alrededor de 500 estudiantes, hecho que propició que las instalaciones originales ya no estuviesen en condiciones de albergar al cada vez mayor número de alumnos que ingresaban. Las autoridades de la escuela se veían ante la necesidad de realizar un verdadero prodigio de imaginación para resolver el problema del espacio físico. Con este propósito adoptaban iniciativas tales como la duplicación de los grupos y la introducción de diversos horarios, pero ninguna medida bastaba para resolver el problema de referencia.17

No obstante tales limitaciones, poco a poco la escuela comienza a recuperar nuevamente su nivel académico. Gracias a los esfuerzos emprendidos por los directores Jesús Lara y Parra (1962-1963), Roberto Pliego Pastor (1964-1966 y 1967-1970), y Jorge Larrazábal González (1970-1972 y 1973-1975) mejoran de manera notable las instalaciones, se incrementan los equipos para las prácticas de los estudiantes y se crea la biblioteca de Odontología —a la que el director Jesús Lara y Parra propuso que llevara el nombre de "Reforma Universitaria"— y un laboratorio de microbiología para las investigaciones bucales. En ese periodo se organiza el servicio social de la escuela, y se llevan a cabo prácticas en el entonces Hospital General del Estado.18

Por esos años, además —durante la gestión del doctor Roberto Pliego Pastor— se logra conformar un plan de estudios acorde con el entorno social. Es de señalar a este respecto que su primer plan era muy similar al que se llevaba en la Escuela de Odontología de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), hecho que no es de extrañar si tomamos en cuenta que en la etapa formativa de la escuela la mayoría de sus profesores habían cursado sus estudios en dicha institución.

Por desgracia la escuela se ve envuelta en un grave conflicto político en 1970, enseñoreándose de nuevo la intolerancia, propiciando la salida de no pocos de sus mejores cuadros académicos, entre ellos el citado Roberto Pliego Pastor, Édgar Arvea y Rodolfo Reyes Burgos.

En 1970 las limitaciones de espacio físico propician que los profesores y los estudiantes —los primeros encabezados por el director Jorge Larrazábal González y los segundos por Humberto López— tomen la decisión de ocupar el edificio que tenía la universidad en la ocho oriente No. 214.19 Nos referimos al inmueble que ocupaba la Escuela de Derecho, el cual quedó vacío una vez que ésta se trasladó a sus nuevas instalaciones en Ciudad Universitaria, en 1969.

Aunque tal iniciativa no contó con el aval de las autoridades universitarias, éstas no tuvieron más remedio que admitir que los jóvenes tenían razón, ya que se encontraban hacinados en las viejas instalaciones. Habría que recordar, además, que desde la fundación de la escuela las autoridades habían formulado la promesa de construir un edificio especial para dicho centro de estudios, promesa que con el paso del tiempo se fue desvaneciendo. La escuela permaneció diez años en dicho sitio.

En 1976, al convertirse en director de la escuela el cirujano dentista y maestro en salud pública Manuel Regueira Rojas —el primero en ser nombrado por el sistema de voto universal, directo y secreto—, la escuela logra avanzar de manera notable en la consolidación de su planta académica, a lo cual contribuyó de manera decisiva el respaldo del entonces rector Luis Rivera Terrazas, quien apoyó la iniciativa del director Regueira de enviar a 40 profesores a realizar cursos de especialización en diversas universidades del país y extranjeras. En ese mismo año, éste solicitó a la Presidencia de la República la construcción de un nuevo edificio para dicho centro de estudios, iniciativa que fue turnada al entonces secretario de Educación Pública, Jaime Castrejón Díaz, quien en un correograma fechado el 24 de agosto del año de referencia le comunicó a aquél que se solidarizaba con tal iniciativa, girando instrucciones para que se llevase a cabo la construcción del inmueble, el cual fue edificado en un área del viejo Hospital General, en el sitio que ocupaba el pabellón de infecciosos y tuberculosos. Los trabajos culminaron en 1979. De este modo cristalizó el viejo anhelo de los profesores y estudiantes de odontología de contar con un edificio propio.

