Año 8, número 1
H. Puebla de Zaragoza a 13 de enero de 2005

Anecdotario carolino
Hechos y Anécdotas

Vestíbulo del edificio Carolino con su escalera conocida como de Los Leones
E

l Archivo Histórico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (buap) –ubicado actualmente en Reforma 531- guarda en su interior ciento de documentos valiosos acerca de la historia de nuestra institución, desde la fundación del Colegio del Espíritu Santo hasta nuestros días . En ellos los investigadores y el público en general pueden encontrar datos acerca de la génesis y el desarrollo de las diversas facultades, escuelas y dependencias de la Universidad; información acerca de la problemática administrativa, académica y política de nuestra casa de estudios, y, también, incidentes y anécdotas curiosas que forman parte esencial de la memoria histórica de la Universidad.

Tal como sucede en todas las instituciones y comunidades, en contrapunto a los hechos reales que registra su devenir, el imaginario colectivo desempeña un papel de gran relevancia en su identidad cultural. ¿Qué sería de los pueblos y de las naciones sin sus leyendas y sus mitos? Simple y sencillamente se les despojaría de su espíritu.

En nuestra institución, en diferentes épocas inmemoriales, han surgido diversas leyendas, mismas que han logrado preservar su encanto y su magia a pesar del paso de las generaciones. Es el caso, por ejemplo, del supuesto tesoro que enterraron los jesuitas en el edificio Carolino, al ser expulsados de la Nueva España en 1767.

En este número de Tiempo Universitario reproducimos algunos de esos mitos y leyendas –como la del citado tesoro de los jesuitas-, además de varias anécdotas interesantes que, reiteramos, forman parte funda-mental de la memoria histórica de nuestra institución.

Los materiales que editamos fueron elaborados por trabajadores del Archivo Histórico en los años de 1996 y 1997, quienes los reprodujeron en un modesto boletín que llevaba como título Hechos y Anécdotas.

Salvo algunos detalles de corrección y actualización, los publicamos como aparecieron en dicho órgano (H.S.).

¡Tesoro en el tercer patio!

Héctor Padilla Lozano

Edificio Carolino, tercer patio. Foto DIDCAV
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ás de una persona se enteró de la gran noticia, un tesoro había sido escondido tiempo atrás en algún lugar del tercer patio del edificio Carolino, según noticia en primera plana del periódico La Opinión el 11 de marzo de 1936. La versión fue la siguiente:

Al salir expulsados los jesuitas en 1767, de la Nueva España, entregaron el edificio a las autoridades civiles y para dicha tarea encargaron a un fraile de nombre Toribio que hiciera las diligencias correspondientes. Al llegar los funcionarios del gobierno, fray Toribio los pasó, les enseñó el edificio y todo lo que contenía, cumpliendo al pie de la letra la orden que se le dio.

Cuando los funcionarios estaban en el jardín admirando la construcción, Frayle Toribio aprovechó para desaparecer por un subterráneo que cerró convenientemente, saliendo por la calle de Infantes (3 oriente). También se sabía, que el túnel comunicaba el Colegio Carolino con el cerro de Amalucan y con algunos colegios jesuitas como el de san Jerónimo (Hoy Facultad de Psicología).

Se mantuvo durante muchos años la versión de que antes de entregar el inmueble, el jesuita había enterrado bustos de los doce apóstoles labrados en oro puro y con una dimensión de 75 centímetros, así como un busto, también de oro puro de san Ignacio de Loyola que tenía incrustada una cruz de brillantes. Además, de otros objetos de gran valor como monedas, esculturas, piedras preciosas. El tesoro quedó ubicado en unos pequeños altares del subterráneo y el único testigo fue un ayudante del jesuita, que prometió no revelar el secreto. La promesa fue cumplida hasta que en la hora de su muerte lo rebeló a su hijo y éste, a su vez lo dijo al suyo. El "secreto" fue trasmitido de generación en generación hasta que por fin llegó a oídos del periodista.

