El Salón Barroco de la Universidad Autónoma de Puebla y las notables pinturas que encierra : José Aurioles Díaz El Salón Barroco de la Universidad Autónoma de Puebla y la maravillosa colección de pinturas que guarda son una de las mil cosas que pueden admirarse en la ciudad de Puebla de los Ángeles, de la República de México, con justicia llamada el Relicario Colonial de America. Este centro de cultura tiene brillante y antiquísimo historial. En 1575, el hermano Juan Gómez, S.J., proyectó y construyó el edificio en que fue erigido en 1578, el novilísimo Colegio del Espíritu Santo, que posteriormente fuera Colegio del Estado, y hoy Universidad Autónoma de Puebla. Fue su fundador el padre Hernando Suárez (o Germán Juárez) de la Concha, seis años después de la llegada a México de los primeros padres jesuitas o teatinos, que fueron llamados con reiteradas instancias por algunos obispos para la instrucción de los naturales. La residencia se estableció en lo que fueran casas del arcediano Fernando Gutiérrez Pacheco de Villa Padierna y otras, de manera que, tres años después, los padres poseían toda la manzana entre las calles 4 y 6 sur 100. En 1584, día de San Miguel, hubo el primer examen. Manteníanse primero de limosnas; pero en 1587, reci-bieron una considerable donación del capitán don Melchor de Covarrubias, alcalde en 1581; entonces se le dieron a éste el patronato y los privilegios de fundador. A su muerte, el 25 de mayo de 1592, heredaron los jesuitas el resto de sus bienes, alcanzando, con las donaciones anteriores, la cantidad de más de 100 mil pesos. En 1790, reinstaurados los colegios que la Compañía de Jesús había tenido en Puebla y en reconocimiento al patronato legal que ejercía el Rey de España sobre todas las iglesias o institutos religiosos del Nuevo Mundo y que recayó en el monarca Carlos III, recibió el nombre de Real Colegio Carolino del Espíritu Santo, San Jerónimo y San Ignacio. En 1820 se suprimió el vocablo Carolino y se le denominó Real Colegio del Espíritu Santo, San Jerónimo y San Ignacio de la Compañía de Jésus. El 28 de mayo de 1825 el Congreso de Puebla decretó: "El Estado ejercerá la suprema inspección o superintendencia en el Colegio del Espíritu Santo, haciéndolo, entre tanto otra cosa no se disponga, por medio del gobierno." Desde entonces el Instituto se llamó Colegio del Estado. El 21 de mayo de 1937, el colegio se transformó en Universidad de Puebla, y nombrándose como rector al licenciado Manuel L. Márquez.
El majestuoso Salón Barroco
Son admiración de propios y extraños sus cuatro corredores, que hacían el viejo claustro; su salón de actos o aula mayor; sus patios de arcaicas arquerías, sus majestuosas escalinatas, y lo que fuera capilla y sacristía, ahora hechas una sola aula, a la que se ha denominado Salón Barroco por su estructura y artístico decorado, que pueden apreciarse en la proyección o vista de conjunto que se reproduce. Tiene en efecto, el decorado de sus bóvedas todas las características del estilo barroco; entablamentos curvados y sinuosos; los arcos; las columnas de caprichosas formas, con frecuencia salomónicas, envueltas en ramas y hojas; lo recargado de adornos compuestos de conchas, frutas, flores, paños, retorcidas volutas y castelas, alados querubines y otros muchos en abigarrado conjunto. La semejanza que se aprecia entre la sección central de la bóveda, que también reproducimos en este estudio, y el decorado de la Capilla del Rosario del Templo de Santo Domingo, de esta ciudad, considerada como una maravilla, nos hace pensar que fue obra de los mismos artífices. En el centro del magnífico artesonado destaca una cruz de Calatrava, de brazos iguales, estructurada por cuatro grandes ramas de laurel y en sus cuatro ángulos simétricos pares de rayos con extremidad en forma de cayado episcopal; este precioso conjunto está encerrado en otra cruz formada por un listel que guarda una no interrumpida guirnalda de blancas rosas; como para sostener esta figura central y