La clausura del Colegio Por: Rosario Robles Galindo
lgunas de las notas biográficas de la memorable y hoy notable “Facultad de Medicina de Puebla” se hallan en sus antecedentes históricos que nos señalan los hechos políticos que sujetaron su existencia institucional, las carencias económicas y los progresos académicos por los que transitó durante el período en que la Nación Mexicana afrontó las guerras de “Reforma” e “Intervención”. Durante la segunda mitad del siglo xix, el “Colegio de Medicina de Puebla”, era el recinto educativo más importante para el Estado, que se encargaba de la enseñanza profesional de la medicina y farmacia, además era la institución que fomentaba y resguardaba la salud pública de la población; actividades que desempeñaba con apoyo económico de sus propios recursos, sujetándose a la supervisión del gobierno local y a la reglamentación del “Colegio del Estado”. 1 La clausura de este recinto educativo ocurrida en el año de 1863 causó serios problemas para sus trabajadores, profesores y alumnos, sin embargo para la población dependiente de su fomento de higiene y salud pública ese acontecimiento se manifestó en pérdidas irreparables que condujeron a la muerte a muchos pobladores; para los simpatizantes del gobierno monárquico éste hecho se convirtió en un triunfo político.
ese a las contrariedades que enfrentaban los grupos políticos que dirigían los destinos de la Nación Mexicana entre los años de 1850 a 1862, las instituciones educativas continuaron desarrollando sus actividades casi ininterrumpidamente, excepto en ocasiones en que por alguna orden extraoficial suspendían temporalmente sus labores, reanudándolas inmediatamente sin novedades. Las actividades administrativas y académicas del “Colegio de Medicina de Puebla” 2 se realizaban en dos cuartos ubicados a un costado del “Hospital General”, antiguo Hospital de San Pedro. Uno de esos aposentos le servía de dirección, secretaría y biblioteca, el otro de salón de clases y laboratorio de farmacia; su espacio físico estaba amueblado con sillas y un incipiente gabinete integrado por algunos aparatos ordenados en una alacena donde había lugar para una caja de reactivos de química. El cuerpo de catedráticos lo integraban los médicos: Manuel Noriega profesor de Anatomía Descriptiva, quien impartía la materia en el 1º, 2º y 3º año, el texto del curso que utilizaba era Bayle, el horario era de 8 a 9 de la mañana, el número de sus alumnos era de 15, su sueldo de $6.00; José María Molina profesor de Operaciones, partos, enfermedades de mujeres y niños recién nacidos, impartía su materia en 4º y 5º año, utilizaba los textos de Malgaigne, Maygrier y Capuron, su horario era de 4 a 5 de la tarde, tenía 7 alumnos, su sueldo era de $5.00; Pablo Cagigas profesor de Fisiología e Higiene, impartía su materia en el 2º año, sus textos eran los de Bulluac, Magendie y Deslandes, su horario era de 9 a 10 de la mañana, tenía 2 alumnos, su sueldo era de $4.00; Pedro Calderón profesor de Patología y Clínica interna, impartía su materia en 4º y 5º año, con los textos de Grisolle y Martinet, su horario era de 6:30 a 7 (Clínica) y de 8 a 9 de la mañana (Patología), tenía 7 alumnos, su sueldo era de $4.00; Manuel Zayas profesor de Patología y Clínica externas, impartía su materia en el 3º año, con los textos de Chelius Tavernir, su horario era de 6:30 a 7 (Clínica) y de 11 a 12 de la mañana (Patología), tenía 4 alumnos, su sueldo era de $4.00; Manuel Ibarra profesor de Materia