Fachada externa del tercer patio. Foto DIDCAV

El supuesto camino para llegar al tesoro fue revelado: se pensaba que los altares se encontrarían cerca de lo que se conocía como las antiguas tres capillas: una donde estaba el salón de conferencias, (Proyecciones,) otra en el desaparecido Gabinete de Física, hoy salón Barroco, y la última en el Paraninfo, para dar con el tesoro el buscador debía situarse en uno de los frisos de cantera de alguna de estas capillas, contar 72 lozas y bajo la última, se encontraría otra que tendría una argolla que al jalar daría paso al objetivo.

Pero ya en 1936 el edificio había sufrido muchos cambios y por lo tanto, se tenía que identificar primero el friso, luego la loza, y finalmente la argolla que llevaría al tesoro. Pero para iniciar la búsqueda se tenía que solicitar licencia a la oficina Federal de Hacienda, que en todo caso le correspondería el 25% del valor.

Por alguna razón, apareció tal noticia inquietando a los aún colegiales y a la población de la ciudad, la noticia –por cierto, sin fundamento alguno- se convirtió en un problema pues más de un rector o responsable del edificio excavaron por todo el inmueble sin encontrar jamás el supuesto tesoro.

El desconocimiento de lo realmente ocurrido la noche de la primera expulsión de los jesuitas originó un gran daño al edificio, en esa búsqueda fue particularmente hurgado el tercer patio en donde estuvo la Casa de Ejercicios Espirituales jesuita.

Fuente: Seguimientos hemerográficos. La Opinión, diario de la mañana. AHU. Casa de la Memoria Universitaria

 

¡Aguas en el Carolino!

Ma. del Pilar Paleta Vázquez

Ilustración del segundo patio.
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sentada la orden jesuita en Puebla (1578), y adquirida la casa de don Hernando Pacheco como sede de su Residencia, los frailes iniciaron sus actividades religiosas pero también las adaptaciones en la propiedad del Colegio del Espíritu Santo, hoy edificio Carolino, sede de la buap.

Un problema esencial fue el abastecimiento del agua; el 20 de agosto de 1585 los jesuitas solicitaron al cabildo de la ciudad su autorización para construir una fuente para su iglesia, pero la respuesta no fue favorable. Seis años más tarde el 16 de marzo de 1591, obtuvieron "una calle y un arroyo", éste venía de San Francisco, pero a condición de que dejaran libres "dos calles que iban a la plaza pública" y "el agua que iba de la acequia a los molinos" los que al parecer, habían tomado sin mediar la autorización correspondiente.

El suministro de agua fue un problema a encarar constantemente y fue hasta el 21 de febrero de 1598 cuando por fin construyeron "una caja de agua y su almacén". La polémica no se hizo esperar, primero se pretendió construir la fuente en la calle principal (hoy Palafox y Mendoza), después sobre la 6 sur y finalmente, en el año 1705, junto a la huerta del Colegio, contra esquina del Callejón de los Sapos.

La fuente se abasteció de la cañería pública y a partir de 1729, también con los derrames del agua de la hacienda San Juan Bautista Amalucan. La "pila cuadrilonga" se construyó arrimada a las tapias del edificio, como se ve en un plano de 1807. El agua pasaba por el puente de Toro, llamado después Motolinía, a través de un conducto subterráneo.

Jardín de la Universidad de Puebla, en el cual se conserva una hermosa fuente de fundición. Foto: Revista de la Asociación de exalumnos del Colegio del Estado de Puebla.

