Año 7, número 14
H. Puebla de Zaragoza a 12 de agosto de 2004

La rebelión antipopulista

Por Adrián Acosta Silva

Centro de Tecnología Educativa, modernidad arquitectónica.
 
A

drián Acosta Silva en su libro Estado, políticas y universidades en un período de transición publicado por la Universidad de Guadalajara y Fondo de Cultura Económica en su colección Educación y pedagogía, dedica el capítulo sexto a la Universidad Autónoma de Puebla. Tiempo Universitario publica fragmentos de ese capítulo que, seguros estamos, contribuirá a la comprensión del proceso universitario reciente. El autor es maestro y doctor en ciencias sociales con especialización en ciencia política por la Flacso-México, investigador nacional nivel I del Sistema Nacional de Investigadores y profesor de tiempo completo del Centro Universitario de Ciencias Económico-Administrativas de la U de G. En 1994 ganó el certamen de ensayo político Carlos Pereyra organizado por la Fundación Nexos.

La reforma en la Universidad
Autónoma de Puebla

E

ntre 1989 y 1990, la uap sufrió una severa crisis en el modelo de relaciones políticas asociadas a un proyecto de universidad. Una crisis en sentido estricto, es decir, una situación en la que el estado de las cosas amenazaba con derrumbarse si no se instrumentaban cambios drásticos en la lógica del desarrollo institucional de la universidad.

Cuando el 4 de octubre de 1990 el recién nombrado rector de la uap, José Doger, tomaba posesión de su cargo, la situación general de la universidad era dominada por una sensación de incertidumbre. Luego de un álgido, conflictivo y enredado proceso de lucha política interna, la imagen de la universidad era de caos y anarquía, donde los diversos grupos se sucedían en el poder institucional y las funciones sustantivas se desarrollaban en condiciones difíciles. A esta situación de fragilidad institucional, se agregaban las crecientes presiones del entorno para poner orden a los conflictos universitarios. En estas condiciones, el nuevo rector y los grupos que le apoyaban, tenían como prioridad inmediata la estabilización de la vida universitaria, con el objeto de emprender una reestructuración institucional a partir de un conjunto de cambios en las esferas académicas, de gobierno y de organización de la universidad.

El proceso de reestructuración institucional no fue, sin embargo, cuidadosamente diseñado y preparado por la nueva coalición. De hecho, la estabilización de la vida institucional constituyó el primero de varios períodos de rápido aprendizaje para los nuevos dirigentes de la universidad, luego de la caótica situación experimentada entre 1989 y 1990, en el transcurso de los cuales se suceden tres rectores en la uap. Ese aprendizaje permitió también fortalecer la coalición estabilizadora formada para ordenar el funcionamiento académico y administrativo de la universidad, y transformarla posteriormente en una coalición reformadora, capaz de instrumentar transformaciones institucionales en diversas esferas de desempeño de la uap.

Los primeros intentos por cambiar el estado de las cosas en la universidad fueron resultado de la necesidad de pacificar los conflictos internos y enfrentar su grave crisis financiera. Ello permitió colocar en perspectiva un horizonte de mayor alcance para los cambios institucionales requeridos, en un contexto de crecientes demandas de los gobiernos estatal y federal respecto del desempeño de las universidades públicas del país. Este esfuerzo cristalizó en el Proyecto Fénix, un programa de desarrollo institucional orientado a modificar las pautas del desarrollo de la uap. De manera sintética, ese proyecto intenta transitar del proyecto de universidad crítica, democrática y popular, a un proyecto de excelencia académica con compromiso social. En otras palabras, se trataba de pasar de un modelo de universidad populista a otro modernista
Entre 1990 y 1994 (primer período de la administración del rector Doger), estos esfuerzos se concentraron en la reforma de la Ley Orgánica (1991) y en la posterior elaboración de un diagnóstico institucional que sirvió de base para la formulación de una agenda de cambios institucionales de mediano y largo plazos (1994). En estas dos grandes acciones, la rectoría de la uap se orientó tanto por las políticas federales de educación superior (particularmente, por el Fondo para la Modernización de la Educación Superior, el fomes), como por un equipo de consultores que evaluaron el desempeño de la universidad y sugirieron un conjunto de acciones y estrategias para reordenar el perfil del desempeño institucional.

Sergio Flores Suárez, rector 1973-1975.