Médica y Medicina Legal, impartía su materia en 4º y 5º año, utilizando los textos de Brierc de Boumont, Bauchardat, su horario era de 9 a 10 de la mañana, tenía 7 alumnos, su sueldo era de $4.00; Mariano Cál profesor de Botánica, impartía su materia en 1º año, utilizando los textos de Bustamante y Wildenan, en un horario de 10 a 11 de la mañana, tenía 7 alumnos y su sueldo era de $4.00; Francisco de P. Vargas profesor de Farmacia, impartía su materia en 2º año, utilizando el texto de Cottereau, de 11 a 12 de la mañana, tenía 3 alumnos y su sueldo era de $4.00. 3 Durante la primera década de la segunda mitad del siglo xix, ganar una plaza como profesor de éste Colegio, era todo un proceso institucional, iniciaba con un examen de oposición para sus aspirantes, posteriormente quedaban sujetos a una serie de suplencias hasta llegar a la titularidad. Cabe añadir que a los catedráticos de la década de los años cincuenta se unieron años más tarde otros médicos y farmacéuticos, quienes unieron sus atributos, proyectos e ideas para mejorar las condiciones físicas y académicas del “Colegio de Medicina de Puebla” algunos de ellos fueron: José María Guadalajara, Esteban Lamadrid, Manuel Domínguez, José María Rivadeneyra, Manuel Jofre, Joaquín y Francisco Arrioja, José María Cevallos, Luis Campos, Luis Mesa, Francisco Marchena, Joaquín Ibáñez y Francisco Marín. 4 Administración de los Fondos
a antigua tradición colonial de las donaciones practicadas por filántropos para el sostenimiento de la caridad y salud pública se conservó en vigencia hasta la segunda mitad del siglo xix, la mayoría de esos capitales derivaban de fondos testamentarios, uno de los beneficiarios era el “Colegio de Medicina de Puebla”, éste tenía en su haber los siguientes apoyos económicos que eran administrados por el “Consejo de Salubridad” quien tenía esa atribución desde la fundación del Colegio hasta el día de su clausura: 1º Una pensión de 6 gramos por cada 1/3 de harina que se extraía del Estado la cual se cobraba en las Administraciones de Renta para ser entregada a la tesorería de ese colegio. 2º Un 6% que pagaban las loterías de San Felipe Neri, San Pedro y la Academia de Artes. 3º Capital proveniente del arrendamiento del Jardín Botánico que producía $8.00 mensuales. 5 4º Del capital consignado al “Colegio de Medicina” por la cantidad de $6065, 7 reales y 3 granos que al 6% reconocía la testamentaria del señor Juan Campillo por la casa no. 7 de la calle de la Santísima valuada en $25,710.00 y de la plazuela de San Agustín cuyo valor era de $4,400.00. Siendo destinado el producto de esos capitales al pago de los señores catedráticos y empleados del Colegio de Medicina. 5º Un capital de $554.00 y 5 3/8 de real, que por pensión sobre herencias transversales, resultaron a favor del Fondo de Instrucción Pública, de ésta cantidad fueron redimidos $282.00, 2 ½ reales derivados de la testamentaria del señor Miguel Cortés para uso y beneficio del “Colegio de Medicina”. 6º Capital proveniente de los derechos que conforme al Reglamento correspondían al “Colegio de Medicina” derivados de los exámenes de profesores, inscripciones de alumnos, pase a título y visitas a boticas. 6 Desde el mes de abril del año de 1863 el “Consejo de Salubridad” fue obligado por el Ministerio de Instrucción Pública a dejar la administración de los capitales o fondos pertenecientes al “Colegio de Medicina”, y a transferir sus montos a la “Administración principal de Rentas”. El Consejo cumplió la orden e informó la falta de $192.00, 2 reales de todo el capital, que habían sido invertidos en la compra de libros e instrumentos para la enseñanza médica y farmacéutica. Clausura de los Colegios de Medicina,
