Mirando hacia atrás con ira Por Arturo Garmendia*
iempo Universitario somete a mi consideración el texto de José Montes, publicado originalmente en la Revista de la Universidad Autónoma de Puebla núm. 7, correspondiente al mes de agosto de 1975, y me solicita una introducción ahora que se propone reimprimirlo. Lo leo, y vienen a mi mente imágenes de aquél primero de mayo del año de 1973. Me encuentro "mirando hacia atrás con ira". Pero no: es una sensación mezclada la que se apodera de mí. Ira, desde luego, y más que justificada. Pero también recuerdos de entusiasmo juvenil, de esperanza en días mejores, de satisfacción por luchar del lado de las causas justas. El 68 me hizo ver muchas cosas claras: el tipo de país en que vivía, la necesidad de buscar el cambio, la amistad, la solidaridad y opciones que antes no se me habían ocurrido. Estudiante de arquitectura, entendí que mi verdadera vocación era el cine y, cámara y pluma en mano, acompañé por un tiempo al movimiento estudiantil. La derrota de Tlatelolco, si bien me llenó de ira, no me hizo perder confianza en la causa a la que me había acercado. Después, vino aquel aciago Jueves de Corpus. Nuevo encabronamiento, pero la reacción de mi círculo de amigos fue formar el Grupo Contrainformación, cuya única actividad fue filmar el documental Junio 10, Testimonio y reflexiones un año después (1972), en la ingenua idea de que su exhibición provocaría al reprimido y derrotado movimiento estudiantil, y lo lanzaría de nuevo a la lucha. Desde luego, no fue así, pero yo ya no pude soportar más el clima de impotencia, de resignación y de miedo que se apoderó de todos los espacios politécnicos y universitarios que frecuentaba. Entonces volví los ojos a Puebla y las noticias que tuve de la lucha por la Reforma Universitaria me animaron a buscar una espacio entre sus filas. El director de Difusión Cultural de aquel entonces, el poeta Oscar Oliva, me ofreció un espacio en el departamento de Literatura; y para abril de 1973 ya estaba en funciones. Convoqué a un taller literario y quienes se inscribieron a escuchar mis peroratas sobre las novelas y poesías de mi gusto animaron también un boletín mimeografiado, que acogió nuestras prosas y fue rara avis en un contexto dominado por los desplegados, los volantes y los periodicazos que se propinaban las fuerzas en pugna, a través de los diarios El Sol de Puebla y La Opinión. Todo esto viene a cuento porque, poco tiempo después de que los sucesos del primero de mayo nos estremecieron de horror e indignación, uno de los asistentes a aquel taller, a quien yo identifico como José Montes, se me acercó para entregarme un folleto (media carta, engrapado, con una fotografía que mostraba el descenso de los cuerpos de los estudiantes muertos en la defensa del edificio Carolino en la portada) que había sido impreso por algún Comité de Lucha ( ¿de Sicología o de Filosofía y Letras?). Además de pedir mi opinión, me solicitaba imprimirle algunos ejemplares en nuestro mimeógrafo, petición que desde luego atendí, además de añadir al texto un pequeño y elogioso prólogo. Me parece haber destacado de esta crónica, que en este número de Tiempo Universitario se publica en parte, sobre la cobarde agresión a la Universidad que cobrara varias vidas, el lenguaje coloquial de los personajes, lo colorido de las viñetas que dan cuenta de la solidaridad popular con la Reforma Universitaria, el ritmo ligero con que fluye la narración y, desde luego, el compromiso generoso y convencido con las causas populares. Y en medio de todo esto, nuevamente la ira: por la sangre derramada, por la manipulación artera, por la impunidad del poder que México no acaba de dejar atrás para avanzar por la senda de la democracia y la equidad. Quedo cavilando sobre la identidad de José Montes. El autor de este texto ¿será realmente el estudiante que conocí aquellos días? Quizá la reimpresión de esta crónica facilite el reencuentro. Me gustaría estrechar nuevamente su mano, y compartir con él la alegría de la lucha, y el amargo regusto que nos deja en los labios este mundo imperfecto. *Escritor y cineasta, nació en el D. F. en 1944. Colaboró en el departamento de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma de Puebla en el periodo 19731976. Dirigió el primer documental cinematográfico producido por la uap, Vendedores Ambulantes (1974), que obtuviera el primer premio en el Festival Internacional de Cortometrajes de Oberhausen, Alemania. Las fotos que se reproducen fueron tomadas de los diarios El Heraldo de México en Puebla, Novedades de Puebla y El Sol de Puebla.
