Facultad de Arquitectura Por Walter Fernando Vallejo Romero
l próximo año, la facultad de Arquitectura cumplirá medio siglo de que fue creada para atender la necesidad social generada por la creciente demanda de viviendas y edificios, tanto en el medio urbano como en el rural, de nuestra entidad. Su origen se vincula con el esfuerzo y dedicación de un connotado grupo de ingenieros, tanto civiles como militares, e ingenieros arquitectos, provenientes de la capital del país. Con el tiempo, la escuela evolucionó hacia la formación de profesionales más comprometidos con las clases populares. A lo largo de su existencia, ha renovado su mapa curricular en diversas ocasiones, preparado su planta docente, reforzado su base material y diversificado su oferta educativa de tal manera que actualmente ha adquirido la categoría de facultad al ofrecer diversas maestrías y tres licenciaturas diferentes, siempre de acuerdo con las políticas institucionales. Testimonios de Miguel Pavón Rivero, Marco Aurelio Barosio, René Guzmán Santos, Amalia Espinosa Rojas y Antonio Ruiz Tenorio. Los arquitectos en la colonia y el siglo XIX n 1599 se fundó en la Nueva España el gremio de albañiles y arquitectos. Cada dos años se elegían dos veedores 1 que aplicaban exámenes de aprendiz, oficial y maestro. Después de 1630, el jefe del gremio era un maestro mayor, designado por el virrey o el ayuntamiento. Para llegar a maestro, el examen consistía en cómo construir una casa con todo cumplimiento; danzar arcos de medio punto, escarzano y terciado; construir carpanes, chimeneas, capillas, escaleras, texados y soleros y aplicar azulejos. Quien no aprobase ni se incorporase al gremio, no podía dirigir ninguna obra. 2 En 1736, nuevas ordenanzas establecieron los requisitos de limpieza de sangre 3 y seis años de oficial para ser maestro. La prueba era teórica y práctica, examen escrito sobre una de tres áreas: mampostería, cantería o dibujo. Debían saber leer, escribir, geometría, montar, reducir, cuadrear y cubicar, además de realizar una demostración práctica en obra. Al final del siglo XVIII, en la academia de arte de San Carlos, se incluyó la arquitectura junto con otras artes entre las áreas de estudio. El español Antonio González Velázquez basó la enseñanza de la arquitectura en los cinco órdenes establecidos por Giacomo Viñola, un arquitecto renacentista del siglo XV. La enseñanza teórica se centraba en las matemáticas, según los libros de Benito Bails. Para aprender diseño arquitectónico, se copiaban dibujos de edificios clásicos griegos y romanos para así lograr que los alumnos conjugaran belleza y precisión en sus planos. La academia apoyó la arquitectura neoclásica, según la cual una obra debía ser cómoda, hermosa y fuerte.