semejando el contorno de gigantesco escudo, volteos de altísimo volado unen los cuarterones de simétricas, elegan-tes y tupidas combinaciones de macollajes, lacerías y volteos de recios y vigorosos volados, guirnaldas y flores. Al borde del lado derecho y en sendos ovalados retablos están los bustos realzados de laVirgen Inmaculada, al lado derecho, y de Jesucristo, al izquierdo. La parte primera de la bóveda es del mismo estilo y de la misma época de la sección ya descrita y tiene motivos decorativos muy semejantes; no así la parte tercera que corresponde a lo que fuera la sacristía, y que para aumentar la amplitud de esta sala fue privada de la pared medianera con lo que era capilla. En 1945 se decoró esta sección, en un estilo más simplificado, pero que conserva el sabor de la churriguera, aunque guardando grande distancia con el arte y profusión de lo demás del embovedado. A ambos lados se encuentra colocada la vieja sillería del antiguo Colegio de San Pantaleón, hoy Palacio de Justicia del Estado de Puebla; al fondo fue colocado su monumental retablo que sirve ahora de dosel al presidium; sillerías y retablo son de los mismos estilos churriguera y barroco.
Heráldica del Retablo Monumental
Contiene el retablo cuatro escudos nobiliarios que corresponden; por su orden, el de enmedio, parte superior, a la Casa de Ariza, o sea el familiar del obispo Juan de Palafox y Mendoza; el que aparece a la izquierda, en segunda línea, es el escudo personal del propio obispo Palafox. Ambos figuran también en la fachada, sobre la puerta del antiguo Colegio de San Pedro, 5 Oriente 3, hoy Secretaría de Turismo. En el extremo derecho del retablo, y a la misma altura del segundo escudo mencionado, está el personal del obispo don Pantaleón Álvarez Abreu, fundador del Colegio de San Pantaleón que fue establecido junto al de San Pedro, en el edificio que hoy es el Palacio de Justicia del Estado. En el frontis de este edificio se encuentra también esculpido, al mismo tiempo que el escudo personal del obispo Palafox y Mendoza. Al centro y en la parte inferior está en tamaño mayor el escudo del ilustre don Melchor de Covarrubias, cofundador del primitivo Colegio del Espíritu Santo y principalísimo sillar económico de esta institución docente que ha podido perdurar a través de cuatro centurias. Haremos una breve descripción de los mencionados blasones:
Escudo de la Casa de Ariza
Un ángel de alas y brazos abiertos en la parte superior protege los cuarteles del escudo; en el primero, izquierdo superior, aparecen tres hileras horizontales de cruces de brazos iguales, circundadas con listel y descansadas sobre lambrines; en el izquierdo inferior, once corazones colocados en tres líneas; en los cuarteles del lado derecho, parte superior, hay tres bandas oblícuas hacia arriba; en el de la parte inferior, tres bandas ligeramente oblícuas, casi horizontales, que dividen a su vez, tres guirnaldas rojas, Sirven al escudo de contornos laterales, hojas de acanto con macollajes encontrados y, cerrando el lado superior de los cuarteles, una corona con penachos al derredor formada por un listel con volutas que parecen cuentas de rosario.
Escudo personal del obispo Juan de Palafox y Mendoza
En la parte superior tiene como remate el sombrero pastoral; debajo de éste, un ángel de alas y brazos abiertos emerge de una corona de setos y espinas. Destácase sobre la rodela del escudo un corazón y en el centro de éste, un Cristo Crucificado. A los lados columnas de hojas de acanto y macollaje con roleos encontrados; abrazan el conjunto los cordones propios de la clase sacerdotal, que se llama cíngulo. Escudo personal del Obispo Álvarez de Abreu
Llenan el centro del escudo cinco alas; en la parte superior una corona que remata en cruz y a ambos lados, los cordones, símbolos de la clase sacerdotal; como remate superior el sombrero pastoral que proclama la jerarquía episcopal por encima de los ordinarios blasones de la estirpe. Todo el escudo descansa en dos leones.
