Las mujeres en la educación superior y la ciencia en México
a presencia de las mujeres en la educación superior y en la generación de conocimientos tiene dos aspectos importantes. Por un lado, permite entender el proceso histórico de la participación femenina en el desarrollo de la educación superior y las condiciones en las que las mujeres se incorporan, lo que puede llevar a encontrar alternativas que allanen el camino para las futuras generaciones de mujeres activamente interesadas en seguir una carrera profesional o de investigación. Por otro lado, permite aprovechar las potencialidades y talentos femeninos que no se han manifestado en el desarrollo de las distintas áreas del conocimiento. En este trabajo se analiza principalmente el primer rubro mediante las siguientes preguntas: ¿Cuál es la participación de las mujeres en la educación superior y en las actividades científicas y tecnológicas? ¿Qué pasa cuando se incorporan las mujeres a la educación superior y a la ciencia? ¿Cómo es que la educación superior y la ciencia reproducen los esquemas y prejuicios sociales de género?
* Secretaria Académica e investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM. El texto fue leído en el Salón Barroco, el 6 de marzo de 2002 para celebrar anticipadamente el Día Internacional de la Mujer ( 8 de marzo )
Historia de la participación de las mujeres en la ciencia
na aproximación dentro de la historia de las mujeres en la ciencia, ha sido el análisis de la participación femenina en las instituciones de educación superior y de ciencia, donde se describe la historia del acceso limitado que han tenido a la producción científica y el estatus de las mujeres dentro de las profesiones científicas, desde el plano de las instituciones: los conventos, las universidades y las sociedades y organizaciones científicas. En este contexto, puede verse que a finales de la Edad Media, los conventos proporcionaban un lugar importante donde las mujeres podían aprender, sin embargo, el surgimiento de las universidades europeas en el siglo XII a XV redujo las oportunidades educativas de las mujeres, ya que desde sus inicios estas universidades fueron en principio, cerradas para las mujeres, y como grupo, no fueron admitidas formalmente en las universidades europeas hasta 1860 en Suiza, 1870 en Inglaterra, 1880 en Francia y 1900 en Alemania. En México, la primera médica egresada de la escuela de medicina de la capital, Matilde Montoya se recibió en 1887.
Cuando se analizan las oportunidades que han tenido las mujeres en estos ámbitos, se observa que nunca han podido incorporarse adecuadamente a las instituciones oficiales de conocimiento científico y que existen pocos estudios sobre el papel de las mujeres en estas instituciones, tanto en el pasado como en la época actual. Con los años, las oportunidades de las mujeres para participar en estas actividades se han modificado por el cambio de las instituciones de conocimiento, y aunque en varios países la discriminación dentro de las universidades es ilegal, y en muchas instituciones ya se han aplicado programas de equidad de género, todavía existen contradicciones y algunos mecanismos de exclusión siguen vigentes. Adicionalmente, es importante señalar la necesidad e importancia de datos e información pública y oficial en este campo, ya que existe una gran precariedad de recursos estadísticos y en pocas fuentes se encuentran los datos desagregados por sexo. Con el propósito de conocer la participación de las mujeres en la educación en ciencia y en las actividades de investigación en México, presento la población femenina por nivel académico y campo del conocimiento. Como en el resto del mundo, en las universidades y centros de educación superior, el mayor porcentaje de estudiantes tradicionalmente había estado representado por los hombres, pero durante los últimos años, esta proporción se ha ido equilibrando. Situación actual y perfil de las científicas
ncorporación gradual y desproporción en el número de investigadoras conforme aumenta el nivel académico y en los espacios de toma de decisión. El aumento porcentual de mujeres entre los estudiantes a nivel universitario, no se observa en los docentes ni en el nivel de investigadores, y el mayor porcentaje de mujeres se encuentra en las áreas de salud, nutrición, ciencias médicas, farmacéutica y odontología; en cambio, el menor porcentaje se observa en las ingenierías. Existe una diferencia entre las posiciones alcanzadas por los hombres con respecto a las mujeres en igualdad de capacidad, tanto en los empleos públicos como en los privados. En las jerarquías docentes, la presencia de mujeres aumenta en sentido inverso a la jerarquía, y los hombres son mayoría en las categorías más altas de cada carrera.