Los días en Puebla Testimonio Por José Montes
l amanecer llegó triste. No sé por qué causa me pareció que el sol estaba más rojo, y se dejó sentir fuerte. Pero el día empezaba triste. Las calles no presentaban el alborozo de años atrás, cuando se acostumbraba durante esta fecha el descanso y la diversión. Por la mañana el desfile, conmemorando la lucha de los obreros de Río Blanco, mientras el elegido por la "revolución" daba palmaditas sobre los hombros de los líderes, gesto tan parecido al que se le da al llamado "mejor amigo del hombre". Por la tarde terminaba la fiesta con botellas de cerveza entre los obreros... ¡En todos los años ha sido igual! No, hace un año en Monterrey, durante el desfile tradicional del 1º de mayo, los obreros protestaron por la injusticia en la jeta del gobernador Luis Margarito Farías. Mas su ansia de libertad fue atacada entonces por la policía. Hubo varios detenidos. Hoy la policía no aparece por las calles. "Es curioso" dice la gente, mientras se pregunta el porqué. En la avenida 25 poniente-oriente, las personas van tomando lugar para ver pasar el desfile.
¡Aguas frescas! ¡Tortas! ¡Tortas! Viseras para el sol! El hombre ¿hombre? Es moreno, camina, sus pasos son torpes, la mirada busca algún mal gesto, pero a la vez no lo quiere encontrar; los oídos están llenos de ruido, los ojos los tiene rojos, como de rata, en el frente del saco se nota la faja que se pone para tratar de detener el estómago que se le desparrama por el cinturón. Va hacia la tribuna de honor. Se limpia la grasa de la nariz con los dedos, se arregla la corbata, tose y ríe estúpidamente. Antes de sentarse, mientras saluda a la gente con la mano en alto, con la otra se rasca el trasero; Gonzalo Bautista se sienta. Los obreros caminan, sencillamente caminan, no marchan marcialmente como los escolares. Bueno, algunos no han terminado la instrucción primaria. Los obreros platican, ríen, la gente que los observa también ríe; sí, también el de la tribuna de honor. ¿Pero, él también formará parte de la gente? Varios muchachos se encaminan hacia el desfile, sobre el brazo llevan papeles, y los van repartiendo. Traen una sonrisa franca; se ven alegres, ¡alegres! ¡Ya se me van acabar!... "Maestra" pásame algunos volantes más la muchacha extiende la mano dándole los volantes, le sonríe con la alegría de sus 18 años. El sol estrella sus rayos en los rostros de la muchedumbre; la gente se emociona; algunos simplemente hablan: ¡Pinches estudiantes alborotadores!, ¡estudiar es lo que deberían de hacer!
Muchos más se interesan. Joven, déme algunos, yo también quiero repartir. Como no, señora Ya ves cómo el pueblo es a todo dar. Es que están tomando conciencia. No nomás repartan papelitos: ¡éntrenle también a los "cabronazos"!, ¡como Lucio Cabañas! Ellos estudian y además despiertan al pueblo. Sí, ahora ya no son como los otros, que andaban perdiendo el tiempo haciendo "corridos". Yo no creo que el gobierno les pega nomás porque reparten papeles. Lo que pasa es que la "hacen grande", para que la gente se les una. ¿Pero no se ha dado cuenta?, ¿qué no vive aquí en Puebla?... Ya ha habido varios estudiantes asesinados, y también maestros. Pero no es el gobierno. Es la derecha, los ricos. ¿Y los del gobierno no son ricos? ¡Son los mismos! Pues yo no sé de política, pero según lo que dicen los estudiantes, yo creo que tienen la razón. Y los estudiantes reparten volantes, gente del pueblo ayuda... De repente, hombres identificados como agentes judiciales y "halcones", sacan a relucir sendos garrotes, comienzan a golpear a los volanteros y demás gente. Se hacen las primeras detenciones. Esto sucede a