Escudo de la familia Covarrubias
Así luce en el lugar de honor del retablo del Salón Barroco de la Universidad Áutónoma de Puebla y de igual manera en el cuadro de su ilustre fundador, don Melchor de Covarrubias que existe desde hace muchos años en el salón de actos de esta cuatricentenaria institución docente. Un escudo partido en mantel; en la mano derecha una torre, de plata el campo y la torre parda; y en lo bajo un lobo pardo en campo de oro. En su parte alta un casco de caballero, destaca de amplia concha con orlas de tupido macollaje. Suelen aparecer inadvertidas las figuras simbólicas de este escudo en las réplicas de piedra que se han encontrado; como ha solido pasar en otras nobiliarias estilizaciones pétreas. Los cuadros del Salón Barroco
La colección de cuadros, que admira y embelesa a cuantos visitantes la contemplan en los muros del maravilloso Salón Barroco de la Universidad Autónoma de Puebla, estuvo antes en la rectoría del propio plantel. La carencia de firma de estas preciosas pinturas ha sido motivo de constantes interrogaciones y de continuos estudios de pintores y críticos de este nobilísimo arte. Sin embargo, en opinión valiosísima de don Manuel Toussaint, recogida de sus propios labios por Desiderio Hernández Xochitiotzin, pintor con méritos reconocidos dentro y fuera de nuestra Patria, el autor de estos cuadros es Francisco de León, notable pintor del siglo XVIII del que se conocen dos cuadros con firma: La huida a Egipto, colección Franz Mayer, México DF, que reproduce la obra Tres Siglos de Pintura Colonial Mexicana, dispuesta por Agustín Velázquez Chávez, de la editorial Polis, 1939, y que en este estudio aparece en primer término entre las pinturas en él reproducidas; y la de La Virgen al pie de la cruz, que existe en el museo de Guadalajara, Jalisco. Afirmamos que él es el autor de esta colección de pinturas de que estamos hablando, por tener sus imágenes y los fondos de sus cuadros y otras características, notables semejanzas con el de las pinturas que ostentan la asignatura: Francisco de León. Fecit. El expresado señor Toussaint posee en su colección un cuadro que se intitula El retorno de Egipto, del cual reproducimos copia que viene a corroborar la opinión de que estos cuadros y los de la preciosa colección de la Universidad Autónoma de Puebla son de la misma mano maravillosa del insigne artista don Francisco de León, como puede colegirse fácilmente al comparar el cuadro que representa La huida a Egipto, de esta colección y las otras mencionadas. Teniendo, en efecto, a la vista estas pinturas, se aprecia la completa semejanza de imágenes tanto en la Virgen como en San José, el Niño Dios, el Ángel conductor, la tradicional palmera, etc., de tal suerte que no se halla en ellas el esfuerzo de imitación sino la natural expresión de la misma mano creadora. Parecidas observaciones pueden hacerse en las demás figuras de los cuadros de la colección, al fijar la atención en los rostros, en la proporción y dinámica de las manos, en la naturalidad y vida de los conjuntos.