En las universidades y centros de educación superior, a nivel nacional, se observa que para 1977 del total de la matrícula en educación superior, el 62 por ciento estaba constituido por hombres y el 28 por ciento por mujeres; para 1985, la distribución porcentual fue de 66 por ciento y 34 por ciento respectivamente; en 1992, las mujeres representaron el 34 por ciento y para 1999-2000 esta proporción alcanzó el tanto por ciento. Por ejemplo: en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una de las más importantes instituciones de educación superior e investigación del país, se observa que en 1980, 65 por ciento del total de la población escolar estaba constituida por hombres y 35 por ciento por mujeres, mientras que para 1998, esta proporción se equilibró y la presencia femenina obtuvo valores similares a la masculina (50.7 por ciento). Ver gráficas de educación superior a nivel nacional y participación de la mujer en licenciatura. En el posgrado, hay un aumento en el número de mujeres en los últimos años y una mayor eficiencia terminal; el número de mujeres que tienen becas de posgrado, en los años de 1971 a 1982, representó el 23 por ciento del total y para 1998 aumentó a 38 por ciento. En la UNAM, en 1998 la presencia femenina alcanzó el 45 por ciento en maestría y el 39 por ciento en el nivel de doctorado.
La participación de las mujeres dentro del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), muestra el 18 por ciento del total en 1984, y llega al 26 por ciento en 1999. No hay una distribución homogénea de investigadoras por áreas del conocimiento, y conforme aumenta el nivel en las categorías del SIN, se reduce la participación femenina.Ver gráficas del Sistema Nacional de Investigadores,pág.5. En cada nivel de la carrera científica, existe una incorporación gradual de mujeres, lo que sugiere que algunos obstáculos institucionales y culturales que existían se han superado. Llegada de un nuevo sector a la comunidad científica que tiene características específicas, necesidades y demandas que deben estudiarse e incorporarse para que se desarrolle la ciencia mexicana, considerando que todavía existen niveles en la educación científica y áreas del conocimiento, así como regiones del país donde la participación femenina aún no se expresa. Existe resistencia en la comunidad académica para admitir que las mujeres tienen la misma capacidad que los hombres. Las investigadoras encuentran dificultades para conciliar la vida familiar con los estudios superiores y el trabajo científico. Falta de estímulo para elegir la carrera científica y tecnológica.
Bajos salarios. Obstáculos para alcanzar posiciones de dirección. Todo el tiempo tienen que demostrar que son mejores que sus colegas varones, aún cuando logran obtener nombramientos o puestos académicos. Incorporación de las mujeres a los estudios superiores, selección y práctica de carreras distintas a las asignadas socialmente Incorporación gradual y desproporción de investigadoras conforme aumenta el nivel académico y en los espacios de toma de decisión. El aumento porcentual de mujeres entre los estudiantes a nivel universitario, no se observa en los docentes ni en los investigadores, (mayor porcentaje de mujeres en salud, nutrición, ciencias médicas, farmacéuticas y odontología; menor porcentaje en las ingenierías). En las jerarquías docentes, la presencia de mujeres aumenta en sentido inverso a la jerarquía y los hombres son mayoría en las categorías más altas de cada carrera. Las posiciones alcanzadas por los hombres con respecto a las mujeres en igualdad de capacidad son mejores, tanto en los empleos públicos como en los privados.
Primeras mujeres que egresaron de nuestra casa de estudios
l 27 de enero de 1881 el Periódico Oficial del Gobierno de Puebla que dirigía Miguel Galindo y Galindo daba cuenta de un acontecimiento inusitado en esa época: la inscripción al Colegio del Estado, por vez primera en su historia, de una mujer llamada Matilde Montoya, a las cátedras de física y zoología... "El 7 de febrero de 1893, la señora Francisca Campos obtuvo su título de enfermera partera, luego de realizar los cursos correspondientes en la antigua Escuela de Medicina y haber aprobado por unanimidad, tanto el examen teórico como el clínico. "Días después, el 16 de ese mes, Teodora Acosta se tituló como enfermera obstetra, al ser aprobada por unanimidad en las dos etapas de su examen profesional. Cursó también estudios en la antigua Escuela de Medicina. "Pasaron otros 24 años antes que una mujer egresara con título universitario del entonces Colegio del Estado. Fue Herminia Franco Espinoza, quien el 7 de diciembre de 1917 presentó examen profesional para médico cirujano. "El 19 de junio de 1928, Irene Rojas se convirtió en la primera mujer titulada como química farmacéutica, al aprobar por unanimidad el examen profesional correspondiente.
