Participación política estudiantil José Luis Mendoza Tablero*
l punto central de este trabajo es que la participación política estudiantil en la buap ha experimentado transformaciones notables en las últimas décadas, en contrapunto a los cambios que se han producido en el modelo educativo de dicha institución 2. Muchas cosas han cambiado en la universidad —aquí, desde luego, no podemos analizar todos los cambios y transformaciones que ha sufrido la institución en tiempos recientes—, pero lo que no ha cambiado es el corporativismo clientelar, que le impide a los estudiantes ser un factor decisivo en el funcionamiento y rumbo de su casa de estudios. Es imposible desconocer que el actual modelo educativo de la buap es un reflejo del modelo económico que se ha impuesto en el país y en América Latina en los últimos años. La otra parte de la apuesta para reflexiones e investigaciones posteriores, apunta a que el modelo educativo en la buap, es un reflejo del modelo económico en el país y América Latina el cual se distingue, entre otras cosas, por canalizar la participación política de los ciudadanos de acuerdo a las reglas institucionales. En ese sentido, si los estudiantes no tienen una mayor actividad colectiva es porque la propia estructura de la universidad condiciona su pasividad. Habría que admitir, además, que a diferencia de lo que sucedió en décadas pasadas, en la actualidad la composición social del estudiantado ha cambiado de manera notable: otrora no pocos de sus sectores provenían de la clase media baja, e incluso de estratos humildes, pero hoy, en su mayoría, provienen de una clase media con una situación económica más o menos estable. Asimismo, buena parte de los estudiantes son originarios de la capital del estado de Puebla, mientras que hace unas décadas un sector no despreciable de los mismos provenía de estados como Veracruz, Tlaxcala, Chiapas, Tabasco, etc. En contraste con las ansias de participación y con la actitud crítica de los estudiantes de los años setenta y ochenta de la centuria pasada, en la actualidad la mayoría de los mismos se caracteriza por su pasividad y por la aceptación acrítica de las reglas del juego de su entorno social. Esto, obviamente, es una expresión inequívoca de la sociedad en la que viven, en la que sus miembros buscan el máximo beneficio con el menor esfuerzo posible. Por ello no se puede censurarlos : les tocó vivir en una época en la que predomina una “racionalidad” que mira con suspicacia la crítica y la participación de los ciudadanos en la esfera pública. Cierto: en México nos encontramos inmersos en un contexto de cambios y transformaciones vertiginosos, pero los mismos han sido más bien un resultado de los procesos desencadenados por la introducción (desde la década de los ochenta del siglo pasado) del modelo económico comúnmente denominado neoliberal, que de la participación conciente de los ciudadanos. Por lo demás, parece un hecho ya aceptado por todo mundo que las transformaciones económicas no producen de manera automática cambios sociales de manera lineal. No es por ello casual que tengamos una macroeconomía excelente, que no se refleja en una mejoría de la distribución del ingreso. Tenemos, asimismo, una democracia que se reduce al ámbito de lo electoral, sin ejercer impacto alguno en las otras esferas de la sociedad.
En el caso de los estudiantes universitarios, sus formas de influir políticamente se caracterizaron en años anteriores (sobre todo en los años sesenta del siglo pasado) por utilizar medios no convencionales: movilizaciones, protestas, toma de instalaciones, etc. como medio válido de participación política (Sotelo,1986). Actualmente las condiciones son diferentes; ese tipo de manifestaciones políticas han dado paso a formas convencionales en donde se destaca la votación como medio idóneo de participación ciudadana; así en el ámbito universitario se ha derivado a un modelo educativo diferente, pudiera decirse que este modelo, reitero, es la expresión del modelo económico neoliberal. Algunos conceptos
or modelo educativo entendemos una orientación general y política de desarrollo en el terreno de la enseñanza; en el caso que nos ocupa, de una institución de enseñanza del nivel superior. Entre los aspectos más sobresalientes de dicho modelo tenemos una estructura administrativa articulada; un sistema de vinculación con los sectores productivos y con los gobiernos federal y estatal; un complejo de políticas de admisión, de selección de los profesores, de cobro de cuotas, y de diseño de los planes y programas de estudios (basados, en la actualidad, en el sistema de créditos). La participación política puede considerarse como la “(...) actividad mediante la que los ciudadanos pretenden influir en la elaboración de las decisiones políticas, en la selección de los responsables y en las acciones de estos (...)” (Durand,1997:45). El corporativismo es una visión orgánica de la colectividad sobre la base de