En estas circunstancias, la agenda interna de los cambios institucionales y la agenda externa derivada de las políticas federales de desarrollo, confluyeron en el Proyecto Fénix, cuya finalidad es la transformación a fondo de la universidad poblana bajo una idea-fuerza fundamental: lograr la excelencia académica con compromiso social. La necesidad de construir una salida institucional a la situación de crisis de la uap, llevó a la articulación de los cambios con las políticas, es decir, al ensamblaje entre las reformas impulsadas por la coalición dirigente de la uap, por una parte y, por la otra, los cursos de acción y reordenamiento institucional que implicaban las políticas educativas instrumentadas por el gobierno federal.

Desde esta perspectiva, los cambios en la uap correspondieron a una adaptación incremental de la institución a los requerimientos de las políticas mencionadas. Pero fue también una adaptación pragmática, impulsada por la necesidad de encontrar apoyos externos frente a una situación interna sumamente frágil. Además, las ideas que conducen al diseño de la agenda de los cambios previstos por la coalición estabilizadora y posteriormente reformadora de la uap, no fueron impuestas o descubiertas por las políticas en marcha, sino que en buena medida habían sido discutidas y definidas por las autoridades de la uap. En este sentido, los ensamblajes o articulaciones entre cambios y políticas fue un ensamblaje “suave”, producto de coincidencias y acuerdos básicos entre la rectoría universitaria y las agencias federales.

Este ensamblaje se manifestó bajo la forma de cambios institucionales en diversas esferas de desempeño de la universidad. Estas transformaciones cristalizaron en la formulación de nuevas reglas de juego para los actores, y en el reordenamiento de sus interacciones en tres esferas de actividad: i) la académica; ii) la política y de gobierno y, iii) la organizacional.

Los principales cambios registrados son, en la esfera académica: i) modificación de la política de “puertas abiertas” en el ingreso a la universidad; política que había sido uno de los rasgos centrales del proyecto populista que dominó el desempeño de la uap durante el período 1975-1990; esta modificación consistió en regular el ingreso a la universidad mediante la instrumentación de un examen de selección aplicado bajo la asesoría de una empresa especializada (el College Board de Puerto Rico); pero, además de este examen, se aplicaron también reglas más estrictas para la permanencia y el egreso de los estudiantes en las distintas carreras profesionales que ofrece la uap; ii) ampliación y diversificación de la oferta educativa, con especial hincapié en las licenciaturas y el posgrado, y iii) impulso a la investigación y fortalecimiento de cuerpos académicos de élite en la universidad.

Cuaderno publicado en 1975, para impulsar la reforma universitaria.

En la esfera política y de gobierno: i) reforma del marco jurídico y normativo de la uap, con la expedición de una nueva Ley Orgánica (abril de 1991), que sustituyó a la Ley de 1963; entre las modificaciones más importantes que contempla la nueva ley están las siguientes: a) modificación de los procesos de elección de las autoridades de la universidad; el más importante de esos procesos, la elección del rector, pasó de ser un mecanismo de elección universal y directa del mismo (en la que participaban profesores, estudiantes y trabajadores de la universidad), a un procedimiento regulado, conducido y aprobado por el Consejo Universitario, el cual tiene, en la nueva ley, la facultad exclusiva de nombrar al nuevo rector, previa auscultación de la comunidad universitaria, y b) fortalecimiento de los poderes y capacidades del rector y de los órganos colegiados de la universidad, en particular, el Consejo Universitario; la representación de los académicos se incrementó en todas las instancias colegiadas, manteniéndose la representación estudiantil en los mismos, pero disminuyendo sensiblemente el número de representantes no académicos, y ii) nuevos equilibrios en las relaciones políticas en la universidad; la reforma fue conducida por una nueva coalición política interna, que sustituyó a la vieja coalición de izquierda que condujo a la universidad durante más de una década: la nueva coalición fue formada por algunos miembros de la vieja coalición y por algunos académicos que cristalizaron el descontento de muchos sectores externos e internos con el proyecto populista anterior; esa nueva coalición construyó un esquema distinto para las relaciones de poder en la universidad donde actores tradicionalmente fuertes como el sindical (Sindicato Único de Trabajadores de la uap), o los grupos estudiantiles, fueron desplazados como actores importantes en las decisiones institucionales. En la esfera de la organización: i) creación de subsistemas institucionales claramente diferenciados para el desempeño de las actividades universitarias; dichos subsistemas son docencia, investigación y estudios de posgrado, y extensión y difusión de la cultura, los cuales funcionan a partir de vicerrectorías creadas expresamente para controlar y vigilar el desempeño de cada subsistema; en cada subsistema se formaron órganos colegiados de carácter consultivo que apoyan las tareas de planeación y evaluación de las actividades, y ii) incremento de los poderes del rector para instrumentar cambios en la administración de la organización; los vicerrectores, al igual que todos los funcionarios ejecutivos de la organización, son nombrados libremente por el rector, lo que permite fortalecer el liderazgo formal—académico, administrativo y político— del ejecutivo universitario.