n 1861, el gobierno del licenciado Benito Juárez García atravesó por una serie de conflictos nacionales e internacionales, debido a que los países España, Inglaterra y Francia acordaron exigir el pago de las deudas moratorias a cambio de no llevar a efecto el plan de invasión y reconquista del territorio mexicano. De éstos, sólo Francia rechazó rotundamente los acuerdos diplomáticos con el gobierno juarista y prosiguió con su amenaza de invasión ocasionando varios disturbios bélicos, entre ellos, la “Batalla del 5 de Mayo” en la ciudad de Puebla. Los conflictos de índole nacional ocurridos durante esa época fueron motivados por los grupos conservadores, quienes aprovechando la invasión francesa, llevaron a efecto sus ideas de formar parte de un gobierno monárquico que erradicara completamente el gobierno liberal que habían sido incapaz de otorgar progreso, paz y organización a los mexicanos. En la capital de república los conservadores y eclesiásticos acordaron desconocer al gobierno de Juárez, apoyándose en las fuerzas militares del llamado “ejército expedicionario”, más tarde reconocido como “ejército franco-mexicano”, así fue como se formó un “gobierno provisional” denominado gobierno de la Regencia, el cual estaba integrado por el arzobispo Labastida, los generales Juan Nepomuceno Almonte y José Mariano Salas. El plan de disidencia en contra del gobierno juarista estuvo a cargo del general Almonte, que se dedicó a enviar a todos los estados y ayuntamientos su propuesta con fin de obtener su adherencia al gobierno monárquico francés. En Puebla esta invitación fue recibida y contestada por sus autoridades. En sesión extraordinaria del día 9 de abril de 1862 el jefe político del Estado de Puebla y las autoridades del Ayuntamiento se reunieron para discutir y dar respuesta al “Plan de sedición del general Almonte” a saber:
1º La autoridad del actual Presidente de la República C. Benito Juárez, es una encarnación directa e inmediata del voto universal de la misma, emitido pública y espontáneamente, y el resultado de un derecho ejercido con legalidad, por un pueblo que el mundo entero ha reconocido como independiente y libre. 2º El desconocimiento de esa suprema autoridad inspira una rebelión y una traición a la patria. 3º El cuerpo municipal de Puebla repele enérgicamente toda idea de establecer en México una monarquía. 4º El mismo rechaza con todo rigor necesario la proclamación del traidor don Juan N. Almonte como jefe de la nación para entrar en arreglo con las potencias aliadas. 7 Las autoridades de Puebla también acordaron en el mes de julio del mismo año, solicitar al Supremo Gobierno publicar en los periódicos las Leyes de Reforma, preferentemente en los distritos dónde se hallaran olvidadas, así como en los municipios más cercanos a la capital. Otra petición importante fue la derogación de la orden para desamortizar o reducir los capitales destinados a la beneficencia pública que correspondían al Hospital de San Pedro, Hospicio, Hospital de Dementes y Orfanato, por ser éstas instituciones las que auxiliaban a la población menesterosa de la ciudad. En agradecimiento el Ayuntamiento se comprometió con el Supremo Gobierno a confeccionar 6000 vestuarios para apoyar al “Ejército de Oriente”, indicando que