asociaciones representativas de los intereses y de las actividades profesionales
(corporaciones), buscando la remoción o la neutralización de los elementos
conflictivos. Un poco de historia de la buap
a buap tiene una historia de varios siglos que se inicia en 1587, con la fundación del Colegio del Espíritu Santo, dirigido por la orden de los jesuitas. En 1826 se transforma en Colegio del Estado, y en 1937 en Universidad de Puebla (Lomelí,2001:370). La instrucción estaba dirigida a las clases medias y altas, principalmente en carreras liberales como Derecho, Medicina y Arquitectura. La universidad gana la autonomía formal en 1956, y tendrá que esperar algunos años para ejercerla (Acosta,2000:235-237). Durante todo este tiempo no cambió mucho la esencia social de la universidad, aunque sí se dieron varias reformas académicas. De los años sesentas a los ochentas hubo muchas luchas internas en la institución, como resultado del enfrentamiento entre los grupos conservadores clericales que detentaron su control durante varias décadas, y entre los grupos liberales y de izquierda (masones, librepensadores, comunistas, etc.) que se proponían su modernización académica y cultural. Una vez que triunfan los segundos, el conflicto desborda los recintos universitarios, convirtiéndose en un enfrentamiento con el gobierno del Estado. Esto se debió, en no poca medida, a la falta de espacios sociales y políticos en los que se pudiese cuestionar libremente al gobierno, convirtiéndose la universidad en el único ámbito en el que podía realizarse tal actividad. De ahí que no pocos universitarios decidieran participar en organizaciones de izquierda, como el Partido Comunista Mexicano (pcm) y el Partido Socialista de los Trabajadores (pst) 3 (Acosta,2000:237-245). Una vez que triunfa el bloque liberal y de izquierda se produce poco tiempo después una fuerte escisión al interior del mismo, propiciándose una fuerte lucha en la que sale avante el Partido Comunista Mexicano — en el que militaba el rector Sergio Flores Suárez (1973-1975)—quien toma la determinación de desplazar de la universidad a no pocos de sus ex aliados (en particular sobre quienes recaía la sospecha de “simpatizar con el pri”, entre ellos el ex rector Martín Carvajal Caro). De ese modo se abre paso a un predominio quasi absoluto del pcm sobre la vida interna de la universidad, en un proceso largo pero constante, acompañado del corporativismo clientelar. Años más tarde, a la vez, habría de dividirse (en 1981) el propio pcm, entre los partidarios de la “línea dura”, y entre quienes consideraban inapropiado que la institución estuviese sujeta al control del partido. De esta manera la situación política interna se agudiza en 1988. Durante 1989 hay tres rectores y una junta de gobierno para dirigir a la buap. A la llegada del rector José Doger Corte, en 1990, la situación de la universidad experimenta una transformación notable: a partir de entonces se abandona la confrontación con el gobierno, para pasar a ponerse en marcha una política conciliatoria con el mismo. Aparte de haber voluntad para reiniciar el diálogo con las autoridades estatales, las nuevas autoridades universitarias deciden aceptar las directrices y orientaciones del gobierno federal, en lo que concierne a sus políticas hacia las instituciones de educación superior. Esta situación contribuye a estabilizar la situación financiera de la universidad (Acosta, 2000a:251-255). A partir de la situación descrita, el rector José Doger Corte es electo para un segundo periodo (con una nueva ley) y, posteriormente, el Vicerrector de Investigación (Enrique Doger Guerrero) es electo rector por dos periodos consecutivos, retomando las principales directrices de su predecesor, principalmente en lo relativo a la política de conciliación con el gobierno, y al énfasis a la modernización administrativa de la universidad. Han pasado desde entonces alrededor de 15 años en los que la buap ha tenido continuidad en el modelo educativo, lo cual prosigue con el actual rector, Enrique Agüera Ibáñez. A pesar de ese largo camino se pueden observar ciertos patrones. Por ejemplo, es notoria la concentración de poder en la rectoría. Desde hace varios años la sucesión rectoral se decide en el primer círculo y no en instancias tales como las unidades académicas. El sector estudiantil está totalmente ausente de dicha problemática. Esto nos recuerda lo que sucedía en los gobiernos emanados del pri, cuando los presidentes de la República provenían de los gabinetes en turno. Los estudiantes universitarios