diez cuadras de la Universidad. A una cuadra de ésta, en el zócalo, los granaderos y policías vestidos de civil aparecen. Se apostan en las calles y en las azoteas de edificios gubernamentales, con rifles de alto poder con mira telescópica y metralletas; también en la catedral angelopolitana se observa entre el campanario aparecer cañones de rifle. ¡Sincronizadamente las armas comienzan a escupir la muerte! La gente atónita no alcanza a comprender por qué, por qué la gente que camina cerca de la Universidad de repente se dobla llevándose las manos al estómago, al cuello, a donde inesperadamente siente dolor. La muerte corre, la muerte sube a las azotea del edificio Carolino. Era joven, muy joven, 17 años. "Llévate algo en el estómago, aunque sea un taco, pero no te vayas en ayunas, puedes pescar una enfermedad" le dijo su mamá por la mañana cuando él se disponía a ir a la escuela; se despidió con un beso. ¡No te bajes!, los granaderos sólo quieren golpear... están provocando para tener pretextos. "Cuídate" era la voz de su mamá que recordaba. El disparo se escuchó lejos, venía desde más allá de 300 metros, sintió el golpe agudo en el pecho y cayó desde una altura de dos metros. Sus compañeros voltearon asustados; sentado se sonrió "no es nada" dijo; ha de ser un rozón. Quiso levantarse. Ya no le respondieron las piernas. "Levántate, anda, no asustes" las palabras se acompañaron con llanto. Y las horas no se iban, y la muerte era larga. Disparos. Dolor. Sangre. Muerte. Llanto. Coraje, ¡Coraje! El sol, aquel sol rojo no quiere irse y dejar la oscuridad. 2 de mayo de 1973
Murió Enrique... Enrique González Romano. Estaba ayer con nosotros... No llores... Hizo volante. Estaba muy contento... Y Susi... En el Paraninfo, el pueblo, que rinde homenaje a los caídos llena el salón. El edificio Carolino de la Universidad no habla, pero está herido. Decenas de balas se incrustaron en sus paredes. La Universidad ha perdido a más de sus hijos. No, no se puede ser "neutral", no. Es necesario tomar conciencia y definirse: socialismo, o convertirse en cómplices de asesinos. ¡A tomar conciencia ya! El día primero de mayo murieron cuatro compañeros, entre ellos un maestro. Posteriormente, después de varios días de agonía murieron tres más. En total fueron siete muertos; además heridos. Dos compañeros estudiantes contestan algunas preguntas: Primer compañero: P. ¿Dónde te encontrabas cuando se inició la represión el primero de mayo? R. Bueno, en el momento que se inició la represión yo no estaba en la Universidad, me encontraba en el zócalo cuando los granaderos comenzaron a desalojar a golpes a la gente que se hallaba en el zócalo. Se oyeron varios disparos, cerca de la esquina de la 2 norte y Maximino Avila Camacho. Los granaderos golpeaban a la gente. En esos momentos me trasladé al edificio Carolino, eran como las 11 y media aproximadamente... Se iba a celebrar en la uap el primero de mayo con diversos actos culturales. Se habían invitado a varios pueblos, a campesinos, llegaron albañiles, comerciantes ambulantes, mucha gente del proletariado que se ha dado cuenta de la farsa del gobierno y que acudía a celebrar el primero de mayo. Ya había mucha gente en el edificio Carolino y estaba inquieta. Un coche patrulla se quemaba. Varios compañeros estaban en la esquina cuidando para que no se acercara la policía y agredieran al pueblo. Se estaba repeliendo a pedradas a los granaderos. Desde la esquina vi cuando cayó un obrero de la Volkswagen. El maestro Calderón cayó después, como a las dos horas de haber caído el compañero obrero. P. ¿Cómo se dieron cuenta de que habían caído compañeros en la azotea?