El retorno de Egipto ¿Por qué no aparecen en cada uno de estos cuadros el Fecit (firma)? No es posible dar satisfactoria respuesta a esta pregunta; lo que sí podemos es estudiar y admirar esta colección de la vida de la Virgen que le inmortaliza. Conviene también asentar, para conocimien- to de quienes no desistan el deseo de disfrutar la belleza de estas pinturas, los pocos datos biográficos que se tienen de Francisco de León. "Es probable que su nacimiento haya acaecido en el siglo XVII y que floreciera en el primer tercio de la siguiente centuria" colige Don José Bernardo Couto, quien en el Diálogo sobre la Historia de la Pintura en México afirma que en 1727 dejó en el corredor de la escalera del convento de Santo Domingo, de la ciudad de México, un valioso cuadro de la Gloria de la Virgen del Rosario. M. Romero de Terreros en su libro El arte en México, pag. 77, sitúa a Francisco Javier de León en Guadalajara y asienta su muerte en Zapopan. Don Agustín de Velázquez Chávez en su obra: Tres siglos de Pintura Colonial Mexicana, coloca a Francisco de León entre los artistas que a principios del siglo XVIII establecieron una corriente artística pictórica con los Correa, los Arellano y los Aguilera, en la que domina la ternura religiosa, el colorido vigoroso y la expresión impasible que tanto interés original dio a sus asuntos, en vez de pertenecer a la Escuela Barroca del siglo anterior, en que los pintores prefirieron asuntos épicos o triunfales que trataron con exceso plástico, con opulencia pagana y mayor acento humano. Invitamos al lector de este estudio a que, antes de pasar a la descripción de los cuadros de la colección de la vida de María que se guardan en el Salón Barroco de la Universidad Autónoma de Puebla, se deleite contemplando el cuadro que hemos reproducido: El Retorno de Egipto, original por su tema y hermoso en su ejecución y que, según afirmación del propio señor Toussaint -poseedor afortunado de esta pintura- es del mismo Francisco de León. Su perfecta semejanza con el de La Huida a Egipto, en las figuras de la Sagrada Familia y de la tradicional palmera; en la dinámica de sus personajes, el colorido y viveza del paisaje, hace inconfundible la mano creadora que movió el pincel; sólo se diferencia en el conjunto de la imagen del divino niño ya crecido y en el fondo una preciosa perspectiva de Nazareth, donde halló lugar la celestial mansión del Divino Jesús, aquí en la Tierra. La Virgen María con su familia
Aparecen en este cuadro, como figuras principales, Ana recostada en su lecho y teniendo entre sus brazos un infante, la inmaculada María, y Joaquín, esposo de Ana y padre de quien estaba predestinada a ser la madre del redentor de los hombres.
El ingreso de la Santísima Virgen al servicio del templo
Se ven en este cuadro cómo la hermosísima y angelical María, hija de Joaquín y de Ana, después de pasar bajo las majestuosas bóvedas del templo de Jerusalén, sube las gradas del altar para ser recibida por el sumo sacerdote, a fin de que estuviera dedicada exclusivamente al servicio del altísimo. Los desposorios de María y José
En el cuadro de los desposorios del castísimo José y la inmaculada María, podemos contemplarlos en el momento que el sacerdote Simeón cumple la ordenación divina de no permitir que une doncella tan honesta y virtuosa, y a quien faltaban ya sus padres, saliese del templo sin la debida protección.
La anunciación a María Santísima y encarnación del Verbo
En este cuadro, una expresión acabada del cielo, aquí en la tierra, la Virgen Nazarena en no interrumpida oración. La visitación de María a su prima Isabel
La escena representa el momento de inefable sorpresa que sufrieron Isabel, la prima de la Virgen María y su esposo el anciano Zacarías que fuera noble pariente suyo y fiel tutor de ella durante su estancia en el Templo de Jerusalén.
El nacimiento del Niño Dios en Belén
El sublime cuadro del nacimiento del Niño Dios en Belén compendia la alegría de los cielos y la felicidad de la tierra, la voluntaria pequeñez y pobreza del Hombre-Dios, recostado en el regazo de la celestial Virgen María.
La adoración de los Reyes Magos
Después de una larga peregrinación... "unos magos vinieron de oriente a Jerusalén, diciendo: ¿Donde está el que es nacido rey de los judíos? porque vimos su estrella en el oriente y venimos a adorarle".