"Ese mismo año, Delphy Oropeza Menéndez fue aprobada por unanimidad en su examen profesional para química farmacéutica bióloga. La tesis que presentó fue Tinta; definición, historia, fabricación: constituyentes y clases, análisis, ensayo, falsificación de escritos y regeneración y conservación de escritos. "Carmen R. Arellano Muñoz fue, el 29 de octubre de 1940, la primera mujer que obtuvo el título de licenciado en Derecho, tras aprobar, por mayoría de votos, en las etapas oral y escrita de su examen profesional. "Teresa Zafra Ortega fue la primera odontóloga que se graduó en nuestra universidad. Obtuvo su título el 16 de octubre de 1945, mediante la tesis "Puentes Fijos"... "En la carrera de Contaduría Pública y Auditoría, la primer titulada fue María Cuesta Contreras, en 1946... "Ana María Ochoa Calderón se convirtió, el 24 de marzo de 1960, en la primera mujer que se titulara como maestra en Ciencias Físicas". En la actualidad año tras año egresan cientos de mujeres de las diversas carreras que imparte nuestra universidad. Aunque este hecho tiene que ver principalmente con el complejo de transformaciones que ha experimentado el estado de Puebla en su vida económica, política, social y cultural, estamos persuadidos, sin embargo, que a ello también contribuyó de manera decisiva el ejemplo de las primeras mujeres que osaron desafiar la cauda de prejuicios predominantes en su entorno social, para embarcarse en la odisea de acceder a la educación superior, conscientes de que en ninguna parte estaba escrito que la mujer está condenada a ocupar un espacio marginal en la sociedad. Matilde P. Montoya: primera médica mexicana
atilde P. Montoya nació en la ciudad de México el 14 de marzo de 1859. Desde muy joven realizó estudios de medicina en la capital del país, pero por cuestiones de salud se vio ante la necesidad de trasladarse a Puebla. Aquí trató de continuar sus estudios en dicha carrera, pero tuvo que cursar con antelación los conocimientos preparatorianos, por lo cual ingresó al Colegio del Estado en donde aprobó los exámenes de Zoología, Botánica, Biología, Física y Química. Poco después, en 1882 retornó a la Escuela Nacional de Medicina, empero debido a todo un cúmulo de vicisitudes sobre todo, una grave enfermedad no pudo graduarse sino hasta 1887. Gracias a su férrea tenacidad y a su decisión inquebrantable, fue la primera médica mexicana y, reiteramos, la primer mujer que se inscribió en el Colegio del Estado. Por cierto, su ingreso a este centro de estudios motivó que en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Puebla, con fecha 27 de enero de 1881, dirigido por el historiador Miguel Galindo y Galindo, apareciese la siguiente información: Un acontecimiento notable "La señorita Matilde Montoya, se ha matriculado en el Colegio del Estado, para cursar las cátedras de Física y Zoología. "Ante la realización de actos como el de que nos estamos ocupando, hay que convenir en que, a despecho de las arterías y tramas tenebrosas del retroceso, el mundo marcha, como ha dicho el ilustre Pelletan. "La mujer, bella mitad del género humano, personificación sublime del talento y de la virtud, ha entrado ya, gracias a la civilización y progreso de la presente época, en una nueva faz de su existencia social. "Hay un hecho incontestable, y es, la influencia que ejerce la mujer en los destinos del mundo, bajo el triple aspecto de la piedad filial, del talento y del amor; y siendo esto así; si la mujer está dotada de una alma poética y sensible, y una inteligencia superior, ¿por qué tratar de nulificar tan brillantes cualidades?, ¿por qué pretender apagar esa lámpara que alumbra el porvenir de los pueblos y constituye un motor universal? "Si la instrucción en todos los grados debe proponerse como objeto fundamental, la consecución y práctica del bien, desarrollando en la especie humana sus facultades principales, que son la voluntad, la inteligencia y el sentimiento, ¡con cuanta más razón no deberán dirijirse todos los esfuerzos hacia la mujer, a fin de redimirla de la postración en que se encuentra! "El progreso social será tardío y hasta raquítico, sin la ayuda de la compañera del hombre; y, en esa virtud, no habrá pueblo mas feliz en la tierra, que aquel en que mejor se proteja y estimule la enseñanza del sexo débil, ensanchando hasta donde fuere posible la esfera de sus conocimientos. "A la obtención de ese fin deben tender todas las aspiraciones levantadas; todos los deseos honrados. "Creemos que esa hora bendita ha llegado; y el ejemplo dado por la señorita Montoya, augura la llegada de una nueva era, en la que la mujer, querida como hija, santificada como esposa, y adorada como madre, vendrá a ser por su genio, virtudes e ilustración, la generadora de la idea, y la protagonista de la nueva civilización."