De los estudios de San Carlos, los de arquitectura eran menos costosos; requerían de un compás, una regla, dos escuadras, plumas y papel. Graduados en dibujo, los alumnos aprendían matemáticas, diseño y arte de construcción. Esto produjo técnicos que, según Manuel Toussaint, dibujaban muy bonito pero sin espontaneidad en sus composiciones. Los egresados eran teóricos entrenados, dibujantes expertos y proyectistas profesionales. En 1796, se incluyeron visitas a obras y cómo determinar los mejores materiales, conocer sus fuerzas relativas y la colocación correcta de andamios. De 1781 a 1785, los profesores de pintura, arquitectura y escultura fueron criollos y mestizos pero, al llegar profesores españoles en 1786, aquellos fueron rebajados a ayudantes. Sin embargo, el director español Gerónimo Gil, alabó el talento y la dedicación de los nacionales y se quejó de la pobreza artística y la falta de asistencia a clase de los españoles, excepto González Velázquez, que enseñaba con esmero y escribía textos para sus cursos. La academia tenía facultades para revisar los nuevos planes arquitectónicos y autorizar los que satisficieran los criterios neoclásicos pero, en 1780, el ayuntamiento de la capital se adjudicó estas tareas por lo que ambas instituciones entraron en conflicto. Ese año, la Junta de Policía Municipal avisó a los maestros de obras que tenían obligación de informar al cabildo de los nuevos edificios que construían. Las dos entidades disputaron durante años sin llegar a resolver esta cuestión pero, para 1795, los directivos y profesores de San Carlos se quejaban de que la mayoría de los nuevos edificios de la capital se estaban construyendo sin la aprobación de la academia. Durante la última década del siglo XVIII, se generó un impulso renovador cuando llegaron de España Manuel Tolsá y Rafael Ximeno y Planes, como directores de escultura y pintura. Estos artistas mejoraron mucho la imagen de San Carlos y, junto con González Velázquez y el criollo Diego Guadalajara y Tello, profesor de matemáticas, contribuyeron a cambiar la profesión de arquitecto de oficio gremial a trabajo profesional con sustentos técnicos y académicos. La Escuela Nacional de Bellas Artes
En 1867, la academia de San Carlos se convirtió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y ofreció estudios comunes para escultores, pintores, grabadores y arquitectos. Sólo se otorgaban títulos a arquitectos y maestros de obras. La ley de 1869 transfirió la enseñanza de la arquitectura a la escuela de ingenieros, llamándole carrera de ingeniero arquitecto. En Bellas Artes sólo quedó la formación de maestros de obras, con calidad de auxiliares, pero como en la práctica éstos ejercían como arquitectos, la especialidad de maestros de obras desapareció de Bellas Artes en 1877 y reapareció la de arquitecto. Siempre existió confusión entre las funciones de ingenieros y arquitectos. El público los empleaba indistintamente. Esto llevó a que, en Jalisco y Puebla, se fundieran en una sola carrera de ingeniero arquitecto. Además, por la paz que se vivía, una ley promulgada en 1855 autorizó a los ingenieros militares a fungir como arquitectos e ingenieros civiles. Se decía que estaban mejor preparados porque "el doble hábito de obedecer como soldados y mandar como jefes los educa superiormente para tratar con los que han de hacer materialmente las obras". 4 Pese a que estudiaban más años y tenían mejor preparación artística que los ingenieros, para 1895 había sólo 246 arquitectos en el país, con fuerte competencia de aquellos. En 1910, para titulación, el plan de estudios de arquitectura en Bellas Artes requería cinco años de estudio y un examen general. Existía el premio de una pensión en Europa si se ganaba un concurso extraordinario, una vez obtenido el título. Quienes poseían título de otra escuela oficial del país o del extranjero y deseaban obtener el de Bellas Artes, se examinaban de cada asignatura y se sujetaban a examen profesional, pero no tenían que examinarse de aquellas materias que podían ser revalidadas. En 1908, ya entrado el siglo XX, la enseñanza de la arquitectura pasó de Bellas Artes y la Escuela de Ingenieros a la recién creada Universidad Nacional de México y, con la fundación del Instituto Politécnico Nacional en 1934, nació la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA). 5 Arquitectura en Puebla
n 1893, fue decretada una Ley de Instrucción Pública para el estado de Puebla que establecía que los estudios de ingeniería tendrían tres carreras, una de ellas de ingeniero arquitecto, misma que desapareció al reformarse la ley en 1898. Durante décadas, la construcción de edificios recayó en los ingenieros civiles y militares provenientes de la capital del país o egresados de Puebla hasta que, en 1953 se dieron las primeras iniciativas para crear la escuela de Arquitectura en la Universidad de Puebla. Entre sus promotores estaban el arquitecto Miguel Pavón Rivero, los ingenieros militares Enrique Estrada Cuesta y Marco Aurelio Barosio así como el ingeniero arquitecto Diego René Guzmán Santos. Los cursos se iniciaron en la Dirección General de Obras Públicas del Estado. El objetivo era preparar la planta docente de la futura escuela. Algunos profesionistas hicieron el papel de alumnos y profesores, según su especialidad. También solicitaron al director de Ingeniería Civil, Joaquín Ancona Albertos, que presentara la iniciativa a las autoridades universitarias. Se elaboró una Ponencia sobre la fundación de la escuela de Arquitectura de la Universidad de Puebla, firmada por doce profesionistas, la mayoría ingenieros militares y civiles; sólo dos arquitectos y un ingeniero arquitecto. El 8 de febrero de 1954 fue sometida al consejo universitario y el día 12 fue aprobada la última versión del proyecto, quedando Arquitectura como anexo de Ingeniería Civil. El primer curso fue en 1954. Los profesores, que trabajaron algunos años sin cobrar, fueron Miguel Pavón Rivero, Everardo Morales, Marco Aurelio Barosio, Enrique Estrada Cuesta, René Guzmán Santos, Mario Bautista y Desiderio Hernández Xochitiotzin. De agosto a octubre se gestionó la primera aula-taller de diseño arquitectónico, de ambiente casi familiar, que ocupó dos locales de la crujía oriente en el tercer piso del edificio Carolino.