La Purificación de María
El evangelista San Lucas refiere así este conmovedor pasaje: "Llegado el día octavo en que debía ser circuncidado el Niño, le fue puesto por nombre Jesús, nombre que le puso el ángel antes de que fuese concebido. Cumplido asimismo el tiempo de la purificación de la madre, según la Ley de Moisés..."
La Sagrada Familia
La Sagrada Familia la integraban: José y María, con Jesús, a quien prestaban todos los humanos menesteres, mientras los ángeles hacían de aquél humilde hogar de la ciudad santa de Jerusalén el más acabado trasunto de la gloria.
La huida aEgipto
El embeleso de este cuadro lo hemos tenido desde el regazo de nuestras madres en el que a todos nos arrullaron con la tierna tradición de siglos no interrumpida, en que se nos pintó a la dulce madre de Jesús montada sobre manso pollino, tirado por el arcángel y seguido del prudentísimo y fidelísimo José, padre putativo del Niño Dios.
Jesús en medio de los doctores de la ley es encontrado por José y María
José y María, fieles cumplidores de la ley, llevaron al Templo de Jerusalén, para celebrar durante siete días la solemne festividad de la pascua, a Jesús, al cumplir los doce años de edad, como estaba mandado.
La asunción de María a los cielos
En este cuadro se arrebata el espíritu de quien lo contempla con el mismo arrobamiento con que lo captó su autor, tema tan sublime. La Virgen inmaculada es llevada a los cielos en alas de los ángeles y querubines y recibida amorosamente por la Trinidad Augusta, coronándola como reina de los cielos y de la tierra.
Capilla de San José riginalmente en el Salón Barroco se encontraba la Capilla de San José, con su sacristía, en la que los estudiantes celebraban sus oficios religiosos en los tiempos en que el edificio Carolino era una institución muy vinculada al clero católico. Dicha capilla perduró hasta 1874, año en el que las autoridades del Colegio tuvieron que acatar las Leyes de Reforma expedidas por el presidente Benito Juárez. Su lugar fue ocupado por el Gabinete de Física, al cual se pasaron los 115 aparatos procedentes de la Escuela de Medicina, que constituyeron la primera dotación del mismo. Su arsenal científico comenzó a enriquecerse poco tiempo después, con varios aparatos donados por varias empresas importantes de la entidad. El crecimiento de su acervo llevó a construir 40 vitrinas que se adosaron a los muros. El director del Colegio, Lic. José Rafael Isunza, destacó por su empeño en convertir a dicho gabinete en un lugar digno no sólo de un colegio de instrucción Preparatoria, sino del más prestigiado centro de estudios, logrando dotarlo hacia 1910 de una completa colección de aparatos clásicos y de aplicaciones industriales. En 1912 el gabinete se enriqueció con una bomba trompa de mercurio de Alvergniat de dos caídas, con un aspirador de Sprengel y con tres electrómetros, uno de precisión de Lippman, otro de Sausure, y el último de Thompson. En 1945, el entonces rector de la Universidad de Puebla, Gonza -lo Bautista O'Farril, decide trasladar el Gabinete de Física a otro sitio. De este modo la excapilla de San José se convierte en salón de actos solemnes nombrándosele "Melchor de Covarrubias", al que la grey estudiantil denomina Salón Barroco. La sillería actual del salón fue traída del Colegio de San Pantaleón, una vez que el edificio de éste pasa a convertirse en Tribunal Superior de Justicia. En su Historia Compendiada del Estado de Puebla, Enrique Cordero y Torres nos dice que el Colegio de San Pantaleón contaba con un magnífico salón de actos donde se presentaban en público, ante eminencias intelectuales, los alumnos que hacían su examen recepcional de Teología, Leyes, Medicina o Arquitectura. El salón de referencia escribe Cordero y Torres "contaba con una magnífica sillería de talla y marquetería, auténtica joya colonial, que se salvó de la destrucción y pérdida suerte que corrieron muchos valiosos y artísticos muebles de los colegios católicos, conventos