para este menester recibiría ayuda de los establecimientos de Instrucción Pública y de la Junta de Beneficencia. Durante el año de 1863 las condiciones sociales de la ciudad de Puebla cambiaron drásticamente, debido a que el cuerpo del gobierno encabezado por: el jefe político Fernando Pardo, los alcaldes José Ildefonso Amable, Manuel Díaz Pérez, Antonio Enciso y Miguel Escobar; los regidores Leonardo Tamariz, Ramón Marrón, Pedro Blázquez y José Gutiérrez, Mariano Grajales, José Ma. Pérez Salazar, Luis Suárez, Joaquín Haro y Ovando, Ignacio Abaroa, Justo Jofre, José Ma. Quintero, José Ma. Román, José Ma. Gorozpe, Luis Redonet, José de la Luz Moreno y José María Loaiza; así como los síndicos Joaquín María de Uriarte y José Manual Loaiza, abiertamente aceptaron la adhesión al gobierno monárquico, posteriormente a éste grupo político se incorporó el cabildo eclesiástico para unificar sus votos a favor del Plan de Sedición propuesto por el gobierno de la Regencia. 8 El Ayuntamiento presidido por la autoridad Política del Departamento de Puebla (gobernador) consagran un solemne voto de gracia a la “Honorable Asamblea de Notables”, por corresponder dignamente, al deseo de la nación de adherirse a la monarquía, y por haber elegido para ocupar el trono al príncipe Fernando Maximiliano archiduque de Austria, además de haber acordado impetrar la bendición de su Santidad Pío ix sobre el Imperio que bajo felices auspicias se ha inaugurado. Así mismo, este Ayuntamiento recuerda los votos dirigidos por la “Asamblea de Notables” a: Su Majestad Emperador Napoleón iii, al general Forey, al Ejército franco-mexicano, al general Almonte, J. Ma. Gutiérrez Estrada, Francisco J. Miranda, José Ma. Hidalgo y José Ma. Andrade por su cooperación en la regeneración del país. 9 Los combates entre liberales y monarquistas por alcanzar el triunfo de sus posiciones políticas fueron motivo de contrariedades económicas, académicas y de clausura para los colegios de Medicina del país, debido a que el fondo de sus capitales propios fueron utilizados en parte para la defensa de la Patria y en otras ocasiones para incrementar los recursos económicos que sirvieron para atraer la atención de las monarquías europeas, sobre todo, de una pareja de emperadores dispuestos a gobernar la nación mexicana ante la solicitud y propuesta de los ciudadanos denominados “notables”. El 10 de abril de 1864 en el palacio de Miramar la Diputación Mexicana entregó en forma definitiva el trono mexicano al archiduque Fernando Maximiliano de Austria, 10 quien lo aceptó bajo el siguiente argumento: “Señores un moderado examen de las actas de adhesión que me habéis presentado me da la confianza de que el “voto de notables”, que os condujo por primera vez a Miramar y que ha sido ratificado por la mayoría de vuestros compatriotas, me señala como el elegido del pueblo mexicano para gobernarlo con ayuda del todopoderoso y solemnemente acepto de manos de la Nación Mexicana la corona que ella me ofrece” 11 La reunión de capitales para el sostenimiento del temporal gobierno monárquico
y la apertura de un novedoso proyecto de “Organización y Administración
del Cuerpo de Sanidad Militar” fueron los móviles de clausura para
los Colegios de Medicina en Puebla, Veracruz y otros Estados o Departamentos.
12 En el año de 1865, éstos cambios gubernamentales y sus propuestas
fueron respaldados por la Ley de Instrucción Pública decretada
el 15 de enero de ese mismo año por orden del emperador Maximiliano.