Pragmatismo político y cambio institucional

Luis Rivera Terrazas, rector 1975-1981.
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stos cambios modificaron los antiguos equilibrios político- institucionales de la uap, que transitaron de los pactos y acuerdos no escritos, las ambigüedades organizacionales y la fusión de esferas de desempeño, a la formalización y diferenciación de los poderes, capacidades y recursos de la universidad en distintas esferas y arenas de decisión. El perfil corporativo-clientelar de las relaciones políticas en la uap, basadas en la capacidad de aglutinar los intereses de las corporaciones, grupos o corrientes universitarias, intentó transitar hacia un perfil individualista de las relaciones políticas intrauniversitarias, cuyo código de acceso a la esfera de las representaciones políticas en la universidad descansara en gran medida en la competencia técnica-instrumental o en la capacidad y el prestigio académico de los actores. Además de ello, la separación funcional y normativa de las esferas de decisión implicó la diferenciación de los actores y los procesos de toma de decisiones en la uap, lo que alteró los esquemas de dominación basados en la hegemonía de un grupo en una institución enorme pero organizativa y políticamente poco diferenciada. Sin embargo, contradictoria o paradójicamente con este discurso renovador, inercias y comportamientos clientelares de la coalición reformadora continuaron siendo utilizados como formas de control político en la universidad.

Por otro lado, las políticas federales de educación superior, al poner a disposición de las universidades públicas un conjunto de recursos financieros para su “modernización”, desempeñaron el papel de inductores de algunos cambios institucionales. El caso de la uap resulta una experiencia de utilización pragmática de esos recursos e instrumentos de política por parte de autoridades en una situación inicial de extrema fragilidad interna.

Ese pragmatismo se convirtió, en un período de rápido aprendizaje de la coalición estabilizadora surgida de la crisis institucional de 1989-1990, en una estrategia de adaptación incremental, diseñada no exclusivamente para acceder a los fondos públicos adicionales ofrecidos por el gobierno central, sino también para estructurar arenas o campos estables de negociación entre las autoridades de la universidad y las agencias gubernamentales, lo que permitió no sólo una transformación en los patrones de vinculación de la universidad con el Estado, sino también la provisión de un flujo importante de recursos de legitimidad y financieros a las autoridades universitarias, con los cuales se pudo promover la instrumentación de cambios diversos en las esferas académica, organizativa y de gobierno de la institución.

Historia y Sociogénesis
de la uap

Solidaridad universitaria con los campesinos.
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undada como universidad en 1937, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla fue producto de un cambio en el estatuto jurídico del antiguo Colegio del Estado de Puebla —cuyos orígenes se remontan a 1825— con la expedición de la Ley Orgánica de la Universidad de Puebla. A partir de un decreto del ejecutivo estatal, se crea entonces la universidad, como organismo público estatal orientado a cumplir casi exclusivamente la función clave de una típica universidad liberal: la formación de profesionistas que las élites económicas y políticas requerían para su propia reproducción y la ampliación de su influencia en el desarrollo regional. Es decir, la up recoge, en sus orígenes, la necesidad de las élites de poder locales de contar con un espacio institucional adecuado y legítimo para su propia reproducción, pero también la fundación de la universidad poblana significó un esfuerzo de los grupos locales de poder para modernizar la formación de las élites mediante una institución diseñada ex profeso en un contexto nacional, y latinoamericano donde la educación universitaria era reconocida como sinónimo de prestigio y fuente de poder.

Durante esta primera etapa (que comenzó en 1937 y se extendió hasta los primeros años de la década de los sesenta), la lógica del desarrollo institucional estuvo estrechamente vinculada a un fenómeno relevante en el contexto estatal: el dominio del avilacamachismo. Este dominio se explica por la fuerte presencia de la familia Ávila Camacho en el esquema de control político de la entidad (cuya figura de autoridad más relevante fue el ex gobernador y ex presidente de la República, el general Manuel Ávila Camacho) durante casi cuatro décadas (de los años treinta hasta los sesenta). En términos de la relación entre el Estado y la Universidad, este dominio significó la subordinación institucional de la up al proyecto de control político del avilacamachismo sobre los personajes, las fuerzas y los grupos de poder locales. En este sentido, el origen y primera etapa de desarrollo de la up se caracterizó por una alta dependencia política de la universidad con respecto al gobierno estatal —que se reflejaba tanto en la designación de las autoridades como en el esquema de gobierno universitario—, que contrastaba, sin embargo, con el “liberalismo” académico que la universidad disfrutaba en lo referente a los tipos de estudios que ofrecía y a la contratación del personal académico (los catedráticos) que a ellos se incorporaban.