Tiempo después, el padre Andrés Velásquez, rector del Colegio del Espíritu Santo, en 1748 afirmó en una carta que el hermano Juan Gómez, constructor del edificio Carolino, fue quien trajo:

(…) por secretos conductos, por espacio de una legua el agua de Amalucan, celebrada por todos como la más delgada y saludable de esta ciudad y habiéndola traído hasta este Colegio y distribuido dentro de su recinto en 7 fuentes para que la tuviesen a mano en las oficinas, dispuso y labró también otra fuente en la calle pública para dar al común de la ciudad ese subsidio y refrigerio (…)

La presencia del agua que provenía de la hacienda Amalucan, una de las múltiples propiedades del Colegio del Espíritu Santo, y aún del Colegio del Estado, hizo fama en el siglo xix, cuando a partir de 1858 Sebastían Finance instaló la cervecería llamada "El Fénix", la cerveza fue considerada por sus contemporáneos como excepcional y el secreto radicaba en la cristalina agua del manantial de Amalucan. Tal fue la fama que en 1862 Finance compró el segundo patio para sus instalaciones.

El agua que llegó al Carolino por supuesto también abasteció la alberca Margarita y sus baños de agua tibia ubicados en 1937 en el actual costado de lo que fue el Gimnasio Carolino y el Archivo General.

Fuente: Fondo Doctor Manuel Lara y Parra. AHU. Casa de la Memoria Universitaria.

¡Incendio en el Carolino!

Karmele Azcué Bilbao

El dibujo que se publica fue tomado del libro Maximiliano y Carlota en México, Historia del segundo Imperio de José Valadez, editado por Diana en 1976. Ahí se muestra la parte oriente del edifico Carolino convertida en cuartel y del cual se fugó el general Porfirio Diaz, el 21 de mayo de 1862. En unión de los generales Barriozábal ,Antillón y Caamaño.
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or un acuerdo del 20 de febrero de 1833 un área del primer patio del edificio Carolino, sede el entonces Colegio del Estado, se convirtió en cuartel de la Brigada Cívica de Artillería.

El que un plantel educativo fuera sede de tropas militares no era ajeno a las costumbres de aquella época, cuando la nación apenas iniciaba su vida independiente y eran constantes las luchas entre liberales y conservadores, centralistas y federalistas que se disputaron por medio de las armas, el arribo al poder o el mantenimiento en el mismo; situación que empeoró con las continuas intervenciones extranjeras de España, Estados Unidos y Francia.

La permanencia de la brigada de artillería en el edificio Carolino, tuvo consecuencias desastrosas, porque a escasos seis meses de su llegada, el 22 de agosto, se produjo una fuerte explosión como resultado del incendio del arsenal que se encontraba almacenado. Esto provocó la pérdida de numerosas vidas humanas y la quema de gran parte de los valiosos documentos del Colegio del Estado (denominado así desde 1825), de distintas etapas de su historia. También se destruyó gran parte del edificio cuya reconstrucción se llevaría a cabo muchos años después.

Esta foto fue tomada el día en que el general Porfirio Díaz, siendo presidente de la República inauguró el gimnasio del cual se observa a la derecha una parte de su construcción, el resto de la fachada fue modificada y en ella se aprecia la distribución que aún conserva la parte oriental del edificio Carolino.

A partir del trágico acontecimiento, el Congreso del Estado decretó el 16 de octubre de 1833, un acuerdo mediante el cual se anuló el del 20 de febrero de ese mismo año, que había autorizado la estancia de las tropas y se facultó al Gobernador para que llevara a cabo el traslado de las mismas al cuartel de San Luis, además se le responsabilizó de los gastos para la reedificación del edificio dañado por el incendio.

Como se ha señalado, la reconstrucción no se inició de inmediato, sino muchos años después según consta en un decreto del 21 de mayo de 1849, en cuyo artículo 5 se señalaba: "Las cantidades que por esta razón entren en la Tesorería del Colegio, se destinarán exclusivamente a la reposición del edificio, llevando parte separada del importe de la parte destruida por la explosión de la pólvora en el año de 1833".

La edificación fue tardía pero se llevó a cabo; sin embargo, la pérdida de los documentos –la mayoría de ellos insustituible– fue irreparable. La trascendencia de este hecho fue tan negativa que aún hoy en día los estudiosos de la historia universitaria resentimos sus efectos.

Fuente: Recopilación de legislación sobre la enseñanza y la instrucción publica en el Estado de Puebla, Años 1833 y 1849.