Fue en el título y artículo 1º de esa legislación
dónde se clasificó la educación en instrucción primaria,
secundaria, superior de facultades y estudios especiales. Por otra parte, los artículos correspondientes a la instrucción superior quedaron insertos en el título iv, capítulo xviii, dónde sus ramos se dividieron: en facultad mayor que conducía a la carrera literaria integrada por las escuelas especiales de Derecho, Medicina (médicos y farmacéuticos) y Filosofía; el otro ramo correspondía a los estudios profesionales que conducían a una carrera práctica la Militar (militares facultativos y de armas especiales), la de Minas (ingenieros de minas teóricos y prácticos) y la Politécnica (ingenieros mecánicos, topógrafos y civiles). En ese mismo título en su artículo 144 se dispuso reconocer la Escuela de Medicina y de Minas —salvo las modificaciones que determinara la ley— mencionándose que éstas dos últimas Escuelas sólo subsistirían mientras se organizaban debidamente, las escuelas de Agricultura y de Comercio. 13 El contenido de las anteriores legislaciones, señalan las condiciones a que quedó sujeta en nuestro país, la enseñanza profesional de la medicina y farmacia, pues desde la instauración del gobierno de la Regencia su estudio se limitó a cursarse en la Escuela de México, y con el gobierno monárquico su sobrevivencia se hizo incierta, así lo estipuló la nueva ley que orilló el destino y el futuro de la profesión médica y farmacéutica al ámbito institucional de la Escuela Militar, suprimiéndose así el derecho a libre cátedra que emanaba del pensamiento liberal predominante en el gobierno juarista. Ese mismo año, el Imperio ejerció un severo control sobre el “Consejo Central de Salubridad”, el cual tenía a sus cargo los programas de higiene y salubridad pública en todo el país, y en el caso de las capitales de los Departamentos, las “Juntas Subalternas de Salubridad” quedaron sujetas a la autoridad de los jefes políticos aliados al Imperio. Repercusiones sociales y de salubridad pública en Puebla
ueron, muchos los problemas sociales y de salubridad pública que se
originaron en el Departamento de Puebla a consecuencia de la clausura de su
recinto académico, destinado a la enseñanza profesional de la
medicina y farmacia; en primer término algunos de sus alumnos tuvieron
que marcharse a la capital de la República para continuar sus estudios,
otros con menos oportunidades económicas optaron por abandonarlos o
seguirlos practicando en los hospitales al lado de sus antiguos catedráticos
con el fin de obtener del Supremo Gobierno permiso para su admisión a
un examen general; en el caso de los profesores y trabajadores administrativos
el cobro de su indemnización se prolongó por varios años.
Algunas notas históricas del “Colegio de Medicina de Puebla”
de esa época informan que: la suma escasez de profesores en farmacia
se hizo más notoria desde que se clausuró el Colegio de la ciudad
y que en la mayor parte de las poblaciones del Departamento, las boticas fueron
dirigidas y atendidas por personas que carecían de la instrucción
y aún de las prácticas necesarias para la elaboración de
los medicamentos y del buen servicio de al público. Es importante recordar
que el Artículo 4º, Capítulo 16 del Reglamento, prevenía
a los farmacéuticos obligándolos a instruir a sus alumnos matriculados
en el Colegio y que cursaban las lecciones prácticas del ramo, a no despachar
recetas ni elaborar medicamentos hasta no haber concluido lo menos un año
de práctica. Pero que después de verificada la clausura del “Colegio
de Medicina”, no era posible llevar a cabo esa disposición porque
habían sido pocos los alumnos a los que les fue posible marcharse a la
capital a continuar sus estudios, debido a que en la mayoría de los casos,
los alumnos se dedicaron a cambiar de profesión; cuya consecuencia era
que el despacho de la medicina y la atención de la población
quedara en manos de personas inexpertas o curanderos.
14 Otras contrariedades
surgidas en el Departamento de Puebla durante esa época fue la llegada
de títulos clandestinos de profesores expedidos en el Departamento de
Veracruz en plena vigencia de la clausura de todos los “Colegios de Medicina”
en el país, por esta razón la “Junta Subalterna de Salubridad”
se halló ante el dilema de no permitir el ejercicio de éstos médicos,
aunque su apoyo facultativo hiciera falta. En la mayoría de los casos
los médicos de la ciudad Puebla no se daban abasto para servir a una
población reducida a la miseria y a las epidemias originadas por la guerra,
agregando a éstos contratiempos, la falta de pago por sus servicios,
pues la mayoría de éstos profesores en medicina y farmacia subsistían
de su profesión, por tal motivo se veían obligados a realizar
trabajos extras como eran cubrir los turnos de otros médicos que tenían
cargos políticos o comisiones administrativas que atender.