Sergio Flores Suárez
ergio Flores Suárez es un hombre con quien la Universidad Autónoma de Puebla tiene una gran deuda: éste tuvo el valor de presidir los destinos de la institución en una de las etapas más dramáticas de la vida contemporánea de nuestra entidad. Nos referimos a los primeros años de la década de los setenta, cuando nuestra casa de estudios se encontró en el centro de un violento conflicto social generado por una vasta coalición de grupos ultraderechistas. Tal como lo puso de relieve el destacado periodista Manuel Buendía asesinado en 1984 tal coalición no perseguía otro propósito que el convertir a Puebla en algo semejante a un bastión de las fuerzas más conservadoras del país y del estado, en aras de presionar al sistema político para que adoptara una postura de endurecimiento respecto a los movimientos sociales que estallaron esos años, los cuales fueron asumidos por la derecha poblana y de todo el país como una amenaza para sus intereses económicos y políticos. Limitaciones de espacio nos impiden describir prolijamente el hondo drama que vivió en ese entonces nuestra máxima casa de estudios. Sólo queremos resaltar que, ante las condiciones difíciles que imperaban, los universitarios se vieron ante la necesidad de recurrir a varias iniciativas tendientes a asegurar la sobrevivencia de la institución. Una de ellas sin duda, una de las más relevantes fue el nombrar como rector de la UAP, para el período 1972-1975, al químico Sergio Flores Suárez. No fue de ningún modo casual que tal distinción recayese en tal universitario: éste se había distinguido desde varios años por su recia identificación con los ideales del movimiento de reforma universitaria. Este era un hombre de temple valeroso, que no rehuía las situaciones adversas. Era, además un destacado académico, que había ocupado la dirección de la Escuela de Ciencias Químicas en los años de 1971-1972. Sergio Flores Suárez logró sacar adelante a la UAP no sólo gracias a su valor y a su entereza, sino también a su capacidad y visión política. Si bien no titubeaba en responder con energía a las provocaciones de los enemigos de la Universidad, del mismo modo sabía cuándo se tomaba preciso privilegiar la prudencia y la moderación, cuándo se requería recurrir a la negociación y al diálogo. De este modo logró ganarse el respeto del conjunto de la comunidad universitaria. Su gestión rectoral constituye, pues, un hito decisivo en la vida contemporánea de nuestra máxima casa de estudios. La universidad que hoy tenemos es indisociable, pues, gracias al esfuerzo de hombres como el químico Sergio Flores Suárez. A 30 años de haber sido nombrado rector de nuestra universidad (10 de junio de 1972) los universitarios de la BUAP tenemos la obligación de rendirle un homenaje a su memoria. En este propósito participarán los maestros Alfonso Vélez Pliego y Alfonso Ornelas Delgado así como el periodista Alfonso Yáñez Delgado en una mesa redonda que se efectuará en el auditorio de la escuela de Derecho el 10 de junio a las 12:00 horas. Tanto Ornelas Delgado como Vélez Pliego, fueron dos de los siete amenazados de muerte, por parte de las fuerzas derechistas locales y nacionales así como del gobierno del Estado de ese entonces. Por eso es relevante su testimonio, los otros fueron Enrique Cabrera Barroso, Joel Arriaga Navarro, Ernesto Cruz Quintas, Luis Rivera Terrazas y Sergio Flores Suárez.
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