R. Porque bajaron algunos otros compañeros y dieron la voz de alarma de que había heridos, incluso muertos. Tengo conocimiento de que fueron dos muertos a los que bajaron de la azotea, y dos de abajo suman cuatro... Se escuchaban bastantes balazos continuos y no localizaban de dónde provenían. El razonamiento fue que se disparaba desde los edificios adyacentes al edificio carolino. Entonces los compañeros optaron por comenzar a desalojar las azoteas, cosa que no pudieron hacer porque cada vez que se movía algún compañero se escuchaba algún balazo que pasaba zumbando cerca, si no le tocaba alguno de los que iban bajando. P. ¿Pensaron en responder en la misma forma? ¿O pensaron nomás en resguardarse? R. Pues no se puede responder en la misma forma, porque en primera no se tienen los medios necesarios, y los estudiantes no están dispuestos a un enfrentamiento... Los francotiradores después se localizaron: se vio de dónde procedían los balazos, y era desde el hotel América que se localiza en el portal Iturbide, del edificio Antiguo de gobierno y del Ayuntamiento. Los estudiantes para bajar de la azotea tuvieron que hacer agujeros por las ventanas que conducen a la azotea, ya que por donde habían subido no era posible porque estaban siendo cazados. P. ¿Cuánto elementos de la policía se encontraban en la patrulla que fue capturada? R. Tres elementos. Se les llevó al interior del edificio Carolino para después entregarlos a las autoridades. P. ¿Cómo a qué hora se calmó la provocación policiaca? R. El tiroteo dejó de oírse como a las tres de la tarde, casi cuando llegó la Cruz Roja, miembros de cuya corporación se encargaron de bajar a los muertos que fueron depositados en el salón Paraninfo. Fue mucha la gente que se dio cuenta, pues parte de los transeúntes que pasaban por la calle, corrieron a protegerse al interior de la uap. Hubo francotiradores también en el edificio que ocupan los ado. P. ¿Hubo choques cuerpo a cuerpo? R. No, en ningún momento, ya que la policía siempre anda armada, y los estudiantes, pues solamente con piedras. Segundo compañero: P. ¿Dónde te encontrabas cuando sucedieron los hechos? R. Yo estaba parado en la esquina de la Maximino y la 4 sur, o sea donde está la iglesia de la Compañía, cuando se paró la patrulla que estaba provocando. Entré con otros compañeros al interior de la uap; después se nos comunicó que venían los bomberos a apagar el fuego que se suscitó en el coche patrullero. Pero junto a ellos venían los granaderos, con el pretexto de que también querían apagar el fuego. La reacción de nosotros fue repelerlos a pedradas; los granaderos ya habían empezado el ataque con bombas lacrimógenas. Nosotros les echábamos agua con cubetas, y así ya no "pifaban" esas granadas ¿ves? Venían sobre la Maximino, desde el zócalo hacia la 4 sur, nosotros seguíamos echando agua a las granadas, y así los granaderos parecían no avanzar. Después desde la azotea se les aventaron piedras y cuetones, y así evitar que tomaran la Universidad. Con algún cuetón hacíamos correr a los granaderos... Pero después ya en la azotea se puso "cabrón", por los disparos ¿ves? Las "tortas" se comportaron a todo dar, todas las mujeres, todos estábamos histéricos, a ratitos estábamos contentos, a ratitos llorábamos, en fin, pero todos estábamos dispuestos a "rajársela". Las "tortas", te digo, sí se portaron a la altura, andaban con el vinagre pasándolo entre los cuates, para cortar el efecto de los gases... Así estuvo más o menos; no me acuerdo bien, tres o cuatro horas, el caso es que duró mucho, ¿ves? A mí me cayó una granada muy cerca, me sentí mucho muy mal y me bajé un rato. Después ya abajo me enteré que había muertos en la azotea; entonces yo sentí "re gacho". Dentro la gente estaba congregada. También fueron heridos un obrero de la Volkswagen, un albañil y uno me parece que era de Vel-A-Gas. Todos ellos querían proteger a la uap; o sea que el pueblo estuvo "jalando a todo dar" ¿ves? Terminó la bronca a eso de las tres y media de la tarde, después de que se inició como a las once. P. ¿Desde dónde les estuvieron disparando? R. Mira, los francotiradores estaban apostados en la Catedral, en el edificio antiguo de gobierno, en el ado, y en Sanborn´s. Ellos fueron los que mataron en la azotea a los compañeros. Ya al final se dedicaban a "cazar" estudiantes en la azotea. Esto fue lo que yo supe y vi ¿Pensar? ¡Actuar!