El anteojo de Galileo y el Observatorio

Luz María Muñoz Díaz

Aparatos a la intemperie del observatorio.
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l gobierno del Estado recibió invitación de la Sociedad Astronómica de México para celebrar el Tercer Centenario de la invención del Anteojo Astronómico de Galileo Galilei, a verificarse como fecha probable el 12 de mayo de 1909. La dirección del Colegio del Estado decidió que era una fecha digna para inaugurar el departamento de Observaciones, llamado después Observatorio Meteorológico del Colegio del Estado, con una hermosa y significativa fiesta: "…previamente sacado de su habitual austeridad el edificio del Colegio con banderas y flores y música, el Aula Máxima abrió sus talladas puertas a una muy escogida concurrencia que no dejó hueco en la rica sillería del salón. (…) Hubo música, bella música que abrió el programa y alternó muy delicadamente con la literatura y la ciencia".

Ecuatorial astro-fotográfico, marca R. Mailhat- París. abertura de las lentes objetivo 162 mm. Distancia focal de la lente astronómica 2 mts. 10 cm. distancia focal de la lente fotográfica: 2 mts. 40 cm. Aumentos de los oculares, (dos series): 75, 100, 200, 250, 300 y 350 diámetros. Costo total de la instalación en 1909 $27,783.32.

El secretario general de gobierno, licenciado Agustín Fernández, inauguró a nombre del gobernador Mucio P. Martínez, el Observatorio Astronómico Metereológico el 10 de mayo de 1909, fecha grabada en la placa de mármol de Carrara que se fijó en el muro este del salón de entrada.

El Observatorio estaba ubicado en tres plantas superpuestas: en la primera, en el lado oriente del patio, llamado del internado y a la altura del tercer piso del tercer patio, se encontraban dos amplios salones: en el lado norte una escalera de hierro con huellas de encino-roble barnizado, en la segunda se ubicaban las oficinas. Al salir a la terraza poniente de esta última planta, estaba una estrecha escalera de fierro que llevaba a la azotea donde se encontraban a la intemperie los termómetros, un heliógrafo de Cumpbel, un evaporómetro de Piche, un psycrómetro de August, un nefoscopio universal de Fineman, un nefómetro Pastrana, embudos de tres pluviómetros y los olinetes de los anemómetros. Además el telescopio con una cubierta de metal que se movía mecánicamente.

Fuente: Gaceta Universidad, año 1, número 12 (1981). Fotos: El Colegio del Estado de Puebla en el primer centenario de su vida civil. Pérez Peña, Alberto.

Digital, la flor del corazón

Flora Alarcón Pérez

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n septiembre de 1929, la candidata a obtener el grado de Químico Farmacéutico Ma. de los Ángeles Mellado presentó al jurado su tesis, una investigación hecha sobre la planta Digitales púrpurea conocida vulgarmente como Digital.

Laboratorio de Química en la Universidad de Puebla. Revista de ex alumnos del Colegio del Estado de Puebla.

El examen profesional constó en tres pruebas: la primera oral con un interrogatorio hecho al sustentante por tres de los sinodales que designó el presidente del jurado y versó sobre cuestiones prácticas propias del ejercicio de la profesión. Esta prueba duró hora y media, esto es, media hora por cada jurado. La segunda prueba fue práctica, la sustentante hizo tres preparaciones químicas que propuso el jurado, todo bajo la vigilancia del Preparador de Química del Colegio. La tercera, relativa a su investigación, fue también práctica y se efectuó en la Farmacia del Hospital General.

De acuerdo a la documentación que se conserva, Ma. de los Ángeles Mellado fue la cuarta mujer en la historia del Colegio del Estado (hoy buap) en obtener el grado de licenciado, su tesis es aún vigente porque la digital es una planta medicinal que la humanidad ha utilizado como medicamento para males cardiacos, desde antes de nuestra era hasta la fecha. María de los Ángeles habló sobre ello:

En el año 1250 A. C. en los tratados de Medicina de Gales ya se citaba a la Dedalera (digital), pero fue hasta el año de 1542 cuando se estudió botánicamente dándosele el nombre de "Digitales Púrpurea", por su forma de dedo de guante, y se le ubicó en la familia de las escrofularáceas.