Esta fase de subordinación y lento crecimiento institucional comienza a declinar a mediados de los años cincuenta, con la demanda de algunos grupos estudiantiles por la autonomía de la universidad (autonomía finalmente concedida por el gobierno estatal en 1956, aunque de una forma bastante limitada) y que termina con los disturbios universitarios originados en los primeros años de la década de los sesenta. En estas circunstancias (mismas que serán examinadas con mayor detenimiento más adelante), en la uap comenzó una nueva fase, que se alargó durante casi tres lustros, que fue caracterizada por los frecuentes y crecientes conflictos internos por sacudirse el dominio avilacamachista. Esta fase terminará con una poderosa autonomía universitaria, caracterizada, por un lado, por el autogobierno y la libertad académica, y del otro, por una creciente politización e ideologización de los grupos internos, tanto de derecha como de izquierda.

La tercera y última fase de este intento de periodización corresponde a la comprendida entre 1975 y 1989, en la que el dominio del proyecto de reforma universitaria conducido por una coalición política de izquierda, permite la formulación y cristalización asimétrica del proyecto de universidad crítica, democrática y popular. Es una fase caracterizada por el acelerado crecimiento institucional y la masificación de la matrícula; el aislamiento respecto del gobierno estatal y los poderes locales; la politización e ideologización de las prácticas y decisiones académico-administrativas; la creación de cuerpos y enclaves académicos de calidad y excelencia, junto a un conjunto disperso y desigual de procesos y productos académicos.

Primera etapa
Subordinación política y lento crecimiento institucional, 1937-1961

De la estatalidad a la autonomía conducida

 
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urante esta etapa comenzaron a sentarse las bases organizativas y académicas básicas de la uap(...) Se trataba de una universidad relativamente pequeña, funcionando como la única institución de educación superior de la entidad, que se componía por una comunidad estudiantil compacta, distribuida en las carreras liberales clásicas (derecho, medicina, arquitectura o ingeniería), y donde el cuerpo docente estaba compuesto por profesionales liberales destacados en sus actividades en el mercado laboral regional, que dedicaban sólo una parte de su tiempo a dictar cátedra en las aulas de la universidad(...) El proyecto institucional que dio origen a la up consistía básicamente en la “formación de elementos capaces de dirigir a la sociedad”. Esos fines cristalizaron en su estructura académica, formada por bachilleratos y las facultades de Filosofía y Letras, Derecho y Ciencias Sociales, Medicina, Ingeniería, Química y Farmacia, Comercio y Ciencias Administrativas, y Odontología. El gobierno de la institución quedó a cargo de un Consejo Universitario, un rector, los directores de Facultades e Institutos, y en Academias integradas por maestros y alumnos.

La primera etapa de la uap coincidió con la estructuración de la dominación política del avilacamachismo en el estado. Esta estructura —en cuya cúspide se encontraba la familia Ávila Camacho y, en particular, las figuras del general Maximino Ávila Camacho, gobernador estatal (1937-1940), y del también general Manuel Ávila Camacho (presidente de la República durante el período 1940-1946)—, que permaneció funcionando en el estado durante casi tres décadas, consistía en la conformación de una red de poder político articulada alrededor del Partido de la Revolución Mexicana (organización antecesora del actual Partido Revolucionario Institucional). En esa estructura, los intereses de los caciques y grupos económicos y sindicales de la entidad encontraban su espacio de negociación y acuerdo, siempre bajo el arbitrio del general Ávila Camacho o de algún miembro prominente de esa familia revolucionaria.

En este esquema patrimonialista y corporativo, instituciones como la naciente universidad encontraron límites a su desempeño y desarrollo. La cercanía con el gobernador en turno implicaba para los dirigentes de la Universidad la posibilidad de obtener mayores o menores recursos para el crecimiento y desarrollo de la universidad. La informalidad y los vínculos personales eran las características centrales de las relaciones entre el gobierno del estado y la universidad.