15 La apertura de la Escuela de Medicina
a caída del gobierno monárquico y el triunfo del gobierno juarista, dio paso a la restauración de la República, en pocos meses los cambios institucionales manifiestos en la capital del país y en sus Estados fueron notorios primordialmente en el ramo educativo dónde su reestructuración académica fue reforzada por la Escuela “Preparatoria Nacional”, cuyo contenido intelectual estaba representado por la “filosofía positivista” particularmente de sus doctrinas científicas, mediante las cuales, las ideas de libertad, orden y progreso de los grupos liberales llegaron al grueso de la población en forma de la reorganización de sus instituciones republicanas y mediante una instrucción educativa pública. La apertura del proyecto educativo positivista en nuestro país cumplió con dos expectativas muy importantes siendo la primera: la moralización de la Nación para defender su libertad, el respeto a sus creencias y a sus leyes; la segunda de ellas consistió en la apertura de una educación extensiva a todos los grupos sociales, cuya esencia pedagógica se convirtió en una herramienta que concretó el cambio hacia la modernidad que tanto necesitaba el país en esos momentos de confluencia política. 16 Esta nueva reorganización en el gobierno de Benito Juárez, también
benefició a las escuelas de medicina del país, las cuales, después
de algunos años de ausencia volvieron abrir sus puertas. En marzo de
1869 la “Junta de Sanidad de Puebla” ordenó la apertura de
la Escuela Superior de Medicina aunque careciera de fondos propios en esos momentos;
cuando el personal administrativo y académico abrió las puertas
del antiguo “Colegio de Medicina” lo hallaron en un estado de ruina,
pues no había instrumentos ni útiles que hicieran posible la enseñanza
práctica, de manera que exceptuando las lecciones de ambas clínicas
(interna y externa) y de Farmacia, las otras materias se impartieron sólo
en teoría. Tales carencias técnicas fueron resueltas por el Superior
Gobierno al disponer que las cátedras de Física, Química
e Historia Natural, así como los instrumentos que se compraron para las
prácticas de física se trasladasen al “Colegio del Estado”;
seis de sus cátedras se redujeron sólo a teoría, sus catedráticos
trabajaron gratuitamente y su población estudiantil fue de ocho alumnos,
de éstos dos habían estudiado al lado de sus profesores las materias
de 1º y 2º curso por lo que fueron admitidos en el 3º curso con
previo examen, otros cuatro alumnos ingresaron a 1º año y otros
dos al 3º curso; con el pago de sus inscripciones la escuela obtuvo un
ingreso de $70.00 mensuales que fueron empleados para pagar los sueldos del
secretario y del bedel (portero). Esta generación de estudiantes la integraron
Manuel María Mena, Viviano Carrasco, Paulino Bautista, Delfino Arrioja,
Ángel Rangel, Manuel Ramírez, Rafael Rodríguez y Carlos
Espino Barros, a éstos ocho alumnos titulados en Farmacia, posteriormente
se incorporaron otros cuatro de Medicina y Cirugía a saber Miguel Salas,
Agustín Zayas, José María Marín (hermano del doctor
Francisco Marín) y Aurelio Ávalos. Estos jóvenes facultativos
al paso del tiempo se convirtieron en prestigiados médicos y farmacéuticos
que continuaron con sus labores de asistencia y salubridad pública, desempeñando
cargos políticos y públicos, profesores de la enseñanza
médica y farmacéutica, su aportación más importante
fue: Fundar con sus profesores la Sociedad Médico- Farmacéutica
de Puebla en 1875, ámbito académico dónde presentaron,
leyeron y publicaron sus estudios de investigación en beneficio de la
humanidad y del progreso de la Ciencia Médica Mexicana.
17 Trabajo realizado por: Mtra. Rosario Robles Galindo, estudiante del doctorado
de Historia del ics y
h-buap. 1 En la segunda mitad del siglo
xix El Colegio del Estado era una de las instituciones
educativas de mayor prestigio en la ciudad, debido a sus eficaces planes y reglamentos
de estudio (hoy Benemérita Universidad Autónoma de Puebla).
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