De 1990 a la actualidad

En 1991 se realiza una reforma curricular que conduce a que la escuela se transforme en Escuela de Estomatología. Esta iniciativa se adoptó con el propósito de superar aquella visión que concibe que los cirujanos dentistas nada más deben especializarse en los dientes, siendo que éstos forman parte de un sistema más complejo, esto es, la boca, la cual a su vez no puede aislarse de la totalidad del cuerpo humano, y a la vez, ésta no puede aislarse del contexto social. La estomatología, como ciencia, abarca todos estos aspectos.20 En 1996 se convierte en facultad de Estomatología, al impulsar los programas de maestría que fueron aprobados por el H. Consejo Universitario en septiembre de ese año. La facultad oferta en la actualidad cinco programas académicos: licenciatura, especialidad, y tres maestrías. Su planta académica asciende a 132 profesores, de los cuales 82 son catedráticos de carrera. Cinco cuentan con nivel de doctorado, 39 con maestría en la disciplina y 35 en la especialidad. Seis tienen maestría en docencia, 14 especialización en docencia, y 36 licenciatura. Uno de los profesores pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (sni). Existen, asimismo, 50 profesores de tiempo parcial, siendo 27 de medio tiempo y 23 de asignatura.21

Existen 1191 estudiantes, 1149 de ellos inscritos en la licenciatura, 10 en la especialidad y 32 en las maestrías.22

La facultad ha logrado avances académicos notables. Así, a nivel licenciatura cuenta con una tasa de retención del 97 por ciento y una tasa de titulación del 92 por ciento. El 10 por ciento de los estudiantes cuenta con beca de excelencia académica. El 0.5 por ciento están incorporados al Programa Nacional de Becas (pronabe), y el 100 por ciento recibe tutorías.23

En los estudios de posgrado la tasa de titulación es disímbola: en la especialidad impera una tasa del 70 por ciento, en las maestrías un 80 por ciento, y tasa de retención del 100 por ciento.24

La aceptación social se ve reflejada en la alta demanda de aspirantes a ingresar en la licenciatura, siendo un total de 2 mil 722 en los últimos años. En los programas de posgrado existe una demanda anual promedio de 45 aspirantes.

El programa de licenciatura en Estomatología fue acreditado por el Consejo Nacional de Educación Odontológica (conedo) en el mes de abril de 2001.25

En los últimos años se ha fomentado de manera notable la investigación entre los estudiantes. Con este propósito, a partir de otoño del 2002, en las asignaturas del ciclo básico y formativo se contemplará una serie de actividades de investigación, las cuales se contemplan como requisitos para tener derecho a la evaluación de las asignaturas. En los últimos años se han modernizado los laboratorios de la facultad, los cuales han sido equipados con tecnología de punta, situación que permitirá a los profesores impulsar proyectos de investigación entre los estudiantes.

Con recursos institucionales y propios se remodelaron los cuatro talleres de docencia, alcanzándose el objetivo de contar con escenarios académicos apropiados para el desarrollo de la docencia. Nos referimos a los talleres de Biomateriales, Histopatología, Fisiología y Microbiología. Esto permitirá que el aprendizaje teórico se articule con la experiencia.

En 2001 las autoridades de la facultad presentaron ante el Programa de Fomento a la Modernización de la Educación Superior (fomes), el proyecto Consolidación de la Enseñanza, el cual persigue el objetivo de incrementar la obtención de experiencias, habilidades y destrezas para la elaboración de aparatos protésicos, para lo cual se ha equipado un laboratorio de práctica dental integral.

En los últimos años la facultad de estomatología ha fortalecido la internacionalización de su vida académica, firmando cinco convenios de intercambio y colaboración con la Universitá degli Studi Di Roma "Tor Vergata", de Italia, con la Université Víctor Segale Bordeaux 2, de Francia, con las universidades de Alabama, Birmingham, Carolina del Sur, Loma Linda, California, y de Nebraska, de los Estados Unidos, con el Instituto de Ciencias Médicas de La Habana, Cuba, con el Hospital Infantil de México "Dr. Federico Gómez", y con el Instituto de Seguridad Social y Servicio a los Trabajadores del Estado de Puebla (issstep).26 En la actualidad la facultad es sede de los estudiantes de la maestría en Implantología Oral y Cirugía de la Universidad de Valencia España quienes realizan estancias académicas para su formación.