Es por ello que, a principios de los años cincuenta, en algunos círculos estudiantiles comenzó a tomar fuerza la idea de la autonomía universitaria. Luego de varios intentos por formular un proyecto de autonomía y de que los estudiantes —aglutinados en organizaciones de perfil liberal como la Federación Estudiantil Poblana y conservadoras como el Comité Pro Autonomía Universitaria—, efectuaran varias movilizaciones para lograr la autonomía de la up, el entonces gobernador Rafael Ávila Camacho (1952-1958) aceptó enviar un anteproyecto de autonomía al Congreso estatal para su aprobación. Dicho anteproyecto (elaborado por una comisión del Consejo Universitario) fue modificado por el propio Congreso y aprobado en noviembre de 1956.

Alfonso Vélez Pliego, rector 1981-1987.

El resultado fue que se otorgó la autonomía a la up, convirtiéndola en la actual Universidad Autónoma de Puebla. Pero el concepto fue el de una autonomía conducida y limitada por el hecho de que el máximo órgano de gobierno de la universidad dejaba de ser el Consejo Universitario, debido a la creación de un Consejo de Honor integrado por siete personas nombradas directamente por el gobernador del estado. Este Consejo de Honor tenía, a su vez, derecho a nombrar al rector de la Universidad, así como a los directores de diversos departamentos e institutos. Esta situación produjo descontento en ciertos sectores estudiantiles, que se traduciría en conflictos esporádicos a lo largo de los últimos años cincuenta, debido no sólo a las limitaciones que dicha estructura tenía en la autonomía universitaria, sino también por la composición de ese órgano de gobierno universitario, donde grupos y personajes conservadores y eclesiásticos tenían una influencia directa en las decisiones de la universidad. Esas tensiones y conflictos acumulados explican en su mayor parte los violentos acontecimientos ocurridos en la universidad en 1961, año en el cual concluye la primera etapa de la historia moderna de la uap.

Segunda etapa.
Conflicto y ruptura, 1961-1975

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a segunda etapa de la historia de la uap puede caracterizarse como de conflicto interno y ruptura con los poderes locales. Comenzó con los disturbios sucedidos en la capital poblana hacia 1961, en medio de una fuerte disputa ideológica y política provocada por el triunfo de la Revolución cubana de 1959. Pero en ese contexto es preciso considerar también la influencia de, por lo menos, dos factores más: la crisis del dominio político avilacamachista en la entidad y la creciente demanda de varios sectores de la universidad de conquistar una autonomía efectiva para la uap, que le permitiera el autogobierno y la libertad académica para desarrollar su proyecto educativo.

En los primeros años sesenta, el escenario de la actual uap estaba caracterizado, de un lado, por la presencia de un marcado conservadurismo que se expresaba en la presencia de varios grupos de corte anticomunista y clerical, que presionaban al gobierno estatal para tomar decisiones en torno a asuntos variados de moral pública y educación; por otro lado, predominaba la hegemonía prácticamente indiscutida de una familia poderosa que durante por lo menos dos décadas había mantenido un férreo control sobre los grupos políticos locales. En ese contexto, los grupos empresariales y los sindicatos de trabajadores, la Iglesia católica y diversos grupos de universitarios, conservadores y liberales, coexistían de manera tensa, en medio del arbitraje permanente del gobernador en turno y de la vigilancia de la familia Ávila Camacho.

Cuando al comienzo de los sesenta la universidad presentaba una imagen de cierta calma y tranquilidad, en la política local la dinámica de los enfrentamientos ideológicos entre conservadores y liberales se expresaron en la formación de grupos anticomunistas y clericales enfrentados a grupos de liberales y marxistas simpatizantes de la entonces joven revolución cubana.

El Frente Universitario Anticomunista (fua), el Opus Dei y los Caballeros de Colón, entre otras organizaciones, cristalizaban los intereses y las concepciones de los grupos conservadores poblanos, a los que surgen, como contraparte, organizaciones como el Frente Liberal Universitario, el Frente Universitario Nacionalista, el Comité Estudiantil Poblano y los miembros locales del entonces proscrito Partido Comunista Mexicano.

En este clima de disputa ideológica y polarización política, los acontecimientos cubanos tuvieron una repercusión importante. Es así como, en abril de 1961, una pequeña manifestación de apoyo a la Revolución cubana se convirtió en el detonador para que los grupos conservadores intentaran tomar las instalaciones de la uap y exigieran la salida de los comunistas de la universidad. Ello generó una dinámica de enfrentamientos entre grupos que culminaría cuatro meses después, con la ocupación por parte del ejército de la capital y con la reforma, en 1963, a la estructura de gobierno de la uap, donde se acuerda la desaparición del Consejo de Honor y su sustitución por un Consejo Universitario con la facultad de designar al rector de la uap.

 

 

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