os estudiantes universitarios forman un sector de análisis interesante, porque presentan un dinamismo poblacional muy fuerte al ser en su mayoría jóvenes, esto es: la matrícula ha crecido mucho (Reséndiz, 2000:21) con el sector poblacional que más se desarrolla ante un conocido efecto de la “estrechez de la base en la pirámide poblacional”, los universitarios tienen un grado elevado de estudios con relación a la media nacional, entonces se podría esperar una forma de participación política especial, la historia muestra una forma de influencia política no convencional, las condiciones económicas son más complicadas 4, pero la participación política no se incrementa, ¿Por qué?, son muchas las preguntas y todavía pocas respuestas. Vamos por partes; a la buap se le reconoció durante décadas como un espacio de personas con ideas de izquierda o socialistas, muestra de ello es que varios rectores tuvieron esa tendencia, reflejada además en la mayoría de los maestros y en buena medida de los alumnos; los cuadros más importantes de la izquierda poblana se situaban en la universidad y el poder que tenían era considerable, muestra ello fue la caída de más de un funcionario público de alto nivel por presiones universitarias, la consolidación del grupo de izquierda sobre el de la derecha a pesar de tener al gobierno estatal en contra, de esta forma la universidad se convirtió en un actor social importante. Esta etapa de la universidad parecer haber quedado atrás, algunos la consideran una época buena, otros una vergüenza; las simplificaciones de la realidad social no ayudan mucho, así que se puede hacer una interpretación un poco más analítica. La universidad tuvo esas características por que tenía un contexto internacional y nacional favorable sobre todo en el medio universitario, para esa época decirse universitario y tener un posición de derecha era casi un contrasentido, el caso especial de Puebla, es que se trató (y se trata) de una ciudad que comunica el centro con el sur del país, muchos estudiantes de la buap, eran del sureste del país, que venían en condiciones económicas no muy favorables, también existían muchos universitarios del interior del Estado en condiciones muy parecidas; esto en buena medida dio las condiciones para que muchos estudiantes universitarios se sintieran en la necesidad de buscar alternativas de vivienda, subsidios, medios de transporte, etc., en general, una presión por organizarse. En el mapa anterior, en Puebla se dio una concentración muy alta del poder estatal en manos de un grupo gubernamental que no dejaba muchos espacios (Pansters,1998) la universidad era uno de esos pocos espacios y probablemente el más importante. La lucha por el control de la universidad se puede entender de una manera más fácil, se trataba (ahora más) de recursos importantes, así el grupo triunfador, tuvo y después se revistió de una posición ideológica de izquierda que se impuso a profesores y alumnos, por su puesto hubo una gran cantidad de cosas positivas, sobre todo la de encarar el reto por demás necesario que es la masificación de la educación superior. Las pugnas internas se radicalizaron y por razones obvias no existía un programa consistente que fuera una guía en momentos difíciles, esto provocó una ruptura seria en la élite en el poder, de la que no se ha podido recuperar; en la lucha interna el grupo que ganó de ese mismo bloque, se consolidó con medidas solicitadas e impulsadas por el Estado acordes al Modelo Neoliberal, para controlar lo que sucediese al interior de la universidad. El modelo pasó de la Universidad Democrática, Crítica y Popular a la de
Excelencia Académica con Compromiso Social (Proyecto Fénix), las formas
ideológicas cambiaron, la estructura administrativa se modernizó, la
infraestructura se mejoró, quizá la cultura política no mucho. Como es de esperarse hubo grupos que manejaron con fines particulares muchos de esos logros, con bastantes excesos, pero se puede considerar que los estudiantes no pudieron trazarse metas a largo plazo, como una continuidad de izquierda después de los estudios universitarios o la consolidación de una universidad crítica y popular, discutir el papel de la universidad más allá de lo inmediato, etc. Cuando se dan los cambios importantes en la década de los noventas, vemos a los estudiantes con un legado ideológico pequeño, que ya no va a encontrar un sustento fuerte en los profesores que en buena medida aceptan las nuevas reglas del juego, transando condiciones: pago completo de la quincena, pase automático para hijos de trabajadores de la universidad y aceptando diferentes compensaciones, ahí se acabó mucha de la izquierda que parecía tan fuerte. Para este momento se producen las primeras manifestaciones contra las políticas restrictivas de la universidad, por parte sobre todo de estudiantes rechazados, aunque habrá que decir que no encontraron un apoyo mínimamente importante al interior de la Universidad; poco a poco se van apagando las protestas y se considera al examen de admisión como un hecho establecido (ver cuadro 1) 5.