En 1956 la escuela eligió consejeros universitarios: arquitecto Everardo Morales como propietario e ingeniero arquitecto René Guzmán Santos como suplente. El primer director fue Miguel Pavón Rivero. 6 El primer plan de estudios fue el de 1954, modificado en 1958, cuando ya se impartían clases en el 4º año de la carrera y fungían como profesores en el primer año algunos alumnos fundadores. La orientación de esta primera época fue el funcionalismo. 7 Aunque se pensaba que la carrera debía ser sólo para hombres, desde el primer año se inscribieron mujeres. La primera arquitecta titulada en la UAP fue Amalia Espinosa Rojas, el 30 de octubre de 1962. 8 La Reforma Universitaria En 1963, el rector Manuel Lara y Parra se propuso reformar todas las escuelas universitarias, en Arquitectura faltaban espacios para las cátedras, restiradores e iluminación adecuada en los salones donde los alumnos pasaban horas inclinados sobre los restiradores durante las llamadas pruebas repentinas. Aun cuando se requería el conocimiento cultural de los pueblos que legaron a la humanidad un tesoro sobre esta materia, se carecía de una biblioteca con la bibliografía necesaria para los futuros arquitectos. Se buscaron y adecuaron espacios en el Carolino para aulas con instalaciones eléctricas, ventilación y amplitud suficientes, máxime que se trataba de una de las escuelas con mayor población.
En 1963, fue modificado el plan de estudios. Eran ya profesores algunos de los egresados. Se actualizaron los reglamentos de prácticas para alumnos, según los dictados del consejo técnico de la escuela. Para facilitar el aprendizaje se formaron pequeños grupos académicos. En 1965, cuando las preparatorias desalojaron el Carolino, se aprovecharon los espacios que ocupaban para instalar pizarrones, restiradores nuevos, asientos apropiados, iluminación e instrumental especial. La transformación de reglamentos y medios de estudio fue base para el mejoramiento de la asistencia de los profesores; del 36 por ciento que existía, se alcanzó una del 82 por ciento. Los espacios aumentaron en 108 por ciento. La biblioteca recibió un nuevo acervo. Para cubrir las necesidades de investigación de los alumnos, se adquirieron revistas nacionales, francesas, norteamericanas, alemanas, brasileñas, holandesas y suecas. Los alumnos organizaron eventos: al verificarse en Puebla la Semana de Israel denominada "Nace un Estado", realizaron una exposición de arquitectura judía; se efectuaron también los seminarios de matemáticas a cargo de Luis Rivera Terrazas y de urbanismo, con eminencias como Enrique Cervantes, autor de varios planos reguladores, Alberto Martínez Guerrero, de planeación de la presidencia de la República y Guillermo Ortiz Flores, Premio Nacional de Vivienda en 1964. En 1965, los estudiantes asistieron en Cuernavaca al Congreso Nacional de Arquitectura, con la ponencia "El Servicio Social en la Carrera de Arquitectura". Dado el interés que este trabajo despertó, Puebla fue nombrada sede del siguiente congreso, a verificarse dos años después con el tema de "La Arquitectura de la Nación". Así, se adquirió una experiencia muy importante para la reestructuración de los planes de estudio.