Todos esos proyectos e iniciativas —de los cuales solo mencionamos unos ejemplos, ya que la enumeración total desbordaría los límites de este trabajo— han convertido a la Facultad de Estomatología de la buap en un centro de estudios de gran prestigio a nivel regional y nacional.


* Este trabajo no hubiera sido posible sin la colaboración entusiasta de los C.D. Luis Villaseñor Morales, Jaime Hugo Pérez Barrientos, Roberto Pliego Pastor, Manuel Regueira Rojas. Agradecemos también la cooperación del ingeniero químico Isaac Wolfson, José Felipe Sánchez Campos y Celia Alcántara Vargas.

 

1 zimbrón Levy, Antonio y feingold Steiner, Mirella, Breve Historia de la Odontología en México, Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, México, 1990, pág. 129.

2 Ibid.

3 Ibid.

4 Ibid.

5 díaz de Kuri, Martha Victoria, El Nacimiento de una Profesión, la odontología en el siglo xix en México. Fondo de Cultura Económica/unam, México, 2002, pág. 62.

6 Ibid., pág. 61.

7 Ibid., pág. 63.

8 zimbrón Levy, Antonio, y feingold Steiner, Op. Cit., pág. 136.

9 márquez Carrillo, Jesús, nota 76 al libro La Lucha Universitaria en Puebla, de Manuel Lara y Parra, edición del autor, 1987, pág. 271.

10 febres Cordero, Foción, "Evolución de la odontología", en Acta odontológica venezolana. Año 23, núm. 1, enero-marzo de 1985, pág. 49.

11 Según la historiadora Martha Victoria Díaz de Kuri, empezando la década de los ochenta del siglo xix ya se habían titulado en la Escuela de Medicina 58 dentistas, algunos de los cuales se fueron a ejercer a ciudades como Puebla, Guadalajara y León. Vid. El Nacimiento de una profesión, Op. Cit., pág. 100.

12 Entrevista de Humberto Sotelo al C.D. y Maestro en Salud Pública Manuel Regueira Rojas, director de la Escuela de Odontología en 1976-1978, 1979-1982 y 1988-1991.

13 Entrevista de Humberto Sotelo al cirujano dentista Luis Villaseñor Morales, director de la Escuela de Odontología en los años de 1957-1960 y 1961. Fue también, uno de los fundadores de la Asociación Dental del Estado de Puebla (adep), en 1951, organización que habría de desempeñar un papel de gran relevancia para el desarrollo de la odontología en nuestra entidad. En dicho proyecto tuvieron también una participación destacada los cirujanos dentistas José Herrera y Álvarez y Gustavo Vergara.

14 Entrevista de Humberto Sotelo Mendoza al cirujano dentista Luis Villaseñor Morales. Ibid.

15 Entrevista de Humberto Sotelo con el cirujano dentista Luis Villaseñor Morales. Ibid.

16 Entrevista de Humberto Sotelo con el cirujano dentista Luis Villaseñor Morales. Ibid

17 Entrevista al cirujano dentista Roberto Pliego Pastor, director de la escuela de Odontología en los años de 1964-1966 y 1967-1970.

18 lara y Parra, Manuel, La Lucha Universitaria en Puebla, Op. Cit., pág. 90, e Informe de Labores 1963-1964, pág. 93.

19 Entrevista de Humberto Sotelo Mendoza al cirujano dentista Hugo Pérez Barrientos, director de la escuela de odontología en los años de 1983-1985.

20 Entrevista de Humberto Sotelo Mendoza al cirujano dentista Hugo Pérez Barrientos.

21 Datos aportados por el cirujano dentista Hugo Pérez Barrientos.

22 Ver el documento "Respuesta a recomendaciones ciees", elaborado por la dirección de la facultad de Estomatología.

23 Ibid.

24 Ibid.

25 Ibid.

26 Entrevista de Humberto Sotelo con el C.D. y maestro en salud pública Manuel Regueira Rojas.

 

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