3 de mayo de 1973 El día de esos que por la mañana, hasta el medio día, el sol seco invade con sus rayos amarillos el asfalto, y que por la tarde, el agua acostumbra vertirse torrencialmente desde las nubes. Son las nueve y media de la mañana. Contemplo el enorme contingente que llena la Plaza de la Democracia, frente al edificio de la máxima casa de estudios de la ciudad de Puebla. Las mantas se extienden exigentes con frases de apoyo, portadas por manos de colonos, obreros, campesinos o estudiantes. Han venido decenas de delegaciones desde el interior del Estado, y la gente sigue llegando: comerciantes, amas de casa, obreros, campesinos, ¡son miles!, y no han sido "acarreados", vienen a brindar solidaridad a sus queridos estudiantes, a su querida universidad. Dentro, en el salón Paraninfo, cuatro ataúdes claros guardan los cuerpos jóvenes ahora inertes. Respetuosamente una interminable fila de personas pasa a rendir homenaje. Hay mucha gente dentro del edificio. Es difícil calcular el número de esta inmensa mayoría. Es desconcertante, es absurdo que asesinen a los estudiantes, ¿por qué? La gente protesta y grita mueras contra el régimen. No es la primera vez que sucede este tipo de agresiones: se han sufrido en 1968, en 1971, en la capital de la República; los campesinos también han sido masacrados a lo largo del país y los siguen asesinando en Guerrero, y se sigue agrediendo a las universidades de este "México Moderno".
Los féretros salen de la Universidad cubiertos con bandera roja; se inicia la marcha hacia el panteón. Al paso del cortejo, sobre las azoteas y balcones la gente observa respetuosamente. "¿Justicia! ¡Justicia!" con los rostros de dolor, de rabia y de coraje, los puños se levantan; "¡Justicia! ¡Justicia!". La marcha no permanece en silencio. "Yo quiero que a mí me entierren como al revolucionario, envuelto en bandera roja y con mi fusil al lado... Cuando el pueblo se levante por pan, libertad y tierra, temblarán los poderosos de la costa hasta la sierrra... ¡temblarán los poderosos de la costa hasta la sierra!..." El recorrido de las calles nos ha llevado al templo de San Agustín... los féretros son colocados frente al altar mayor, mientras el sacerdote empieza una misa dedicada a los compañeros. El órgano de la iglesia ofrece un homenaje con sus notas luctuosas... El sacerdote termina la misa, se abren los féretros y los bendice, las últimas notas fúnebres del órgano se dejan escuchar en este acto que termina a las doce y media, aproximadamente. Nuevamente en la calle: la manifestación es gigantesca: aproximadamente 20 mil personas están presentes. La marcha continúa. Diversos medios informativos, tanto del país como del extranjero han estado presentes; está presente la NBC de Londres, entre otros. La gente que en las calles ve pasar la marcha, se adhiere a la protesta: -"¡Vivan los estudiantes! ¡Muera Gonzalo Bautista!" Otros más se unen al contingente. Una multitud de niños que han salido de sus escuelas guardan silencio al paso de los féretros; hay tristeza en sus rostros; algunos no pueden guardan las lágrimas. ¿Cuántos asesinatos se han cometido contra la Universidad? Aproximadamente quince.
¿Cuántos más permitirá el pueblo? Es curioso notar que los asesinatos anteriores, por ejemplo los de los maestros Joel Arriaga y Enrique Cabrera, sucedieron en un día veinte. El 20 de julio de 1972, por la noche, cuando el maestro Joel, director de la preparatoria Benito Juárez se retiraba acompañado de su esposa a su hogar, es interceptado por dos automóviles y abatido cobardemente por una ráfaga de metralleta. El maestro Joel cubre a su esposa, resultando así milagrosamente ilesa. Meses después caía Enrique Cabrera, encargado del departamento de Extensión y Servicio Social de la Universidad, en la puerta de su casa, abatido por 30 balas de grueso calibre, alrededor de la misma hora, y el 20 de diciembre. El gobierno federal entonces manda una comisión a investigar los asesinatos; pero nada sale en claro. Nuevamente en este caso, el presidente "aperturo" Echeverría, ordena que se investiguen los sucesos. Más bien parece que esta comisión es enviada a tratar de frenar la movilización de masas descontentas, a hacer cansadas investigaciones, para después sacar un "chivo expiatorio" y así poder lavarse las manos este régimen dictatorial y asesino... Echeverría dice: "Se hará justicia caiga quien caiga". El primero que debería caer sería él, y no precisamente nomás de la presidencia, tendría que ser pasado por las armas, al igual que el chacal de Díaz Ordaz, culpables directos de los asesinatos en masa efectuados en Tlatelolco y en el 10 de junio respectivamente... El pueblo dirá la última palabra.