Las cuotas se han venido incrementando y los estudiantes universitarios apenas si han protestado (ver cuadro 2); quizá exista un acuerdo tácito en varios alumnos para aprobar en buena medida el modelo educativo, sin que tengan la mejor opinión sobre las autoridades universitarias, así el estudiante acepta una serie de imposiciones a cambio de concluir sus estudios universitarios, considerando que no existen las condiciones que se desearían para expresarse, es una posición pragmática pero muy acorde a las reglas que imperan no en la buap, si no en la sociedad en general (ver cuadros 3 y 4). Los estudiantes universitarios gastan buena parte del día en la universidad por el sistema de créditos, que les impide tener horarios compactos y les resta identidad grupal y capacidad de organización, esto provoca que muchos estudiantes que requieren trabajar para mantenerse en sus estudios tengan una problemática considerable. En la universidad escasean los grupos estudiantiles independientes, en cualquier área cultural, deportiva o política; no existe un vínculo importante entre los consejeros universitarios o de unidad académica, lo que podría ser un buen ejercicio político (ver cuadros 5 y 6 6 ), algo parecido sucede con los Directores (ver cuadro 7). En una perspectiva profunda se puede observar, como a mediados del siglo pasado se formaron grupos universitarios como la Federación Estudiantil Poblana (fep), el Directorio Poblano, que a su vez derivaría en Comités de Lucha, hasta la casi desaparición actual de grupos universitarios estudiantiles, lo poco que se realiza requiere de la canalización institucional, por supuesto también se desarrollaron grupos de derecha como el Frente Universitario Anticomunista (fua) o el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (muro). El Consejo Universitario pasó de ser arena política de donde difícilmente se podría sacar un consenso y se tomaban decisiones por mayorías complicadas, con rompimientos de quórum, discusiones intensas y en varios casos acciones directas, hasta la década de los ochentas; para pasar a ser un órgano de legitimación de lo que diga el rector a partir de la década de los noventas, muestra de ello es que no se discute seriamente alguna propuesta de los últimos tres rectores en el Consejo Universitario, las iniciativas por esa vía generalmente gozan de una amplia aceptación. Se podría pensar que ante un ejercicio pulcro de la dirección de la universidad no hay necesidad de discusiones estériles, sin embargo, la democracia no se caracteriza por la unanimidad, sino por la discusión sobre bases ciertas y garantías mínimas, los pensamientos compartidos son más cercanos a las dictaduras (de cualquier sentido) que a la vida democrática, que se basa en el disenso (Sartori,2000:37). Para desarrollar lo anterior, las candidaturas de unidad, son generalmente una utopía democrática o una imposición, esto ocasiona que varios espacios de la universidad se manejen de manera patrimonialista, cuando lo que se requiere es que la universidad funcione como institución, bajo liderazgos claros, pero con mecanismos de control. En materia electoral, existe la necesidad de una reevaluación del voto ponderado (o sectorial), que sustituyó al voto universal; este último llevó al populismo, el otro a no poder justificar el voto del Director de Unidad Académica (art. 60 del Estatuto Orgánico y 42 del Reglamento de Elección); es esta área se podría aventurar dos preguntas: ¿Cuántos estudiantes universitarios saben las reglas del voto sectorial (o ponderado)? y ¿Qué tanta fuerza tienen los órganos colegiados frente a las autoridades personales? La Universidad ante el futuro
uchos se hacen la pregunta de: ¿Por qué la universidad cambió tan rápido? Mantengo la idea de que la buap nunca se consolidó como una universidad de izquierda, la distinción ahora no es la eficiencia o una posición elitista, el corazón permanece: es una universidad corporativa clientelar. De otra manera no se podría explicar el cambio tan veloz, la cultura política es un valor que no se modifica en poco tiempo (Durand,1997:13-14), por eso la explicación pudiera estar en que nunca hubo implantación, por tanto no hubo cambio, tan sólo se hicieron adaptaciones sobre la misma base ya comentada. El asunto tiene varias precisiones que hacer, los estudiantes no sólo han cambiado por que la universidad ha cambiado, sino también por que no son el mismo tipo de estudiantes los que estaban en la universidad en los ochentas y los que ahora se encuentran ahí, se podría decir que se pasó de atender a una clase baja, para atender a una clase media y media alta (ver cuadros 8 y 9), en parte por que ya no se desplazan tantos estudiantes pobres a la Ciudad de Puebla, en parte por las medidas restrictivas que se impulsaron; por eso actualmente la buap recobra el interés de otras clases sociales, al tener elementos de distinción (Levy,1995:138). Los cambios para bien o para mal han sido muchos en el nivel descrito y sin embargo los retos que de por sí tenía la universidad se han diversificado y aumentado al igual que para toda la sociedad. Lo que se abre frente a la participación política de los estudiantes es un