El gobernador había pedido, en 1964, pasantes para ejecutar obras de reforma y construcción de edificios escolares. En 1965, el rector le presentó un grupo de alumnos. Se les encargaron dieciséis obras y se puso a su disposición un depósito bancario, para que lo manejaran de acuerdo con las necesidades de las obras. Los futuros arquitectos fueron a los lugares designados y, para disminuir los costos, se entrevistaron con el cura, el presidente municipal, el comisionado agrario y los jefes de familia de cada lugar para que contribuyeran con material y mano de obra para la ejecución. Al término, se fotografió cada obra y el gobierno las exhibió en Palacio. Fue un éxito para los estudiantes y para el Gobierno del Estado 9. La escuela jugó también un importante papel en el nacimiento de la Ciudad Universitaria. Desde 1958 se le presentó un primer proyecto al candidato presidencial Adolfo López Mateos, que se comprometió a apoyarla, pero fue hasta el 25 de enero de 1969 cuando la fundación Jenkins entregó la cu al gobernador Merino Fernández y, el 31 del mismo mes, éste la entregó a las autoridades universitarias. Entre los edificios entregados estaban los de Arquitectura 10. Ese año se elaboraron el Reglamento General de la Escuela de Arquitectura, el Reglamento de Exámenes y la Tabla de Incompatibilidades. En 1972 entró en vigor un plan de estudios semestral y por créditos que sustituyó al antiguo plan anual 11. Las transformaciones de la escuela
esde el antiguo Colegio del Estado había sido frecuente la confrontación entre universitarios progresistas y conservadores. En 1956, éstos se aglutinaron en el Frente Universitario Anticomunista (FUA), cuyos miembros en Arquitectura eran de los más pasionales contra la Reforma Universitaria. De ellos surgía la actividad antirreformista de buena parte de la Universidad. 12 Para 1972, Arquitectura y Administración de Empresas marchaban contra la tendencia institucional predominante pues la reforma ya había impreso su dinámica progresista en la UAP. Ese año la confrontación se radicalizó a tal grado que los partidarios de la Reforma Universitaria en Arquitectura tuvieron que abandonar CU y trasladarse al edificio Carolino. Sus opositores se mantuvieron en CU. 13 El 7 de noviembre de 1972, veinte miembros del FUA encabezados por los estudiantes de Arquitectura Luis Eduardo Paredes Moctezuma, Javier del Castillo, Ángel Morales Piloni y Jaime Aurioles Gamboa atacaron con metralletas la preparatoria Benito Juárez. El día 9 fueron expulsados por el Consejo Universitario. El director de Arquitectura fue suspendido en su funciones. 14 Pese a ello, el FUA, ahora a través de los grupos Náhuatl y Juventud Nueva, persistió en sus actividades y, el 24 de enero de 1973, fue asesinado el estudiante de Derecho Josaphat Tenorio Pacheco por un grupo de choque comandado por Luis Eduardo Paredes Moctezuma, que ya no era alumno de la Universidad.