En ningún momento los estudiantes hemos estado solos, la gente del pueblo ha estado asistiendo, día a día. Al día siguiente de la masacre, enorme contingente del pueblo acudió a dar el pésame a las autoridades universitarias y a los estudiantes. Toda la noche se quedaron volando, y eso no fue pretexto para que hoy acompañen a los compañeros. La marcha se ha desarrollado hasta estos momentos sin problema, a pesar de que Bautista ha declarado que cualquier acto masivo será reprimido, y que las fuerzas policiacas tienen orden de tirar a matar. Han transcurrido cuatro horas y media. Estamos ya a las puertas del panteón francés, donde van a ser sepultados los compañeros... Después de que las fosas han sido cubiertas, empieza un mitin aquí en el panteón; una tupida lluvia cae incesantemente, pero nadie se retira, ni trata e protegerse. El momento es impresionante. Sobre la muchedumbre el cielo oscuro truena y relampaguea. Hace la introducción un maestro de la UAP: "No puede ser menos aterrador el panorama que aquí se contempla, porque en las miradas de todos se ve una mezcla de melancolía y desesperación ante las agresiones que se continúan sucediendo y que seguramente proseguirán. Triste es el panorama y lamentablemente es que hoy tengamos que hablar ante cuatro compañeros caídos, que es el último mitin a que nos acompañan. Todos fuimos testigos de la forma en que nuestros compañeros, junto con los que estábamos, corríamos por las azoteas desesperadamente, tratando de protegernos. Lamentablemente ellos no alcanzaron a protegerse y el resultado aquí lo tenemos. Y sabemos, porque además así lo ha manifestado el gobierno del Estado, que las agresiones van a continuar. Esto no significa que debemos dar un paso atrás. Esto significa que debemos prepararnos a dar la gran batalla, la lucha final para derrocar de una vez para siempre a esta dictadura que hoy padecemos (aplausos). Esto significa que hoy más que nunca debemos cerrar filas, todos unidos como un solo hombre para hacerle frente a un solo enemigo: la burguesía, y su representante, el recalcitrante, odioso, enajenado gobierno del Estado". Llega a la tribuna un representante de las autoridades de la uap: la lluvia parece que se confabula con los intereses de Bautista, pero yo creo que esto no va a ser motivo para que suspendamos este acto; en otras ocasiones lo hemos hecho con la lluvia. Hoy les pedimos más que nunca que soportemos esta inclemencia y lo hagamos también. Viene pues un representante de la Universidad" (aplausos)
"Compañeros obreros, compañeros campesinos, compañeras amas de casa, padres de familia, compañeros estudiantes, profesores y trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla. El primero de mayo de 1961 un grupo de jóvenes encabezados por el camarada Enrique Cabrera tomó el edificio central de la Universidad y proclamó el inicio del movimiento de Reforma Universitaria. La fecha de este acontecimiento no es casual. El hecho de que el movimiento de Reforma Universitaria se haya iniciado precisamente el primero de mayo, significa que el movimiento estudiantil desde su inicio nació aparejado al movimiento de masas populares. A partir de esa fecha, estudiantes, profesores, y trabajadores con apoyo decidido del pueblo, han venido sosteniendo una intensa lucha por abrir los cauces democráticos del país. A partir de esa fecha, muchos compañeros estudiantes, profesores, campesinos, obreros, han caído acribillados en su intento de edificar un México democrático, un México en el que se suspendan definitivamente acontecimientos como los que se presentan hoy: los entierros de compañeros revolucionarios que han dado su vida porque todos ustedes, estudiantes, profesores y pueblo, vivan en una sociedad más justa, en sociedad socialista. Hace pocos días en las noticias locales de la prensa burguesa, apareció una nota, la nota decía: "Las autoridades han dado orden a la policía de responder a cualquier agresión". Esa nota fue el anuncio de lo que hoy estamos sufriendo, fue el anuncio de la muerte de cuatro compañeros universitarios. Sin embargo, estos asesinatos a pesar de que nos han enlutado, no podrán amedrentar la militancia y la combatividad del movimiento revolucionario poblano, sino por el contrario, como lo ha demostrado esta movilización, constituyen una inyección para que el movimiento revolucionario poblano, unido a las fuerzas democráticas del país, continúe con su lucha por la revolución socialista. ¡Compañeros! ¡Viva Joel Arriaga Navarro! ¡Viva Enrique Cabrera Barroso! ¡Viva Víctor Manuel Medina! ¡Viva Enrique González Romano! ¡Viva Alfonso Calderón Moreno! ¡Viva José Norberto Suárez! ¡Viva la revolución socialista! Gracias".
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