panorama incierto, pero muy importante. Los estudiantes universitarios no se
identifican con los partidos políticos, ni con las ideologías (algo común a la
población en general) (ver cuadro 10), entonces requieren de espacios alternos
de expresión, en donde uno bien pudiera ser la universidad, cuando se ha
comentado esto, muchos se imaginan con nostalgia o con horror, una forma de
participación violenta que recuerde a una época pasada, para nada eso es
necesario, ni mucho menos conveniente. Algo que viene a dificultar una interpretación sobre los estudiantes universitarios es que cada vez es más difícil generalizar a ese grupo (como a cualquier otro), un estudiante de Físico-Matemáticas es muy diferente otro que estudia Derecho, y por supuesto dentro de cada facultad la diversidad es grande, aun y con este problema vale la pena hacer el análisis reconociendo sus límites. Reflexiones finales
emos a nuestro país ante la incertidumbre del futuro sin otras opciones que medicinas amargas, pero no parecemos mejorar mucho, las respuestas escasean y contra lo que se pudiera pensar la falta de ideologías, sólo ha hecho que una sea la dominante, aspirando a ser única: la ley del mercado. La falta de respuestas es dañino al ser humano por que lleva a simplificaciones, de una realidad inasible, así ahora en las economías desarrolladas el enemigo a vencer son los emigrantes, alguna vez lo fueron los judíos o los negros; en los países pobres el capitalismo salvaje perverso; en otros lugares, los que tienen una religión diferente, etc., la racionalidad y la tolerancia devienen en respuestas un poco complejas, pero con mejor perspectiva, eso es lo que se podría discutir en la universidad, en donde los alumnos sean fuente principal. Durante mucho tiempo los estudiantes universitarios fueron los actores sociales por excelencia, era obvio por que conjuntaban: juventud, conocimientos y una visión crítica; desde hace algún tiempo se notan a grupos de indígenas, campesinos, ganaderos y en menor medida obreros, buscando alternativas a sus condiciones de vida, trabajo, seguridad social, etc. Si bien los problemas de cualquier país no se resuelven en las esferas académicas, pareciera existir un llamado de la sociedad, para que esos grupos sociales encuentren vías de análisis, consenso y sobre todo formas pacíficas de actuar. Pareciera que el modelo neoliberal, con sus reglas de productividad y competencia, hubieran inhibido la visión crítica de la mayoría de los estudiantes universitarios. Se requiere salir de ese círculo vicioso en donde muchos de los males se deben al sistema y eso provoca incapacidad para cambiarlo; una visión a esperaría que empeoraran las cosas, para que entonces la descomposición obligue a medidas contundentes, lo cual es el peor escenario; muy probablemente sea mejor dejar de pensar en el camino único, en el fin de la historia y en el paradigma hecho verdad, habrá que reconocer una posición subjetiva que no aspira a ser una visión total. Es necesario pensar si se puede ser crítico, sin que se tache de manera inmediata a quién lo sea, de otra manera pareceríamos presenciar una nueva edad media, en donde a pesar de quienes pretender conservar situaciones extremas: “la Tierra se mueve”. No sé si pudiéramos estar de acuerdo en que las universidades deben ser espacios plurales, tolerantes, científicos, en donde el principal motor de las actividades debiera ser buscar alternativas de manera constante en beneficios de la mayor parte de la población. La rendición de cuentas y la buena administración de recursos, no están peleadas con un el beneficio social, ni unidas de manera exclusiva al crecimiento tecnocrático. Una visión pesimista, no ayuda a entender las formas de participación política que se están dando en los estudiantes universitarios, por eso se requiere ver debajo de la manta de la moda y el mercado, para analizar y potenciar expresiones que no terminan de consolidarse, esta sociedad requiere de mejores ciudadanos muchos de ellos se podría pensar deben provenir de las universidades…
1 Este ensayo tiene su origen en una tesis de maestría financiada por el
conacyt,
que puede ser consultada en el propio Archivo Histórico Universitario, la
responsabilidad es personal, agradezco a la
buap su apertura para la realización
de la investigación, así como para la presente publicación; cualquier comentario
favor de mandarlo a: jlmtablero@mexico.com Fuentes
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