Primer curso de química dado en el Colegio del Estado por el sr. prof.  y doctor Joaquín Ibáñez en el año de 1869., de izquierda a derecha: dr. en farmacia Manuel M. Mena. (preparador), Dr. Joaquín Ramíorez, Prof. Carlos Espinosa Barros, Presbítero, Nemesio Escalante, Dr. Joaquín Ibáñez, Sr. Rafael Gasca (militar), Prof. Rafael Rodríguez, Prof. José María Ruiz. Foto El Colegio del Estado de Puebla en el primer centenario de su vida civil. Pérez Peña, Alberto.

En Shrospshire, Inglaterra, una anciana curaba enfermos de hidropesía desahuciados por las eminencias médicas. Esto despertó la curiosidad de un médico de Birmingham, William Withering, quien investigó la fórmula de 20 plantas medicinales y llegó a la conclusión de que la digital era la que producía resultados tan satisfactorios. La empleó en su práctica durante diez años con excelente éxito introduciéndola en la medicina en 1785; entonces publicó un informe sobre los resultados obtenidos en 163 enfermos. Más tarde, en 1793 el biólogo o médico Stokes presentó a la Real Sociedad Médica de Edimburgo el resultado de los trabajos de Withering que sólo había identificado sus efectos diuréticos, Stokes agregó: "Tiene una influencia sobre el corazón jamás vista y puede aprovecharse para fines terapéuticos".

La digitalina, la digitonina y la digitoxina son los más importantes principios activos de la Digital, otros como la digitaleina no ha sido posible obtenerla pura, contiene otros como la digitaliretina, paradigitaleina, digityoresina, digitoneina, etc. Todos ellos fortalecen el corazón, dando elasticidad al músculo cardíaco y regulando su ritmo, por esto es tan útil en casos como la hidropesía que aumenta peligrosamente los movimientos del corazón.

Las investigaciones hechas hace 67 años, por la joven Ma. de los Ángeles Mellado, se basaron –según su Tesis-, en ejemplares procedentes de la zona de Huachinango, Estado de Puebla.

Fuente: Serie Tesis , caja1. AHU, Casa de la Memoria Universitaria.

Una cena para inaugurar el gimnasio

Montserrat Aymami Puig

Interior del Gimnasio. Foto DIDCAV.
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l gimnasio Carolino de la buap que está ubicado en el interior del Edificio Carolino, cumple cien años de vida en 1996. Adelantándonos a su aniversario hemos querido mostrar una faceta de su historia, reproduciendo algunas notas.

La noche del 21 de noviembre de 1896 el gimnasio fue inaugurado con una cena ofrecida al Presidente de la República, Gral. Porfirio Díaz. La mesa principal estuvo ubicada frente a la puerta de entrada, cubierta con la elegancia y el gusto del encargado del banquete, Don Agustín Favre. En cada cubierto se colocó un ramo y una tarjeta con el nombre del invitado, al pie de ésta aparecía una nota: "No habrá más brindis que el oficial". El repostero, Enrique Steyner mostró sus habilidades confeccionando un gran número de figuras de héroes nacionales, así como la del Gobernador Mucio P. Martínez y la de la "corbeta" llamada "Zaragoza", tripulada por ángeles.

La construcción se llevó a cabo en "el lugar que ocupaba el antiguo refectorio y el jardín del Colegio del Estado". Se mandó construir "como una necesidad higiénica y educativa".