e iglesias al ser trasladada a la Universidad de Puebla y adaptada para el Salón 'Melchor de Covarrubias', arreglado durante la rectoría del doctor Gonzalo Bautista O'Farril". Los autores omo es del conocimiento público, el Salón Barroco del edificio Carolino es una de las joyas arquitectónicas más sobresalientes de nuestra entidad. Sin embargo, durante mucho tiempo no recibió la atención que merece por parte de los estudiosos e investigadores de nuestros principales monumentos históricos. Fue el doctor José Aurioles Díaz quien tuvo el mérito de emprender el primer trabajo sobre la obra de arte, cuya primera impresión apareció en el Anuario de Monterrey, Nuevo León, en 1957. En este mismo año Publicaciones de Orienteeditorial poblana realizó una espléndida edición de la obra. No es casual que haya sido el doctor Aurioles quien llenó el vacío de referencia: era un hombre que poseía un amor provebial hacia su tierra natal, virtud que, al combinarse con su devoción cristiana, le impulsaron a emprender proyectos ambiciosos como el citado trabajo sobre el Salón Barroco. Aparte de esta obra escribió varios libros, entre los que destacan San José y el jefe cristiano, El Convento de Santa Clara de la Ciudad de Puebla, y fue coautor junto con Ezequiel Felipe García y Jesús Guiza y Acevedo de El Juglar de la Amada Inmóvil. Contribuyó a difundir la vida citadina de su época. Tiempo Universitario decidió reproducir el trabajo de Aurioles sobre el Salón Barroco, con el propósito de contribuir a dar respuestas a las interrogantes que surgen al admirar las bellezas del mencionado salón, interrogantes que no sólo surgen entre las nuevas generaciones de universitarios sino también en amplios sectores de nuestros conciudadanos. Ya han transcurrido más de tres décadas de la publicación del trabajo de Aurioles, por lo cual no sería de extrañar que sus enfoques aparezcan anticuados, en ese sentido ,quizás ya existan otras investigaciones sobre dicha joya arquitectónica más amplias, más exhaustivas, e impregnadas de todos los saberes y conocimientos que en las últimas décadas han ensanchado de manera notable los alcances de la investigación en el campo del arte. Empero estamos seguros que difícilmente las investigaciones y trabajos posteriores lograrán superar la pasión y entusiasmo que rezuman las páginas de la monografía de Aurioles. El trabajo fotográfico del Barroco y las notables pinturas que encierra fue realizado por Roberto Solari Canepa, ampliamente reconocido por su dominio de ese arte. Ha sido profesor de fotografía en el Colegio Americano de Puebla, en la Casa de la Cultura, en la Universidad Autónoma de Puebla y en la Universidad de las Américas. Es asesor de becarios de fotografía y responsable del laboratorio de fotografía del Departamento de Información y Documentación de la Cultura Audiovisual de la BUAP. Su prestigio en dicho campo ha desbordado los límites de Puebla, tal como lo muestran las exposiciones que ha realizado en diversas ciudades de la República Mexicana, y en otras naciones, entre ellas Italia, Chile, Polonia. El diseño gráfico correspondió a María Eugenia Guerra Meza quien, no obstante su amplia experiencia en esta labor lleva varios años colaborando en algunos de los principales órganos informativos de la UAP (entre otros) no cesa de actualizarse, tanto en el campo profesional como docente, conciente de las innovaciones que se producen en los mismos. En 1997 concluyó la especialidad en tecnología de la enseñanza en la Academia para el avance de la educación de la UAP. Cursó la maestría en diseño gráfico en la Universidad Iberoamericana. Ha sido profesora en la UNAM, UIA y actualmente en el Colegio de Diseño Gráfico de la BUAP. La primera edición del Salón Barroco, de la Universidad Autónoma de Puebla y las notables pinturas que encierra, en su versión universitaria, fue publicada en Tiempo Universitario el 30 de abril de 1998
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