En noviembre de 1972 surgió la Sociedad de Padres de Familia de Estudiantes Universitarios, que se dio a la tarea de propagar que los expulsados eran víctimas de la represión comunista. En esta confrontación, que se extendía a toda la Universidad y la sociedad, se involucró el gobernador tomando partido por las fuerzas de la derecha, lo que culminó con la agresión armada al Carolino del 1º de mayo de 1973, en la que murieron cuatro universitarios. Esto originó una reacción popular que condujo a la caída del gobernador. Derrotados, los fuas se retiraron de la Universidad y, para preservar su proyecto, con el apoyo de la iniciativa privada, el clero y el gobierno del Estado, fundaron en 1973 la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). 15 De la planta docente, sólo se mantuvieron en la uap los arquitectos Rubén y René Guzmán Santos, Sergio Villalón Rodríguez, Manuel González Larrazabal y Fernando Ramírez Osorio, teniéndose que invitar a profesores del IPN y la UNAM para cubrir las plazas que quedaron vacantes; también se incorporaron estudiantes de grados superiores. 16 La reconstrucción
A partir de estos hechos, la escuela de Arquitectura entró en un proceso de reestructuración académica y administrativa, adoptando una posición orientada a la formación de arquitectos comprometidos con la problemática de las clases populares, lo que se denotó en el plan de estudios que comenzó a funcionar en 1974. De 1975 a principios de 1978 se desarrolló una nueva etapa caracterizada por la participación organizada de la escuela en la vida política institucional y sindical, el inicio de la labor de investigación, antecedente del Departamento de Investigaciones Arquitectónicas y Urbanísticas (DIAU), un amplio trabajo de los pasantes en servicio social que elaboraron múltiples tesis profesionales en apoyo a la problemática universitaria y a las comunidades urbanas y suburbanas, la promoción a becarios y auxiliares de docencia que fueron asignados a trabajos de investigación y el impulso a la formación docente de los profesores. 17 A pesar de esto, la sobrepolitización académica y el sistema de gobierno colectivo que se adoptó, conformado por un alumno y un profesor de cada taller, dificultaron el trabajo administrativo y la actividad académica. También, las acciones políticas y administrativas de los dirigentes provocaron una reacción que, tras un paro de actividades de una semana, culminó en la asamblea general del 11 de noviembre de 1980 en la que se expulsó a cinco profesores. Esto dio pie a la búsqueda de nuevas formas de gobierno que terminaran con el rezago administrativo. 18 Se intentó estabilizar políticamente a la escuela nombrándose una comisión de gobierno provisional que funcionó de noviembre de 1980 a abril de 1984. Ese año, como resultado de un congreso interno de la escuela, fue establecida una Coordinación General a elegir cada dos años y que constaba de tres coordinadores: de planeamiento, académico y administrativo que debían actual colegiadamente. La máxima autoridad recaía en el consejo de delegados y el representante de la dirección ante el consejo universitario era nombrado de entre los tres coordinadores. 19 La modernidad
Arquitectura fue una de las escuelas que más sufrió las consecuencias del conflicto intrauniversitario de 1989-1990 pero, como una sana reacción, durante el período que fue de la segunda mitad de 1990 a 1992, la institución en general y la escuela en particular entraron en una renovación que les condujo a la modernidad universitaria. El congreso del Estado modificó la Ley de la BUAP y, más adelante, el consejo universitario constituyente renovó el Estatuto Orgánico. 20 En julio de 1992 Arquitectura dejó de ser dirigida por una coordinación general y pasó a ser gobernada por un director electo. 21 Crecimiento y diversificación El 13 de mayo de 1992 el consejo universitario aprobó la creación de la maestría en ordenamiento del territorio y así la escuela adquirió la categoría de facultad. Con esto, se concretó un viejo anhelo de contar con un posgrado que redundara en la superación profesional de los egresados. Entre 1992 y 1998 se diversificó la oferta educativa al crearse las licenciaturas en diseño gráfico y diseño urbano ambiental, además se fortaleció la carrera de arquitectura y se creó la División de Investigación y Estudios de Posgrado (DIEP). El 9 de noviembre de 1992, el consejo universitario aprobó unánimemente la transformación curricular de la facultad. El 11 de diciembre de 1995, fue aprobada la creación de la maestría en arquitectura con especialidad en conservación del patrimonio edificado; el 31 de octubre de 1997, se creó la maestría en diseño arquitectónico y el 12 de marzo de 1998 fue aprobada la maestría en tecnologías de la arquitectura. 22 Hoy, en Arquitectura se desarrolla una intensa actividad académica, siempre acorde con las políticas educativas institucionales.
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Veedor. Inspector encargado de examinar algunos asuntos.
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