"Fue el progresista e ilustrado Sr. Lic. Don Rafael Isunza, quien era en 1889, Secretario de Fomento en el gobierno del Señor General Martínez, quien acogió la idea y acordó enseguida que una comisión de ingenieros emitieran dictamen sobre el proyecto presentado por el entonces Director del Colegio del Estado"

Fachada externa del Gimnasio Universitario.-

Después de varios estudios, el proyecto fue aceptado el 9 de mayo de 1895, con un presupuesto de 31.090 de pesos. El Ing. Solís fue el encargado de dirigir la obra, sujetándose a los "modernos preceptos pedagógicos", los que normaban la construcción de un edificio escolar, respecto a luz y ventilación.

"La fachada del edificio, de 45 metros de extensión está dividida en cuatro secciones iguales, separadas por tres cuerpos salientes más angostas (sic), que se prolongan hacia arriba de la cornisa y sostienen ventanas boardillas elegantemente adornadas con remates triangulares y macetones…"

Al fondo del gimnasio, se lee aún el lema mens sana in corpore sano.

¡Cuantas generaciones de estudiantes, hasta hoy, han entrenado y competido bajo su techo! ¡Cuantos gritos deportivos, porras, bromas, hurras, cachones y gritos de los karatecas, basquetbolistas y bolivolistas han retumbado entre sus paredes! ¡Cuantos triunfos y derrotas han acontecido desde la noche de su ¡fundación!

Fuente: Reseña de festividades en honor del presidente general Porfirio Díaz Mori, caja V, exp. 22, serie Historias de la uap. AHU.

Pensar bien para vivir mejor

Marcos Medrano Flores

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l Lic. Manuel L. Márquez, Director del Colegio del Estado (hoy buap) convocó el 20 de abril de 1937 a un concurso para escoger el lema de la futura Universidad, con las siguientes bases:

1. Los concursantes, con seudónimo, deberían depositar en la Secretaría un sobre con el lema propuesto.

2. El lema escogido se haría acreedor a un premio.

3. La calificación del concurso la haría un jurado integrado con personas de reconocida honorabilidad y ajenas a la institución.

Primer patio del Carolino.

El 3 de mayo se reunieron en la secretaría del Colegio Luis Lozano Cardoso, Juan de Díaz Flores, Enrique Díez Fuentes, Armando Vergara y Carlos M. Ibarra y se constituyeron en jurado. Recibieron 17 sobres con los lemas propuestos siguientes:

Ese mismo día el concurso fue declarado desierto.

Tiempo después, el 25 de mayo de 1937, el contador José Bustos secretario de la institución decidió firmar un oficio con el lema de Pensar bien para vivir mejor que sustituyo al de «Sufragio efectivo no Reeleción» usado en los tiempos del Colegio del Estado.

Fue hasta el 22 de junio de 1984 cuando el doctor Adolfo Sánchez Vázquez, al recibir el grado de Doctor Honoris Causa, otorgado por la uap, ilustró a los universitarios sobre lo trascendente de su lema, de su disertación trascribimos lo siguiente:

(Pensar bien), «se trata de una necesidad no sólo teórica sino práctica por que la razón está siendo asediada cada vez más y porque esta impugnación de la razón no puede dejar de afectar a nuestras vidas tanto en el plano del pensar como en el plano del comportamiento práctico. La razón no tiene hoy peor enemigo que el reiterado empeño en introducir lo irracional tanto en las relaciones de los hombres con la naturaleza que puede llevar a un desastre ecológico, como en las relaciones entre los hombres que puede llevar aun holocausto nuclear.

"Este irracionalismo se da en los más diversos niveles. Hay ciertamente un irracionalismo que no es nuevo: el de las prácticas supersticiosas que se asumen espontáneamente. Pero hay, sobre todo, creencias y comportamientos ya no tan espontáneos, difundidos en amplia escala por los medios masivos de comunicación que distribuyen irracionalmente, en el destino de las personas, los beneficios y maleficios. Si a esto se agrega la orientación, cada vez mayor, hacia la búsqueda de los «paraísos artificiales», hemos de reconocer que el irracionalismo no sólo espontáneo, sino provocado, socialmente gana una faja cada vez más ancha en la vida cotidiana."

Fuente: Libro de administración, serie Secretaría General, AHU, Casa de la Memoria Universitaria.

 

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